Lesson 5: Credos y Concilios: 410-590 d.C.

Al finalizar esta lección el estudiante deberá ser capaz de:

(1) Reconocer la contribución de los concilios de la iglesia a la doctrina cristiana.

(2) Valorar la importancia práctica de la doctrina de Cristo que se desarrolló en los concilios.

(3) Apreciar la contribución de grandes cristianos como Agustín y Columba.

En ocasiones les pregunto a mis estudiantes, “¿Jesús alguna vez tuvo un resfriado?” “¿Alguna vez se majó un dedo con un martillo en el taller de José?” Cuando hizo un examen en la escuela, “¿tuvo que estudiar y memorizar las respuestas correctas?”

Por supuesto, la respuesta a cada una de estas preguntas es ¡Sí! Jesús era plenamente humano. Tuvo el mismo resfriado que otros a su alrededor tenían. Cuando estaba aprendiendo el oficio de carpintero, en vez de darle al clavo se golpeó el dedo. Tuvo que estudiar para sus exámenes, igual que cualquier estudiante. Algunos de mis estudiantes estaban impactados al pensar en esto. Habían crecido con una imagen de Jesús como un “superhombre” que no tenía ninguna de las limitaciones propias de la condición humana.

Aunque mis estudiantes no querían admitirlo, inconscientemente habían aceptado ideas de algunas de las herejías que vamos a estudiar en esta lección. Ellos sabían que Jesús es plenamente Dios; pero habían pasado por alto que él también es plenamente humano. Nació como un bebé; como niño, creció en sabiduría; fue tentado en todo, al igual que nosotros; él se hizo uno de nosotros.[1] En esta lección vamos a ver cómo la iglesia primitiva creció en su comprensión de la doctrina de Cristo. Al leer esta lección, piense en la importancia práctica de las doctrinas de la deidad de Cristo y la humanidad de Cristo.

[1] Lucas 2:52, Hebreos 4:15.

En el año 410, la ciudad de Roma cayó en manos de Alarico, líder de los visigodos, una tribu del norte. Por primera vez en ocho siglos, la ciudad de Roma había caído. Para los cristianos, esto era más que un evento político; era una crisis para la iglesia.

En primer lugar, muchos culpaban a los cristianos por los problemas de Roma. Los paganos decían que Roma había prosperado cuando los romanos ofrecían sacrificios a los dioses. Ahora que esos sacrificios estaban prohibidos, los dioses estaban castigando a Roma.

En segundo lugar, algunos cristianos confundían el poder de la iglesia con el poder político de Roma. Creían que el Imperio Romano representaba la bendición de Dios. Jerónimo preguntó, “Si Roma puede perecer, ¿qué está a salvo?”

Agustín, obispo de Hipona, en el norte de África, respondió con un libro, La ciudad de Dios, publicado en 426. En esta obra, Agustín enseñaba que existen dos ámbitos en la tierra – la Ciudad de  Dios y la Ciudad del Hombre. Todas las ciudades terrenales caerán algún día; la ciudad de Dios es eterna. Agustín vio que “el mundo ha envejecido,” pero la iglesia “se renueva como el águila.” El gobierno de Dios no depende del poder humano. La lealtad suprema del cristiano es para la Ciudad de Dios.

La enseñanza de Agustín cobró creciente importancia durante el siglo siguiente. En al año 455, otra tribu, los vándalos, atacaron y derrotaron a Roma. Más tarde, en 476, Odoacro conquistó Roma y destituyó al emperador Rómulo Augústulo. Este fue el fin del Imperio Romano de Occidente. Sin embargo, a pesar de la caída de Roma, la Ciudad de Dios permaneció firme.

[1]

Agustín, del norte de África, es uno de los teólogos más influyentes de la iglesia occidental. Sirvió como obispo de Hipona (actual Argelia).

Durante su juventud, rechazó la fe cristiana de su madre, considerándola simplista. Dedicó años al estudio de la filosofía griega. Vivió un estilo de vida sensual, que lo llevó incluso a procrear un hijo con una amante.

