Repaso de las Lecciones 1 y 2
¿Cuál es el objetivo de todo cristiano? ¿Cuáles son los componentes básicos de la formación espiritual? Permita que los estudiantes compartan la oración personal que escribieron en la lección 2.
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by Tim Keep
¿Cuál es el objetivo de todo cristiano? ¿Cuáles son los componentes básicos de la formación espiritual? Permita que los estudiantes compartan la oración personal que escribieron en la lección 2.
Al finalizar esta lección, el estudiante deberá ser capaz de:
(1) Entender por qué la certeza de la salvación es importante.
(2) Conocer los componentes básicos de la seguridad.
(3) Articular el evangelio claramente – el fundamento de la seguridad.
(4) Responder la pregunta: ¿Qué es la fe viva?
(5) Entender el testimonio del Espíritu Santo.
(6) Pasar las diez pruebas de la seguridad.
¿Alguna vez se ha perdido? Yo sí. Nunca olvidaré la vez que un grupo de misioneros y pastores nacionales nos perdimos en las Filipinas. Habíamos terminado una conferencia bíblica en una región de la Cordillera donde no había carretera y decidimos caminar de regreso por un sendero, aprovechando el clima fresco de la tarde. El recorrido debía habernos tomado cuatro o cinco horas. Sin embargo, tomamos un camino equivocado y pasamos la noche deambulando en el bosque lluvioso durante once horas. Alrededor de la media noche, al menos uno de los adultos de nuestro equipo se sentó ¡y se puso a llorar! La verdad es que todos los demás queríamos hacer lo mismo. El peso físico y emocional de estar perdido es difícil de explicar.
Estar perdido, o incluso sentirse perdido, produce temor, inseguridad, cansancio y un sentimiento de derrota. Por el contrario, la certeza produce confianza, paz y poder. ¡Este es el efecto del saber! En la vida cristiana, la certeza espiritual conduce a una fe que persevera, a la confianza espiritual y a una vida victoriosa en el reino. Por lo tanto, el viaje hacia la formación espiritual empieza con la certeza.
La imagen de Dios puede ser restaurada en nosotros únicamente si la presencia viva de Jesús habita en nosotros.
Después de muchos años en el ministerio, he descubierto que a muchos creyentes les cuesta experimentar la certeza de la salvación. Cuando el enemigo nos roba la certeza de nuestra salvación, también se roba nuestra confianza y erosiona nuestra fe. El hecho de que un creyente experimente esta dificultad no significa que no sea salvo, pero sí significa que está mucho más vulnerable a los ataques de Satanás y de la conciencia. La falta de certeza espiritual conduce a la timidez y el temor, en lugar de producir poder, amor y dominio propio.
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
Si decimos que somos hijos de Dios, ¿cuál es el fundamento de esta afirmación? ¿Cómo sabemos que somos quienes decimos ser? Esta es una pregunta vital cuya respuesta usted debe conocer, porque el enemigo de nuestra alma hará todo lo posible para acusarlo,[1] devorarlo,[2] y destruir su fe. Pablo aconseja que nos examinemos para ver si estamos en la fe.[3]
[1] Apocalipsis 12:10.
[2] 1 Pedro 5:8.
[3] 2 Corintios 13:5.
La Formación Espiritual Es Sólo Para Aquellos Que Han Sido Vivificados Por El Espíritu Santo
“En el instante en que la fe verdadera se hace presente en el corazón del creyente, la transformación a la imagen de Cristo da inicio. Estamos siendo hechos santos. Si no estamos siendo hechos santos, entonces Cristo no está en nosotros y nuestra profesión de fe es vacía.”[1]
Ser conformados a la imagen de Cristo es sólo para aquellos que ya han sido vivificados en Cristo por el Espíritu Santo. El crecimiento no puede tener lugar si no hay vida - ¡la vida de Jesús! La formación espiritual no puede darnos una nueva naturaleza. La formación espiritual a la imagen de Cristo sólo es posible porque ya tenemos su nueva naturaleza.
Cuando la Biblia nos llama a “andar como él anduvo,”[2] a ser “imitadores de Dios,”[3] o a seguir “sus pisadas,”[4] no está hablando a personas que están muertas espiritualmente, sino a hijos de Dios que han sido redimidos y vivificados en Cristo, y en los cuales ahora habita el Espíritu Santo.
Así como no se nos ocurriría ir a un cementerio y dar la orden de que los cadáveres se hagan semejantes a Cristo, tampoco debemos pensar que podemos ser semejantes a Cristo si no hemos experimentado el nuevo nacimiento.
