Al finalizar esta lección, el estudiante deberá ser capaz de:
(1) Definir la formación espiritual.
(2) Presentar respaldo bíblico para la formación espiritual.
(3) Entender y articular el mandato cristiano.
(4) Explicar algunos de los desafíos para la formación espiritual.
Retratos de Vida
Nuestros vecinos tienen poco tiempo de haber conocido a Jesús, y ha sido emocionante verlos crecer en su fe. Ninguno de ellos creció en un hogar cristiano. Ninguno de ellos ha tenido mucha experiencia con la iglesia. Sin embargo, Becky y yo hemos sido animados al ver cómo el evangelio ha transformado y continúa transformando su hogar. No creo haber conocido en mi vida más que unas cuantas personas con un hambre más profunda de la Palabra de Dios que la que he visto en Danny y Kim.
Hace poco estábamos haciendo un estudio bíblico del evangelio de Juan, y estábamos concentrándonos en dos preguntas: “¿Qué dice este pasaje acerca de Jesús?” y “¿Cómo debería este conocimiento acerca de Jesús transformar nuestra vida?” De repente, con convicción en su voz, Kim exclamó, “¡Yo quiero ser como Jesús! En todo lo que hago y lo que digo, y en cada área de mi vida, ¡yo quiero ser como él!” Fue un momento muy especial, un momento sagrado, porque ella no creció escuchando este tipo de expresiones. Fue un momento especial porque este testimonio fue la expresión de un anhelo puesto por el Espíritu Santo en el corazón de Kim a través de su Palabra. Kim, al igual que Danny, ha visto en Jesús a una persona tan fascinante y atractiva, que quiere ser como él. Este es el anhelo natural que todo creyente debería tener.
La Gran Idea
El propósito de Dios al salvarnos no es sólo perdonar nuestros pecados, sino también restaurar su imagen en nosotros.
Introducción
Formación Espiritual es un curso diseñado para creyentes que quieren cambiar y ser transformados. Fue escrito para hombres y mujeres que han nacido de nuevo, que aman a Dios con un corazón puro, y que desean ser conformados más y más a la imagen de Jesucristo.
La mayoría de nosotros no estamos completamente satisfechos con donde nos encontramos en nuestra vida espiritual. (Esta santa insatisfacción debería caracterizar la vida de todos los creyentes.) En cada rincón del mundo hay creyentes que anhelan caminar más de cerca con Dios. Este anhelo se expresa vívidamente en la oración del salmista, “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.”[1]
A través de la formación espiritual, nuestra sed de Dios será satisfecha en medida creciente, porque la vida de Jesús en el creyente es lo que la satisface.
Los cristianos verdaderos quieren crecer. Queremos crecer en nuestra fe. Queremos caminar más de cerca con Dios – una conciencia mayor de la presencia de Dios en las alegrías y las penas de la vida. Queremos ser más disciplinados y tener más dominio propio. Queremos confiar más, ser más gozosos y tener más paz.
Muchos de nosotros deseamos una vida devocional más consistente. Queremos libertad del temor y la ansiedad. Queremos vencer algún hábito obstinado. Queremos derrotar un pecado recurrente. Queremos dar más fruto, ser más productivos. Queremos que nuestras relaciones sean bendecidas y satisfactorias. Queremos reflejar consistentemente la vida de Jesús ante quienes nos rodean. La mayoría de los cristianos que conozco quieren cambiar, pero muchos no saben cómo cambiar. ¡Muchos se sienten estancados! Muchos luchan en secreto con un sentir de desesperación por no poder ser diferentes. El curso de Formación Espiritual ofrece una ruta para alcanzar el cambio que queremos y necesitamos.
El cambio que anhelamos tiene lugar a través del discipulado, o lo que en este curso llamamos “formación espiritual.” Otros términos relacionados son “crecimiento en santidad” y “santificación progresiva.” La formación espiritual involucra la “renovación del corazón”[2] y es a la vez una crisis y un proceso. Requiere tanto un cambio “crucial” (o momentos dramáticos de cambio) como un cambio “gradual” más lento.
[3]“Muchas personas quieren cambiar… pero muchas de ellas no creen que sea posible. Después de años de intentar y fallar, llevan una vida cristiana de desesperación silenciosa.”
– James Bryan Smith
Cuatro Pasajes Clave Relacionados Con la Formación Espiritual
2 Corintios 3:18 – “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen (poco a poco), como por el Espíritu del Señor” (énfasis y paréntesis agregados).
Gálatas 4:19 – “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (énfasis agregado).
Colosenses 1:28 – “…a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (énfasis agregado).
Efesios 4:13-14 – “…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (énfasis agregado).
