Repaso de la Lección 7
Comenten los puntos principales de la lección 7. Pregunte a los estudiantes quiénes desean compartir sus oraciones personales de la lección 7.
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by Tim Keep
Comenten los puntos principales de la lección 7. Pregunte a los estudiantes quiénes desean compartir sus oraciones personales de la lección 7.
Al finalizar esta lección, el estudiante deberá ser capaz de:
(1) Entender la importancia de las disciplinas espirituales clásicas para la formación espiritual.
(2) Tener una mejor comprensión de estas disciplinas.
(3) Empezar a poner estas disciplinas en práctica.
Cristianos Que Viven en Condiciones Difíciles
Daisy dirige una congregación de trabajadores extranjeros en París. Para sobrevivir financieramente, casi todos los miembros de su congregación viven en pequeños apartamentos compartidos, en condiciones bastante hacinadas. La mayoría trabaja largas jornadas con poco tiempo libre durante todo el año. ¿Puede la formación espiritual tener lugar en estas condiciones tan difíciles?
La mayoría de los cristianos que no viven en los Estados Unidos viven en ciudades sobrepobladas. Muchos viven en condiciones de pobreza, tratando de sobrevivir con cuatro dólares al día o menos. Muchos tienen que desplazarse largas distancias para ir a sus trabajos, lo que les consume de dos a tres horas cada día. Muchos viven con sus familias extendidas, o viven lejos de sus familias. Para estos creyentes, encontrar un tiempo tranquilo y un lugar para estar a solas es un gran desafío; hacer de la oración y la meditación en la Palabra de Dios una prioridad diaria requiere un tremendo compromiso.
Cristianos Que Viven Vidas Ocupadas
En Occidente, la mayoría de los cristianos vive en un mundo materialista y acelerado. Es difícil bajar el ritmo de vida para enfocarse en lo espiritual. Por lo general tienen suficiente espacio, viven por encima de la línea de supervivencia, tienen acceso a lugares tranquilos, y si simplifican un poco su vida pueden tener tiempo libre para las disciplinas espirituales. Su desafío a menudo es simplemente reconocer el valor de las disciplinas espirituales y tomar el tiempo para cultivar la presencia de Dios.
En el portón de entrada al campo de entrenamiento de la Marina en Parris Island, Carolina del Sur, hay un rótulo que dice, “¡Donde Empieza la Diferencia!”[1] ¿Cuál es la diferencia para un soldado de la Marina de los Estados Unidos? Algunas de las diferencias son: una postura corporal rígida, un uniforme impecable, un sentido de enfoque y determinación, disciplina personal, fortaleza física y mental, disposición para seguir órdenes y la capacidad de funcionar como miembro de un equipo de combate. Estas características se desarrollan a través de un intenso entrenamiento en Parris Island. Los soldados saben que su vida puede depender de la calidad de su entrenamiento. ¡La diferencia empieza con el entrenamiento!
► Si una persona no creyente observara a los cristianos de su iglesia, ¿cuáles serían las principales diferencias que podría encontrar entre ellos y las personas no creyentes?
La iglesia, el ejército de Dios, ha sido llamada a “hacer discípulos de todas las naciones.”[2] Esto es más que llevar personas a una experiencia de salvación; es ayudar a los nuevos creyentes a ser formados a la imagen de Cristo. Su vida, así como la vida de la iglesia, depende de nuestra fidelidad a este llamado.
¿Cómo podemos cumplir esta misión? ¿Cómo podemos hacer discípulos de Jesús realmente devotos? Aún más importante para este curso, ¿cómo podemos desarrollar un carácter semejante al de Cristo? ¿Cómo podemos ser transformados de un estado de quebrantamiento y egocentrismo a un estado de plenitud y utilidad en el reino de Dios? Parte de la respuesta se encuentra en la práctica de las disciplinas espirituales clásicas. Richard Foster dice, “La superficialidad es la maldición de nuestra época… La mayor necesidad hoy en día no es de más personas inteligentes, o talentosas, sino de más personas comprometidas con la búsqueda de una vida espiritual profunda… Las disciplinas clásicas de la vida espiritual nos llaman a ir más allá de la superficie hacia las profundidades.”[3]
Al decir “clásicas” nos referimos a las disciplinas que han sido practicadas por los cristianos fieles en cada generación.
[1] Ilustración y aplicación tomadas del Dr. Michael Avery.
[2] Mateo 28:19.
[3] Richard Foster, Celebración de la Disciplina (Florida: Peniel, 2009), 1.
La práctica de las disciplinas espirituales, junto con el ministerio del Espíritu Santo, provee el entrenamiento para una vida victoriosa. Estas disciplinas son absolutamente esenciales para dejar atrás la vida cristiana nominal, tibia y en constante derrota. Cada generación de cristianos fieles lo ha demostrado.
Las disciplinas espirituales fueron importantes en la vida de Jesús. Si queremos ser formados a su imagen, estas disciplinas deben ser cada vez más importantes en nuestra vida también.
Las Disciplinas Espirituales Combaten Contra El Mundo, la Carne Y El Diablo
Es mejor entender la vida cristiana como un campo de batalla.[1] La necesidad de un esfuerzo ferviente, lleno de fe, y de un firme compromiso espiritual es enfatizada claramente por Jesús y los apóstoles. Jesús dijo, “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos (los creyentes de corazón ferviente y profundamente devotos) lo arrebatan.”[2] Pablo se refiere a la vida cristiana como una batalla.[3] Esta batalla requiere cristianos alertas, despiertos y vigilantes. Los cristianos tibios y nominales simplemente no sobrevivirán.