Un ejemplo del nuevo nacimiento basado en Efesios 4:24-25
El nuevo nacimiento espiritual abre la puerta a la formación espiritual a la imagen de Jesucristo. Cuando Pablo les dice a los creyentes de Éfeso que se vistan “del nuevo hombre,” aclara que este nuevo hombre ha sido “creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (énfasis agregado). En otras palabras, puesto que Dios ha hecho de ustedes hombres y mujeres nuevos, que son justos y santos, compórtense como tales. Pablo continúa diciendo, “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros” (énfasis agregado). La razón por la que podemos decir la verdad es que nosotros, que antes estábamos muertos en nuestros pecados, hemos sido creados espiritualmente por Dios. Ya tenemos la vida de Dios en nosotros.
Otro ejemplo del nuevo nacimiento basado en 2 Pedro 1:3-7
Pedro nos recuerda que a través de una relación personal con Jesucristo, “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas,”[5] y hemos sido hechos “participantes de la naturaleza divina” (v.4), “habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo” (v.4). Esta naturaleza divina que ha sido implantada en nuestra alma es lo que hace posible lo siguiente:
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (2 Pedro 1:5-7).
Virtud, conocimiento, dominio propio y piedad son todas características del Señor Jesús, de las cuales podemos participar porque ya hemos recibido la semilla de la naturaleza divina.
La pregunta es, “¿Tiene usted la semilla de Dios en su alma?” ¿Ha nacido de nuevo?
Una ilustración de los deportes
A mí me gusta jugar golf, aunque no soy un jugador muy habilidoso. ¿Qué sucedería si el mejor golfista profesional del mundo pudiera entrar en mi cuerpo? ¿Qué sucedería si yo voluntariamente pusiera mi mente y mi cuerpo bajo su control? ¿Haría eso que mi forma de jugar golf cambiara? ¡Con toda seguridad!
Por la fe en el evangelio, el Señor Jesucristo ha venido a habitar en nosotros, tanto a nivel individual, como en el cuerpo de Cristo (1 Corintios 3:16; 6:15), por medio del Espíritu Santo (Juan 14:16-18). Esto significa que el mismo poder que estaba presente en Cristo está ahora operando en nosotros (Efesios 1:19; 3:20). Esto hace posible que cada creyente sea conformado a la imagen de Cristo.
La Formación Espiritual Involucra Cultivar la Naturaleza Divina en Nosotros, Pero No Puede Producir Esa Naturaleza
No podemos producir la naturaleza de Dios en nuestro corazón, pero debemos producir las condiciones necesarias para que su naturaleza crezca hacia la madurez.
No podemos producir la naturaleza de Dios en nosotros mismos, porque ha sido plantada en nosotros por gracia por medio del Espíritu Santo. Sin embargo, debemos producir las condiciones y plantar las semillas que son necesarias para que la naturaleza de Dios – la vida de Jesús – crezca hacia la madurez en nuestro carácter.
No podemos producir el fruto del Espíritu en nuestra vida: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Pablo dijo que este fruto es “el fruto del Espíritu,” no nuestro fruto. Sin embargo, debemos ejercitarnos para andar como es debido para que el Espíritu Santo lo produzca. Pablo nos exhorta, “Andad en el Espíritu” (Gálatas 5:16). Andar se refiere a una decisión consciente, a estar atentos a la dirección del Espíritu, y a cierto grado de esfuerzo.
El agricultor no tiene el poder para producir ni un solo grano de maíz, pero todo el mundo sabe que un granjero es un hombre muy ocupado. Él fertiliza y cultiva el suelo. Planta la semilla. Quita la maleza que amenaza con asfixiar a los retoños. En pocas palabras, el agricultor hace todo lo que puede para crear las condiciones necesarias para una cosecha abundante. Cada creyente es el agricultor de su propia alma. Si las virtudes espirituales de amor, paciencia, bondad y dominio propio no están creciendo y madurando en nuestro carácter, no es porque la naturaleza de Dios en nosotros sea defectuosa, sino por falta de cuidado del agricultor. ¿Cuánta atención le está dedicando a cultivar la “semilla” de Dios en usted?
Hay Dos Extremos Fatales Que Debemos Evitar: La Inseguridad Eterna Y la Seguridad Eterna Incondicional
Quiero señalar dos extremos fatales que podemos ver hoy en día – la inseguridad eterna (el “cristiano” nunca puede estar seguro) y la seguridad eterna sin condiciones (el “cristiano” está seguro incluso si su vida no está dando fruto). Ambos extremos son destructivos para el evangelio y la formación espiritual.
Creo que había algunos elementos de inseguridad eterna en la denominación en la que crecí. El énfasis bíblico en el verdadero arrepentimiento, la obediencia, la pureza de corazón y la conducta santa, sin un equilibrio cuidadoso con la enseñanza bíblica de la gracia, conduce a una introspección enfermiza y a la desesperación. Algunas veces nos guiaron a creer que cualquier pecado posterior a la salvación podía hacer que perdiéramos la salvación; poca esperanza se ofrecía a los cristianos que estaban luchando con pecados recurrentes de la juventud espiritual.