De estos pasajes, así como de muchos otros, extraemos el término “formación espiritual.”
►De acuerdo con estos pasajes, ¿cuál es el propósito supremo de la vida cristiana? ¿Cuáles son algunos de los medios para alcanzar este objetivo que se menciona en estos pasajes? De acuerdo con el pasaje de Efesios, ¿cuáles son algunos de los resultados?
Definición de Formación Espiritual
Formación espiritual es el proceso de ser conformados a la imagen de Cristo por el bien de los demás.[1]
Vamos a analizar esta definición en tres partes – el “proceso,” la “imagen de Cristo” y “por el bien de los demás.”
La Formación Espiritual Es Una Obra de Gracia
En cierto sentido, no hay nada que podamos hacer para transformarnos a nosotros mismos a la imagen de Jesús. Sin embargo, hay mucho que debemos hacer para estar completamente disponibles para la gracia transformadora de Dios. La gracia se opone al mérito, pero no se opone al esfuerzo.
Alrededor del mundo, ciertas iglesias enfatizan la gracia sin esfuerzo humano. En este curso vamos a enfatizar la gracia. Vamos a dejar claro que cada avance en la vida cristiana es un milagro de gracia. Pero la gracia involucra un esfuerzo cooperativo entre el Espíritu Santo y el creyente.
Como ejemplo de este esfuerzo cooperativo entre la gracia y el empeño humano, considere cómo fue escrita la Biblia. Sabemos que “toda la Escritura es inspirada por Dios.” En otras palabras, toda la Escritura es un milagro de gracia. Dios inspiró a hombres a escribir, los empoderó para escribir, y preservó sus escritos. Aun así, nuestra Biblia no fue producto de una gracia sin esfuerzo. Si estos hombres no hubieran puesto mucho esfuerzo en meditar, reunir información, investigar fuentes, organizar ideas y escribir, no tendríamos la Biblia.[2] ¡Nuestra Biblia es el resultado de la inspiración con transpiración!
Pablo dijo algo similar sobre su ministerio: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.”[3]
La Formación Espiritual Es Un Proceso
► En los cuatro pasajes clave sobre la formación espiritual, subraye las palabras “de gloria en gloria,” “hasta” y “hasta que todos lleguemos.”
Estos pasajes nos hablan de un proceso y de una actividad continua. Pablo habla del proceso de plantar, regar y crecer.[4] Habla de crecer en amor,[5] en fe[6] y en conocimiento.[7] Ser conformados a la imagen de Cristo es un viaje maravilloso, aunque en ocasiones es lento y errático, marcado por momentos de profundos saltos hacia adelante. No debemos desanimarnos cuando fallamos; más bien debemos permitir que el fracaso nos haga humildes y nos enseñe.[8]
La formación espiritual tiene lugar a un ritmo diferente para cada creyente. Este ritmo es afectado por la intensidad del deseo del creyente. La Biblia enseña que “los que tienen hambre y sed de justicia… serán saciados.”[9] No todos los creyentes cultivan la misma intensidad de hambre y sed.
La formación espiritual es un proceso porque involucra un cambio de mentalidad.
Dios no nos creó como robots o máquinas. Somos seres humanos complejos, creados con la capacidad de pensar, sentir y elegir. La formación espiritual empieza con la transformación progresiva de la mente[10], lo cual lleva a la transformación de nuestros afectos y a la transformación natural de nuestra conducta.
Mi amigo Blake Jones recientemente me hizo recordar que cuando Pablo habla de ser transformados por medio de “la renovación de vuestro entendimiento,” la palabra “renovación” conlleva la idea de reconstrucción o remodelación. Podemos pensar en un proyecto de remodelación de una casa. Muchos de nosotros tenemos una casa espiritual limpia, e incluso una casa teológicamente fuerte, pero todavía hay tablas carcomidas que necesitan ser reemplazadas, áreas torcidas que deben ser enderezadas, y lugares poco atractivos que hay que embellecer. ¡La mayoría de nosotros también necesitamos colgar algunas fotografías nuevas de Dios y de nosotros en las paredes! “Esa clase de remodelación es un proceso,” dijo Blake. “No es como ver videos de la remodelación de una casa que en diez minutos nos muestran el antes y el después. ¡Es una transformación de la mente en tiempo real!”
La formación espiritual es un proceso porque involucra aprender a hacer mejores elecciones.
No vamos a reflejar la imagen de Cristo con una “gloria” creciente de forma automática, sino a través de una búsqueda persistente.[11] A menudo le digo a la gente joven que el primer paso hacia un caminar más de cerca con Dios es “¡salir de la cama en la mañana!” He aprendido que no vamos a lograr el éxito siguiendo las tendencias perezosas de nuestra naturaleza, sino nadando contra corriente por la gracia de Dios. Como dice una expresión popular, “Si haces siempre lo que siempre has hecho, ¡serás siempre lo que siempre has sido!”
“Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:14, énfasis agregado).
La formación espiritual es un proceso porque somos moldeados por las experiencias de la vida.
La experiencia no llega de una sola vez, sino poco a poco. Muchas veces se adquiere de forma dolorosa. A.W. Tozer nos recuerda que “Es dudoso que Dios use grandemente a un hombre, si antes no lo ha herido profundamente.” Todos apreciamos la afirmación. Sin embargo, son las épocas de dificultad, los fuertes vientos de la prueba y la adversidad, las palabras injustas de un enemigo y la noche oscura del alma, los que nos moldean más profundamente.
Hace unos días, una de mis hijas exclamó dramáticamente, “¡No puedo esperar para ser grande!” Todos conocemos ese sentimiento. Pero en lo que respecta a nuestro crecimiento espiritual, Dios no se apresura. Así como un padre se deleita en sus hijos en cada etapa de su desarrollo, nuestro Padre celestial se deleita en nosotros hoy – tal como somos, no como seremos algún día. Esta es probablemente una de las verdades que más nos cuesta creer y aceptar.
Un autor afirma, “El Nuevo Testamento está lleno de la idea de crecimiento… Los milagros, como la aceleración extraordinaria del proceso, demuestran que Dios es poderoso para hacer cualquier cosa que desee en la forma como lo desee. El crecimiento, como el modo ordinario en el que las cosas suceden en el mundo, muestra la forma que Dios generalmente ha escogido para actuar en el mundo. Si insistimos en que el desarrollo espiritual ocurre únicamente en eventos de crisis, limitamos a Dios e ignoramos su elección soberana.”[12]
La Formación Espiritual Es Ser Conformados a la Imagen de Cristo
►En los pasajes anteriores, encierre las palabras: “en la misma imagen,” “Cristo sea formado,” “perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” y “medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”
La imagen de Dios: El propósito de Dios para el cristiano
El ser humano fue creado a imagen de Dios: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”[13] Los seres humanos fueron creados como reflejo del carácter de Dios y como sus amados representantes en el mundo que él hizo. Su vida era una vida bendita y fructífera.[14] Era una vida de comunión íntima, desinteresada, gozosa y desinhibida con su Creador y unos con otros.[15]
Cuando Adán y Eva pecaron, la imagen de Dios fue distorsionada (aunque no destruida). Adán y Eva se volvieron auto-conscientes y egocéntricos, y se apartaron de la comunión con Dios. Sin embargo, desde ese momento desesperanzador, Dios comenzó a implementar su plan redentor para restaurar su imagen en la humanidad a la que tanto ama.[16]
Así, el propósito de Dios no es sólo el perdón de los pecados, sino también la restauración total de la imagen de Dios en el ser humano. El perdón – restauración de la comunión – es instantánea, mientras que la restauración de la imagen de Dios es un proceso.
El propósito de Dios para todos los creyentes es que seamos las personas que él diseñó y creó – personas que reflejan la imagen de Cristo, que son la imagen de Dios; personas que manifiestan su hermoso carácter y que viven momento a momento como sus representantes en el mundo. Pero, ¿cómo logramos esto? Este curso ha sido diseñado para servir como un mapa que nos guíe en este viaje.
Jesucristo: la imagen del Dios invisible
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.”[17]
“El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”[18]
“El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa.”[19]
Estos versículos nos recuerdan que Jesús es la imagen del Dios invisible. En Jesús vemos perfectamente la clase de persona que Dios diseñó que fuéramos. Jesús es el ejemplo perfecto de madurez espiritual.
La imagen de Cristo es madurez espiritual.
La imagen de Cristo es lo que la Biblia describe como madurez espiritual. La madurez espiritual, o perfección espiritual, es sencillamente “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”[20]
Pablo animó a los creyentes en Roma a pensar de un modo diferente acerca de sus sufrimientos, porque todas las cosas ayudan a conformarnos a la imagen de Cristo.[21] “Todas las cosas” incluye el ministerio, la vida familiar, la enfermedad, pobreza, prosperidad, conflicto, persecución, calamidad, éxito, dolor y soledad. El propósito de Dios para todo lo que sucede en nuestra vida es hacernos como Jesús.
