Liderazgo ministerial
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Lesson 17: Cuestiones personales: Dinero, Tiempo y Vestimenta

21 min read

by Stephen Gibson


Manejo del dinero

El principio de responsabilidad

► Un alumno debe leer Mateo 25:14-30 al grupo. ¿Qué nos dice este pasaje sobre el manejo del dinero?

El dinero es un recurso importante para el ministerio. Los líderes deben administrar el dinero de manera que se obtengan los mejores resultados. Daremos cuenta a Dios de los recursos que nos da para administrar.

¿Recuerdas la historia del samaritano que ayudó al viajero herido (Lucas 10:30-35)? El propósito de la historia era ilustrar lo que significa amar a las personas que uno encuentra. Sin embargo, podemos hacer otro punto observando ciertos detalles, aunque este punto no era necesariamente la intención del escritor.

El samaritano tenía un burro, y tenía dinero para pagar los cuidados del hombre. ¿Qué hubiera pasado si hubiera desperdiciado sus recursos antes de encontrarse con el hombre herido? Habría sido menos capaz de ayudarlo. Hay muchas personas que dicen simpatizar con el sufrimiento de los demás y con la necesidad de evangelizar, pero no administran sus recursos para poder responder a las necesidades. Nunca son capaces de ayudar a los demás.

El dinero puede gastarse en cosas que se consumen y desaparecen, o puede gastarse en cosas de valor duradero en este mundo y en la eternidad. Es necesario que gastemos dinero para nuestras necesidades; pero en la medida de lo posible, debemos invertir en el futuro.

Muchas personas no invierten nunca porque piensan que no tienen suficiente. Pero si una persona ahorrara e invirtiera pequeñas cantidades de forma regular, con el tiempo obtendría grandes resultados. Un agricultor, por muy pobre que sea, se da cuenta de que debe ahorrar lo suficiente para volver a plantar. Tenemos que encontrar la manera de ahorrar e invertir nuestros recursos.

► ¿Cuáles son algunas formas de ahorrar e invertir pequeñas cantidades?

El principio de la fe

El apóstol Pablo hizo una gran promesa a la iglesia de Filipos. Ellos se habían sacrificado para sostener el ministerio. Él les prometió que Dios supliría sus necesidades (Filipenses 4:19).

Jesús dijo a sus discípulos que no debían vivir en la ansiedad, sino confiar en que Dios les proveería (Mateo 6:25-34). El reino de Dios debía ser su prioridad, incluso antes que sus necesidades básicas.

La fe no significa que no asumamos la responsabilidad de mantenernos a nosotros mismos y a las personas que dependen de nosotros. Se supone que debemos trabajar para poder proveer para las necesidades (Efesios 4:28). Si una persona no mantiene a su familia, no es un ejemplo de un buen creyente (1 Timoteo 5:8).

Una persona nunca debe estar sentada en la ociosidad esperando que Dios provea. Dios ha diseñado que nos beneficiemos con el trabajo y produciendo algo de valor.

La fe significa que nos damos cuenta de que no podemos sobrevivir sin la bendición de Dios. Nuestra fuerza y la oportunidad de trabajar vienen de Dios, y él también bendice con cosas que no provienen de nuestro trabajo. Dado que dependemos de Dios, debemos orar como lo hizo Jesús: “Danos hoy nuestro pan de cada día” (Mateo 6:11).

Debemos ser generosos con los demás porque

  • Sabemos que Dios nos provee.

  • Nuestro trabajo no produce todo lo que tenemos.

  • No merecemos las bendiciones de Dios.

  • Mostramos el amor de Dios dando.

No debemos ser como una persona egoísta que toma una gran cantidad de comida aunque sabe que otros no tendrán suficiente. Dios tiene abundancia y no necesita que seamos codiciosos o reservados, como si nunca nos fuera a dar más.

Un líder ministerial administra no sólo su propio dinero, sino los recursos del ministerio. Dios proveerá a un ministerio que sigue su voluntad. No obstante, su voluntad no siempre es la que nos parece obvia. A veces la gente se concentra en mantener una institución, y descuida buscar la clara dirección de Dios. A veces la gente intenta hacer algo bueno, pero no lo hace como Dios quiere. No siempre tendremos un discernimiento perfecto en estos asuntos, pero la falta de finanzas para el ministerio debería motivarnos a buscar una mejor comprensión de la voluntad de Dios.

