En ocasiones los lectores modernos asumen que la iglesia primitiva no tenía problemas significativos. Pensamos, «¡Sería maravilloso haber vivido en el tiempo de la iglesia primitiva, cuando todo era unidad y avivamiento!». Las cartas de Pablo a los Corintios y Gálatas presentan una imagen muy diferente. Las iglesias del primer siglo luchaban con falsas doctrinas, pecado entre sus miembros, confusión en cuanto a enseñanzas bíblicas importantes, y preguntas con respecto a la autoridad y la disciplina en la iglesia. En otras palabras, estos libros muestran un mundo muy similar al actual. Por esta razón, estas cartas a iglesias del primer siglo que estaban en conflicto tienen mucho que enseñar a las iglesias en conflicto de nuestros días.
1 Corintios
Autor y Fecha
Corinto era un puerto marítimo localizado en un istmo entre el Mar Egeo y el Mar Jónico. Mercancías eran descargadas de un lado del istmo, transportadas a través de la delgada franja de tierra, y cargadas de nuevo en barcos al otro lado. La ubicación estratégica de Corinto brindaba grandes oportunidades para el evangelio. Gran cantidad de marineros esperaban en esta ciudad mientras sus barcos eran cargados y descargados. Esto permitía evangelizar a personas de todo el Imperio Romano.
Pablo plantó la iglesia en Corinto durante su segundo viaje misionero, alrededor del año 50 d.C.[1] Con Aquila y Priscila, dos creyentes de Roma, Pablo pasó dieciocho meses predicando en Corinto. Primero empezó predicando en la sinagoga. Cuando fue expulsado de la sinagoga, continuó predicando en una casa contigua. Muchos corintios, incluyendo el líder de la sinagoga, respondieron a la predicación del evangelio.
Pablo escribió 1 Corintios cerca de cinco años después. La carta fue escrita mientras Pablo estaba en Éfeso, durante su tercer viaje misionero.[2] Pablo escribió para responder a los problemas que habían surgido en la iglesia de Corinto. Pablo no podía viajar a Corinto inmediatamente, así que escribió esta carta y la envió con Timoteo. Pablo encomendó a Timoteo entregar la carta y dar instrucción adicional durante su visita.[3]
Estilo
1 Corintios es a la vez sencilla y difícil de interpretar. Es sencilla porque 1 Corintios es una «carta ocasional» – una carta escrita en respuesta a una situación (u ocasión) específica. En un sentido, esto hace la carta sencilla. En vez de escribir un complejo tratado doctrinal, Pablo está abordando problemas concretos.
No obstante, este tipo de carta puede ser difícil porque tenemos solamente un lado de la correspondencia entre Pablo y la iglesia. Deducir cuáles eran los problemas a los que Pablo estaba respondiendo puede hacer que 1 Corintios sea difícil de interpretar.
Dos ejemplos muestran que Pablo estaba respondiendo a preguntas de la iglesia en Corinto. 1 Corintios 7:1 empieza diciendo, «En cuanto a las cosas de que me escribisteis…». Luego Pablo escribe una frase que probablemente es una cita de la carta que recibió de ellos, «…bueno le sería al hombre no tocar mujer». Entonces Pablo responde a esta idea de que es mejor que hombres y mujeres eviten tener relaciones sexuales: «Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido».
De modo similar, 1 Corintios 8:1 inicia diciendo, «En cuanto a lo sacrificado a los ídolos…». La siguiente frase probablemente es una cita de la carta de ellos, «…sabemos que todos tenemos conocimiento». Pablo responde, «El conocimiento envanece, pero el amor edifica».[4] Cuando leemos las cartas a los Corintios, estamos leyendo un lado de la correspondencia. En ocasiones es necesario distinguir el consejo de Pablo de las citas de los creyentes de Corinto.
Propósito
La primera carta de Pablo a los Corintios fue motivada por un informe alarmante de tres líderes de la iglesia.[5] Estéfanas, Fortunato y Acaico comunicaron que había división en la iglesia, que el pecado estaba siendo tolerado, y que la autoridad apostólica de Pablo había sido desafiada. Pablo escribió 1 Corintios para abordar estos problemas y para responder preguntas de los creyentes en Corinto.
