A los libros del Nuevo Testamento desde Hebreos hasta Judas se les llama Epístolas Generales.[1] A diferencia de la mayoría de las cartas de Pablo, estas cartas están dirigidas a una audiencia no especificada o a alguien de quien sabemos muy poco.
Estas cartas varían desde una extensa epístola «a los Hebreos» hasta una breve carta del apóstol Juan a Gayo. Las Epístolas Generales abordan una variedad de situaciones, pero el énfasis en la vida cristiana práctica es común en todas estas cartas. Estos libros nos enseñan cómo vivir como cristianos en un mundo no cristiano. Los cristianos del primer siglo enfrentaron desafíos similares a los que enfrentamos hoy en día: falsas doctrinas, tentaciones y oposición de los no creyentes. Cada uno de estos temas es tratado en estas cartas. Aunque estas cartas no son extensas, son importantes para los creyentes que enfrentan desafíos a su fe.
[1] En ocasiones a estas cartas se le llama «Epístolas Católicas». En este contexto, el término «católicas» es un sinónimo de «generales»; no se refiere a la Iglesia Católica Romana. Este es el mismo uso que se observa en el Credo de los Apóstoles: «Creo en la santa iglesia universal, en la comunión de los santos…».
La Carta a los Hebreos: Un Camino Mejor
Autor
El libro de Hebreos no identifica a su autor. A menudo se asume que Pablo es el autor.
Argumentos a favor de la autoría de Pablo:
El énfasis de Hebreos en la persona y la obra de Cristo es común en las cartas de Pablo.
La bendición en el capítulo final es similar a las de otras cartas de Pablo.[2]
Los argumentos contra la autoría de Pablo incluyen varias diferencias de estilo entre Hebreos y las otras cartas de Pablo:
Hebreos nunca usa la frase «Cristo Jesús», una frase utilizada más de cincuenta veces en las cartas de Pablo.
A diferencia de las otras cartas paulinas, Hebreos no empieza con un saludo.
A través de la historia dela iglesia, se han propuesto a otros autores probables. La mayoría de los autores propuestos son colaboradores de Pablo, como Bernabé, Lucas o Apolos. Esto podría explicar las similitudes con el estilo de Pablo. En última instancia, el autor es desconocido.
Propósito
El libro de Hebreos combina elementos de una carta (saludos personales al final) con características de un sermón (exposición de pasajes del Antiguo Testamento). El autor se refiere a su carta como una «palabra de exhortación»,[3] frase utilizada en Hechos 13:15 para describir un sermón. La mejor descripción es una «Carta Sermónica», un sermón en forma de carta.
Los primeros destinatarios de esta epístola eran creyentes judíos que estaban siendo tentados a abandonar su fe en Cristo y volver a sus antiguas prácticas. Su trasfondo judío se evidencia en su familiaridad con los sacrificios y rituales del Antiguo Testamento.
Estos cristianos habían perseverado fielmente a pesar de la persecución, pero estaban en peligro de perder el ánimo y desmayar.[4] El autor de Hebreos escribe para advertir a estos creyentes contra la apostasía y para animarlos a la fidelidad. Repetidamente les recuerda que la persona y obra de Jesús es superior al sistema de sacerdotes y sacrificios del Antiguo Testamento.
Fecha
La carta a los Hebreos probablemente fue escrita antes del año 70 d.C. La carta habla del sistema sacrificial judío como una realidad presente.[5] Esto implica que la carta fue escrita antes de la destrucción del templo por los Romanos en el año 70 d.C.
El Antiguo Testamento en Hebreos
► ¿Cuál es la relación entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto?
Antes de ver el contenido de Hebreos, es importante responder a un malentendido común acerca del libro. Muchos lectores han interpretado Hebreos como un ataque al Antiguo Testamento. Puesto que Hebreos enseña que el nuevo pacto es un pacto «mejor», algunos asumen que el antiguo pacto falló en su propósito.