En la alegoría escrita por John Bunyan, El Progreso del Peregrino, el personaje principal, Cristian, visita la casa del Intérprete. Ahí Cristian recibe una visión de un ejército armado que marcha hacia las puertas del Cielo; este ejército derrota a los guardas y entra por las puertas de la santa ciudad con gran regocijo. Cristian no entiende esta visión, por lo que el Intérprete se la explica. La visión significa que cada cristiano que desea entrar al Cielo requiere una determinación urgente y celosa, porque todas las huestes del Infierno tratarán de detenerlo.
La práctica de las disciplinas espirituales fortalece nuestro corazón y nos prepara mental y espiritualmente para la batalla contra el mundo, la carne y el diablo.[4]
Las Disciplinas Espirituales Son Un Medio de Gracia Que Nos Equipa Para la Batalla
En este campo de batalla, necesitamos gracia. Usted y yo no somos capaces de derrotar a este mundo, la carne o el diablo. En realidad, todo esfuerzo humano para alcanzar la justicia es insuficiente. La justicia es un don de Dios. No hay nada que podamos hacer para recibir la plenitud de Jesús. Pero Dios nos ha dado las disciplinas espirituales como un medio para recibir gracia. Richard Foster escribe,
“Un agricultor no puede hacer que las semillas broten y crezcan; todo lo que puede hacer es proveer las condiciones necesarias para que esto suceda. El agricultor prepara la tierra, planta la semilla, riega la planta, y luego las fuerzas naturales de la tierra se encargan de producir la cosecha. Es lo mismo con las disciplinas espirituales – son una forma de sembrar para el Espíritu. Las disciplinas son la forma de Dios de plantarnos en la tierra; ellas nos colocan donde Dios puede trabajar en nosotros y transformarnos.”[5]
El autor y maestro de formación espiritual Robert Mulholland escribe,
“En el análisis final, no hay nada que podamos hacer para transformarnos a nosotros mismos en personas que aman y sirven como Jesús lo hizo, excepto disponernos para que Dios haga su obra de gracia transformadora en nuestra vida.”[6]
Luego explica que hay tres formas en las que podemos disponernos para que Dios efectúe la transformación espiritual en nosotros: la confrontación, la consagración y las disciplinas espirituales:
(1) La gracia fluye a través de la confrontación.
“Por algún medio – la Biblia, la adoración… un hermano o hermana en Cristo… – el Espíritu de Dios puede revelar cierta área en la cual no hemos sido conformados a la imagen de Cristo.”[7]
(2) La gracia fluye a través de la consagración.
“Debemos llegar al punto de decirle sí a Dios en cada área en la que no somos semejantes a Cristo. Debemos permitirle a Dios hacer la obra que él quiere hacer… porque la transformación no sucede de manera forzada.”[8]
Debemos abrirle a Dios la puerta de nuestra alma.
(3) La gracia fluye a través de las disciplinas espirituales.
Estas son las acciones a través de las cuales le abrimos la puerta a Dios de manera consistente.
► Preguntas para comentar:
Las Disciplinas Espirituales Proveen Un Mayor Disfrute de Dios
Sí, somos soldados. Pero somos soldados en camino a un banquete de bodas. A menudo pensamos que los cristianos que practican las disciplinas espirituales son personas muy serias y estrictas, incluso infelices. En ocasiones esto es verdad; sin embargo, debemos pensar en la vida cristiana no sólo como una guerra sino también como una boda.[9]
Somos la novia de Cristo en camino a nuestra boda. El día de nuestra boda será un día de perfecta unión con Cristo y un día de fiesta y celebración eternas. Como cristianos, la anticipación que experimentamos y nuestro creciente amor por Cristo, nuestro Prometido, producen gozo – gozo que a menudo reboza en nuestro corazón y se manifiesta en nuestro diario vivir. Los santos de Dios alrededor del mundo que más han impactado mi vida no son personas tristes ni apesadumbradas. No son personas deprimidas ni negativas. Su práctica de las disciplinas espirituales no los hace espiritualmente orgullosos ni distantes de la gente normal. Ciertamente viven de modo vigilante y prudente; pero, al igual que Jesús, son las personas más humildes, optimistas y gozosas del mundo.
Los cristianos que viven con el peso del mundo sobre sus hombros no están practicando la oración, el ayuno ni la meditación en la Palabra de Dios de la manera que la Biblia enseña. Practicar la presencia de Dios, que es lo que las disciplinas espirituales nos ayudan a hacer, produce libertad espiritual. La ansiedad, el temor y la opresión pierden su poder en nuestra vida en la presencia de Jesús.
Es muy importante que los cristianos aprendan a celebrar la bondad y las bendiciones de Dios, incluso en el campo de batalla. ¡Nuestras “pequeñas” celebraciones en el camino son un anticipo del día de nuestra boda! Juan Wesley enseñaba que amar a Dios es “deleitarse en él, regocijarse en su voluntad, desear continuamente agradarlo, buscar y hallar nuestra felicidad en él, y anhelar día y noche un disfrute más pleno de él.”[10] Las disciplinas espirituales jamás deben convertirse en simples hábitos, sino que deben ser prácticas que nos lleven a un disfrute más pleno de Dios y de sus muchas bendiciones.
Debemos ser muy cuidadosos para no ver la oración, el ayuno o cualquier otra de las disciplinas espirituales como un medio de ganar el favor de Dios, para hacer que Dios esté en deuda con nosotros, o incluso para obtener alguna “bendición” material. Algunos cristianos piensan que si hacen ciertos sacrificios, entonces Dios les debe algo y tendrá que darles lo que le pidan. Las disciplinas espirituales son para cultivar una relación más profunda con Dios, no para convertirlo en deudor nuestro.