Jesús es el hombre perfecto y nuestro gran ejemplo. El Nuevo Testamento está lleno de hermosas imágenes de Jesús. Lo vemos ayunando y orando en el desierto, compartiendo una mesa con pecadores, sosteniendo a niños en su regazo, agachado a la orilla del mar asando pescado para sus discípulos, agitando un látigo y defendiendo a los que eran oprimidos espiritualmente, testificando a una mujer sedienta en el pozo, alimentando a los hambrientos, caminando hacia Emaús con dos discípulos desanimados y exponiendo las Escrituras, y rindiéndose a la cruz. Estas imágenes, y muchas más, nos dan claridad acerca de la clase de cristianos que podemos llegar a ser.
El discipulado cristiano es ser conformados a la humildad de Jesús,[22] a su amor humilde por sus discípulos inmaduros,[23] a su amor redentor por los pecadores,[24] a su mansedumbre,[25] su equilibrio perfecto de gracia y verdad,[26] su perseverancia gozosa en medio del sufrimiento,[27] su obediencia hasta la muerte,[28] su plenitud del Espíritu,[29] su victoria sobre el mal,[30] y mucho más.
El discipulado cristiano también es ser conformados a las prioridades de Jesús – su predicación del evangelio,[31] su hacer discípulos,[32] su defensa de los oprimidos,[33] su ministerio a los pobres olvidados por la sociedad,[34] y mucho más.
La imagen de Cristo se observa en sus virtudes.
En Efesios, Pablo exhorta a los cristianos a seguir el ejemplo de Jesús, siendo “imitadores de Dios como hijos amados.”[35] Pensemos por unos minutos en las virtudes de Jesucristo que debemos imitar (ejemplos: amor, bondad, amabilidad, dominio propio, etc.).
►Lea los siguientes pasajes y trate de anotar al menos ocho virtudes de Jesús que Dios quiere desarrollar en nosotros.[36]
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Pasaje
Virtudes
Mateo 11:29
Hebreos 1:9
1 Pedro 2:21-24
Efesios 4:32
Juan 13:5
Juan 13:34
Lucas 23:34
►Comenten estas virtudes en grupo. ¿Por qué tendemos a enfatizar algunas virtudes cristianas y otras no?
Cómo se ve la imagen de Cristo en los creyentes
Hay una descripción poderosa de la imagen de Cristo en Colosenses 3:10-17. En este pasaje Pablo describe la “imagen de Dios,” la cual ha sido creada en nosotros, y de la cual también debemos vestirnos.
►Lean juntos Colosenses 3:10-17 y traten de descubrir las características del “nuevo hombre.” Escriban estas características que se encuentra.
Esta vida del Señor Jesús es la única vida que puede satisfacer los santos requerimientos de Dios para sus hijos. Ni nuestra justicia, ni nuestros mejores esfuerzos podrán jamás satisfacer las justas demandas de Dios ni merecer su bendición.[37]
La Formación Espiritual Es Por El Bien de Los Demás
Participar de la hermosa vida de Jesucristo nos lleva a un disfrute de Dios cada vez mayor. Este no es un disfrute al que llegamos solos; tampoco gozamos de él solos. “Estamos siendo conformados a la imagen de Cristo por el bien de los demás en el cuerpo de Cristo y por el bien de los demás fuera del cuerpo de Cristo.”[38] Los creyentes que reflejan la imagen de Jesucristo siempre están buscando oportunidades de ayudar a la gente quebrantada a encontrar este mismo gozo, porque eso es lo que Jesús hacía. La verdadera espiritualidad no se encuentra aislándonos de un mundo quebrantado, sino dando nuestra vida para sanar a los quebrantados.[39] Es así como su gloria va a brillar en nosotros. Es así como su fragancia va a emanar de nosotros.[40] Esto es lo que la vida de Jesús nos revela.[41]
El resultado de la formación espiritual será una vida gobernada enteramente por el amor divino. Ser conformados a la imagen de Cristo es ser conformados a una conducta semejante a la de Cristo, no sólo a su carácter interno. Ser conformados a Cristo significa amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, fuerzas y mente, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.[42] ¡No hay mejor medida de la formación espiritual que el amor sacrificial![43] La relación de Jesús con su Padre siempre lo guió a servir a los necesitados – los marginados, los rechazados, los enfermos, los hambrientos y los oprimidos espiritualmente. Él dijo que esta clase de amor habría de caracterizar también a todos aquellos que heredan su reino.[44]
La espiritualidad superficial lleva a una devoción que no se preocupa por los demás. Si la adoración no nos lleva a la obediencia, ni nos hace más generosos hacia quienes están en necesidad, no es adoración verdadera. Si la oración no nos hace más pacientes, amables y compasivos, quizás nuestra vida de oración no está siguiendo el modelo de la vida de oración de Jesús.