Sin embargo, Hebreos muestra un gran respeto por el Antiguo Testamento.
Los «héroes» en Hebreos 11 son personajes del Antiguo Testamento.
Las lecciones que enseña Hebreos están basadas en textos del Antiguo Testamento.[6] Por ejemplo, Hebreos 1 tiene catorce versículos. De ellos, nueve versículos son citas directas del Antiguo Testamento, incluyendo Salmo 2; 2 Samuel 7:14; Deuteronomio 32:43; Salmo 104:4; Salmo 45:6-7; Isaías 61:1-3; Salmo 102:25-27 y Salmo 110:1.
Hebreos no enseña que Dios se vio forzado a cambiar Su plan por el fracaso del antiguo pacto. Más bien, la salvación por medio de la fe en Cristo fue destinada «desde antes de la fundación del mundo».[7] Incluso en el Antiguo Testamento, la salvación se recibía por la gracia de Dios por medio de la fe, no por rituales externos. Esto se observa en Hebreos 11, donde es «por la fe» que cada uno de estos héroes del Antiguo Testamento agradó a Dios.
Hay una clara continuidad entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Cristo es el cumplimiento de las promesas y las leyes del Antiguo Testamento. El problema en el Antiguo Testamento fue el fracaso de Israel, no el fracaso del propósito de Dios. Israel falló, pues no cumplió el pacto de todo corazón.[8] Israel convirtió el sistema sacrificial basado en la fe en rituales vacíos. Tanto los profetas del Antiguo Testamento como Jesús condenan la corrupción del propósito de Dios por parte de Israel.
Desde la fundación del mundo, el antiguo pacto señalaba a la venida de Cristo. El antiguo pacto no fue diseñado para ser un pacto completo en sí mismo; más bien apuntaba a un cumplimiento futuro. Este cumplimiento se observa en la persona y obra de Jesucristo. El nuevo pacto es «mejor» porque cumple la promesa del antiguo pacto.
Contenido
El libro de Hebreos desarrolla dos temas paralelos. Un tema (Un Camino Mejor) compara los privilegios de la vida en Cristo con los privilegios menores disponibles bajo el antiguo pacto.
El segundo tema (Cuidado) se observa en una serie de cinco «advertencias» a aquellos que son tentados a abandonar la fe y regresar a su vieja vida. En cada sección, Hebreos da la advertencia y luego anima al lector.
Un Camino Mejor
En una serie de comparaciones, Hebreos demuestra que:
Cristo es superior a los profetas del Antiguo Testamento (1:1-3).
Cristo es superior a los ángeles, porque es el Hijo de Dios (1:4-14).
Cristo es superior a los ángeles, porque es el Hijo del Hombre a quien todas las cosas han sido sujetas (2:4-18).
Cristo es superior a Moisés, el fiel siervo de Dios y líder de Israel (3:1-6).
Cristo es superior a Aarón y el sumo sacerdocio (4:14-7:28).
Cristo ha provisto un pacto superior (8:1-13).
Cristo ha hecho un sacrificio superior (9:1-18).
Hebreos muestra una serie de contrastes entre las buenas promesas del Antiguo Testamento y el mejor cumplimiento que es nuestro por medio de Cristo. ¡Para los creyentes judíos regresar al antiguo pacto sería una locura! Después de probar el cumplimiento y participar «del Espíritu Santo», los creyentes hebreos crucificarían de nuevo al Hijo de Dios si regresaran a sus antiguas prácticas.[9]
Cuidado
► ¿Qué es la apostasía? ¿Es posible que una persona verdaderamente convertida abandone la fe?
Además de los testimonios de un camino mejor provisto por medio de Cristo, Hebreos da advertencias a aquellos que son tentados a dejar la fe. Mayores privilegios implican mayor responsabilidad. A la luz de esta responsabilidad, Hebreos da cinco advertencias muy serias a los creyentes que han probado lo bueno del nuevo pacto y son tentados a regresar a lo antiguo.
