A inicios de los años 60 d.C., Pablo estuvo bajo arresto en Roma por dos años. Aunque era un prisionero, tenía cierto grado de libertad. Vivía en una casa y le permitían recibir visitas.[1] Durante este tiempo Pablo escribió cuatro cartas (también llamadas epístolas). Tres de ellas estaban dirigidas a iglesias; la cuarta estaba dirigida a un hombre que se había convertido bajo el ministerio de Pablo.
Estas son unas de las cartas más gozosas de Pablo. Demuestran la victoria sobre las circunstancias difíciles y nos animan a mantener un espíritu gozoso en medio de nuestras luchas.
Estas cartas son sumamente prácticas. Tratan temas como las relaciones familiares y la lucha espiritual (Efesios), la humildad y la unidad (Filipenses), la preeminencia de Cristo (Colosenses), y el perdón y la restauración (Filemón).
La iglesia en Éfeso fue plantada por Pablo en su tercer viaje misionero. El orador Apolos predicó en Éfeso; Priscila y Aquila trabajaron allí; Pablo pasó tres años predicando y enseñando en Éfeso. Esta ciudad se convirtió en el centro de la movilización evangelística hacia la provincia circundante; desde Éfeso, «todos los que habitaban en Asia… oyeron la palabra del Señor Jesús».[1]
En Éfeso se encontraba un famoso templo dedicado a la diosa Diana (también llamada Artemisa). Las prácticas ocultas eran comunes, y la economía de la ciudad giraba en torno a la venta de objetos relacionados con el templo. El ministerio de Pablo vino a perturbar la actividad religiosa y económica de la ciudad. Mucho dinero se perdió en libros de artes mágicas cuando fueron quemados por los nuevos creyentes.[2] Como resultado, Demetrio y otros artesanos que se ganaban la vida vendiendo objetos para el culto de Diana iniciaron una revuelta en oposición al ministerio de Pablo. La guerra espiritual es un tema importante en Efesios.
Hay que mencionar un factor adicional en relación con Efesios. Es inusual que las cartas de Pablo no incluyan saludos personales a miembros de la iglesia. Incluso la carta a la iglesia en Roma, la cual Pablo no había visitado, incluía saludos a miembros de la iglesia que Pablo conocía. Al escribir a la iglesia en Éfeso, donde Pablo había predicado por tres años, sería de esperar una larga lista de saludos. No obstante, Efesios no incluye saludos personales. La explicación más probable es que Efesios y Colosenses eran «cartas circulares» escritas con la intención de que fueran compartidas entre varias iglesias en Asia Menor. Tíquico fue el encargado de entregar ambas cartas y llevar saludos a las iglesias en Éfeso y Colosas.[3]
Contenido
Un panorama general de Efesios muestra dos grandes secciones:
Doctrina: Lo que Dios Ha Hecho por la Iglesia (Efesios 1-3).
Aplicación: Lo que Dios Está Haciendo en la Iglesia (Efesios 4-6).[4]
En la primera sección, Pablo desarrolla las doctrinas de la elección y la iglesia. En la segunda sección, Pablo exhorta a sus lectores a vivir de un modo digno de su posición como la iglesia elegida de Dios.
Doctrina: Lo que Dios Ha Hecho por la Iglesia (Efesios 1-3)
La Salvación de los Creyentes (Efe. 1:3-2:10)
Después de un breve saludo, Pablo inicia con una oración en la cual menciona las bendiciones que hemos recibido en Cristo. Efesios 1:3-14 es una hermosa doxología en la que Pablo les recuerda a sus lectores los beneficios espirituales que recibimos a través de nuestra posición en Cristo.
► Lean Efesios 1:3-14. ¿Cuáles son las bendiciones espirituales que recibimos en Cristo?
Nuestra salvación involucra a las tres personas de la Trinidad. En 1:3-6, Pablo muestra el papel del Padre en nuestra elección. Dios «nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él». Fuimos escogidos «en él» (en Cristo) para ser santos y sin mancha. El plan de salvación fue diseñado por el Padre.