[1] Tomado de M. Robert Mulholland Jr., Invitation to a Journey (Invitación a un Viaje) Downers Grove: InterVarsity Press, 12.
[45]“En el análisis final, no hay nada que podamos hacer para transformarnos a nosotros mismos en personas que aman y sirven a Jesús, excepto estar dispuestos para que Dios haga esa obra de gracia transformadora en nuestra vida. Nuestra parte es ofrecernos a Dios en formas que le permitan hacer esa obra transformadora de gracia.”
– Robert Mulholland Jr.
[46]El crecimiento cristiano se puede comparar con el crecimiento del bambú chino. Las semillas de esta planta son regadas durante cinco años con poco crecimiento, pero en el quinto año iel bambú chino crece 90 pies en 6 semanas!
La Formación Espiritual Ocurre a Través de la Contemplación de Jesús
El siguiente versículo es fundamental para ser formados a la imagen de Jesús:
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).
“Contemplar” significa fijar la mirada espiritual o mirar fervientemente. Pero, ¿qué es lo que debemos contemplar fervientemente? La “gloria del Señor." Esto claramente se refiere a la persona y la obra redentora de Jesucristo en el evangelio.[1] Toda nuestra esperanza de cambio se encuentra en la contemplación de Jesús.
Cuando contemplamos a Jesús, el Espíritu Santo nos transforma “de gloria en gloria” a imagen de Jesús. [2]
Cuando vemos con fe el milagro de la encarnación, el mismo Espíritu de humildad empieza a trabajar en nosotros. Cuando nos arrodillamos por fe con Jesús en el huerto de Getsemaní, el mismo Espíritu de renuncia y sumisión a la voluntad del Padre continúa removiendo partes de nosotros que aún no hemos rendido.
Cuando vemos con fe a Jesús ante el Sanedrín, y ante Pilato y Herodes, el Espíritu de aplomo, dominio propio y confianza continúa transformándonos. Cuando llevamos la cruz con Jesús y sucumbimos bajo su peso, el mismo Espíritu de paciencia y perseverancia madura en nosotros.
Cuando nos identificamos con Jesús en la cruz y lo escuchamos pronunciar palabras de perdón, misericordia y amor, el mismo Espíritu de gracia se desarrolla más en nosotros. Cuando por la fe morimos con Jesús día a día y lo escuchamos decir, “Consumado es,” el mismo Espíritu de perseverancia nos capacita para terminar la obra que Dios nos ha encomendado. Cuando resucitamos con Jesús por la fe, sabemos que el mismo poder victorioso que resucitó a Jesús de la muerte y lo hizo sentar en lugares celestiales por encima de toda potestad y principado está trabajando en y a través de nosotros.
Si nuestra mirada está fija en la cruz, no podemos ser gobernados por el orgullo, la auto-gratificación, ni el placer terrenal. Si fijamos nuestros ojos en Jesús, no podemos odiar, ni albergar amargura o resentimiento; no podemos renunciar al sacrificio, no podemos murmurar o quejarnos, no podemos dejar el pecado reinar, ni vivir en derrota espiritual.
Si fijamos nuestros ojos en Jesús, no podemos dar marcha atrás ni caer en la desesperación; no podemos caer ni ser derrotados, y no podemos ser separados del amor de Dios. Cuando leo el evangelio, su poder se manifiesta crecientemente en mí. ¡Qué gran tesoro tenemos en Jesús y en el evangelio!
La tradición de la iglesia, por buena que sea, no puede cambiarnos. Los creyentes más devotos no tienen poder para transformarnos. Cuando consideramos la vida de hombres y mujeres de Dios que han impactado su generación, vemos que sus vidas estaban centradas en Dios, no en sí mismos. Martín Lutero no era luterano, sino cristiano. Juan Calvino no era calvinista, sino cristiano. Juan Wesley no era wesleyano, sino cristiano. ¡Lo que hace grande a un creyente es atesorar a Cristo y su evangelio!