Las Disciplinas Espirituales Son Medios de Gracia Para Transformar Discípulos Ordinarios a la Imagen de Cristo
Las disciplinas espirituales no son para “súper-cristianos.” No existe tal cosa. Las disciplinas espirituales son para amas de casa, agricultores, obreros de fábricas, inmigrantes, profesores, estudiantes, empresarios y… para todos.
Los discípulos de Jesús eran pescadores ordinarios; sin embargo, aprendieron de Jesús las prácticas de la soledad, la meditación, la oración, el ayuno, el sacrificio, la adoración, el servicio y la Cena del Señor. A través de ellas llegaron a ser más como él. Y gracias a la práctica de estas disciplinas, el poder de Dios fluyó en y a través de sus vidas.
Santiago escribe a creyentes ordinarios y los anima con estas palabras,
“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió… Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.”[11]
Dios viene al encuentro de personas ordinarias y las usa para su gloria.
[1] 1 Timoteo 6:12.
[2] Mateo 11:12.
[3] 2 Timoteo 4:7.
[4] Efesios 6:12; 1 Juan 2:16.
[5] Foster, 6.
[6] Mulholland, 26, énfasis agregado.
[7] Ídem, 37.
[8] Ídem, 38.
[9] Apocalipsis 21:9.
[10] Del sermón de Wesley, “Sobre el Amor.”
[11] Santiago 5:17-18.
[12] “Las disciplinas nos llaman a ir más allá de la superficie hacia las profundidades de Jesús. Nos llaman a ir más allá de un Cristianismo casual, a una vida espiritual enérgica que nos permitirá experimentar más y más las profundidades de Dios.”
– Richard Foster
[13]Las disciplinas espirituales jamás deben convertirse en simples hábitos, sino que deben ser prácticas que nos lleven a un disfrute más pleno de Dios.
[14]“Dios diseñó las disciplinas espirituales para seres humanos ordinarios: personas que tienen un trabajo, que cuidan de sus hijos, que lavan platos y cortan el césped. De hecho, las disciplinas espirituales se ejercen mejor en medio de la relación con nuestro esposo o esposa, nuestros hermanos y hermanas, y nuestros amigos y vecinos.”
– Richard Foster
En esta lección y la siguiente vamos a explorar brevemente algunas de las disciplinas espirituales clásicas y a buscar formas prácticas de incorporarlas en nuestro caminar con Dios.[1] Algunas de ellas van a requerir más explicación que otras.
La Disciplina Espiritual de la Soledad
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.”[2]
El significado de la soledad
La soledad consiste simplemente en distanciarse de las personas para estar a solas con Dios y acercarse a él. Como disciplina espiritual, la soledad no se trata simplemente de estar a solas, sino de estar a solas con el Señor. La soledad es un ayuno de las relaciones de amistad para enfocarnos en nuestra relación primordial de amistad con Dios.
Debemos entender la soledad no sólo como un distanciamiento físico, sino también mental. La soledad consiste en cerrar la puerta de nuestra mente, por un breve lapso, al mundo exterior, con el fin de renovar nuestro ser interior. Si pensamos en la soledad de este modo, quizás un autobús o una oficina llena de gente podría convertirse en un lugar de soledad en momentos cuando no es posible distanciarse físicamente.
La soledad en la vida de Jesús
Lucas nos dice que Jesús a menudo “se apartaba a lugares desiertos (solitarios), y oraba.”[3] ¿Por qué lo hacía? Porque servir a las personas agotaba sus recursos espirituales – recursos que debía reabastecer constantemente. Aunque sólo tenía unos pocos años para completar su ministerio terrenal, Jesús intencionalmente organizaba su vida de modo que pudiera tomar tiempo para apartarse de sus seguidores y estar a solas con su Padre.
El poder de la soledad en la formación espiritual
Uno de los padres de la iglesia, Diadoco de Fótice, señaló que si la puerta de nuestra vida permanece abierta demasiado tiempo para otras personas, el calor de nuestra alma se escapa.[4] He observado esto en mi propia vida. Cuando dejo de sentarme a los pies de Jesús, empiezo a sentirme espiritualmente empobrecido. Ansiedad, impaciencia, pérdida de confianza, una mentalidad pesimista, un sentido de vacío, un espíritu crítico – estos son los resultados de descuidar nuestro tiempo a solas con Dios.
En soledad perdemos nuestro apego enfermizo a la gente. En soledad quitamos nuestra mirada de los hombres y las formas en que nos hieren y decepcionan, y la ponemos nuevamente en el Señor. En verdadera soledad le ofrecemos al Espíritu Santo nuestra total atención. Él realinea nuestra perspectiva y prioridades a la suyas y derrama su paz, amor y gozo en nuestro corazón. En soledad encontramos la gracia para regresar a nuestras comunidades y responsabilidades con la unción del Espíritu Santo para hacer un impacto duradero.
La soledad nos libera de la enfermedad del activismo y de la mentalidad centrada en el desempeño. En soledad aprendemos que Dios no nos valora por lo que hacemos para él, sino por quienes somos – por nuestro ser interior. Las personas que tienen una mentalidad terrenal valoran los logros visibles más que la renovación de nuestra mente en la presencia de Dios. Las personas que tienen una mentalidad espiritual saben que la conformación de nuestro ser interior a la imagen de Cristo es el propósito principal de Dios en la redención.
En soledad descubrimos que el Espíritu Santo puede hacer mucho más a través de nuestra comunión con él que a través de nuestros vanos esfuerzos por hacer algo grande para él.[5]
Cómo iniciar la práctica de la soledad
(1) Encuentre un lugar que sea adecuado para usted.