En 1:7-12, Pablo muestra el papel del Hijo en nuestra redención. Gracias a la muerte expiatoria de Jesús, tenemos «redención por su sangre, el perdón de pecados, según las riquezas de su gracia». Redimir a alguien significa liberarlo de la cautividad. El gran ejemplo del Antiguo Testamento es la redención de Israel de la esclavitud en Egipto. En el Nuevo Testamento, los que creen en Jesús son redimidos de la esclavitud a Satanás.
En 1:13-14, Pablo muestra el papel del Espíritu en nuestra preservación. Por medio del Espíritu somos «sellados». En una hermosa imagen, Pablo dice que el Espíritu es «las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida». El Espíritu es el «anticipo» de nuestra herencia en el reino eterno de Dios. Gracias al Espíritu, somos la «posesión adquirida» de Dios y tenemos la promesa del cielo.
La doctrina de la redención continúa en Efesios 2, donde Pablo nos recuerda que estábamos «muertos en delitos y pecados». Nuestra salvación no está basada en ningún mérito nuestro; más bien, «Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)». »Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe».[5] Todo el proceso es un don de Dios. No tenemos nada de que gloriarnos.
Pablo escribe que fuimos predestinados para ser adoptados como hijos de Dios por medio de Jesucristo. Fuimos escogidos «en él desde antes de la fundación del mundo».
Algunos creyentes usan el término elección para dar a entender que antes de la fundación del mundo, Dios escogió a cada individuo que ha de ser salvo. Los «elegidos» están predestinados para salvación. Lógicamente, esto implica que todas las demás personas están predestinadas para condenación y no podrán ser salvos. Esto parece contradecir el mensaje de la Biblia de que Dios ama a «toda« la humanidad.
Otros creyentes usan el término elección para referirse solamente al conocimiento previo de Dios de aquellos que han de ser salvos. Afirman que la predestinación es simplemente el conocimiento previo de Dios de la decisión de cada ser humano. Desde este punto de vista, la salvación se basa en nuestra escogencia. Esta perspectiva parece contradecir el énfasis de la Biblia en la soberanía de Dios.
Estos dos principios (la soberanía de Dios y el amor universal de Dios) se reconcilian en dos pasajes centrales sobre la predestinación: Romanos 9-11 y Efesios 1. Romanos 9-11 muestra la justicia de Dios al establecer el camino a la salvación. Dios es soberano. Nadie será salvo si no es por la fe en Jesucristo, la senda que Dios estableció eternamente como la vía de salvación.
En Efesios 1, Pablo muestra que recibimos la salvación por causa de nuestro lugar «en Cristo». Antes de la fundación del mundo, Cristo fue elegido como Aquel a través de quien vendría la salvación. Todos los que creen son elegidos «en él». Por causa del amor universal de Dios, el camino de salvación está abierto para todos los que creen.
Este mismo balance se observa en el Antiguo Testamento. Israel era la nación elegida, el pueblo escogido de Dios. Sin embargo, «no todos los que descienden de Israel son israelitas».[1] La elección de Israel como nación no significaba que todos los israelitas eran salvos. A causa de la desobediencia, algunos (como Acán) perdieron las promesas. Otros que no eran israelitas (como Rahab) creyeron las promesas de Dios y heredaron las promesas hechas a Israel. La salvación requería que cada individuo creyera y participara en las promesas de Dios a Israel.
Del mismo modo, Cristo fue elegido antes de la fundación del mundo como Aquel a través de quien se otorga la salvación. Cuando estamos «en Cristo» por medio de la fe, recibimos las bendiciones de la salvación que son Suyas. Somos elegidos en Cristo.
Elección es la escogencia soberana de Dios de la fe en Cristo como el único camino a la salvación. «Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos».[2] Esta misma idea se observa en 1 Pedro 1:18-20. Hemos sido redimidos, no con cosas corruptibles, «sino con la sangre preciosa de Cristo». Cristo – dice Pedro – fue «destinado desde antes de la fundación del mundo».[3] La elección es en únicamente en Cristo y por medio de Cristo.
► ¿Cuál es el «misterio del evangelio» en Efesios?