Nos Transformamos en Aquello Que Contemplamos
A menudo estamos muy distraídos. Esto por lo general limita al Espíritu Santo para efectuar los cambios que él quiere hacer en nuestra vida. El pastor John Piper lo expresa muy bien:
“El Espíritu no está efectuando esta transformación en nosotros sin referencia a Jesús. No sucede mientras vemos interminables horas de televisión trivial y vacía; tampoco mientras pasamos horas explorando la World Wide Web sin sentido ni propósito; no ocurre mientras ocupamos nuestra mente en cosas que ignoran a Cristo. No. El Espíritu se mueve y trabaja y libera en una atmósfera bien definida, a saber, donde estamos ‘mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor’ (v. 18). El Espíritu exalta a Cristo. El Espíritu abre nuestros ojos a Cristo. El Espíritu aplica la imagen de Cristo a nuestra alma. Si elegimos no enfocarnos en Cristo, si vamos por nuestro propio camino y nos ocupamos con otros asuntos en la vida, no digamos luego, ‘¿Dónde está Dios?’ cuando cosechemos el fruto doloroso de nuestra esclavitud al pecado y experimentemos la ley de Dios como una carga y no como un deleite. Él nos ha mostrado el camino a la libertad. Si pasamos nuestros días y noches mirando en otras direcciones, probablemente seguiremos atados en nuestra esclavitud.”[3]
Cuando hagamos a un lado las distracciones mundanas, y dejemos de pensar demasiado en nosotros mismos y de compararnos con los demás, el Espíritu Santo tendrá oportunidad de trabajar en nosotros.
►Comenten la cita anterior de John Piper: ¿Qué cosas nos distraen y nos limitan para permitir que el Espíritu trabaje en nuestra vida? ¿Cuáles hábitos nuestros deberían cambiar?
[1] Compare 2 Corintios 3:19 con 2 Corintios 4:7, y también con Juan 1:14, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
[3] Sermón de John Piper basado en 2 Corintios 3:18.
Verdades Vitales Que Deben Ser Enfatizadas en la Formación Espiritual
(1) La formación espiritual es una transformación tanto interna como externa.
Como veremos en las próximas lecciones, la formación espiritual involucra nuestro cuerpo físico. Dios quiere ser glorificado en nuestro cuerpo, el cual es su templo.[1] Sin embargo, la formación espiritual empieza en el corazón. La formación espiritual es mucho más que una modificación de la conducta. Sabemos que la formación espiritual está ocurriendo cuando vemos que no sólo nuestras acciones externas cambian, sino que nuestra disposición interna también es transformada – cuando espontáneamente hacemos lo que Cristo haría en nuestra situación.
Dallas Willard nos recuerda que “la formación espiritual no es una modificación de la conducta… [sino más bien] el proceso de reformar o renovar el [hombre] interior hasta que llegue a tener, en un grado sustancial, el carácter de las dimensiones internas de Jesús mismo – su mente, su corazón, su paz, su gozo. A través de la formación espiritual usted verdaderamente adquiere estos elementos.”[2]
(2) La formación espiritual tiene lugar a través de los medios de gracia.
En este curso vamos hablar acerca de algunos de los medios que Dios usa para moldearnos a la imagen de Cristo. Estos medios son muchos, y vamos a estudiarlos en detalle en las próximas lecciones.
►Traten de hacer en conjunto una lista de algunos de los medios que Dios ha usado, o que está actualmente usando, para producir madurez espiritual en su vida cristiana.
Así como un árbol puede crecer saludable y productivo simplemente gracias a la lluvia, la luz del sol, la tribulación (hace que las raíces se profundicen) y un suelo rico en nutrientes, así nosotros podemos llegar a ser cristianos saludables y productivos empleando cada medio que Dios ha provisto. Muchos creyentes se quedan estancados en su crecimiento espiritual simplemente porque ignoran algunos de los medios vitales para alcanzar el crecimiento. Por ejemplo, un cristiano que es fiel en la adoración pública pero inconstante en la oración privada no va a experimentar el gozo completo de la vida cristiana. Vamos a profundizar en esto en una lección posterior.
(3) El motivo de la formación espiritual es el disfrute de Dios.
Por toda la eternidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han estado en íntima y gozosa comunión. El propósito de la creación fue formar a la humanidad a imagen de Dios y traernos a la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El primer sonido al que se hace referencia directa en la Biblia es “la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día.”[3] Esto me encanta. ¿Por qué se paseaba Dios en el huerto? Había venido para tener comunión – compañerismo – con el hombre y la mujer que había creado. La primera expresión de fe y devoción en la Biblia fue sencillamente “…caminó con Dios.”[4]
Enoc caminó con Dios.
Noé caminó con Dios.
Abraham caminó con Dios.
Israel debía caminar con Dios.