Contenido de 1 Corintios
En la introducción, Pablo afirma su autoridad como «apóstol de Jesucristo» y les recuerda a los creyentes de Corinto que son «santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos».[6] Luego se refiere a una serie de problemas que ilustran la incapacidad de los corintios para vivir conforme al llamado de Dios para su pueblo.
División (1 Corintios 1-4)
Pablo había plantado la iglesia en Corinto. El elocuente orador Apolos había predicado allí después de haber sido instruido por Aquila y Priscila.[7] Es probable que Pedro haya visitado Corinto.[8] La iglesia en Corinto se había dividido en facciones, y cada grupo proclamaba a uno de estos maestros como su líder. Algunos afirmaban estar por encima de toda esta división, proclamando, «Yo soy de Cristo». Sin embargo, incluso este grupo estaba motivado por un espíritu de orgullo, no de humildad.[9]
Los temas que se tratan más adelante en 1 Corintios muestran que esta división estaba afectando la adoración semanal y la celebración de la Cena del Señor en la iglesia. Además, esta división puede haber sido un factor en la renuencia de la iglesia para confrontar el pecado entre sus miembros.
Pablo inicia con una defensa de su ministerio. Los que proclamaban a Apolos como su líder rechazaban la autoridad apostólica de Pablo y se burlaban de su apariencia y su forma de hablar poco impresionantes. Pablo defiende su autoridad apostólica con el fin de tener una plataforma para confrontar los problemas de la iglesia. Como su padre espiritual, Pablo ama demasiado a sus «hijos amados»[10] como para dejarlos desviarse por sus propios caminos. De este modo, Pablo empieza con una vehemente defensa de su ministerio; «Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios...».[11]
Muchos de los miembros de la iglesia comparaban el discurso sencillo de Pablo con la elocuente oratoria de Apolos, por lo que Pablo explica que él no fue «con excelencia de palabras o de sabiduría». «Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder…».[12] Pablo no ataca a Apolos,[13] pero muestra que su propio ministerio en Corinto estaba basado en el poder del Espíritu Santo trabajando a través de su mensaje. Los corintios se gloriaban en la sabiduría humana; Pablo los llama a volver al evangelio.
Inmoralidad (1 Corintios 5-6)
► ¿Cómo deberían los líderes de las iglesias enfrentar el pecado entre sus miembros?
Como una ciudad portuaria romana plagada de templos paganos que incluían la prostitución como parte de la adoración a los ídolos, Corinto era conocida por su depravación sexual. La palabra «corintianizar» significa corromper la moral de una persona.
La iglesia de Corinto se había negado a disciplinar a uno de sus miembros que estaba viviendo en una relación inmoral con su madrastra, conducta reprochada incluso por los paganos.[14] Sin embargo, la iglesia de Corinto se había vuelto tan arrogante que se negaba a abordar el problema.
La instrucción de Pablo es importante para entender la correcta disciplina en la iglesia. Pablo demanda que el hombre en cuestión sea expulsado de la iglesia con la esperanza de que se arrepienta.[15] La iglesia debe juzgar el pecado entre sus miembros por dos razones: para llevar al pecador al arrepentimiento y para evitar los reproches al evangelio. Pablo no está confrontando las acciones de los incrédulos, ni siquiera las de un reincidente arrepentido. Él está refiriéndose al pecado voluntario y continuo por parte de un miembro activo de la iglesia.
En relación con esto, Pablo habla sobre las demandas entre los creyentes. Los corintios se negaban a juzgar el pecado dentro de la iglesia, pero eran rápidos para llevar las ofensas personales ante los tribunales públicos. Pablo les pregunta cómo pueden «juzgar al mundo» si no son lo suficientemente sabios para resolver las disputas entre los hermanos creyentes.
Preguntas de los Corintios (1 Corintios 7:1-16:9)
Pablo ahora responde a una serie de preguntas que los corintios le hicieron en una carta que le habían enviado.[16] Cada tema se introduce con la frase «En cuanto a…». Pablo cita su pregunta y luego responde a la inquietud planteada.
Celibato y Matrimonio (1 Corintios 7:1-23)
Algunos estaban enseñando que «…bueno le sería al hombre no tocar mujer».[17] Pablo responde que el matrimonio es el contexto apropiado para la expresión sexual. En esta sección también se refiere al problema del divorcio, un tema particularmente difícil para los nuevos creyentes que estaban casados con no creyentes.