En Efesios 1, Pablo se regocija en la salvación de los creyentes. En Efesios 2-3, se regocija en la creación de Dios, la iglesia. Un tema importante en Efesios es la unidad de la iglesia como un cuerpo formado por judíos y gentiles. Los gentiles, antes «ajenos a los pactos de la promesa», ahora han sido «hechos cercanos por la sangre de Cristo».[1] Desde el principio, el plan de Dios era incluir a los gentiles como parte de Su familia. Para los hermanos judíos de Pablo, este era el aspecto chocante del evangelio; la iglesia está compuesta por judíos y gentiles en Cristo.
En la Biblia, un misterio no es algo que no se puede conocer; un misterio es algo que era desconocido pero ahora ha sido revelado. En Efesios 3, Pablo explica el misterio que ha sido revelado: «los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio».[2] Como señal del poder de la gracia de Dios, Pablo – «el más pequeño de todos los santos», quien antes perseguía a Cristo y a Su iglesia – ha sido escogido para «anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo».[3]
Pablo concluye la sección doctrinal con una oración para que los creyentes efesios, que ya son «santos» y «fieles en Cristo Jesús», sean «llenos de toda la plenitud de Dios».
Aplicación: Lo que Dios Está Haciendo en la Iglesia (Efesios 4-6)
En la segunda mitad de esta carta, Pablo desafía a los creyentes a andar «como es digno de la vocación con que fuisteis llamados».[4] Una vida digna de nuestro llamado:
Trae unidad a la iglesia (Efesios 4:1-16).
Resulta en una conducta ética (Efesios 4:17-5:21).
Afecta las relaciones familiares y laborales (Efesios 5:21-6:9).
Sólo se puede vivir en la fortaleza del poder del Señor (Efesios 6:10-18).
La doctrina cristiana no se puede separar de la vida cristiana. La doctrina de la iglesia debe reflejarse en la vida de una iglesia en la cual «todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí… recibe su crecimiento para ir edificándose en amor».[5] La doctrina de la salvación por gracia se refleja en la conducta del «nuevo hombre,creado según Diosen la justicia y santidad de la verdad».[6]
Pablo termina esta carta afirmando que la iglesia es capaz de cumplir su misión y derrotar los poderes de las tinieblas. Concluye pidiendo oración a favor de su continua proclamación del evangelio y se despide con una bendición.
La iglesia en Filipos fue plantada por Pablo durante su segundo viaje misionero. Fue la primera iglesia plantada en Europa. Pablo y Silas viajaron a Filipos después de la visión que tuvo Pablo de un varón macedonio que pedía ayuda.[1] Aunque Filipos era «la primera ciudad de la provincia de Macedonia», no tenía una población judía significativa. Algunos se reunían junto al río para orar, porque no había una sinagoga.[2]
Entre los primeros convertidos en Filipos estaba Lidia, una mujer adinerada. Después de que fue bautizada, su casa se convirtió en el lugar de reunión de los creyentes. En las ciudades donde había una gran población judía, la oposición al evangelio generalmente provenía de los líderes religiosos; pero en Filipos, la oposición surgió después de que Pablo y Silas echaron fuera a un espíritu de una joven esclava, acabando con las ganancias que ésta obtenía para sus amos adivinando. Pablo y Silas fueron arrestados, azotados y echados en la cárcel. Esa noche un terremoto abrió las puertas de la cárcel, y las cadenas de los presos se rompieron. En vez de escapar, Pablo y Silas predicaron el evangelio al carcelero.
En Hechos, Lucas incluye el detalle de que Filipos era «una colonia».[3] Esta simple afirmación tenía gran significado para los primeros lectores de Hechos. Filipos fue fundada como una colonia romana en el año 42 a.C. por el general romano Antonio. Muchos soldados, al jubilarse, se mudaban a esta ciudad, donde los ciudadanos recibían exención de muchos impuestos romanos. El estatus de Filipos como una colonia era motivo de orgullo para sus ciudadanos. Pablo alude a esta mentalidad cuando desafía a los creyentes de Filipos a vivir como ciudadanos del cielo.[4]
Propósitos
Filipenses es una de las cartas más positivas de Pablo, en la cual se observan pocos de los problemas que se abordan en las cartas a las iglesias en Corinto y Galacia. Hay dos razones por las que Pablo escribe esta carta.