Este pensamiento continúa en el Nuevo Testamento.[5] Juan nos recuerda que el propósito de Dios en la redención es llevarnos de nuevo a la “comunión” con los creyentes, y “con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.”[6]
“Caminar con Dios.” “Comunión con Dios.” Qué expresiones tan hermosas y significativas que nos recuerdan que la vida que agrada a Dios no es complicada, sino una vida de comunión llena de gracia – una vida sencilla de relación. El objetivo y la prioridad de Dios es moldearnos en la clase de personas que habitualmente lo obedecen con facilidad porque él es Señor, porque lo atesoran, y porque él es su maestro y amigo.[7]Cualquier enseñanza que elimine esta sencillez no es una enseñanza bíblica: “Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, de alguna manera los pensamientos de ustedes se hayan extraviado de la sencillez y la pureza que deben a Cristo.”[8]
Durante los últimos años, mi padre ha tenido muchas dificultades con su salud, incluyendo un infarto y dos derrames. Debido a esta situación, tuve que asumir la responsabilidad de cuidar la propiedad de mis padres – cortar el césped, podar los árboles, etc. En ocasiones me apresuro para terminar el trabajo, pero Papá quiere que me siente un rato a conversar con él. Me trae un vaso con agua y me dice, “Hijo, ¿quieres sentarte a conversar un rato?” No puedo resistirme, especialmente cuando recuerdo que quizás no tenga está oportunidad por muchos años más. A Papá no le importa tanto el trabajo que hago para él como el tiempo que comparto con él. Pienso que este es el sentir de Dios hacia nosotros. Él quiere traernos a una comunión de gozo indescriptible. [12]
“Gustad, y ved que es bueno Jehová.”[9] Esta debe ser nuestra motivación en cada disciplina y actividad “religiosa.” La formación espiritual no es simplemente una búsqueda intelectual, sino una experiencia. En las próximas lecciones vamos a estudiar aspectos como la oración, el ayuno, la meditación y el servicio. Es vital mantener nuestros ojos en el objetivo – el disfrute de Dios. Nuestro objetivo no es más conocimiento e información, sino comunión íntima. Hace más de 200 años, Jonathan Edwards dijo: “La diferencia entre creer que Dios es misericordioso y comprobar que Dios es misericordioso es semejante a la diferencia entre tener una creencia racional de que la miel es dulce y tener la sensación real de su dulzura.”[10]
[7] Dallas Willard, “Dallas Willard | Spiritual Formation as a Natural Part of Salvation.” At https://www.youtube.com/. Consultado el 18 de enero de 2021.
[10] Como se cita en Timothy Keller, El Dios Pródigo (Barcelona: Andamio, 2015), 108.
[11]“El objetivo y la prioridad de Dios es moldearnos en la clase de personas que habitualmente lo obedecen con facilidad porque él es Señor, porque lo atesoran, y porque él es su maestro y amigo.”
– Dallas Willard
[12]La vida que agrada a Dios no es complicada, sino una vida de comunión llena de gracia – una vida sencilla de relación.
Los Desafíos de la Formación Espiritual
La formación espiritual presenta muchos desafíos porque ya hemos sido formados por diversas influencias. Hay muchas fuerzas que nos han moldeado en las personas que somos hoy. Hemos sido formados de una manera profunda por el hogar en el que crecimos. Nuestra cultura, la tradición de la iglesia, las experiencias de la vida y nuestras propias decisiones han tenido una influencia enorme en lo que creemos, lo que valoramos, lo que sentimos, y en cómo nos comunicamos y comportamos.
Puesto que vivimos en un mundo quebrantado, mi suposición es que usted ha tenido buenas y malas experiencias con todas estas influencias formativas. Muchos de nosotros hemos sido lastimados. La pregunta más importante que vamos a tratar de responder en el curso de Formación Espiritual es: A partir de este día, ¿cuáles son las fuerzas, influencias y decisiones más importantes que me van a formar en la persona que Dios quiere que sea? Creo que este curso nos ayudará a responder esta pregunta.
►Es muy importante que al estudiar estas lecciones usted tome conciencia de las influencias negativas y positivas que han moldeado su vida. Tome unos minutos para anotar algunas de las cosas más importantes que han moldeado su entendimiento de Dios y de la vida cristiana. Sea muy honesto. Comparta una o dos de estas cosas con su grupo.
Obstáculos de los que Debemos Cuidarnos al Procurar la Formación Espiritual
Hay varias razones por las que muchos cristianos experimentan dificultad en el proceso de ser conformados a la imagen de Cristo. Veamos sólo algunas de ellas:
(1) Debemos cuidarnos del legalismo.
El legalismo busca ganar la aceptación de Dios obedeciendo las reglas. Las personas legalistas tienen su confianza puesta en sí mismos – están buscando la justicia no por gracia, sino a través de una devoción y una disciplina estrictas. El legalismo descansa en el poder de la voluntad. La Biblia nos dice que el “culto voluntario” no tiene “valor alguno contra los apetitos de la carne.”[1]
Recuerde que la oración, el estudio de la Biblia, la meditación, el ayuno y cualquier otra cosa que hagamos en la formación espiritual son efectivos únicamente por la obra de gracia que ha sido hecha y está siendo hecha en mí por y a través del evangelio. El gran peligro en cualquier disciplina espiritual es el peligro de poner nuestra confianza en esas disciplinas, en lugar de ponerla en la gracia de Dios que está siendo derramada en mi vida y mi corazón por el Espíritu Santo por medio de la obra consumada de Jesucristo.