Cada advertencia está acompañada por una motivación a la fidelidad. Hebreos enseña que la apostasía es posible, ¡pero nunca indica que la apostasía sea inevitable! El plan de Dios para cada creyente es una vida de fidelidad. Hebreos muestra que una vida victoriosa está disponible para todo creyente.
Se nos advierte acerca de desviarnos del mensaje que hemos escuchado. (2:1)
Es una advertencia muy seria debido a los grandes privilegios que hemos recibido. (2:2-3)
Somos motivados por el ejemplo de Jesús, quien fue tentado y fortalece a todos los que son tentados. (2:18)
Advertencia 2 - Hebreos 3:12-4:16
Se nos advierte que «ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado». (3:12-13)
Es una advertencia muy seria porque es posible «apartarse del Dios vivo». Somos hechos participantes de Cristo, «con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza». (3:12-14)
Somos motivados por la promesa de que Jesús es nuestro sumo sacerdote, por medio de quien podemos «hallar gracia para el oportuno socorro». (4:14-16)
Advertencia 3 - Hebreos 5:11-6:12
Se nos advierte acerca de volver a «obras muertas». (5:11-6:6)
Es una advertencia muy seria debido a la imposibilidad de revertir la apostasía. (6:4-6)
Somos motivados al saber que los que son fieles «heredan las promesas». (6:9-12)
Advertencia 4 - Hebreos 10:26-39
Se nos advierte que «si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad», no queda más que el juicio. (10:26-27)
Es una advertencia muy seria debido a los privilegios del nuevo pacto. Si los que ignoraron la ley de Moisés fueron juzgados severamente, «cuánto mayor castigo» merecemos si pisoteamos al Hijo de Dios. No debemos ignorar esta advertencia, porque «¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!». (10:28-31)
Somos motivados porque tenemos «fe para preservación del alma». Es posible retroceder, pero es posible perseverar. Tenemos confianza en el poder de Dios para sostener firme al creyente. La fidelidad es posible, como se observa en el «Salón de la Fama» de Hebreos 11. (10:32-39)
Advertencia 5- Hebreos 12:25-29
Se nos advierte que no debemos desechar el mensaje que hemos recibido. (12:25)
Es una advertencia muy seria debido a los privilegios del nuevo pacto. (12:25-27)
Somos motivados porque, por Su gracia, podemos servir a Dios y agradarle. (12:28-29)
[10] Este esquema fue tomado de Walter Elwell y Robert Yarbrough. .Al Encuentro del Nuevo Testamento. Editorial Caribe, 1999.
Tópico especial: Apostasía
¿Qué es la apostasía?
La apostasía se define como «un repudio y abandono deliberado de la fe que se ha profesado». [1] Esta definición enfatiza tres elementos de la apostasía:
Es deliberada. Las dudas acerca de la doctrina, la incertidumbre en cuanto a la salvación personal, o incluso caer en pecado no constituyen apostasía. La apostasía es un rechazo deliberado de la fe cristiana.
Es un «repudio y abandono de la fe». Va más allá que el pecado; es el rechazo de la verdad de la fe cristiana. En Hebreos, esto constituye una negación de la obra expiatoria de Cristo y un retorno a los rituales pre-cristianos.[2] Los judaizantes añadían requisitos además de la obra expiatoria de Cristo; los apóstatas rechazaban por completo la obra expiatoria de Cristo.
Es un rechazo de la fe que «se ha profesado». La apostasía es diferente de la incredulidad de una persona que nunca ha conocido a Cristo. Es el rechazo de la fe por parte de personas que «gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero».[3]
¿Cuál es la diferencia entre la apostasía y la reincidencia en el pecado?
La apostasía en Hebreos es un rechazo de la fe más permanente y consciente que reincidir en el pecado. Pedro negó a Jesús, pero luego se arrepintió de su pecado. A Pedro le faltó valor; no rechazó la fe cristiana. Su negación fue producto del miedo, no fue un rechazo de Cristo.