El principio de honestidad

El principio de la fe lleva al principio de la honestidad. Nunca debemos hacer algo que desagrade a Dios, porque queremos reverenciarlo y queremos ser bendecidos por él.

Si usted depende de Dios y confía en él, rechazará las oportunidades de ganar haciendo algo deshonesto. Cuando se presente una oportunidad, debe considerar esta pregunta: “¿Proveería Dios de esta manera?”. Si la oportunidad es para ganar algo siendo deshonesto, sabemos que no es la forma en que Dios proveería. Una persona que hace algo malo para obtener ganancias no está confiando en Dios para sus necesidades.

Una persona en el ministerio suele manejar recursos que no son suyos. Es importante que distinga el dinero del ministerio del suyo propio. En algunas culturas, la gente no entiende fácilmente esta regla. Sin embargo, ya sea en el ministerio, en el gobierno o en los negocios, no se le da a una persona una posición de autoridad a menos que la gente piense que es capaz de hacer esta distinción. Si una persona utiliza el dinero de la institución como propio, está violando la confianza (1 Corintios 4:2).

Un líder ministerial debe establecer políticas que mantengan una cuidadosa responsabilidad con el dinero de la institución. No debe recaudar y administrar el dinero solo. Varias personas deben participar en el mantenimiento de los registros y los gastos.

El principio del apoyo ministerial

Dios ha diseñado que el ministerio sea apoyado financieramente. Sin embargo, un líder del ministerio a menudo se encontrará en circunstancias en las que su ministerio no está totalmente apoyado.

Para un líder cristiano, el dinero nunca debe ser la razón por la cual acepta un puesto de liderazgo ni la razón para dar su mejor esfuerzo. Las motivaciones para el ministerio son su obligación de obedecer a Dios, su deseo de agradar a Dios y su amor por las personas a las que sirve (1 Pedro 5:2, 1 Corintios 9:16, Juan 21:15-17).

Cuando Jesús envió a sus discípulos a ministrar, dijo: “De gracia recibieron, den de gracia” (Mateo 10:8). Es un error ponerle precio al ministerio. Una de las reprimendas más fuertes de la Biblia fue dada a un hombre que se ofreció a pagar por un poder espiritual para poder sacar provecho de él (Hechos 8:18-23).

[1]El ministerio no produce dinero como otros tipos de trabajo, porque no proporciona un producto o servicio que se pueda vender. El ministerio se mantiene sólo cuando las personas que tienen otras ocupaciones deciden que debe ser apoyado.

El líder de un ministerio puede animar a la gente a apoyarlo comunicando el valor del ministerio y su compromiso con él. Por lo general, no puede esperar a recibir apoyo antes de comenzar el ministerio. Los informes de su ministerio deben ser regulares, realistas y completamente honestos.

La mayoría de las veces, las personas se convierten en colaboradores porque ven el valor del ministerio, no porque el ministro necesite apoyo. El líder del ministerio no debe tratar de conseguir apoyo hablando de sus necesidades, sino produciendo resultados del ministerio y explicando su visión del mismo. También es importante construir relaciones con las personas a las que sirve para que vean su compromiso y aprecien su servicio a ellos.

Algunas personas pueden querer apoyar al líder personalmente en lugar de dar a la organización. El líder debe tener cuidado de no construir su propio apoyo en lugar de construir la organización. Su trabajo es construir la organización.

El líder debe evitar el endeudamiento. Pedir dinero prestado es gastar dinero del futuro. El endeudamiento resta libertad para tomar decisiones en el futuro. Endeudarse significa tomar decisiones sobre el futuro antes de llegar a él. Endeudarse es gastar los recursos del futuro cuando todavía no se conocen las necesidades del mismo.

El líder debe evitar el endeudamiento personal, porque limitará sus decisiones ministeriales en el futuro. El líder debe evitar endeudar a la organización. Use sólo el dinero que Dios ha provisto. No pida prestado, pensando que Dios proveerá los medios para pagar la deuda. Si Dios quiere proveer para una necesidad específica, él puede hacerlo antes de que usted pida prestado, en lugar de hacerlo después. Pedir prestado te quita una de las formas de discernir la voluntad de Dios, porque significa que no esperas a ver lo que Dios proveerá.

Reflexión

► ¿Cómo esperas cambiar tus metas o acciones a causa de los principios sobre el dinero?


[1] “El trabajo de Dios hecho a la manera de Dios nunca carecerá de los suministros de Dios”. - J. Hudson Taylor