(2) Debemos cuidarnos de la gracia barata.
La negligencia espiritual, o “gracia barata,” convierte la gracia de Dios en una licencia para pecar.[2] Muchos cristianos hoy en día malinterpretan la relación entre la gracia de Dios y el esfuerzo humano. Para ellos, cualquier enseñanza que tenga que ver con obras es legalista. Sin embargo, el Nuevo Testamento está lleno de enseñanzas que enfatizan el esfuerzo arraigado en la fe.[3] En la vida cristiana, nos ocupamos en nuestra “salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Nosotros nos ocupamos y Dios produce. No nos esforzamos para ganar nuestra salvación, pero debemos ocuparnos en ella en la vida cotidiana.
La formación espiritual a la imagen de Cristo se efectúa por gracia, pero también requiere mucho esfuerzo y trabajo duro. El trabajo duro consiste en “mantener nuestra vida en el entorno de Dios,” donde la gracia de Dios hace su obra efectiva.[4]
(3) Debemos cuidarnos del sensacionalismo.
Hay ciertas iglesias que hacen énfasis en experiencias sensacionales, altamente subjetivas y emocionales, y descuidan casi por completo la vida cristiana dedicada, ordenada, consagrada a la oración y guiada por la Palabra. A los creyentes que son atrapados por estos movimientos les resulta difícil crecer hacia la madurez, porque han sido entrenados para esperar soluciones rápidas y fáciles a cualquier necesidad espiritual. Creer en la madurez espiritual a través de un proceso no es limitar el poder de Dios, sino simplemente reconocer los procesos espirituales normales que Dios ha establecido.
(4) Debemos cuidarnos del perfeccionismo.
Los cristianos luchan con la transformación cuando confunden la perfección del corazón – el amor perfecto- con la perfección absoluta. Si bien es cierto que Jesús nos llama a la perfección cristiana[5] y a una renuncia definitiva al pecado deliberado,[6] la Biblia deja claro que la conformación al carácter y la disposición de Jesús es un proceso que se extiende a lo largo de la vida. La semejanza a Cristo debe ser entendida como un viaje más que como un destino.[7]
►Comenten en grupo estos obstáculos. ¿Han observado estos obstáculos en la vida de los creyentes? ¿Cómo se han manifestado en su propia vida?
Quizás deberíamos hacer una pausa para reflexionar. ¿Su vida espiritual está progresando? ¿La vida de Jesús está operando en y a través de usted de un modo creciente? ¿Puede usted decir hoy que su forma de pensar, amar y servir está reflejando a Jesús más que en los meses pasados?
Estamos siendo formados espiritualmente cuando la hermosa vida de Jesús está operando en nosotros en medida creciente. Esta formación la efectúa el Espíritu Santo – a través de la fe, de una mente renovada y de un esfuerzo vigoroso – dando como resultado un servicio cristiano fructífero.[1]
(1) Memorice la definición de formación espiritual presentada en este curso y dígasela a un compañero de clase o escríbala.
(2) Memorice 2 Corintios 3:18 y Gálatas 4:19. Esté preparado para decir estos versículos frente a sus compañeros o para escribirlos.
(3) Dedique al menos treinta minutos durante la semana para repasar esta lección, incluyendo los pasajes de referencia, y pídale al Espíritu Santo que le hable y le revele su Palabra.
(4) Anote en su diario cualquier cambio específico que deba hacer en su vida, según el Señor se lo revele.
(5) Medite en al menos un salmo durante su tiempo devocional diario, y escriba en su diario lo que el salmista dice acerca de la naturaleza y el carácter de Dios.
(6) Escriba en su diario una oración personal relacionada con su crecimiento y transformación espiritual basada en lo que aprendió en esta lección.
(7) Practique usando la Guía de Oración Diaria del Dr. Brown en su tiempo de oración privada cada día.
Examen sobre la Lección 1
(1) ¿Cuál es la definición de formación espiritual que aprendió en la Lección 1?
(2) Mencione algunas referencias bíblicas que dan respaldo a esta definición.
(3) Complete esta afirmación: La gracia se opone al ____________, pero no se opone al _____________. Explique.
(4) ¿Qué es el mandato cristiano?
(5) ¿Qué significa “contemplar la gloria del Señor”?
(6) ¿Por qué la formación espiritual es un proceso?
(7) ¿Cuáles son los obstáculos que debemos evitar en la formación espiritual?
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