Una persona que reincide en el pecado aún puede aceptar la verdad de la fe cristiana. En contraste, la apostasía implica la negación de la verdad de la fe cristiana.
Algunas de las advertencias en Hebreos tienen que ver con la reincidencia en el pecado y con la negligencia. Sin embargo, el completo rechazo de la fe cristiana parece ser la idea detrás de Hebreos 6:4-6. Cuando el apóstata rechaza la muerte redentora de Jesús, elimina toda posibilidad de restauración. Un reincidente que se arrepiente puede ser restaurado a través de la muerte expiatoria de Jesús.
¿Es posible que un verdadero cristiano cometa apostasía?
Algunos evangélicos afirman que es imposible que un verdadero cristiano cometa apostasía. Sin embargo, las advertencias de Hebreos tienen sentido solamente si el autor se está refiriendo a un verdadero peligro. Hebreos 6:4-6 señala claramente que la apostasía total y permanente es posible.
[1] L.G. Whitlock, «Apostasía» en Diccionario Evangélico de Teología (ed. por Walter Elwell). Editorial Caribe, 2000.
Hebreos advierte acerca del peligro real de la apostasía. Un tema común en las Epístolas Generales es el de las amenazas a la iglesia. Con frecuencia se advierte acerca herejías que distorsionan la doctrina cristiana. En Hebreos, la advertencia es contra el completo abandono de la fe cristiana. Este peligro es tan real hoy como lo era en el primer siglo.
Sí, Hebreos enseña que es posible abandonar la fe. Pero aún más importante es que Hebreos enseña que la fidelidad es posible. Contamos con el beneficio de la intercesión de Cristo a nuestro favor. Al mantener firme la profesión de nuestra fe, al motivarnos unos a otros al amor y a las buenas obras, y al congregarnos constantemente para adorar juntos, podemos permanecer fieles.[1] El punto culminante en Hebreos es el capítulo 11, con el testimonio de aquellos que fueron fieles por medio de la fe y que ahora constituyen una nube de testigos para todos los que corremos «con paciencia la carrera que tenemos por delante».[2]
El autor de esta carta es «Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo».[1] Santiago, que era hermano de Jesús, fue un escéptico durante la vida de Jesús, pero creyó después de su resurrección.[2] Murió como mártir por su fe en el año 62 d.C.
Esta carta probablemente fue escrita entre el inicio y la mitad de los años 40 d.C. Puesto que Santiago fue un líder en el Concilio de Jerusalén, en el cual se debatió el tema de la fe y las obras, es probable que Santiago se habría referido al Concilio de haber escrito la carta después del año 49 d.C.[3]
Audiencia y Propósito
Santiago escribió a «las doce tribus que están en la dispersión».[4]Este término (diáspora) se usó primero para referirse a la dispersión de los judíos posterior a la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. Santiago usa el término para referirse a los creyentes judíos que vivían fuera de Jerusalén. Las constantes referencias de Santiago al Antiguo Testamento revelan que su audiencia era principalmente judía. Al parecer estos creyentes eran pobres y estaban sufriendo persecución. Estaban siendo tentados al conflicto y a un estilo de vida mundano. Santiago escribe para recordarles a los creyentes que su fe debe ser vista a través de sus obras. Los creyentes deben poner su fe en práctica.
Contenido
Santiago y el Antiguo Testamento
Al igual que el profeta Amós, Santiago muestra que la fe que profesamos debe afectar nuestro diario vivir. Tanto Amós como Santiago insisten en que la verdadera religión se demuestra en la forma como tratamos a los demás. En 108 versículos, Santiago da más de cincuenta mandatos. Esta es una carta práctica.
► Lea Santiago 5:1-5 y Amós 4:1-2, 5:21-24. ¿Cómo se comparan estos dos mensajes?