Un propósito personal es comunicar las noticias del encarcelamiento de Pablo y expresar su agradecimiento por el apoyo financiero de la iglesia para su ministerio.[5] Pablo se goza en su fidelidad y los anima a vivir vidas gozosas.
Un propósito de instrucción es abordar dos peligros para la iglesia en Filipos: un peligro externo que viene de los falsos maestros y una amenaza interna que surge de la división entre dos miembros de la iglesia.
Contenido
Gozo a Pesar de las Circunstancias (Filipenses 1)
Aunque Pablo está en la cárcel, está confiado en que Dios está cumpliendo Sus propósitos. Como resultado de su arresto, Pablo tiene la oportunidad de predicar el evangelio a la guardia del palacio. Pablo no sabe si su encarcelamiento va a terminar en su liberación o en su muerte. Sin embargo, independientemente del resultado, él se regocija porque «para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia».[6]
Otra circunstancia que podía amenazar el gozo de Pablo era los celos de otros creyentes. Un grupo en Roma estaba predicando a Cristo «por contienda», creyendo que así aumentaría el sufrimiento de Pablo. No obstante, sin importar cuál sea su motivación, Pablo se alegra porque el evangelio está siendo predicado. Pablo está convencido de que la predicación del evangelio va a producir fruto, independientemente de las motivaciones equivocadas de estas personas. El Reino de Dios es más importante que la situación personal de Pablo.[7]
Humildad como la Clave para la Unidad (Filipenses 2)
Más adelante en la carta, Pablo se refiere a una división entre dos hermanas de la iglesia en Filipos.[8] Se trata de dos buenas creyentes que habían trabajado con Pablo por la causa del evangelio. Lamentablemente, el conflicto personal entre estas hermanas amenazaba la unidad de la iglesia. Pablo sienta las bases para tratar con esta división, señalando el ejemplo de Cristo como el modelo para la unidad cristiana.
¿Qué significa que Jesús «se humilló a sí mismo»?
Filipenses 2:5-11 se conoce como un «himno de cristo» por su resumen de la vida, muerte, resurrección y ascensión de jesús. Muchos han debatido acerca del significado de fil. 2:8 en donde pablo dice que jesús «se humilló a sí mismo». Jesús no renunció a su deidad. Renunció a los privilegios que le pertenecían como rey del universo. Cristo se humilló a sí mismo al tomar la condición de hombre; no renunció a su naturaleza divina.
Muchos conflictos nacen del deseo de proteger nuestros derechos. Pablo señala el ejemplo de Cristo, quien renunció a los privilegios que le pertenecían para servir a la humanidad. Jesús no se aferró a los privilegios de su deidad, sino que se hizo «obediente hasta la muerte, y muerte de cruz». Él sufrió cada humillación – incluso la vergonzosa muerte de crucifixión – para proveernos salvación. Como resultado, Dios exaltó a Jesús a su legítima posición de autoridad universal.[9]
Cada creyente debería tener esta misma actitud de humildad, procurando el bien de sus hermanos en Cristo. «No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros».[10]
Advertencias Contra los Enemigos del Evangelio (Filipenses 3)
Aunque Filipenses es una carta sumamente positiva, Pablo escribe una fuerte advertencia contra un grupo problemático que amenazaba a la iglesia. Se trata de los judaizantes, de los que hablamos al estudiar el libro de Gálatas. Estos insistían en que los cristianos debían practicar la circuncisión y observar la ley judía. Pablo los llama «perros», «malos obreros» y «mutiladores».
Pablo responde a la insistencia de los judaizantes en cuanto a la observancia de la Ley, poniendo como ejemplo su propia vida. Si por la observancia de la ley se recibía la salvación, Pablo tenía «de qué confiar en la carne». Fue circuncidado conforme a la Ley; pertenecía a la tribu de Benjamín; era «hebreo de hebreos»; fue un fariseo que obedecía estrictamente la Ley; celoso de la fe judía, hasta el punto de perseguir a los cristianos. En lo que respecta a la Ley, Pablo era intachable. Sin embargo, todas estas cosas las consideró «como pérdida» a fin de alcanzar el «premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús». Pablo era salvo, los filipenses eran salvos, y nosotros somos salvos, no por la observancia de la ley, sino por el «conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor».[11]
Exhortaciones Finales (Filipenses 4)
En el capítulo final, Pablo exhorta a Evodia y a Síntique a mostrar la unidad de la que habló en el capítulo 2. Si estas mujeres tenían la mente de Cristo, lograrían resolver sus conflictos. Pablo exhorta a la iglesia a regocijarse en toda circunstancia y a mantener la paz de Dios en sus mentes y corazones. Finaliza agradeciendo el apoyo de la iglesia para su ministerio.