Sea creativo. Una estudiante de un instituto bíblico en Asia se metía debajo de su cama para estar a solas con Dios, porque era el único lugar tranquilo que podía encontrar. A otros, como mi persona, caminar a solas en un parque nos da el espacio para escuchar a Dios hablar. En las Filipinas, un país densamente poblado, un pastor dijo que el único lugar en el que podía apartarse de la gente para estar a solas con Dios era el servicio sanitario. Quizás sus circunstancias en este momento hacen que encontrar un lugar tranquilo sea casi imposible. El Señor entiende su situación y le ayudará, si usted se lo permite.
(2) Establezca un tiempo fijo para estar a solas.
Para que la soledad se convierta en una disciplina transformadora, es importante que usted aparte un tiempo específico y se apegue a él. Juan Wesley decía que “cualquier tiempo” es “ningún tiempo.” En otras palabras, a menos que establezcamos un tiempo fijo para estar a solas con el Señor, probablemente no sucederá.
(3) Manténgase enfocado en Dios.
No busque visiones espirituales, sueños o señales sobrenaturales. Procure solamente aquietar su corazón y tener comunión con Dios, por medio del Espíritu Santo, a través de su Palabra.
(4) Sea paciente.
¡La disciplina siempre antecede al deleite! Esto se aplica a todas las disciplinas. Antes de que empecemos a disfrutar los beneficios de la soledad, probablemente tendremos que practicarla por algún tiempo.
► Dé oportunidad para que los miembros del grupo comenten cuál enseñanza acerca de la soledad ha sido más útil para ellos.
La disciplina espiritual de la meditación
“Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas...”[6]
El significado de la meditación
Hagah (hebreo) – Hablar con uno mismo; reflexionar.[7]
Meletao (griego) – Pensar en algo detenidamente; reflexionar.[8]
Meditar en las Sagradas Escrituras es reflexionar en la Palabra de Dios hablando con uno mismo. Meditamos en la Palabra de Dios cuando consideramos un pasaje específico de la Biblia una y otra vez en nuestra mente, en actitud de oración, hasta que el Espíritu Santo empieza a despertar nuestro corazón; hasta que nuestro corazón recibe su instrucción, advertencia y corrección; hasta que nuestra alma prueba su dulzura transformadora. Al igual que con cualquiera de las disciplinas, la meditación requiere la gracia iluminadora del Espíritu Santo.[9]
► Pídale a alguno de los estudiantes que lea 1 Corintios 2:9-14. Comenten sobre lo que este pasaje nos enseña acerca del rol del Espíritu Santo para revelar la Palabra de Dios.
El Rey David meditó en las Sagradas Escrituras hasta hallarlas “deseables… más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal.”[10] Al igual que una cabra come el pasto y luego se sienta bajo la sombra de un árbol a rumiarla y saborearla una y otra vez, así el creyente que medita en la Palabra de Dios no sólo lee y olvida, sino que saborea cada porción y continuamente reflexiona sobre ella. Esta es una de las disciplinas espirituales más transformadoras. Muchos cristianos leen la Biblia, pero pocos toman el tiempo para saborearla.
La meditación bíblica no consiste en vaciar la mente, sino en llenarla con la Palabra de Dios.
La meditación oriental (zen, yoga y meditación trascendental) enseña a vaciar la mente y es muy peligrosa. La mente que está vacía es susceptible a ser habitada por pensamientos demoniacos o incluso por demonios.[11] La meditación bíblica consiste en llenar la mente con la Palabra de Dios. El salmista exclamó, “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.”[12]
En Filipenses 4, Pablo exhorta a los creyentes no a vaciar su mente, sino a pensar en ciertas cosas. ¿Cuáles cosas? No en los pecados ni los fracasos del pasado, ni en las faltas de los demás, sino en lo que es “honesto,” “justo,” “puro,” “amable,” “de buen nombre,” en la “virtud” y lo que es “digno de alabanza.”[13] Si cada hijo de Dios eligiera momento a momento reemplazar los pensamientos críticos y negativos con pensamientos de bien, su vida espiritual sería transformada.
El propósito de la meditación bíblica en la formación espiritual.
El poder de la meditación consiste en que provee la oportunidad para ser limpiados diariamente por la Palabra de Dios.[14] La Palabra transforma nuestra manera de pensar y nuestra conducta. La luz de la Palabra[15] expone todo pecado oculto[16] y toda mentira destructiva del diablo. La Palabra satura nuestra alma con la verdad hasta que aprendemos a pensar y actuar como Jesús.
La razón por la que muchos cristianos están perdiendo batallas espirituales es porque están expuestos en el campo de batalla sin una espada – la espada del Espíritu.[17] Están indefensos cuando Satanás les susurra al oído mentiras como: Dios en realidad no te ama, o Nunca lo vas a lograr, no eres realmente un cristiano, no puedes vivir una vida santa, todos están en tu contra, Dios no te va a perdonar…. A través de la disciplina de la meditación, repasamos la verdad de Dios día tras día, mes tras mes, año tras año, hasta que nuestra fe esté firmemente establecida en Dios y hasta que cada mentira del enemigo sea resistida y derrotada.
Los resultados de la meditación bíblica
Consejos para iniciar la práctica de la meditación
(1) No lo haga complicado.
Me encanta el enfoque sencillo de Juan Wesley sobre la meditación:
“Heme aquí, lejos de la vida ajetreada de los hombres. Tomo asiento a solas: sólo Dios está aquí. En su presencia, abro y leo su libro; con este propósito, hallar el camino al cielo. ¿Hay alguna duda respecto al significado de lo que leo? … Levanto mi corazón al Padre de las Luces: ‘Señor, ¿no dice tu Palabra que “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios”?…’ Entonces busco y medito en pasajes paralelos de las Escrituras, ‘acomodando lo espiritual a lo espiritual.’ Luego medito con toda la atención y seriedad de las que mi mente es capaz. Si aún queda alguna duda, consulto con quienes tienen más experiencia en las cosas de Dios; y luego los escritos [históricos]… Y lo que aprendo de este modo, eso enseño.”