Recuerdo una ocasión, al final de un servicio de avivamiento en mi escuela, cuando la mayoría de mis amigos y yo “fuimos salvos” otra vez, y tomamos la decisión de “¡permanecer salvos esta vez!” Lo que queríamos decir era que ya no íbamos a escabullirnos para ver películas malas en el televisor del vecino, ni a pelear con nuestros hermanos, ni a irrespetar las reglas de la escuela; ya no íbamos a desobedecer a Mamá y Papá, ni a tener malos pensamientos. ¡Íbamos a hacer todo lo posible para no pecar! Íbamos a ser muy, muy cuidadosos, porque según entendíamos, la salvación era algo muy frágil que podía perderse fácilmente. Estábamos dispuestos a hacer nuestro mejor esfuerzo para ser verdaderos cristianos; sin embargo, al cabo de dos semanas llegamos a la conclusión de que era demasiado difícil y ¡nos dimos por vencidos! Entonces experimentamos un cierto sentido de libertad para comportarnos mal, y sabíamos que habría otros servicios en los que tendríamos la oportunidad de ser “salvos” otra vez. Pensábamos que quizás algún día lograríamos ser lo bastante buenos para permanecer salvos; pero en el fondo lo dudábamos.
Cuando la fe y la confianza están puestas en uno mismo y no en los méritos de Cristo y su obra consumada en la cruz, el resultado será inseguridad. Cuando la fe de una persona está en sus buenas obras y no en la justicia de Cristo operando en su vida, tarde o temprano va a flaquear. Cuando las buenas obras, en vez de la gracia, se convierten en un medio de salvación en lugar de un fruto de la salvación, las buenas noticias se vuelven malas noticias. La auto-evaluación constante al margen de una fe centrada en Cristo conduce a la derrota, luego a la desesperación, y finalmente al naufragio espiritual. La inseguridad eterna es tan engañosa y destructiva para la fe como la seguridad eterna sin condiciones.
En el extremo opuesto se encuentra la seguridad eterna sin condiciones – “salvación” o “perdón” sin regeneración. La Biblia claramente enseña que los creyentes están seguros, y que su seguridad descansa no en sí mismos, sino en la obra consumada de Cristo. Sin embargo, en la actualidad hay multitudes que están siendo enseñadas que es posible ser justificado o perdonado sin ser regenerado o hecho nuevo, a pesar de que la Biblia es absolutamente clara al afirmar que la confianza en Cristo trae “vida nueva” a aquellos que estaban muertos.[6] Por causa de esta enseñanza errónea, muchos viven despreocupadamente, insensibles a la convicción y ciegos a su verdadera condición espiritual.
En un programa radial, un maestro de la Biblia muy popular atendió la llamada de un oyente. Su conversación ilustra esta triste realidad. El oyente dijo algo así: “Yo acepté a Cristo cuando era niño, pero luego me aparté de la iglesia, y desde hace varios años he estado viviendo una vida de inmoralidad. He consumido drogas, he cometido adulterio muchas veces, e incluso he estado en la cárcel. ¿Cree usted que todavía soy salvo?” A esta pregunta el maestro de la Biblia respondió: “Bueno, si usted en verdad aceptó a Cristo cuando era niño, no importa cuántas cosas malas haya hecho, usted definitivamente va a ir al cielo y nada va a hacer que se aparte de ese camino.” Eso fue todo. Ninguna advertencia. Ninguna reprensión amorosa. Sólo palabras de aliento.
Después de escuchar esta conversación, una pregunta muy seria me vino a la mente:
¡Jamás! De hecho, Jesús advierte: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).
Pablo exhorta a los creyentes a no dar nada por sentado: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Corintios 13:5).
Muchas personas que afirman ser creyentes no entienden correctamente el evangelio. Creen que Dios los ha perdonado por medio de la muerte de Jesús en la cruz, pero no pueden explicar cómo. Es posible ser salvo sin tener un pleno entendimiento del evangelio; sin embargo, la certeza y la seguridad se fortalecen a través del conocimiento. Por esta falta de entendimiento, muchos cristianos son incapaces de resistir las acusaciones del Enemigo. En ocasiones son vencidos por la duda y la desesperación. Así no es como Dios quiere que vivamos.
► Conteste el Cuestionario de Seguridad que se encuentra a continuación y evalúe qué tan bien entiende usted el evangelio. Siéntase en la libertad de usar su Biblia.