[4] Filipenses 3:20 – «Mas nuestra ciudadanía está en los cielos…». El mismo término griego se utiliza en Filipenses 1:27 – «Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo…».
Colosenses fue escrito durante el encarcelamiento de Pablo en Roma. Timoteo también se menciona como autor,[1] probablemente asistiendo a Pablo como secretario.
No hay evidencia de que Pablo haya visitado la iglesia en Colosas. La conexión más probable entre Pablo y la iglesia en Colosas es Epafras. Es probable que Epafras, originario de esta ciudad, se haya convertido durante el ministerio de Pablo en Éfeso, a unos 160 kilómetros de distancia. Epafras luego regresó a plantar una iglesia en Colosas, así como en los pueblos cercanos de Laodicea y Hierápolis. Pablo escribió cartas a las iglesias en Colosas y Laodicea, con la instrucción de que cada carta fuera leída en ambas iglesias.[2]
Propósito
Durante el encarcelamiento de Pablo, Epafras le informó de una herejía que amenazaba a la iglesia en Colosas. Pablo escribió Colosenses para confrontar esta peligrosa enseñanza. Además, Pablo escribió para animar a los creyentes en Colosas a avanzar hacia la madurez en Cristo. El libro incluye tanto advertencias contra la falsa doctrina como exhortaciones al crecimiento espiritual.
Contenido
Colosenses tiene varios temas en común con Efesios: la unidad de la iglesia, la realidad de la guerra espiritual, y la necesidad de vivir de una manera digna de nuestro llamado como cristianos. Esta similitud no es de extrañar. Pablo escribió estas cartas casi al mismo tiempo, para responder a necesidades similares.
Los detalles de la herejía que estaba siendo enseñada en Colosas pueden diferir de las falsas enseñanzas que amenazan a la iglesia hoy en día. Sin embargo, el mensaje de Pablo es importante para la iglesia actual:
Cristo es preeminente sobre la creación.
Cristo es la cabeza de la iglesia.
Debemos vivir de un modo digno de nuestro llamado como hijos de Dios.
El tema central de Colosenses es la supremacía del Cristo resucitado. En una hermosa declaración, Pablo muestra la preeminencia de Cristo sobre la naturaleza, su autoridad sobre la iglesia, y su papel en la redención. Cristo es tanto el agente de la creación («todo fue creado por medio de él») como el objetivo de la creación («todo fue creado… para él»). Cristo es «la cabeza del cuerpo que es la iglesia». Y por medio de Cristo y de la sangre de su cruz, nosotros, que éramos «en otro tiempo extraños y enemigos en [nuestra] mente, haciendo malas obras», hemos sido reconciliados. Cristo es el centro de la creación, la cabeza de la iglesia y el Señor de la redención.[3]
La «Herejía de Colosas» (Colosenses 2)
Después de esta declaración afirmativa de la naturaleza de Cristo, Pablo escribe una firme advertencia contra la falsa enseñanza que amenaza a la iglesia en Colosas. La naturaleza exacta de la herejía de Colosas no se conoce con claridad. Sin embargo, las respuestas de Pablo revelan algunas de sus características. La iglesia en Colosas se enfrentaba a una mezcla de Judaísmo ortodoxo, misticismo judío y enseñanzas paganas. La herejía de Colosas consistía en una combinación de estas ideas falsas:
Los judíos ortodoxos insistían en que los cristianos colosenses debían observar las festividades judías, las leyes sobre los alimentos y la circuncisión.[4]
Los judíos místicos les decían a los creyentes que ayunaran para que pudieran participar en la exaltada adoración angélica de Dios.[5]
Los paganos les sugerían a los cristianos practicar ciertos rituales para protegerse de espíritus malignos. Pablo no niega el poder de los espíritus malignos, pero deja claro que la solución no se encuentra en los rituales paganos, sino en la victoria que Cristo ya ganó sobre los poderes de las tinieblas.[6]
► ¿Cómo se relaciona la herejía de Colosas con nosotros hoy?