Los Solteros y las Viudas (1 Corintios 7:25-40)
A causa de «la necesidad que apremia», Pablo creía que era mejor para los que no estaban casados permanecer así. Sin embargo, dejó claro que este era su juicio personal, no un «mandamiento del Señor». La «necesidad que apremia» se refiere a la persecución de los creyentes por el gobierno romano. También podría referirse a la posibilidad de una mayor persecución a medida que el regreso del Señor se acerca.[18]
La Comida Ofrecida a los Ídolos (1 Corintios 8:1-11:1)
► En su contexto ministerial, ¿cuáles prácticas culturales se asemejan al problema de los corintios y la comida ofrecida a los ídolos?
Pablo responde extensamente a la difícil pregunta sobre la comida ofrecida a los ídolos. Los corintios basaban su decisión en su conocimiento superior, «…sabemos que todos tenemos conocimiento». Pablo responde que en lugar de basar nuestra decisión únicamente en el conocimiento (el cual «envanece»), debemos actuar basados en el amor (el cual «edifica»).
Pablo hace una distinción entre comer en los comedores de los templos paganos y comprar en el mercado. Al comer en los banquetes de los templos, un creyente «que tiene conocimiento» puede hacer que un hermano más débil se pierda al verse tentado a ir contra su conciencia. Como ejemplo del espíritu que los corintios deberían tener, Pablo les recuerda que él renunció a su derecho, como su pastor, de recibir apoyo económico de ellos, con el fin de evangelizar la ciudad.
Además, comer en los templos paganos era participar en la práctica idólatra.[19] Pablo concluye, «No podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios».
Aunque los creyentes no deben comer en un contexto religioso pagano, Pablo trata de modo diferente el tema de comprar en un mercado donde se vende carne que ha sido ofrecida a los ídolos. Puesto que en este caso no hay una asociación directa con la idolatría, Pablo sugiere que los creyentes compren lo que esté disponible, «sin preguntar nada». La excepción a esta libertad es cuando se encuentra presente alguien que podría resultar perjudicado. Un hermano más débil podría asociar el hecho de comprar esta carne con la idolatría. En este caso, Pablo les recuerda a los corintios la responsabilidad cristiana de no buscar «su propio bien, sino el bien del otro».
El principio clave es el amor. El amor por Dios le impide al creyente participar en un banquete ofrecido a los ídolos en un templo pagano. El amor por sus hermanos cristianos le impide al creyente comer carne ofrecida a los ídolos, socavando la fe de un hermano más débil.
Adoración y Dones (1 Corintios 11:2-14:40)
Luego Pablo trata los temas de la autoridad, la observancia de la Cena del Señor, y los dones espirituales. Los problemas en estas áreas surgían del orgullo y la división que estaban separando a la iglesia en Corinto. En lugar de verse a sí mismos como miembros de un solo cuerpo, los corintios estaban usando los dones espirituales como un medio para auto-promoverse. La respuesta apropiada para esta actitud es recordar que el amor es más grande que los dones espirituales.
La Resurrección de Cristo y de los Muertos (1 Corintios 15)
Respondiendo a preguntas acerca del futuro de los creyentes que habían fallecido, Pablo empieza estableciendo la verdad histórica de la resurrección de Cristo. Luego argumenta que la resurrección de Jesús es «primicias de los que durmieron». Puesto que Cristo conquistó la muerte, el creyente tiene la promesa de la resurrección.
La Ofrenda para los Santos de Jerusalén (1 Corintios 16:1-4)
En su tercer viaje misionero, Pablo recogió una ofrenda entre las iglesias gentiles para ayudar a los creyentes en Jerusalén que estaban sufriendo a causa de la oposición de los líderes judíos. Esta ofrenda era importante para Pablo como una expresión práctica de la doctrina de la unidad de la iglesia. Con esta ofrenda, los creyentes gentiles demostraron que al ser parte de la iglesia tenían la obligación de ayudar a sus hermanos judíos.
Despedida (1 Corintios 16:5-24)
Pablo concluye su carta con una referencia a sus planes para una futura visita a Corinto, con saludos escritos de su puño y letra, y una despedida.