(2) Encuentre un lugar tranquilo. “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.”[22]
(3) Lea y reflexione en oración para recibir entendimiento, con la disposición de obedecer.[23]
(4) Cuide sus expectativas. No busque señales o revelaciones sobrenaturales. Busque sólo conocer a Dios y ser conocido por él.
(5) Al terminar su tiempo a solas, elija al menos un pensamiento para meditar en él durante el día.
(6) En el transcurso del día, practique reemplazar pensamientos intrusivos de derrota con la Palabra de Dios.
► Tomen 5 minutos para practicar juntos la meditación. Pídales a los estudiantes que lean Josué 1:8 y mediten en silencio en este pasaje. El objetivo de este ejercicio no es formular un bosquejo para un estudio bíblico. Más bien, se trata de que los estudiantes se pongan a sí mismos en la historia, ¡que se pongan en los zapatos de Josué! Mediten en lo que este pasaje significó para él. Luego piensen en su propia vida. ¿Qué mensaje tiene el Señor para usted?
La Disciplina Espiritual Del Ayuno
“Él les dijo: ‘¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán.’”[24]
El ayuno es una de las disciplinas espirituales más transformadoras, pero también una de las más difíciles – y por lo tanto una de las más relegadas. Cuando se practica con un corazón sincero y en conjunto con la oración, es uno de los medios más efectivos para renovar nuestra sed de Dios, capturar pensamientos errantes, refrenar deseos carnales, quemar la paja del yo, clarificar dirección, recibir entendimiento espiritual de la Palabra de Dios, y conservar el poder y la unción del Espíritu Santo.
El significado del ayuno
El ayuno bíblico es abstenerse de consumir alimentos con un propósito espiritual. ¡Ayunar no es hacer dieta! El ayuno bíblico tampoco es abstenerse de los medios de comunicación, de entretenimiento, eventos sociales o cualquier otra cosa. En estas áreas, la moderación y la auto-negación ciertamente son importantes para cultivar el crecimiento espiritual, pero en eso no consiste el ayuno. No hay ningún caso en la Biblia en que el ayuno se aplique a algo más que la comida.
Ayunar no es un mandamiento, pero su práctica se asume entre los creyentes.
La Biblia no ordena directamente el ayuno, pero asume su práctica entre los cristianos. En el pasaje citado anteriormente,[25] debería quedar claro que Jesús asume que los creyentes “ayunarán.” Una tarde durante una conferencia en las Filipinas, el conferencista Wesley Duewel, un misionero veterano, me recordó esto. Él dijo, “Jesús dijo que sus discípulos ayunarán. ¿Es usted un discípulo? ¿Está practicando esta disciplina?” La Palabra de Dios me trajo convicción, y me di cuenta de que me faltaba poder en mi vida cristiana porque había relegado esta disciplina.
El ayuno ocupó un lugar muy importante en la vida de Jesús, así como en la vida de los apóstoles y de la iglesia del Nuevo Testamento. Ha sido una disciplina importante en toda gran obra de Dios. Juan Wesley dijo, “Es de todos conocido que todo buen metodista ayuna dos veces a la semana (los miércoles y los viernes).” Epifanio, padre de la iglesia y obispo de Salamina, Chipre (315-403), dijo: “¿Quién no sabe que el ayuno es practicado el cuarto y el sexto día de la semana por los cristianos en todo el mundo?”
Ejemplos bíblicos de ayuno
La Biblia está llena de ejemplos de ayuno. Moisés, Ana, David, Elías, Ester, Daniel, los profetas, Juan el Bautista, Jesús, Pablo, los apóstoles, los ancianos de Antioquía y Cornelio, todos ellos ayunaron.
Cuando Moisés ayunó, Dios habló con él “cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.”[26] Cuando Ana ayunó y oró, Dios abrió su vientre y le dio a Samuel.[27] Cuando Daniel ayunó y oró, recibió “sabiduría y entendimiento” para entender la Palabra de Dios,[28] el poder de Dios se manifestó para derrotar al príncipe de Persia, y la respuesta a la oración de Daniel fue concedida.[29] Cuando Saulo (Pablo) oró y ayunó, fuel lleno del Espíritu Santo y sus ojos fueron abiertos.[30] Cornelio oraba, ayunaba y daba limosnas, y estas sinceras ofrendas subieron “para memoria delante de Dios,”[31] quien respondió la oración de Cornelio trayendo salvación a toda su casa. Estos son sólo unos cuantos de los muchos ejemplos bíblicos del poder de Dios manifestado a través del ayuno y la oración.
Cuatro poderosos resultados del ayuno
(1) El ayuno hace que el alma se humille.
El salmista dijo, “Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma.”[32] Esdras sabía que llevar a los exiliados judíos de vuelta a su tierra iba a requerir la gracia divina. Ante los muchos peligros y tentaciones que iban a tener que enfrentar, Esdras escribió: “Entonces proclamé un ayuno allí junto al río… a fin de humillarnos en la presencia de nuestro Dios y pedirle un buen viaje para nosotros, para nuestros niños… y él nos fue propicio.”[33]
¿De qué manera el ayuno humilla el alma? Abstenerse de alimento físico le recuerda al alma su absoluta necesidad de Dios y su dependencia de él; nos recuerda que son las cosas espirituales las que nos sustentan, no las cosas físicas y materiales. El ayuno bíblico y cristocéntrico es un testimonio a Dios y a nuestra propia alma: Dios, tengo hambre de ti. Espíritu Santo, te necesito más que la comida, más que las bendiciones físicas o materiales, ¡más que cualquier otra cosa en este mundo!