El sincretismo consiste en la mezcla de dos o más religiones. En Colosas, este sincretismo combinaba el Judaísmo, el misticismo, el paganismo y el Cristianismo. Hoy en día, las iglesias en medio de culturas paganas a menudo enfrentan la tentación de mezclar la doctrina cristiana con las prácticas de la cultura en la que están inmersas (adoración ancestral, festividades paganas, rituales para protegerse de fantasmas y espíritus, nacionalismo, entre otras). Tanto en el primer siglo como en el siglo XXI, la respuesta sigue siendo la misma: Jesús es Señor. Él derrotó los poderes de las tinieblas y nosotros tenemos victoria por medio de Él. Ningún ritual o práctica pagana tiene lugar en la experiencia cristiana.
Como ya se mencionó, Pablo no da una descripción completa de la herejía de Colosas. Él no está tan interesado en la naturaleza precisa de la falsa enseñanza, sino en el verdadero evangelio de Cristo, Señor de la creación y de la iglesia.
Crecimiento en la Madurez Cristiana (Colosenses 3-4)
Al igual que en Efesios, Pablo pasa de la doctrina a la práctica. Puesto que Cristo está sentado a la diestra de Dios, quienes hemos resucitado con Cristo debemos poner la mira en las cosas celestiales. En vez de enfocarnos en falsas enseñanzas, debemos recordar que hemos muerto a tales cosas y que ahora vivimos con Cristo en Dios.[7]
¿Cómo es una vida «escondida con Cristo en Dios»? Pablo describe esta nueva vida en términos prácticos. Esta vida involucra dos aspectos:
Debemos «quitarnos» las prácticas antiguas. Debemos hacer morir lo que es terrenal: la impureza sexual, la avaricia, la ira, las palabras obscenas, la deshonestidad, etc. Estas prácticas merecen la ira de Dios.[8]
Debemos «vestirnos» del nuevo hombre, hecho a la imagen de Cristo. Esto incluye misericordia, bondad, humildad, paciencia, perdón y «sobre todas estas cosas», amor. A medida que desarrollemos estas cualidades, la paz de Dios gobernará en nuestros corazones y la palabra de Cristo morará en nosotros.[9] Esta nueva vida transforma las relaciones familiares (3:18-4:1) y hace el evangelio atractivo para los no creyentes (4:5-6).
[5] Colosenses 2:18. La «adoración de los ángeles» probablemente no significa que estuvieran adorando a los ángeles (lo cual va en contra de toda la enseñanza judía). Más bien, esta frase probablemente se refería a una idea mística judía de que a través de prácticas ascéticas tales como ayunos prolongados, los adoradores podían unirse místicamente a los ángeles alrededor del trono celestial de Dios. Los falsos maestros en Colosas estaban invitando a los cristianos a seguir estas prácticas.
[10]«Como uno de los libros más profundamente Cristocéntricos de la Biblia, Colosenses halla su unidad esencial en la divina y exaltada persona del Cristo preeminente».
- (ESV Study Bible)
Filemón
Contexto Histórico
La carta más breve de Pablo está dirigida a Filemón, un creyente adinerado de Colosas. Al parecer, Filemón se había convertido durante el ministerio de Pablo en Éfeso. Su hogar se convirtió en el lugar de reunión de la iglesia en Colosas.
Tal como era común en el primer siglo, Filemón tenía esclavos. Onésimo, uno de los esclavos de Filemón, había huido a Roma. Roma era la ciudad más poblada en el Imperio, y el lugar más seguro donde un fugitivo podía ocultarse. (En la actualidad un fugitivo podría viajar a Nueva York, Ciudad de México, Sao Paulo, o alguna otra gran ciudad para desaparecer.)