Alrededor del año 385, Agustín se mudó a Milán para ser profesor de retórica (discurso) en la universidad. Ambrosio era obispo de Milán, y Agustín empezó a asistir a la catedral para escuchar los impresionantes sermones de Ambrosio. Agustín empezó a reunirse con Ambrosio, y el obispo respondió las preguntas del joven Agustín sobre la fe cristiana.

Agustín comenzó a sentir convicción por su estilo de vida pecaminoso. Una tarde, empezó a leer la carta de Pablo a los Romanos. “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”[2] Agustín descubrió que la respuesta a sus deseos sensuales era la gracia de Jesucristo.

Agustín se convirtió a la edad de treinta y un años. Regresó a Hipona y fue nombrado anciano en 391. Cinco años después fue designado obispo de Hipona. Como obispo, Agustín defendió la ortodoxia contra las herejías, especialmente el maniqueísmo, una herejía gnóstica. Escribió libros que han influenciado a los teólogos por más de 1500 años. Sus escritos más influyentes fueron La Ciudad de Dios y Confesiones, un relato de su juventud y su conversión.

La enseñanza más controversial de Agustín fue su doctrina de la predestinación. Al inicio de su ministerio, Agustín enseñó la doctrina común de la iglesia primitiva. Los padres de la iglesia enseñaron que la salvación es para todos. Dios sabe de antemano quiénes han de responder a su llamado, pero el llamado a la salvación es para toda la humanidad.

Sin embargo, cerca del año 410, la teología de Agustín cambió dramáticamente. Pelagio, un monje que viajó a Roma, estaba impactado por la permisividad moral de algunos que profesaban ser cristianos. Tal como Pablo había advertido en Romanos 6, algunos cristianos habían tomado la gracia de Dios como una licencia para vivir deliberadamente en pecado. La “solución” de Pelagio fue enfatizar la responsabilidad del hombre a expensas de la gracia de Dios. Pelagio negaba la doctrina del pecado original; afirmaba que los seres humanos nacemos libres del pecado original y tenemos la capacidad de cumplir con las demandas de Dios en nuestras propias fuerzas.

Lamentablemente, al responder al error de Pelagio, Agustín negó por completo el papel del ser humano y su respuesta a la salvación. Agustín reconoció que el pecado de Adán corrompió a toda la humanidad; nacemos con una naturaleza pecaminosa, y aparte de la gracia de Dios, ni siquiera podemos buscarle. Sin embargo, Agustín fue más allá y enseñó que Dios escogió a quienes han de ser salvos desde antes de la fundación del mundo. Agustín enseñó que Dios ha predestinado a los elegidos para salvación y al resto para condenación. Esta interpretación errónea de la predestinación sentó las bases para la doctrina de la elección incondicional de Juan Calvino.

La vida de Agustín muestra:

• El poder de la gracia. Aun cuando Agustín había estado huyendo de Dios, Dios lo buscó, y lo puso en contacto con el Obispo Ambrosio en Milán.
• El peligro de malinterpretar la gracia. Pelagio reemplazó la gracia con obras. Esto hace que la salvación dependa de las obras del ser humano. Agustín confundió la gracia con una elección irresistible. Esto promueve la soberanía de Dios, pero ignora su amor. Ambas enseñanzas están basadas en una comprensión insuficiente de la gracia de Dios.

► Permita que algunos miembros del grupo compartan un testimonio de cómo la gracia de Dios los alcanzó mientras estaban aún en pecado. Asegúrese de que los testimonios hagan énfasis en la gracia de Dios, ¡no en el pecado!

[1]Image: "Augustine of Hippo", The Hundred Greatest Men (1885), retrieved from https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Augustine_of_Hippo.jpg, public domain.

[2] Romanos 13:13-14.

Los concilios de Nicea y Constantinopla afirmaron la naturaleza divina de Jesús. Sin embargo, esto planteó una nueva pregunta. Si Jesús es humano y divino a la vez, ¿cómo coexisten estas dos naturalezas en una persona?