[15] «…el tal sea entregado a Satanás» probablemente se refiere a expulsarlo de la iglesia. Fuera de la iglesia, en el mundo, es el ámbito de dominio de Satanás.
[19] 1 Corintios 10:1-22 usa la historia de la incredulidad de Israel como una advertencia contra la participación en prácticas idolatras.
2 Corintios
Contexto y Propósito de 2 Corintios
2 Corintios fue escrita un año después de 1 Corintios. Al parecer la visita de Timoteo no logró resolver los problemas de la iglesia en Corinto. Entonces Pablo mismo visitó la iglesia. Fue una visita «dolorosa» durante la cual la iglesia resistió su autoridad.[1] Entonces Pablo regresó a Éfeso, desde donde escribió otra carta (la cual no se ha encontrado) y la envió con Tito.[2]
Desde Éfeso, Pablo viajó a Macedonia, donde esperó noticias desde Corinto. Tito reportó que la mayoría de los corintios se habían arrepentido de su rebelión.[3] Sin embargo, un pequeño grupo siguió rechazando la autoridad de Pablo. La última parte de 2 Corintios se refiere a este grupo y prepara el camino el camino para la tercera visita de Pablo.
Los propósitos de 2 Corintios son:
Alabar a los corintios por el arrepentimiento del que Tito le informó (1-7).
Finalizar la recolecta de la ofrenda para la iglesia en Jerusalén (8-9).
Confrontar la rebelión continua de algunos miembros (10-13).
El siguiente cuadro muestra una cronología para 1 y 2 Corintios. Aunque algunas fechas son inciertas, esta es la cronología más probable de la relación entre Pablo y la iglesia de Corinto.
El estilo de 2 Corintios muestra sus distintos propósitos. Esta carta se asemeja a una antología, en la que Pablo da respuesta a muchos asuntos diferentes. Al igual que 1 Corintios, es una carta ocasional que trata asuntos específicos relacionados con la situación de la iglesia en Corinto. En vez de presentar un esquema de esta difusa carta, resulta más útil identificar algunos temas que se abordan en ella.
Defensa del Apostolado de Pablo
Con cierta incomodidad aparente, Pablo defiende su apostolado en un pasaje extenso. Sus enemigos han usado los sufrimientos y dificultades de Pablo como evidencia contra su autoridad como apóstol. Estos enemigos se glorían en el éxito y el poder; Pablo se gloría en sus debilidades, «para que repose sobre mí el poder de Cristo».[8] Su autoridad viene de Dios, quien ha escogido trabajar a través de las debilidades de Pablo como un medio para revelar su gloria.
Defensa de la Integridad de Pablo
Pablo había pensado visitar Corinto con anterioridad, pero retrasó su viaje para esperar que las heridas de su última visita sanaran. Por esta razón, viajó primero a Macedonia en lugar de ir directamente a Corinto. Este cambio de planes dio lugar a un ataque por parte de los enemigos de Pablo, quienes lo acusaron de no ser confiable. Pablo explica su cambio de planes a la luz de la dirección de Dios para su ministerio.[9]
Planes para la Tercera Visita de Pablo
Hay algunos que siguen rechazando la autoridad de Pablo y diciendo que es débil. Pablo anuncia que va a regresar a Corinto, y les exhorta a arrepentirse antes de su llegada. A pesar de la agitación causada por sus oponentes, el objetivo de Pablo es la reconciliación. Previamente en la carta, él asegura que ha perdonado a uno de los ofensores que se mostró arrepentido.[10] Al final de la carta, nuevamente exhorta a la restauración. El objetivo de Pablo es la reconciliación, no la venganza.
La fecha más probable de la Epístola a los Gálatas es alrededor del año 48 d.C. Pablo y Bernabé evangelizaron la parte sur de Galacia durante su primer viaje misionero, que inició en el año 47 d.C. Es probable que Pablo haya escrito esta carta en respuesta a ciertos problemas que surgieron entre estos nuevos creyentes poco después de su partida.
Uno de los argumentos a favor de esta fecha es el hecho de que Pablo no menciona el Concilio de Jerusalén en esta carta. Puesto que la carta se refiere al tema de los gentiles y la ley (el cual se trató en el Concilio de Jerusalén en el año 49 d.C.), es probable que de haber escrito la carta después del 49 d.C., Pablo habría mencionado este concilio. La fecha del 48 d.C. hace de Gálatas la primera de las epístolas de Pablo.