Al igual que Proverbios, Santiago usa dichos cortos que resumen verdades importantes. Muchos temas en Santiago se asemejan a los temas del Libro de Proverbios: la lengua, las riquezas, la ira y la sabiduría.
Al igual que la Ley del Antiguo Testamento, Santiago muestra que una persona santa refleja el carácter de un Dios santo. El «Código de Santidad» de Levítico 19 muestra que una persona santa debe vivir en obediencia a un Dios santo. De modo similar, Santiago muestra que los creyentes del Nuevo Testamento deben vivir en obediencia a Dios. Ambos muestran que la fe que profesamos debe reflejarse en la vida que vivimos.
El Código de Santidad y Santiago
Levítico 19
Santiago
19:13 «No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana».
5:4 «Clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros».
19:15 «No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande».
2:9 «Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado».
19: 18 «No te vengarás, ni guardarás rencor».
5:9 «Hermanos, no os quejéis unos contra otros».
19:18b «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
2:8 «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Fe y Obras
Martín Lutero llamaba a la carta de Santiago la «epístola de paja» por su énfasis en las obras. Lutero creía que esta carta contradecía la enseñanza de Pablo de la justificación solamente por fe. Visto superficialmente, parece haber un conflicto entre Santiago 2:24 («el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe») y Romanos 3:28 («Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley»). Sin embargo, estas afirmaciones están dirigidas a dos audiencias muy diferentes que enfrentaban tentaciones distintas. Dado este contexto, el conflicto entre ambos versículos se resuelve.
Pablo se dirige a personas que intentaban ganar la salvación a través de las obras (obediencia a la Ley). Pablo responde que la salvación viene a través de la gracia de Dios y se recibe por fe.
Santiago se dirige a personas que veían la fe simplemente como un consentimiento mental a la verdad del evangelio. Sus vidas no eran transformadas, porque su fe no era una fe verdadera. Santiago insiste en que la fe verdadera transforma la vida. Santiago no cuestiona la centralidad de la fe, pero muestra que la fe debe demostrarse en acciones. Santiago muestra que la fe de Abraham y de Rahab se reflejó en sus acciones.[5]
El mensaje de Santiago no contradice el mensaje de Pablo; es una contraparte valiosa al mensaje de Pablo de la justificación por gracia por medio de la fe. Pablo muestra que somos justificados (reconciliados) con Dios solamente por medio de la fe. Santiago muestra que esta justicia (justificación ante los hombres) debe demostrarse en nuestras acciones.
Puesto que nuestra fe se demuestra con nuestras acciones, Santiago trata varios aspectos de la práctica cristiana, entre ellos:
Soportar las pruebas y la tentación (1:2-18)
Ser oidores y hacedores de la Palabra (1:19-27)
Parcialidad (2:1-13)
Dominio de la lengua (3:1-13)
Amistad con el mundo (3:14-4:4)
Orgullo (4:5-11)
Tentaciones de los ricos (4:13-5:6)
Paciencia en medio del sufrimiento (5:7-11)
El trato hacia quienes caen en pecado (5:19-20)
Con estas amonestaciones, Santiago muestra que la verdadera fe transforma la manera en que vivimos. Fe es más que aceptar la verdad; la fe transforma todo nuestro ser.
La Epístola de Santiago en la Iglesia Hoy
Aunque la carta de Santiago puede haber sido dirigida a creyentes judíos perseguidos en el primer siglo, su énfasis en el Cristianismo práctico habla profundamente al mundo moderno. La enseñanza práctica sobre la lengua, la riqueza, la ira y las relaciones en la iglesia nunca queda obsoleta. Santiago es un libro útil para todas las generaciones.