He descubierto que el ayuno es una cura para la aridez espiritual. Cuando mi vida espiritual está seca y árida, el ayuno y la oración cultivan la tierra seca y dura de mi corazón y la hacen receptiva a la semilla de la Palabra de Dios.
(2) El ayuno sujeta nuestros apetitos naturales a nuestros apetitos espirituales.
El ayuno expone áreas de pecado y egoísmo de las que no estamos conscientes, al mortificar nuestro apetito natural más fuerte. El ayuno mantiene nuestro cuerpo subordinado a las cosas espirituales. En palabras de uno de los padres de la iglesia, “El ayuno asegura que el estómago no haga hervir el cuerpo hasta entorpecer el alma.”[34] Mi hermano filipino, David Yucaddi, me dijo una vez que él sabía que necesitaba ayunar cuando sentía que en su interior empezaban a despertar deseos impropios. En otras palabras, la mínima señal de orgullo o de un deseo inapropiado es para él indicador de que es momento de ayunar. Otros creyentes devotos también han testificado que ayunar apaga el fuego de la pasión sexual indebida.
En una ocasión enseñé sobre el ayuno un domingo en la iglesia y un hermano sintió convicción de que debía incorporar esta disciplina en su caminar con Dios. Tiempo después este hombre testificó que ayunar lo había hecho consciente de las necesidades de su corazón. “Nunca había notado lo impaciente que era hasta que empecé a ayunar,” dijo él. “He notado que cuando le digo ‘No’ a mi cuerpo, empiezo a ponerme muy impaciente con mis hijos.” Nos reímos con él porque nos sentimos identificados con su experiencia. La auto-negación saca a la superficie actitudes que no sabíamos que estaban en nuestro corazón.
Richard Foster nos recuerda que “El estómago es como un niño malcriado, y un niño malcriado no necesita indulgencia, sino… disciplina.” Todos sabemos lo que sucede cuando empezamos a disciplinar a un niño malcriado, ¿verdad? Mientras más malcriado es el niño, más fuerte es la rabieta. Hasta que aprenda a aceptar la palabra “no,” tendremos un desafío en nuestras manos. ¡Es igual con nuestro niño malcriado interior!
(3) El ayuno aumenta nuestro apetito espiritual.
Jesús encontraba mucha más satisfacción en hacer la voluntad de su Padre que en el alimento físico,[35] y nos llama a ser como él. Jesús dijo, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.”[36] Cuando ayuno, y la sensación de hambre se vuelve intensa, le digo a Dios, “Señor, te entrego esta sensación de hambre. Quiero sentirme igual de hambriento de ti.” Eso no necesariamente me hace sentir mejor en el momento, pero sé que Dios jamás ha ignorado esta sincera oración. Debemos procurar convertir nuestros sufrimientos en oraciones, creyendo que Dios nos va a satisfacer con más de sí mismo.
(4) El ayuno nos da más discernimiento espiritual.
A través del ayuno, la iglesia de Antioquía en el Nuevo Testamento pudo discernir la voluntad de Dios para el inicio de su ministerio misionero: “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.”[37] La oración enfocada en conjunto con el ayuno a menudo trae más claridad a nuestra vida y nos ayuda a tomar decisiones importantes.
La vida de oración y ayuno de Jesús lo mantenía más consciente de la necesidad espiritual de las personas que lo rodeaban, mantenía su corazón rebosando de amor por ellos, y mantenía su espíritu alerta a lo que su Padre quería que hiciera y dijera a la gente espiritualmente necesitada. Al igual que los discípulos, a menudo estamos tan preocupados por nosotros mismos y nuestras propias necesidades que perdemos el amor por las almas. El ayuno nos ayuda a mantener nuestros apetitos bajo control, de modo que podamos ver y escuchar lo que el Espíritu Santo está haciendo a nuestro alrededor.
► Lean juntos Juan 4:27-34. Comenten el contraste entre Jesús y los discípulos en cuanto a su relación con la comida. ¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras: “Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis,” y “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió”? ¿Cree usted que es posible que el amor de los discípulos por la comida les haya impedido ver lo que el Espíritu Santo estaba haciendo en Samaria?
(5) El ayuno fortalece nuestra fe y por lo tanto, nos capacita para enfrentar y derrotar al enemigo.
Creo que la razón por la que muchos buenos creyentes a menudo se encuentran débiles y sin poder en la vida cristiana es porque no practican el ayuno con regularidad. En Mateo 17, los discípulos fueron incapaces de expulsar a un espíritu maligno de un joven. Jesús dejó muy claro que el problema era la incredulidad: “Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe.”[38] Sin embargo, Jesús también les dijo, “Pero este género no sale sino con oración y ayuno.”[39]
¿Cuál es la relación entre la oración ferviente, el ayuno y la fe? La oración ferviente (oración con ayuno) fortalece la fe y aumenta nuestro poder y efectividad en el servicio a Dios. Vivimos en medio de una batalla espiritual; sin oración y ayuno, jamás vamos a experimentar la liberación de Dios tal como él quiere revelarla. Pablo a menudo se encontraba en medio de fuertes conflictos espirituales y por lo tanto ayunaba con frecuencia.[40]
Mis hermanos y hermanas que sirven al Señor en países en vías de desarrollo a menudo enfrentan oposición demoníaca. Ellos saben que sin oración y ayuno jamás verán caer las fortalezas espirituales. Toman las palabras de Jesús con gran seriedad y por eso experimentan grandes manifestaciones del poder divino.