Propósito
El propósito de Gálatas se establece claramente desde el párrafo de apertura. Después de haber venido a Cristo como resultado del ministerio de Pablo, los creyentes gálatas han abandonado el evangelio. Pablo les escribe para llamarlos de vuelta al evangelio de Jesucristo, las «buenas nuevas» de la ley del amor que se vive en el poder del Espíritu.
Poco después de que Pablo y Bernabé partieron de Galacia, falsos maestros visitaron la iglesia, predicando que los creyentes gentiles debían ser circuncidados y observar la ley judía. Estos maestros no rechazaban totalmente la obra salvadora de Jesús. Sin embargo, insistían en que somos justificados por la fe en Cristo junto con la obediencia a la Ley. Pablo escribe para recordarles a estos creyentes que somos justificados por gracia, solamente por la fe en Jesús.
Contenido
Gálatas es la carta en la que Pablo usa las palabras más duras. Pablo reprende a los gálatas por su insensatez al ir tras un evangelio diferente, y los exhorta a volver al verdadero evangelio de Cristo. Lo hace a través de una serie de planteamientos contrastantes. Gálatas es un llamado a una decisión dramática: libertad en Cristo o esclavitud en la carne.
El Verdadero Evangelio en Contraposición a un Evangelio Falso
A diferencia de cartas posteriores en las que Pablo se identifica a sí mismo como apóstol y como siervo de Jesucristo, en Gálatas Pablo se identifica usando únicamente palabras de autoridad. «Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)…».[1] Este es el lenguaje de la autoridad apostólica.
En Galacia el mensaje de Pablo fue desafiado por los judaizantes. Parte de este desafío probablemente fue expresado de esta forma: «Pablo no fue discípulo de Jesús. De hecho, ¡él perseguía a la iglesia! ¿Por qué deberían prestar atención a su mensaje? Él no es un verdadero apóstol». Pablo responde, «Yo no fui escogido por hombres ni por voluntad de hombres. Soy un apóstol llamado por Jesús mismo y por Dios el Padre, quien lo levantó de entre los muertos».
Pablo quiere que los creyentes gálatas sepan que el evangelio que él les predicó es el verdadero evangelio de Jesucristo. Uno de los sermones de Pablo en Galacia se registra en Hechos 13:16-41.
► Lean el sermón de Pablo en Hechos 13:16-41. ¿Cuáles temas se tratan en el sermón?
Observe el contenido de este resumen del evangelio:
Dios trabajó a través de la historia de Israel para levantar un Salvador.
Jesús es el Salvador, anunciado por Juan el Bautista.
Jesús fue rechazado por «los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes».[2]
Ellos crucificaron a Jesús, pero «Dios le levantó de los muertos».[3]
Jesús fue visto por muchos testigos después de su resurrección.
«De todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree».[4] Este es un mensaje crucial para los creyentes gentiles. Desde su primer mensaje, Pablo predicó que somos justificados por la fe («todo aquel que cree»), no por la ley de Moisés.
Este es el verdadero evangelio, el mensaje de justificación solamente por fe. Para el momento en el que Pablo escribió Gálatas, estos nuevos creyentes se habían vuelto a un «evangelio diferente», que ni siquiera es realmente un evangelio.[5] La esclavitud de la «justificación por las obras de la Ley» está lejos de las buenas nuevas de la «justificación por la fe» predicada por Pablo.
Justificación por Gracia
El Evangelio dice
Somos salvos por fe.
Judaizantes dijeron
Somos salvos por fe + la Ley.
Amenazas actuales al Evangelio dice
Somos salvos por fe + ___________.