[1] Ligonier Ministries, “Conforming to the Image of Christ.” (Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.) Obtenido de https://www.ligonier.org/learn/devotionals/conforming-image-christ/ 18 de septiembre de 2020.
[2] 1 Juan 2:6.
[3] Efesios 5:1.
[4] 1 Pedro 2:21.
[5] 2 Pedro 1:3.
[6] 1 Juan 5:12; Efesios 2:5; 2 Corintios 5:17.
[7]La formación espiritual nos ayudará a aprender a cultivar el suelo de nuestro corazón, para que la imagen de Cristo pueda crecer en nosotros.
[8]“Las flores no traen la primavera, pero no puede haber primavera sin flores. Los pájaros no traen el verano, pero no hay verano sin pájaros. No es la justicia lo que me salva, pero la salvación produce justicia.”
– A.W. Tozer
► Tome la prueba de seguridad y evalúe qué tan bien entiende el evangelio. Siéntete libre de usar tu Biblia.
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Hay tres componentes básicos de la seguridad que queremos estudiar ahora: Fe en la obra consumada de Cristo, afirmada por El testimonio fiel del Espíritu Santo, y El caminar fructífero del cristiano.
En las páginas siguientes, vamos a examinar con detenimiento estos tres componentes.
Encontramos Seguridad Por Medio de la Fe en la Obra Consumada de Cristo
El fundamento sólido de la fe salvadora no está arraigado en la inestabilidad de nuestras emociones, la falibilidad de nuestras experiencias, o la inconsistencia de nuestro desempeño espiritual, sino en la obra de redención de Dios, invariable y eterna.
Los sentimientos y las experiencias son maravillosos en la vida cristiana, pero también son inconsistentes, diversos e inestables. Incluso las falsas religiones pueden proveer experiencias espirituales, porque “el ángel de luz” es un experto imitador.[1]
La justicia es el resultado de la salvación, pero aun los más grandes santos han experimentado momentos de fracaso. Nuestra salvación está basada en algo mucho más confiable que nosotros mismos, nuestras emociones y nuestras experiencias: la verdad del evangelio.
Cuando un piloto vuela a través de las nubes, no debe confiar en sus sentidos, sino en sus instrumentos. Del mismo modo, cuando los creyentes pasan por tormentas espirituales, no deben confiar en sí mismos, sino en la Palabra de Dios.
Mi padre me contó la historia de un cazador que se perdió en el bosque; aunque tenía una brújula, no la utilizó. Lamentablemente, después de varios días de búsqueda, las autoridades lo encontraron sin vida. La Palabra de Dios es la brújula de salvación en la que debemos confiar.
¿Qué es la obra consumada de Cristo?
¿A qué nos referimos cuando hablamos de la obra consumada de Jesucristo? Nos referimos a que debemos ser salvos por medio de su nombre solamente,[2] a que Jesús murió en mi lugar, sufriendo el castigo por mi pecado, el cual era la muerte:[3]
Quienes creen el evangelio son salvos por la fe en este mensaje, no por sus esfuerzos para agradar a Dios.[15] La fe que nos salva es la misma fe que nos preserva hasta el fin.[16]
Debemos llegar al punto en nuestra vida cristiana en el que toda nuestra confianza para toda la eternidad descansa únicamente en la obra consumada de Jesucristo en la cruz. Las buenas obras son el fruto de la salvación pero nunca la fuente, así como los gestos de ternura de un esposo hacia su esposa no son la base de su pacto matrimonial, sino el fruto de él. En nuestra vida cristiana, así como en nuestras relaciones humanas, nuestro amor es imperfecto, nuestro desempeño a menudo es deficiente, y nuestras experiencias en ocasiones son decepcionantes.
Nunca olvidaré la historia que uno de mis profesores en el instituto bíblico contó acerca de dos de sus estudiantes que se enamoraron, y eventualmente se comprometieron y fijaron una fecha para la boda. El día de la boda llegó; la ceremonia fue hermosa, y ambos repitieron los votos matrimoniales con sinceridad y emoción. Pocas horas después, los recién casados se enfermaron a causa de una intoxicación por alimentos (según recuerdo la historia) ¡y pasaron su luna de miel en el hospital!
“¿Estaba esta pareja menos casada por cómo se sentían durante los días después de la boda?” preguntó mi profesor al grupo. Obviamente, todos sabíamos la respuesta. El matrimonio, como la salvación, está basado en una promesa o un pacto inalterable, no en emociones y experiencias inestables.
La naturaleza de la fe
Si la salvación es por fe, es vital entender la naturaleza de esta fe. La Palabra de Dios claramente enseña que la fe que salva es una fe viva. ¡La fe es confiar en Cristo ahora! La fe viva confía en la obra redentora de Cristo hoy. La fe viva permitió que Dios salvara en el pasado y que continúe salvando en el presente. La fe viva se demuestra con acciones. La “fe muerta” es una fe sin obras – la fe que incluso los demonios tienen.[17] Vemos esta fe viva en los siguientes versículos:
“Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hebreos 10:22, énfasis agregado).
“Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:4, énfasis agregado).
De estos pasajes, y de muchos otros, aprendemos lo siguiente acerca de la fe viva:
(1) La fe viva es sincera – Viene de un “corazón sincero.”
Un creyente sincero goza de una conciencia limpia. No es un creyente completamente libre de pecado, pero ha sido purificado de “mala conciencia.”[18]
Un creyente sincero es humilde. Ya no está ocultando o encubriendo el pecado. Si la Palabra de Dios lo convence de que se ha “apartado del rumbo” espiritualmente, confiesa su falta y se rehúsa a vivir en hipocresía.[19] Un creyente sincero recibe la dolorosa disciplina de Dios, quien lo corrige como un Padre amoroso.[20] Este dolor también es evidencia de una vida sincera.
Un creyente sincero practica la obediencia.[21] Alguien que afirma ser creyente, pero constantemente desobedece a Dios es llamado un mentiroso.[22]
(2) La fe viva produce seguridad – “plena certidumbre de fe.”
La seguridad comienza con el conocimiento del evangelio,[23] el cual es el fundamento de la seguridad. Conocimiento y seguridad constituyen una fuerte defensa contra la duda, el temor, la tentación y las mentiras acusadoras del diablo.[24]
(3) La fe viva es preservada por el poder de Dios – “guardados por el poder de Dios mediante la fe.”
La palabra guardados significa estar protegidos como en un castillo o fortaleza. El poder divino de Dios por medio de la fe nos defiende y preserva, y finalmente nos llevará al cielo. Los creyentes que tienen esta fe viva ven a Jesús como el “autor y consumador”[25] de esa fe. Él es quien empezó la buena obra de salvación en ellos y quien la perfeccionará.[26]
Vamos a ser muy, muy claros: toda la gracia para este viaje espiritual proviene de Dios. Él es “poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría.”[27] Dios sólo necesita un canal de fe genuina para derramar su gracia sobre nosotros. Por medio del poder de Dios, del cual nos apropiamos por fe, recibimos la gracia que preserva nuestra alma para la vida eterna.
(4) La fe viva es una fe que persevera. Si ser preservados depende de la fe, entonces la fe siempre está en tiempo presente.
Jesús y todos los autores del Nuevo Testamento enseñaron claramente que la fe verdadera es una fe que persevera:
“Si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído” (Colosenses 1:23, énfasis agregado).
“Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma” (Hebreos 10:38, énfasis agregado).
“Manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos” (1 Timoteo 1:19, énfasis agregado).
La fe bíblica es una fe en tiempo presente, la cual se aferra a Cristo como su única esperanza de salvación. Especialmente en esos momentos en los que fallamos, debemos arrepentirnos y aferrarnos a la cruz. Si moverse, retroceder, o apartarse de la fe en el evangelio no fuera una alternativa tan riesgosa, ¿por qué los autores del Nuevo Testamento nos advertirían de este peligro de una manera tan firme? Debemos examinar nuestra fe.
El resultado de la fe salvadora
La fe viva en la obra consumada de Jesucristo nos lleva a la unión con él. Cuando somos salvos, estamos espiritualmente unidos a Cristo y formamos parte de su cuerpo, la iglesia. En el momento en que somos salvos, varias cosas maravillosas ocurren:
► Pida a los estudiantes que lean los versículos que corresponden a cada uno de estos puntos. ¿Cuál de estas verdades es más preciosa para usted en este momento?
No estamos conscientes de toda esta gracia en el momento en que somos salvos; pero a medida que crecemos en conocimiento, estas verdades se vuelven cada vez más preciosas para nosotros, y llegamos a ser cada vez más fieles a esta nueva identidad cuando nos enfocamos en ella.
La fe viva entonces produce seguridad.