El antinomianismo se refiere a la falsa enseñanza de que los cristianos no están sujetos a la obediencia de la ley ética o moral. Esta doctrina sugiere que los creyentes que han sido justificados por gracia por medio de la fe están exentos de toda restricción. En cada generación, la iglesia ha sido tentada por la corriente del antinomianismo. Santiago permanece como un poderoso recordatorio de que la vida del cristiano debe ser marcadamente diferente de la vida del no creyente. A través de nuestras obras, el mundo ve la transformación que resulta de la fe salvadora en Cristo.
[6]Fe en Acción «El mayor de todos los problemas es lograr que el Cristianismo sea puesto en práctica». -Atribuido a Juan Wesley
Conclusión
Tanto Hebreos como la Epístola de Santiago señalan a Abraham como un modelo de fe en acción. Hebreos 11 menciona a Abraham como uno de los héroes de la fe; Santiago 2 muestra que es a través de las acciones de Abraham que su fe se demuestra.
La fe de Abraham se observa en su obediencia al llamado de Dios; «Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba».[1] La fe es más que decir, «Yo creo en las promesas de Dios»; la fe dice, «Iré a dónde tú me guíes».
La fe de Abraham se observa nuevamente en su obediencia al llamado de Dios para ofrecer a Isaac como sacrificio.[2] Una vez más, la fe es más que decir, «Yo creo en Dios». La fe dice, «Obedeceré tus mandatos, aun cuando no los entienda». Esta es la fe verdadera.
Santiago escribió a personas que afirmaban tener fe, pero cuyas vidas no habían sido transformadas por esa fe. Santiago señala a Abraham como ejemplo de lo que sucede como resultado de la fe verdadera. La fe de Abraham se demuestra en su obediencia al mandato de Dios de ofrecer a Isaac sobre el altar. Santiago concluye, «¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?».[3]
El ejemplo de Abraham muestra la relación correcta entre la fe y las obras. Si en verdad creemos (fe), nuestro estilo de vida será transformado (obras). Una profesión de fe sin un cambio en la forma como vivimos es vacía; todo intento de cambiar nuestra forma de vida aparte de la fe es inútil. Romanos, Gálatas, Hebreos y Santiago concuerdan entre sí: La fe verdadera tiene como resultado una vida transformada.
Demuestre su comprensión de esta lección con las siguientes asignaciones:
(1) Prepare un sermón o estudio bíblico sobre uno de los siguientes temas. Puede escribir un documento de 5-6 páginas, o grabar un sermón o estudio bíblico para una iglesia o grupo de hogar.
«Ejemplos de Fe». Utilice ejemplos de fe de Hebreos 11, así como ejemplos de la historia de la iglesia. Busque además ejemplos de su país o su entorno cultural que puedan inspirar fidelidad a su congregación.
«Apostasía». Como en Hebreos, el sermón debe incluir una advertencia contra la apostasía y una motivación a la fidelidad.
Un sermón o estudio bíblico basado en Santiago sobre un aspecto de la vida cristiana: la lengua, el conflicto, la riqueza, la oración, etc.
(2) Haga el examen correspondiente a esta lección. La prueba incluye los versículos asignados para memorizar.
Lección 10 Preguntas de Examen
1. ¿Por qué a los libros desde Hebreos hasta Judas se les llama «Epístolas Generales»?
2. Mencione dos argumentos a favor de Pablo como autor de Hebreos.
3. Mencione dos argumentos en contra de Pablo como autor de Hebreos.
4. Mencione dos formas en las que el libro de Hebreos muestra gran respeto por el Antiguo Testamento.
5. ¿Por qué el nuevo pacto es mejor que el antiguo pacto?
6. ¿Cuál es la diferencia entre la apostasía y la reincidencia en el pecado?
7. ¿Cuándo fue que Santiago, el hermano de Jesús, creyó en Jesús como el Mesías?
8. Con base en el saludo, ¿cuál es la audiencia probable de la Epístola de Santiago?
9. En un párrafo, explique la relación entre Santiago 2:24 (el hombre es justificado por las obras, no sólo por la fe) y Romanos 3:28 (el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley).
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