Gracia versus Legalismo
¿Cuál era el «falso evangelio» de los legalistas? Los Judaizantes[6] enseñaban que los creyentes gentiles obtenían la salvación a través de la obediencia a todos los aspectos de la Ley Mosaica. Pablo, por el contrario, enseñaba que somos justificados por gracia, no por obras. Su enseñanza se basaba en cuatro argumentos:
La experiencia de Pablo. Pablo apunta al evangelio revelado en el camino a Damasco. Pablo había sido enemigo del evangelio y perseguidor de la iglesia. En sus propias palabras, «…en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres».[7] Si la salvación se obtiene por la obediencia a la ley, Pablo no necesitaba el evangelio; él obedecía fielmente la ley. Pero «agradó a Dios… revelar a su Hijo» y llevar a Pablo a la verdad de que «el hombre no es justificado por las obras de la ley,sino por la fe de Jesucristo».[8]
La experiencia de los gálatas. Los gálatas recibieron el Espíritu «por el oír con fe», no «por las obras de la ley». «Habiendo comenzado por el Espíritu», ¿cómo podían ahora «acabar por la carne?».[9]
La experiencia de Abraham. «Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia». Ahora, todos los que creen son «hijos de Abraham».[10] Así como Abraham fue justificado por la fe, los cristianos son justificados por fe, no por obras.
La misma ley. Pablo afirma que quienes confían en las obras de la ley están bajo la maldición de Dios, mientras que «el justo por la fe vivirá».[11] Pablo desafía a los gálatas: «Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud».[12]
¿Quién es Legalista?
¿Es legalista una persona que se esmera por obedecer a Dios? ¡No! Dios espera que sus hijos le obedezcan. Una persona legalista es aquella que obedece la ley de Dios con el fin de ganar la salvación.
El meollo del asunto es el corazón. Externamente, un legalista y una persona de fe pueden parecer iguales. La persona de fe obedece a Dios porque ama a Dios y quiere agradarle. El legalista obedece a Dios para ganar su favor. La motivación para la obediencia, no la obediencia en sí, es lo que define al legalista.
El Fruto del Espíritu y la Esclavitud de la Carne
► ¿El ser libres de las «obras de la ley» nos da licencia para ir tras los deseos carnales?
Pablo estaba consciente del peligro de que el mensaje de justificación sólo por la fe pudiera ser interpretado erróneamente. Algún lector podría pensar, «¡Qué maravillosa noticia! Soy justificado por gracia, por medio de la fe. La ley ya no importa. ¡Puedo hacer lo que quiera! Puedo vivir conforme a mis deseos carnales». Tanto en Romanos como en Gálatas, Pablo confronta esta falsa enseñanza. En Romanos, Pablo les recuerda a sus lectores que aquellos que han muerto al pecado no pueden seguir viviendo en pecado.[13] En Gálatas, Pablo les exhorta, «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne».[14]
Pablo advierte a sus lectores, «…no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros».[15] Pablo jamás enseña que la ley sea inútil; él enseña que el cumplimiento de la ley es el amor. La respuesta de Pablo al legalismo no es una licencia para pecar. La respuesta al legalismo es el amor. La ley se cumple en el amor. Si amamos a Dios, vamos a obedecer su ley voluntariamente; la ley nos enseña cómo vivir de una manera que agrada a Dios. Obedecemos por amor, no porque estemos en esclavitud. El amor cumple la ley.
Tres Puntos de Vista sobre las Obras
Legalista
Permisivo
Amor
«Soy salvo por mis obras».
«Soy salvo por gracia; las obras no importan».
«Soy salvo por gracia; ¡obedezco a Dios por amor a Aquel que me salvo por Su gracia!».
Pablo contrasta las obras de la carne con el fruto del Espíritu.[16] Enseña que si andamos en el Espíritu, vamos a reflejar Su fruto en nuestra vida. Si sembramos para la carne, vamos a cosechar corrupción. Si sembramos para el Espíritu, vamos a cosechar vida eterna.[17] La ley del amor no es una licencia para pecar. Por el contrario, el amor nos empodera para caminar en obediencia a Dios.
La ley del amor tiene grandes implicaciones prácticas para el creyente. Viviendo de este modo, vamos a restaurar a aquellos que caen en tentación; vamos a llevar las cargas los unos de los otros; vamos a tener un concepto apropiado de nosotros mismos; vamos a cosechar vida eterna.[18] Esta es la verdadera libertad cristiana.
[6] «Judaizantes» es el término utilizado para referirse a los maestros que, en los tiempos de la iglesia primitiva, trataban de unificar la práctica judía y la doctrina cristiana. Profesaban ser cristianos, pero insistían en que los creyentes gentiles también debían observar toda la ley judía.