Nestorio, obispo de Constantinopla en 428, enfatizó la separación de las dos naturalezas hasta el punto de implicar que Jesús era dos “personas” en un cuerpo. Nestorio no aceptaba que Dios pudiera sufrir, por lo que separó la humanidad de Jesús de su deidad. Si Nestorio estuviera en lo cierto, quien murió en el Calvario era sólo un hombre. Cirilo, obispo de Alejandría, respondió, “¿Cómo podrían los sufrimientos de un simple hombre lograr la redención de toda la humanidad?” Un concilio de líderes de la iglesia se reunió en Éfeso en el año 431, en el cual se condenó la enseñanza de Nestorio.

Aun después del Concilio de Éfeso, la relación entre las naturalezas divina y humana de Cristo siguió causando confusión y división en la iglesia. En el año 449, el obispo de Roma, León I, escribió su carta Tomus Leonis, en la cual afirma que Jesús era una única “persona” con dos “naturalezas,” divina y humana. De esta forma se protegían ambas doctrinas: la deidad y la humanidad de Jesús. León escribió que ambas naturalezas “se mantienen intactas y unidas en una persona.”

León explicó la importancia de esta doctrina para la salvación. Dijo que el pecado y la muerte no podían ser conquistadas a menos que uno que no hubiera sido tocado por el pecado y la muerte (Jesús) “tomara nuestra naturaleza y la hiciera suya.” La doctrina de la naturaleza de Cristo no es simplemente una discusión académica. Es únicamente porque Jesús era plenamente divino y plenamente humano que tenemos esperanza de salvación.

En el año 451, el Concilio de Calcedonia aceptó el Tomo de León y rechazó la idea de que las dos naturalezas de Jesús estuvieran entremezcladas. El concilio afirmó que Jesús tiene dos naturalezas (“sin confusión, división o separación”) en una persona. Aunque algunas iglesias coptas y sirias rechazaron la decisión tomada en Calcedonia, la mayoría de los cristianos aceptan que la Encarnación requiere que aceptemos un misterio que no podemos entender por completo; Jesús es una persona con dos naturalezas. A esto se le conoce como el Credo Calcedonio, o la “Definición Calcedonia.”

► ¿Son los credos importantes para la iglesia hoy? ¿En su iglesia se cita alguno de los credos (el Credo de los Apóstoles, el Credo Niceno o el Credo Calcedonio)? Si no, ¿cuál es su estándar para la ortodoxia?

► Tanto la posición de Alejandría como la de Antioquía con respecto a la naturaleza de Cristo pueden ser llevadas a un extremo que tergiversa la naturaleza de Cristo. Comenten:

• El peligro de cada extremo (Apolinarianismo y Nestorianismo).
• Cómo malinterpretan los cristianos hoy en día la persona de Jesucristo.
• Cuál perspectiva es más común en el entorno de su iglesia.
• Cómo debe usted explicar la naturaleza de Jesús a los laicos en su iglesia.

Columba (521-597) nació en lo que hoy es Ulster, Irlanda. Su nombre significa “la paloma,” y es conocido como la “paloma de la iglesia” por sus esfuerzos misioneros. Columba nació en el seno de una familia real y pudo haber llegado al trono. Sin embargo, desde su juventud sintió el llamado de Dios a servir a la iglesia.

Columba fue alumno de algunos de los principales líderes de su tiempo. Poco después de su ordenación, empezó a establecer monasterios en pueblos irlandeses. Era respetado como un hombre piadoso y como una persona de gran erudición.

A la edad de 40 años, Columba se involucró en conflictos políticos y peleó en la Batalla de Cooldrevny, donde murieron 3,000 hombres. Columba sintió tanto remordimiento que se fue de Irlanda en un “exilio para Cristo,” determinado a ganar tantas almas como vidas se habían perdido en la batalla. Columba dedicó el resto de su vida a evangelizar y guió a miles de escoceses a Cristo.