Dos formas principales de ayunar en la Biblia
(1) Ayuno normal – abstenerse de consumir todo tipo de alimentos, sólidos o líquidos, pero no de agua.
(2) Ayuno parcial – restringir la dieta, pero no abstenerse de comer totalmente.[41]
Consejos prácticos para empezar a practicar el ayuno
► Siéntanse en libertad de compartir testimonios acerca de esta disciplina. Practiquen el ayuno durante esta semana y prepárense para comentar su experiencia en la próxima sesión.
La Disciplina Espiritual de la Sencillez
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.”[42]
El significado de la disciplina de la sencillez
La disciplina de la sencillez consiste en enfocarnos en las prioridades de Dios y ajustar nuestro estilo de vida en concordancia con ellas. Empieza con una actitud interna de desprendimiento hacia todo excepto el placer más sublime de la vida – conocer y servir a Dios. Esto resulta en escogencias de vida consistentes con esta actitud.
La sencillez exterior consiste en hacer nuestra parte para vivir nuestra vida de una manera más eficiente tanto espiritual como prácticamente; en deshacernos de todo aquello que se roba nuestro gozo; en remover de nuestra vida el desorden que nos agobia, el caos que nos distrae, la deuda que nos ahoga y las actividades que nos controlan.
Dios llama a cada creyente a una vida de sencillez interior – un amor íntegro hacia Dios y las personas y una completa devoción para buscar primeramente su reino.[43] Sin embargo, esta sencillez interior sólo puede mantenerse cuando organizamos nuestra vida cotidiana en formas simples. Muchos cristianos quieren vivir con más libertad y contentamiento, pero los malos hábitos de sobrecargar su agenda de actividades y compromisos, hablar de más, gastar de más y trabajar de más, incluso en el ministerio, les impiden alcanzar la vida que desean.
La sencillez en la vida de Jesús
Jesús modeló la disciplina de la sencillez en sus palabras y acciones. Cuando leemos los relatos de su vida, jamás parece estar apresurado, y aun así fue capaz de lograr tanto. Sus actividades siempre tenían un propósito.[44] El Espíritu Santo siempre lo dirigía en formas significativas e intencionales.[45] Jesús no sólo trabajaba duro; él trabajaba sabiamente, haciendo siempre las cosas que agradaban a su Padre.[46]
La vida de Jesús no fue fácil, pero fue una vida sencilla. Él sabía para qué había venido, y desde su niñez estuvo involucrado en los negocios de su Padre.[47] Cuando Jesús hablaba, lo hacía de forma clara y concisa.[48] Su “sí” significaba “Sí” y su “No” significaba “No.”[49] Jesús escogió un estilo de vida sencillo.[50] Dejó suficiente espacio en su vida para las “interrupciones divinas” y recibió cada una de ellas con gracia.[51] Su prioridad siempre fue la gente, no las cosas materiales – especialmente las personas que necesitaban redención y los discípulos que necesitaban capacitación. Vivió la vida de un evangelista itinerante, con el apoyo de otras personas. Fue sepultado en una tumba prestada. Al momento de su muerte en la cruz, su única posesión material era la ropa que llevaba puesta. La disciplina de la sencillez en la vida de Jesús lo mantuvo enfocado en las prioridades que su Padre le había dado.
La disciplina de la sencillez en la Biblia
La Biblia no nos da un conjunto de reglas sobre cómo deberíamos simplificar nuestra vida, pero sí presenta una serie de advertencias y amonestaciones. Jesús le declaró la guerra al materialismo. Enseñó que no podemos servir a Dios y al dinero. Nos advirtió acerca de acumular tesoros en la tierra[52] y acerca de la codicia, diciendo: “La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”[53] Incluso le pidió al joven rico que vendiera todo lo que poseía a fin de seguirlo.[54] Pablo dijo que quienes desean ser ricos caen en tentación.”[55] El salmista advierte, “Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.”[56]
El poder de la sencillez en la formación espiritual
El propósito de la sencillez es simplemente hacernos libres. Simplificar nuestro estilo de vida nos libera de la tiranía del materialismo y nos permite invertir cada vez más tiempo y recursos en el reino de Dios, al tiempo que nos libera de la atadura a la aprobación de los hombres. Simplificar nuestro trabajo y nuestro ministerio nos libera para hacer aquello que hemos sido llamados a hacer y para lo cual hemos sido capacitados, y nos permite hacerlo mejor. Simplificar nuestras palabras nos libera de hacer promesas y asumir compromisos que no podemos cumplir y nos permite cumplir las promesas que sí hacemos.
Peligros de la sencillez
Debemos tener mucho cuidado de ciertos peligros:
(1) El peligro del legalismo.
El Espíritu Santo no nos va a guiar a todos a escoger el mismo estilo de vida. La calidad o el estilo de la ropa que usamos, la casa en la que vivimos, la cantidad de dinero que ahorramos o damos debe estar de acuerdo con el trato personal de Dios con cada uno de nosotros. No nos juzguemos unos a otros.
(2) El peligro de renunciar a las cosas materiales por considerarlas malas.
La sencillez no es renunciar a todas las posesiones (a menos que Jesús se lo pida), sino mantenerlas en el lugar que les corresponde.
(3) El peligro de renunciar a las bendiciones que Dios en su gracia nos concede.
Pablo llegó a un punto de contentamiento tanto en el sacrificio como en la abundancia.[57] Podía aceptar la abundancia con la misma gratitud que el sacrificio. Si Dios lo está bendiciendo, ¡gócese y no se sienta avergonzado! Simplemente no permita que su corazón se aferre a la bendición. Si está sufriendo, ¡téngalo “por sumo gozo”!