Al enfrentar conflictos en la iglesia, en ocasiones nos vemos tentados a pensar, «¡No había tantos problemas en el pasado!». Corintios y Gálatas nos recuerdan que «los problemas que tenemos hoy no son nuevos». Estas cartas le hablan directamente a la iglesia del siglo XXI.
1 Corintios nos recuerda acerca de la unidad de la iglesia. Aunque diferimos en muchas áreas, el cuerpo de Cristo es uno. Esta verdad debe guiarnos al tratar con los desacuerdos dentro de la iglesia; debe guiarnos al abordar los conflictos entre los creyentes; y debe guiarnos al usar nuestros dones para edificar el cuerpo de Cristo.
Estas cartas nos recuerdan que hemos sido llamados al ministerio de la reconciliación. En Corintios, Pablo enseña que el perdón debe otorgarse voluntariamente cuando ha habido división en la iglesia. De igual modo, en Gálatas Pablo enseña que debemos procurar restaurar a aquellos que han caído.
Gálatas nos recuerda la gran doctrina de la justificación por gracia por medio de la fe. Pablo advierte contra cualquier intento de enseñar que «la justificación es por fe junto con…». Nada (ni la Ley Mosaica, ni las obras, ni ninguna otra cosa) puede añadirse a la fe en la obra de Cristo como fundamento de nuestra justificación delante de Dios.
Gálatas nos recuerda las implicaciones de la ley del amor en nuestra vida. La ley del amor transforma nuestra vida como creyentes.
Conclusión
A principios de mayo de 1738, William Holland testificó acerca de la seguridad de la fe, después de escuchar a Carlos Wesley leer el Comentario de Gálatas de Lutero. Charles Wesley escribió en su diario, «Esta noche pasé algunas horas en privado con Martín Lutero, quien fue de gran bendición para mí… Medité, esperé y oré para sentir “al que me amó, y se entregó a sí mismo por mí”».
Pocos días después, un domingo de Pentecostés, Charles mismo dio testimonio de esta certeza. Cuatro días después, mientras escuchaba a William Holland leer el Prefacio a Romanos de Martín Lutero, Juan Wesley también recibió esta certeza de fe.
El mensaje de justificación por la fe transformó la vida de Lutero y de los hermanos Wesley; y ha transformado las vidas de millones de creyentes. Este mensaje es tan importante hoy como lo fue en el siglo XVII.[1]
[1] De la «Introduction» de J.I. Packer a Galatians por Martin Luther. Crossway Classic Commentaries, 1998.
Lección 6 Tarea
Demuestre su comprensión de esta lección con las siguientes asignaciones:
(1) Elija una de las siguientes asignaciones:
Como guía de estudio para 1 Corintios, prepare un bosquejo de una página donde se identifique cada uno de los temas que Pablo trata en esta carta. Su bosquejo debe incluir tres puntos:
La pregunta o problema;
Un breve resumen de la respuesta de Pablo;
La referencia al pasaje de 1 Corintios en el que se trata cada tema.
Escriba un ensayo de una página sobre los desafíos modernos a la doctrina de la justificación por gracia por medio de la fe. Aunque ya no enfrentamos a los judaizantes y sus intentos de exigir la circuncisión, ¿cuáles son otras cosas que los cristianos a veces buscan añadir a la gracia por medio de la fe como fundamento de nuestra justificación?
(2) Haga el examen correspondiente a esta lección. La prueba incluye los versículos asignados para memorizar.
Lección 6 Preguntas de Examen
1. ¿Por qué Corinto era una ciudad importante para la estrategia evangelística de Pablo?
2. ¿Quién trabajó con Pablo plantando la iglesia en Corinto?
3. ¿Cuáles problemas en la iglesia de Corinto motivaron a Pablo a escribir 1 Corintios?
4. ¿Cuál frase introduce cada tema de Pablo en 1 Corintios?
5. Mencione tres temas que Pablo trata en 2 Corintios.
6. ¿Cuál es el propósito de Gálatas?
7. ¿Cuál era la falsa enseñanza de los judaizantes?
8. ¿Cuál es la elección que se presenta en Gálatas?
9. Defina qué es un legalista.
10. En su argumento contra el legalismo, Pablo señala cuatro cosas. ¿Cuáles son?
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