Columba y doce compañeros se establecieron en la isla de Iona, cerca de la costa de Escocia. Fundaron un monasterio que se convirtió en el centro para la evangelización de Escocia. Columba aprovechó sus contactos reales y sus habilidades políticas para la expansión del evangelio.

El recuerdo de la Batalla de Cooldrevny inspiró a Columba a procurar la paz entre los escoceses y los belicosos pictos. Al cabo de un año de haber llegado a Iona, Columba llevó al rey de los pictos a Cristo. Los pictos eran conocidos por su fiera conducta, pero fueron transformados por el evangelio. A través de Columba, la paz llegó a Escocia.

Columba inspiró en los creyentes escoceses una pasión por los libros, y en especial por la Biblia. Durante su juventud hizo una copia no autorizada de los Salmos y los Evangelios para su estudio personal.[1] Este amor por el estudio de las Escrituras sirvió como modelo para los convertidos de Columba. Sus sermones eran sencillas explicaciones de la Biblia.

Columba también inspiró una pasión por el evangelismo. Desde su llegada a Iona en 563 hasta su muerte a la edad de 75 años, Columba promovió la causa de las misiones y el evangelismo.

Una de las alegrías de estudiar la historia de la iglesia es ver a Dios trabajando a través de los siglos para cumplir sus propósitos. ¡El cronograma de Dios es mucho más grande que nuestro limitado calendario! En la Lección 4 vimos cómo Patricio llevó el evangelio a Irlanda. Dios llevó a Patricio de Inglaterra a Irlanda como misionero, donde bautizó a miles, incluyendo a un hombre llamado Conall. El nieto de Conall fue Columba. Dos generaciones después, Dios llevó al nieto de Conall, Columba, de Irlanda a Escocia para evangelizar a los escoceses y a los pictos. ¿Qué quiere hacer Dios a través de usted?   

[1] Durante la Edad Media, no era permitido hacer copias de las Sagradas Escrituras sin el consentimiento de las autoridades de la iglesia. Esto con el fin de proteger la Biblia de los errores de los copistas. Sin embargo, las copias disponibles siempre eran limitadas.

► Los concilios de la iglesia realizaron un gran esfuerzo para definir la doctrina de Cristo. ¿Por qué es importante enseñar que Jesús es plenamente Dios, “de la misma naturaleza que el Padre”? ¿Cuál es el impacto práctico de esta doctrina?

► ¿Por qué es importante enseñar que Jesús es plenamente humano? ¿Cuál es el impacto práctico de esta doctrina?

En algún punto de esta lección quizás usted pensó, “¡Genial! Otra herejía; otro concilio. ¿A quién le interesan los concilios de la iglesia de hace 1,700 años? Yo sólo quiero aprender de la Biblia.” Muchas personas consideran los concilios y los credos como irrelevantes para la iglesia actual.

Los teólogos liberales dicen, “¿Por qué deberíamos permitir que un grupo de hombres que vivieron hace 1,700 años determine lo que creemos hoy? Necesitamos nuestra propia teología ‘iluminada’ para el siglo XXI.” Por otra parte, algunos evangélicos dicen, “La teología muerta no es importante. ¡Lo importante es nuestra fe viva! Mi fe no está basada en credos, sino en una relación personal con Jesús.”

Es verdad que nuestra relación con Jesús es esencial. También es verdad que la teología formulada en la iglesia primitiva nos ayuda a entender al Jesús en el cual está cimentada nuestra fe. Las discusiones que tuvieron lugar en los concilios impactan nuestra vida cristiana cotidiana. Estas doctrinas no sólo hablan de la persona de Jesús, sino también de su obra como Salvador. Los concilios reconocieron que la persona de Jesús no se puede separar de la obra de Jesús. Lo que Jesús hizo es respaldado por quien Jesús fue.