En una ocasión, cierto hombre le escribió a Juan Wesley afirmando que creer que la salvación se puede perder podría llevar a los creyentes a la desesperación. Este hombre le dijo a Wesley: “Si esto es así, adiós a todo mi consuelo.” Ante esta exclamación, el corazón apasionado de Wesley respondió:
“Mi consuelo está basado, no en opinión alguna, sea que un creyente puede o no puede caer, tampoco en el recuerdo de cualquier cosa efectuada en mí ayer; sino en lo que es hoy, en mi conocimiento presente de Dios en Cristo, reconciliándome consigo mismo; en mi contemplación presente de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo; en mi caminar en luz como él está en luz, y en tener comunión con el Padre y el Hijo. Mi consuelo es que por medio de la gracia puedo creer en el Señor Jesucristo, y el Espíritu da testimonio a mi espíritu de que soy un hijo de Dios. El consuelo que quiero es éste y sólo este, que vea yo a Jesús a la diestra de Dios, que por mí mismo, y no por alguien más, tenga una esperanza llena de inmortalidad, que sienta el amor de Dios derramado en mi corazón, al ser el pecado crucificado en mí. Mi gozo es éste, el testimonio de mi conciencia, que en sencillez y sinceridad, no con sabiduría carnal, sino por la gracia de Dios, viva yo mi vida en este mundo. Vaya y encuentre, si puede, un gozo más sólido; un consuelo más dichoso de este lado del cielo. Si abraza cualquier otro consuelo que no sea éste, se está apoyando en el cayado de un junco roto, el cual no sólo no podrá soportar su peso, sino que atravesará su mano y lo traspasará.”
Lo que Wesley está diciendo es que la verdadera fe salvadora no es pasada, sino presente. Es una fe viva. La fe bíblica es mirar a Jesús y experimentar su gracia día tras día. ¿Tiene usted esta fe?
Encontramos Seguridad Por Medio Del Testimonio Fiel Del Espíritu Santo
El segundo componente básico de la certeza bíblica es el testimonio del Espíritu Santo.
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’ El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.”[37]
La seguridad bíblica viene a través del testimonio del Espíritu Santo de que ahora somos hijos e hijas de Dios. Esta es la certeza interna y la conciencia espiritual de que hemos sido perdonados y hemos nacido de Dios.
El concepto bíblico de redención y adopción es una verdad maravillosa. La esclavitud era una triste realidad en los tiempos del Nuevo Testamento. Pero por medio del pago de un precio determinado, los esclavos podían ser redimidos y convertirse en hombres libres. Después de comprar la libertad de un esclavo, el redentor podía adoptarlo como su propio hijo y hacerlo heredero de todo lo que poseía. La adopción completaba el proceso de redención.
La Biblia dice que antes de nuestra conversión, éramos esclavos. Nuestro amo era el pecado. Por el derramamiento de su propia sangre Cristo pagó el precio de nuestra redención, destruyendo el poder del pecado para esclavizarnos, y Dios nos ha adoptado como sus propios hijos e hijas. Por la fe ahora somos “herederos de Dios y coherederos con Cristo.”[38] La confirmación de esta transacción espiritual es lo que la Biblia llama el testimonio del Espíritu Santo. Es una conciencia interior de que ahora somos hijos amados de Dios.[39] Dios ya no es un enemigo o un extraño, sino Aquel a quien conocemos cada vez más como nuestro “¡Abba Padre!” y con quien nos relacionamos en un nivel de gran intimidad.[40]
Una relación íntima con Dios es uno de los componentes básicos más importantes de la formación espiritual. ¿Está usted disfrutando de este testimonio del Espíritu Santo? ¿Se ha dado cuenta de que Dios quiere que usted esté cerca de él? ¿Entiende el precio que Dios estuvo dispuesto a pagar para que usted y yo pudiéramos estar cerca de él? ¿Sabe usted cuánto desea Dios bendecirlo y colmarlo de su gracia?
Encontramos Seguridad Por Medio de la Evidencia de Un Caminar Cristiano Fructífero
El tercer componente de la seguridad bíblica es un caminar con Dios que lleva fruto. Somos salvos por gracia solamente por medio de la fe, y preservados por gracia solamente por medio de la fe; sin embargo, la fe salvadora nunca está sola. Todo creyente verdadero será capaz de identificar evidencia clara en su vida y su carácter. Los verdaderos creyentes demuestran su fe con sus obras:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10, énfasis agregado).
“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” (Santiago 2:20, énfasis agregado).
Jesús enseñó que una vida cristiana fructífera es la evidencia del verdadero discipulado (Juan 15:8). Una vida que no se caracteriza por llevar fruto es una señal de muerte espiritual.
[1] 2 Corintios 11:14.
[2] Hechos 4:12.
[3] 2 Corintios 5:21.
[4] 2 Corintios 5:21; Romanos 5:19.
[5] Hebreos 9:22.
[6] 1 Pedro 2:24; Isaías 53:5-6.
[7] Gálatas 3:13; Mateo 27:46.
[8] Romanos 6:6.
[9] Romanos 6:4.
[10] Efesios 1:19-21.
[11] Efesios 2:5; 2 Corintios 5:17.
[12] Colosenses 1:27.
[13] 2 Pedro 1:4.
[14] Colosenses 3:3.
[15] Efesios 2:8-9.
[16] 1 Pedro 1:5.
[17] Santiago 2:14-20.