Sin embargo, ¡Onésimo no podía ocultarse de Dios! En esta gran ciudad, Dios reunió a Pablo y a este esclavo fugitivo. Onésimo se convirtió y comenzó a ayudar a Pablo.
En algún momento, este nuevo creyente tuvo que confrontar su pasado. Es probable que Onésimo hubiera robado dinero de su amo antes de escapar.[1] Onésimo enfrentaba la posibilidad de un castigo severo; un esclavo fugitivo podía ser marcado en la frente o incluso asesinado. Sabiendo esto, Pablo escribió una carta de intercesión para que Onésimo llevara con él cuando regresara a enfrentar a Filemón.
Propósito
El propósito de la carta de Pablo es sencillo: es un llamado a la reconciliación. Onésimo se había reconciliado con Dios; Pablo le pide a Filemón que se reconcilie con su esclavo fugitivo.
Contenido
Pablo inicia agradeciendo a Filemón por la generosidad que ha mostrado en el pasado hacia sus hermanos en Cristo. El amor de Filemón hacia sus hermanos será la base de la intercesión de Pablo a favor de Onésimo, quien ahora es un hermano en la fe.
Pablo no basa su petición en su autoridad apostólica (como en Gálatas), sino en el amor. Para cuando expresa el motivo de su carta, ya ha escrito casi la mitad; «Te ruego por mi hijo Onésimo».[2] Filemón era hijo espiritual de Pablo; ahora su esclavo fugitivo también lo era.
El nombre Onésimo significa «útil» o «provechoso»; era un nombre común para esclavos. Pablo escribe, «…el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil».[3] Onésimo ahora puede hacerle honor a su nombre; por el poder de Cristo ahora Onésimo es útil.
Pablo insinúa que Filemón podría liberar a Onésimo, pero no se lo ordena.[4] Le pide que reciba a Onésimo con el mismo espíritu con que lo recibiría a él.[5]
Pablo concluye pidiéndole a Filemón que ore por su liberación. Le dice que espera visitarlo cuando lo liberen de prisión. ¿Supone usted que este es un gentil recordatorio de que Pablo pronto vería cómo Filemón trataba a Onésimo?
Muchos se han quejado de que Pablo no condenara la esclavitud. Sin embargo, los mandatos de Pablo a los amos crean un ambiente en el cual la esclavitud no puede perdurar.[6] No es posible esclavizar a una persona que es considerada como un hermano o hermana en Cristo.
Epílogo Histórico
La Biblia no dice qué pasó después de que Onésimo regresó a casa de Filemón. La historia nos da dos pistas que sugieren que Filemón liberó a Onésimo.
Una antigua inscripción en Laodicea (ubicada cerca de Colosas) fue dedicada por un esclavo al amo que lo libero. El nombre del amo es Marco Sestio Filemón.
Pocos años después de esta carta, un hombre llamado Onésimo se convirtió en Obispo de la iglesia en Éfeso.
Es probable que Filemón haya liberado a Onésimo para que regresara con Pablo, quien lo instruyó como pastor. De ser así, el ministerio de Pablo en Éfeso pudo haber continuado a través de la predicación de Onésimo, el esclavo de Filemón, quien a su vez se había convertido a través de la predicación de Pablo en Éfeso. ¡Los propósitos de Dios van mucho más allá de lo que podemos ver!
[7] «Todos somos los Onésimos del Señor. Lo que era inútil se torna útil. Es la imagen perpetua de Cristo tratando con los hombres. Todos nosotros éramos fugitivos, esclavos del pecado».
- Martín Lutero
Las Epístolas de la Prisión en la Iglesia Hoy
Las Epístolas de la Prisión nos recuerdan que nuestra doctrina debe aplicarse en la vida diaria. En estas epístolas Pablo desafía a sus lectores a vivir como es digno de su llamado como creyentes. No es suficiente con profesar la doctrina correcta; debemos aplicar nuestras creencias en la vida cotidiana.
Efesios y Colosenses enseñan la realidad de la guerra espiritual. «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes».[1] La guerra espiritual es real. Pero estas cartas también enseñan que esta guerra ya ha sido ganada en Cristo. Peleamos con confianza porque Él ya ganó la batalla. Nuestra atención debe estar enfocada en Cristo, quien ganó la victoria, no en nuestro enemigo, que está peleando una batalla perdida.