[3]

El Concilio de Nicea afirmó la deidad de Cristo. Los obispos entendieron que si Jesús no es Dios en verdad, su muerte es irrelevante porque sólo Dios puede perdonar el pecado.  Si Jesús no es Dios, no puede ser nuestro Salvador.

[4]

El Concilio de Constantinopla afirmó la plena humanidad de Cristo. Los obispos entendieron que si Jesús no es plenamente humano, su muerte no puede expiar nuestros pecados. Aunque Dios estableció el sacrificio de animales como una representación temporal del sacrificio perfecto de Jesús, la remisión del pecado requería un sacrificio humano perfecto.[1] Si Jesús no es plenamente humano, no puede proveer tal sacrificio.

[2]

Los Concilios de Éfeso y Calcedonia afirmaron la relación entre las dos naturalezas de Cristo. Los obispos entendieron que una “mezcla de lo divino y lo humano” no es ni divino ni humano. Estos concilios afirmaron que Cristo tenía dos naturalezas distintas en una persona, sin mezcla ni división de estas naturalezas.

Los credos resumen doctrinas esenciales para nuestra fe. Los credos jamás deben reemplazar a la Biblia como nuestra máxima autoridad; sin embargo, nos ayudan a comprender mejor las doctrinas que se afirman en las Escrituras. Los credos fueron desarrollados en respuesta a movimientos heréticos que amenazaban la fe verdadera. También fueron el medio a través del cual los creyentes laicos aprendían acerca de la fe cristiana.

[1] Hebreos 10:4.

[2]Engendrado del amor del Padre, Antes de la fundación del mundo, Él es Alfa y Omega, Principio y fin es Él, De las cosas que son, que han sido, Y que el futuro verá, Por siempre y para siempre.
- Himno del siglo IV Sobre la naturaleza de Cristo

[3]Atanasio, sobre la deidad de Cristo  “Jesús, a quien conozco como mi Redentor, no puede ser menos que Dios.”

[4] Ireneo, sobre la humanidad de Cristo “¿Cómo podría la raza humana acercarse a Dios si Dios no hubiera venido a nosotros?”

Agustín de Hipona (354-430). Obispo de Hipona. Uno de los teólogos más importantes de la iglesia cristiana. Enfatizó las doctrinas del pecado original, la predestinación y la salvación por gracia por medio de la fe.

Columba (521-597). Primer misionero a Escocia. Columba viajó desde Irlanda para establecer monasterios e iglesias en Escocia.

(1) Haga el examen correspondiente a esta lección. El examen incluye fechas de los “Eventos Clave en la Historia de la Iglesia” (410-590).

(2) Revise el estudio de los concilios. Elija uno de los concilios y prepare un breve resumen del concilio. El resumen debe incluir cuatro partes:

• Eventos: ¿Cuándo y dónde se reunió el concilio?
• Asunto: ¿Cuál fue el principal asunto doctrinal que motivó el concilio?
• Decisión: ¿Qué decidió el concilio con respecto a dicho asunto principal?
• Aplicación: ¿Cómo afecta la decisión de este concilio la doctrina y la vida de la iglesia?

Tiene dos opciones para presentar este resumen:

• Entregue un documento de dos páginas a su líder de grupo.
• Haga una presentación oral de 3-5 minutos ante su grupo.

1. La ciudad de Roma cayó en manos de los visigodos en el año _________.

2. El libro escrito por Agustín en respuesta a la caída de Roma se llama

_______________________________.

3. El relato de Agustín de su juventud y su conversión se llama _________________.

4. __________________________ enfatizaba la separación de las dos naturalezas de Jesús al punto de implicar que Jesús era “dos personas” en un cuerpo.

5. León I escribió una carta conocida como ______________ en la que afirmó que Jesús es una “persona” con dos naturalezas, divina y humana.

6. Los concilios de Nicea y Constantinopla abordaron la naturaleza de Cristo. El Concilio de __________________ en el año 451 consideró cómo se relacionan las dos naturalezas.

7. ________________________ llevó el evangelio a Escocia en el siglo VI.