[18] Ver también Hechos 23:1; 24:16; 2 Corintios 4:2; 1 Timoteo 1:5, 19.
[19] Mateo 6:12.
[20] Hebreos 12:5-11.
[21] Juan 8:31; 15:10.
[22] 1 Juan 2:3-4.
[23] 1 Corintios 15:3-4; Colosenses 2:2.
[24] Efesios 6:17.
[25] Hebreos 12:2
[26] Filipenses 1:6.
[27] Judas 1:24.
[28] Romanos 3:24; 5:9.
[29] Romanos 4:6.
[30] Efesios 2:5; Juan 3:3.
[31] 1 Juan 1:9.
[32] Juan 3:1-8; Tito 3:5-6.
[33] 1 Corintios 6:9-11.
[34] Colosenses 1:21-22; Romanos 5:10.
[35] Juan 1:12-13.
[36] 1 Pedro 1:4; 5:4.
[37] Romanos 8:15-16; 1 Juan 4:13.
[38] Romanos 8:17.
[39] 1 Juan 4:13.
[40] Gálatas 4:6.
[41]“Es el deber de cada uno ser diligente para asegurar su llamamiento y elección; para que su corazón se ensanche en la paz y en el gozo del Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios, y en la fuerza y alegría de los deberes de la obediencia, que son los frutos propios de esta seguridad.”
– Confesión de Fe de Westminster
[42]“Preservarnos puros requiere el mismo mérito y poder de la sangre de Cristo que se requirió para purificarnos.”
– Adam Clarke
Los siguientes son diez criterios por los que podemos examinar nuestra vida para comprobar si nuestra fe en verdad está viva y llevando fruto (2 Corintios 13:5).[1] Si bien es cierto que la obra consumada de Cristo es la raíz de la salvación, estas diez preguntas nos ayudan a examinar el fruto de la salvación:
(1) ¿Qué cosas hago en secreto?
Las personas que son salvas experimentan un cambio radical en su vida privada. La salvación cambia lo que usted ve en internet y lo que usted hace cuando nadie lo está viendo. Si su vida privada no ha cambiado radicalmente, puede ser que usted no sea una persona transformada. En la persona que ha sido salva surge un anhelo creciente por un corazón puro.[2]
(2) ¿Hay un verdadero arrepentimiento?
La salvación produce un corazón humilde y arrepentido – no sólo en el momento de la conversión, sino cada vez que Dios lo convence de una falta en su caminar espiritual. Pedro, habiendo sido un discípulo por tres años, derramó lágrimas de dolor después de negar al Señor.[3] Cuando Pablo reprendió a los corintios por su mala conducta, el dolor que produce la convicción los llevó al arrepentimiento – un ferviente cambio de rumbo para alejarse del pecado y ¡correr hacia Dios![4]
(3) ¿Amo a Cristo?
La salvación produce un fuerte afecto por Jesús. Jesús dijo que si Dios es nuestro Padre, nosotros lo amaremos a él.[5] Nadie tiene que preguntarse si está enamorado de alguien. El amor es lo que hace que el alma se emocione. Es el primer pensamiento que tenemos al despertar cada mañana y el último pensamiento antes de dormir cada noche. Es lo que nos mueve. Es lo que nos hace estar dispuestos a hacer sacrificios. Es aquello por lo que vivimos.
(4) ¿Amo a las personas?
El apóstol Juan escribe que quien no ama a las personas en formas prácticas (como compartir nuestras posesiones) y con un amor sacrificial no es de Dios.[6]
(5) ¿Estoy sujeto a la Palabra de Dios?
La sujeción a la Palabra de Dios es una de las señales más claras del nuevo nacimiento. Jesús dijo que somos verdaderos discípulos si obedecemos su Palabra.[7] Él dijo, “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”[8] ¿La Palabra de Dios tiene autoridad en su vida? ¿O es fácil para usted ignorarla?
(6) ¿Dónde está mi mente?
La salvación produce un cambio de mentalidad. En Romanos, Pablo dice que los que viven conforme a la carne (los no creyentes) piensan en las cosas de la carne. ¡Esto conduce a la muerte! Pero los que viven conforme al Espíritu Santo (los verdaderos cristianos) piensan en las cosas del Espíritu. Esto produce vida y paz.[9] ¿Piensa usted cada vez más en Dios, en su Palabra y en las cosas celestiales? Una mentalidad llena del Espíritu es una disciplina, pero también es uno de los resultados de una nueva naturaleza.
(7) ¿Están erradicados los ídolos en mi vida?