Filemón nos recuerda que el evangelio de la reconciliación debe vivirse en el mundo real. Pablo no estaba satisfecho con un mensaje que no se aplicara en la vida real. Insistió en que el mismo evangelio que había reconciliado a un «pecador fugitivo» con Dios debía reconciliar a Filemón con su esclavo fugitivo. En un mundo de conflicto y relaciones rotas, debemos demostrar el poder del evangelio para traer reconciliación.
Los cristianos en el Imperio Romano aprendieron lo que significaba vivir el evangelio en un mundo caído. Pablo escribió a los filipenses que debían vivir como «hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo».[1] Pablo sabía que la luz de la iglesia brilla con creciente resplandor mientras el mundo alrededor se torna cada vez más oscuro.
En los oscuros días del Imperio Romano, algunos cristianos se conocían con el nombre de «Jugadores por Cristo», porque se «jugaban» la vida para salvar a otros. Pablo usa este mismo término cuando dice que Priscila y Aquila «expusieron su vida por mí».[2] Ellos arriesgaron su vida por Pablo.
En el primer siglo, los cristianos en Roma se arriesgaron a enfrentar la ira de la comunidad para rescatar bebés no deseados que eran abandonados en los basureros de la ciudad. En el siglo tercero, el obispo de Cartago convocó a su congregación durante una plaga y les pidió que cuidaran a los enfermos y ayudaran a enterrar a los muertos, arriesgando sus vidas para salvar la ciudad.
La iglesia primitiva sabía que «despojarse del viejo hombre» y «revestirse del nuevo hombre» significa más que ir a la iglesia. Significa vivir una nueva vida que le pertenece a Dios y a Sus propósitos. Puede significar arriesgar nuestra vida para permitir que el evangelio brille «como luminares en el mundo».
Demuestre su comprensión de esta lección con las siguientes asignaciones:
(1) Elija una de las siguientes asignaciones:
Prepare un sermón o un estudio bíblico sobre la familia basado en Efesios. Puede escribir un documento de 5 a 6 páginas, o grabar un sermón o estudio.
Prepare un sermón o un estudio bíblico sobre la iglesia basado en Efesios. Puede escribir un documento de 5 a 6 páginas, o grabar un sermón o estudio.
Prepare un sermón o un estudio bíblico basado en Filipenses sobre el gozo en la vida cristiana. Puede escribir un documento de 5 a 6 páginas, o grabar un sermón o estudio.
Prepare un sermón o un estudio bíblico basado en Colosenses sobre nuestra nueva vida en Cristo. Puede escribir un documento de 5 a 6 páginas, o grabar un sermón o estudio.
(2) Haga el examen correspondiente a esta lección. La prueba incluye los versículos asignados para memorizar.
Lección 7 Preguntas de Examen
1. ¿Cuándo y desde dónde fueron escritas las Epístolas de la Prisión?
2. ¿Por qué Efesios no contiene saludos personales?
3. Mencione las dos grandes secciones de Efesios.
4. Con base en Efesios 1, mencione el papel de cada uno de los miembros de la Trinidad en nuestra salvación.
5. De acuerdo con Efesios 3, ¿cuál es el «misterio del evangelio»?
6. Mencione dos peligros que enfrentaba la iglesia en Filipos.
7. En Filipenses 2, ¿qué significa que Cristo «se humilló a sí mismo»?
8. ¿Cuáles son tres influencias involucradas en la herejía de Colosas?
9. Defina sincretismo.
10. Mencione tres formas en las que las Epístolas de la Prisión hablan a la iglesia hoy.
SGC exists to equip rising Christian leaders around the world by providing free, high-quality theological resources. We gladly grant permission for you to print and distribute our courses under these simple guidelines:
No Changes – Course content must not be altered in any way.
No Profit Sales – Printed copies may not be sold for profit.
Free Use for Ministry – Churches, schools, and other training ministries may freely print and distribute copies—even if they charge tuition.
No Unauthorized Translations – Please contact us before translating any course into another language.
All materials remain the copyrighted property of Shepherds Global Classroom. We simply ask that you honor the integrity of the content and mission.