Consejos para practicar la disciplina de la sencillez
► En el espacio que se encuentra a continuación, escriba al menos tres formas en las que usted sabe que podría simplificar su vida para concentrarse más en sus prioridades bíblicas. Dispóngase a hacer estos cambios por la gracia de Dios, y prepárese para compartir su testimonio con el grupo en la próxima sesión.
[1] Para estas lecciones sobre las disciplinas espirituales me he basado ampliamente en el libro de Richard Foster, Celebración de la Disciplina, así como en un folleto muy útil del Dr. Dan Glick, Disciplinas de Gracia, y en el libro Soul Shaper de Keith Drury.
[2] Marcos 1:35.
[3] Lucas 5:16 (vea también Mateo 14:23; Marcos 1:35; Lucas 4:42).
[4] Drury, 27.
[5] Juan 15:4.
[6] Salmo 1:2-3a.
[7] Josué 1:8, “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él.”
[8] 1 Timoteo 4:15, “Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.”
[9] 1 Corintios 2:9-14.
[10] Salmo 19:10.
[11] Mateo 12:44.
[12] Salmo 119:97.
[13] Filipenses 4:8.
[14] Efesios 5:26.
[15] Salmo 119:105.
[16] Salmo 19:12.
[17] Efesios 6:17.
[18] Romanos 10:17.
[19] Salmo 119:9; 1 Pedro 1:22; Efesios 6:17
[20] Mateo 4:1-11; Efesios 6:17.
[21] Josué 1:8; Salmo 1:3.
[22] Salmo 46:10.
[23] Juan 7:17.
[24] Lucas 5:34-35, énfasis agregado.
[25] Lucas 5:34-35.
[26] Éxodo 33:1.
[27] 1 Samuel 1:8, 17-18.
[28] Daniel 9:3, 22-23.
[29] Daniel 10:3, 12-13.
[30] Hechos 9:9, 17-18.
[31] Hechos 10:4.
[32] Salmo 35:13.
[33] Esdras 8:21, 23 (RVA-2015).
[34] Asterio, en el siglo IV.
[35] Juan 4:31-32.
[36] Mateo 5:6.
[37] Hechos 13:2.
[38] Mateo 17:19-20a.
[39] Mateo 17:23.
[40] 2 Corintios 11:27-28.
[41] Daniel 10:3.
[42] Hebreos 13:5.
[43] Salmo 27:4; 40:8; Mateo 6:33.
[44] Lucas 4:43, énfasis agregado.
[45] Ídem.
[46] Juan 4:34.
[47] Lucas 2:49.
[48] Juan 14:10.
[49] Mateo 5:37.
[50] 2 Corintios 8:9.
[51] Mateo 9:20.
[52] Mateo 6:21.
[53] Lucas 12:15.
[54] Mateo 19:16-22.
[55] 1 Timoteo 6:9.
[56] Salmo 62:10.
[57] Filipenses 4:12.
[58] Proverbios 22:7.
[59] Lucas 3:11; Proverbios 11:24.
[60] Proverbios 28:20.
[61] Salmo 76:11; Proverbios 20:25; Mateo 5:37.
[62] Proverbios 11:25; 22:9.
[63]“Difícilmente podemos pasar un día entero en continua conversación con los hombres sin sufrir una pérdida en nuestra alma y sin contristar, en alguna medida, al Espíritu de Dios. Necesitamos apartarnos del mundo diariamente, al menos en la mañana y en la noche, para conversar con Dios, para tener comunión más libremente con nuestro Padre que está en lo secreto.”
– Juan Wesley
[64]“Algunos han exaltado el ayuno más allá de lo bíblico y razonable; y otros lo han descuidado por completo.”
– Juan Wesley
[65]“Primero, que sea hecho [el ayuno] para el Señor, con nuestra mirada fija sólo en él. Que nuestra intención sea una sola, glorificar a nuestro Padre que está en los cielos.”
– Juan Wesley
[66]“Nuestros deseos humanos son como ríos que tienden a desbordarse; el ayuno nos ayuda a mantenerlos en su debido cauce.”
– Richard Foster
[67]Jesús dejó suficiente espacio en su vida para las “interrupciones divinas” y recibió cada una de ellas con gracia.
[68]“Jesús nos llama a vivir sin preocuparnos por las posesiones (Lucas 6:30).”
– Richard Foster
(1) Dedique al menos treinta minutos durante la semana para repasar esta lección, incluyendo los pasajes de referencia, y pídale al Espíritu Santo que le hable y le revele su Palabra.
(2) Anote en su diario cualquier cambio específico que deba hacer en su vida, según el Señor se lo revele.
(3) Medite en al menos un salmo durante su tiempo devocional diario, y escriba en su diario lo que el salmista dice acerca de la naturaleza y el carácter de Dios.
(4) Escriba en su diario una oración personal relacionada con su crecimiento y transformación espiritual basada en lo que aprendió en esta lección.
(5) Practique usando la Guía de Oración Diaria del Dr. Brown en su tiempo de oración privada cada día.
(1) ¿Cuáles son dos beneficios de las disciplinas espirituales que aprendió en esta lección?
(2) ¿De qué manera las disciplinas espirituales me permiten disfrutar más a Dios?
(3) Mencione un pasaje de la Biblia que refleje cuán importante era la soledad en la vida de Jesús.
(4) ¿En qué consiste la meditación bíblica?
(5) ¿Cuáles son cuatro resultados poderosos del ayuno?
(6) De acuerdo con Richard Foster, “Nuestros deseos humanos son como ___________ que tienden a ____________.”
(7) Mencione dos formas de ayunar.
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