Por medio del profeta Ezequiel, Dios prometió esparcir agua limpia sobre los pecadores, limpiarlos de toda su inmundicia y de los ídolos, darles un corazón y un espíritu nuevos, reemplazar su corazón de piedra con un corazón sensible, y poner su Espíritu dentro de ellos para que guardaran su Palabra.[10] ¿Ha hecho Dios esto en su vida? Dios es celoso y anhela su amor y afecto; si usted es su hijo, él está erradicando todo aquello que compite por ese amor en su vida.
(8) ¿Soy una nueva criatura?
¿Ven cambios en mí las personas que me rodean? Convertirse en cristiano es pasar de muerte espiritual a vida espiritual. ¡Nadie se levanta de la muerte sin que otros lo noten! Usted no se ha levantado de la muerte a menos que otras personas hayan notado el cambio que la gracia de Dios ha efectuado en usted.
(9) ¿Confío en Cristo?
Un corazón que confía radicalmente en Cristo es una fuerte evidencia de la salvación. Los creyentes verdaderos confían en Cristo no sólo para salvación eterna, sino también para los distintos aspectos de la vida cotidiana, como la comida y el vestido.[11] ¿Está dispuesto a salir de su zona de seguridad y caminar hacia Jesús sobre el agua, incluso si otros malinterpretan y tergiversan sus decisiones? ¿Confía en él? Las decisiones que usted toma revelan en quién confía usted – en el dinero, el brazo de la carne, o en Cristo.[12] Si usted es un creyente, está tomando decisiones con respecto a sus finanzas, su familia, su salud, su trabajo y muchas otras cosas que los que no son creyentes ven como locura.[13]
(10) ¿Veo a Cristo y a la gente de una manera distinta?
Los creyentes verdaderos ven a las personas de un modo distinto. Pablo dijo que ya no vemos a las personas según la carne – según su estatus social o económico – sino de acuerdo a su condición espiritual – como personas a las que Dios ama y por las cuales Cristo murió y resucitó [14] (2 Corintios 5:14-15). Así como ya no vemos a Cristo como un ser humano ordinario, ahora vemos a nuestros hermanos en la fe por quienes son – nuevas criaturas reconciliadas con Dios. ¿Ve usted a las personas de una manera distinta de como lo hacía anteriormente?
[1] Tomado de un mensaje del pastor Tim Conway, “Am I Saved? 10 Tests of Assurance - Tim Conway.” Obtenido de https://www.youtube.com/ 18 de septiembre de 2020.
[2] Salmo 139:23-24.
[3] Lucas 22:62.
[4] 1 Corintios 7:9-11.
[5] Juan 8:42.
[6] 1 Juan 3:10, 16-19.
[7] Juan 8:31.
[8] Mateo 7:21.
[9] Romanos 8:5-6.
[10] Ezequiel 36:25-27.
[11] Mateo 6:25.
[12] 1 Timoteo 6:17.
[13] 1 Corintios 1:27.
[14] 2 Corintios 5:14-15.
[15]“Así como un retoño de roble es un roble, un creyente recién nacido en la fe es un cristiano. Pero así como sería ridículo decir que una zarza es un roble, también es ridículo llamar cristiano a un hombre que no tiene ninguna de las características de un cristiano.”
- Anónimo
En conclusión, aquí hay algunas preguntas relacionadas con la formación espiritual:
Quizás ahora mismo sea un buen momento para arrodillarse delante del Señor. Si le falta fe, crea y reciba el evangelio. Pídale al Señor que le ayude a confiar completamente en Cristo. Si Dios le ha revelado algún pecado o incredulidad, arrepiéntase y pídale a Dios su gracia y misericordia. Dios resiste al orgulloso, pero da gracia al humilde.[1]
[1] Santiago 4:6.
(1) Repase el Cuestionario de Seguridad durante la semana y aplíquelo al menos a tres personas que sean creyentes antes de la próxima sesión. Prepárese para comentar los resultados de los cuestionarios con el grupo.
(2) Dedique al menos treinta minutos durante la semana para repasar esta lección, incluyendo los pasajes de referencia, y pídale al Espíritu Santo que le hable y le revele su Palabra.
(3) Anote en su diario cualquier cambio específico que deba hacer en su vida, según el Señor se lo revele.
(4) Medite en al menos un salmo durante su tiempo devocional diario, y escriba en su diario lo que el salmista dice acerca de la naturaleza y el carácter de Dios.
(5) Escriba en su diario una oración personal relacionada con su crecimiento y transformación espiritual basada en lo que aprendió en esta lección.
(6) Practique usando la Guía de Oración Diaria del Dr. Brown en su tiempo de oración privada cada día.
(1) Vuelva a hacer el cuestionario de seguridad.
(2) ¿Cuáles son los tres componentes básicos de la seguridad que estudiamos en esta lección?
(3) ¿Cuáles son seis resultados de la fe salvadora?
(4) Mencione algunos de los frutos de la salvación verdadera.
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