► ¿Cómo fue el ministerio de los profetas del Antiguo Testamento? ¿Hasta qué punto su mensaje era comprensible para su audiencia, y hasta qué punto podía ser entendido sólo en el futuro?
Los libros proféticos del Antiguo Testamento incluyen los Profetas Mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel), así como los doce Profetas Menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías). Antes de estudiar cada uno de estos libros, es útil estudiar el rol del profeta en el Israel del Antiguo Testamento.
Los profetas “clásicos” o “escritores” ministraron aproximadamente entre los años 800 a 450 A.C. Profetas anteriores como Elías y Eliseo no dejaron un registro escrito de su predicación. Los libros de los dieciséis profetas “escritores” llevan sus nombres.
La Biblia hebrea utiliza tres palabras para referirse a un profeta. Estos títulos revelan el rol del profeta en Israel. Las dos primeras palabras (hozeh and ro’eh) vienen de una raíz que significa “ver.” Estas palabras nos dicen que el profeta era un “vidente,” alguien que veía las cosas de Dios. La tercera palabra (nabi) significa “llamado.” Se refiere a aquella persona que ha sido llamada por Dios para llevar el mensaje de Dios a otras personas.
Los libros proféticos muestran varias características de los profetas:
Los profetas no hablaban su propio mensaje; transmitían el mensaje de Dios. Más de 350 veces se encuentra en los libros proféticos la frase “Así dice el Señor.” Los profetas fueron llamados a llevar la Palabra de Dios al pueblo de Dios.
Los profetas llevaron el mensaje de Dios a su propia generación. Su mensaje fue dado primero a su propio pueblo. Cuando leemos los profetas, debemos preguntar, “¿Cómo entendió la audiencia inmediata del profeta su mensaje?” Saber cómo la audiencia original entendió el mensaje del profeta nos ayuda a comprender mejor su mensaje para nosotros hoy.
Los profetas hablaron el mensaje de Dios para generaciones futuras. Los profetas eran “videntes.” Las primeras palabras del libro de Isaías son similares a las de muchos de los otros libros proféticos: “Visión de Isaías hijo de Amoz.”[1] A través de visiones y revelación especial, Dios reveló verdades futuras a sus profetas. Los profetas vieron tanto el juicio futuro como la futura restauración.
Al estudiar los libros proféticos, vemos que ciertos temas se repiten con frecuencia. Hay tres temas que aparecen de modo recurrente en estos libros:
(1) Fidelidad al Pacto
En repetidas ocasiones los profetas recordaron a su audiencia que Israel había sido llamado a ser el pueblo escogido de Dios. En el Sinaí, Israel hizo un pacto con Dios. Este pacto era más que rituales y sacrificios; requería santidad personal delante de Dios y justicia hacia los demás. Profetas como Miqueas y Amós confrontaron a Israel con su fracaso como nación al no vivir en obediencia al pacto.
(2) El Día del Señor
Los profetas se refieren al “día del Señor” en más de veinte ocasiones. Los profetas hablan del día del Señor en tres sentidos:
El día del Señor será un tiempo de juicio sobre los incrédulos.
El día del Señor será un tiempo de purificación del pueblo de Dios.
El día del Señor será un tiempo de salvación para aquellos que son fieles.
(3) La Venida del Mesías
Un mensaje importante de los profetas es la promesa del Mesías. Estudiosos de la Biblia han encontrado más de 300 profecías en el Antiguo Testamento que señalan la venida del Mesías.
Dar a Judá la promesa de la salvación que había de venir.
El Evangelio en Isaías
El Mesías nacería de una virgen.
Ministraría a los gentiles.
Moriría para redimir a los pecadores.
Por medio del Mesías, el reino de Dios se extendería a todas las naciones.
Contexto Histórico
Isaías, hijo de Amoz, ministró en la corte real de Judá hacia finales del siglo VIII A.C. El nombre Isaías significa “el Señor da salvación,” nombre que anuncia un tema central del ministerio de Isaías, salvación para el pueblo de Dios.
El llamado de Isaías al ministerio profético vino “en el año que murió el rey Uzías.”[1] El libro registra la muerte de Senaquerib en el año 681 A.C.[2] Esto ubica el libro de Isaías entre los años 740-680 A.C.
Isaías ministró durante los reinados de Jotam, Acaz, Ezequías y Manasés. La tradición judía dice que Manasés mató a Isaías aserrándolo por la mitad.
Durante los primeros años del ministerio de Isaías, Tiglat-Pileser III expandió el imperio asirio. Peka, rey del Reino del Norte, atacó Judá porque Acaz se negó a unirse en una alianza contra Asiria. Ignorando las objeciones de Isaías, Acaz apeló a Asiria. El mensaje de Isaías dio una señal para el futuro inmediato y una profecía del nacimiento del Mesías.[3]
Después de la muerte de Acaz, su hijo Ezequías se rebeló contra Asiria y entró en una alianza con Egipto. En respuesta, el rey Senaquerib de Asiria atacó Judá en el año 701 A.C. Ezequías fue derrotado y forzado a pagar tributo a Asiria.[4] Posteriormente, Ezequías se rebeló contra Senaquerib. En respuesta a la oración de Ezequías, el ángel de Jehová atacó el ejército asirio, mató a 180,000 hombres y forzó a los asirios a retirarse de Judá. El resto del reinado de Ezequías fue un tiempo de paz.[5]
Propósito
Con la caída del Reino del Norte, Judá enfrentó una prueba. ¿Seguiría a Israel en su apostasía o sería fiel a Dios? Isaías advirtió del juicio por el pecado de Judá. Exhortó a Judá con la promesa de salvación si regresaba al pacto.
[1] Isaías 6:1. El rey Uzías murió aproximadamente en el año 740 A.C.
[3] Isaías 7:10-17 muestra cómo el mensaje de un profeta hablaba tanto a sus contemporáneos como a futuro. En el año 735 A.C., Isaías le dijo a Acaz que antes de que un niño nacido en aquel día alcanzara la edad para decidir por sí mismo, Siria y Efraín (el Reino del Norte) serían destruidos. Un cumplimiento parcial se dio con la caída de Siria en el año 732 A.C y la caída del Reino del Norte en el 722 A.C. El cumplimiento final de la promesa del “Emanuel” nacido de una virgen tuvo lugar en el nacimiento de Jesús el Mesías (Mateo 1:20-23).
Isaías es considerado como una “Biblia en miniatura.” Los primeros treinta y nueve capítulos (que corresponden a los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento) muestran la justicia de Dios al juzgar a Judá y a las naciones vecinas. Puesto que Dios es un Dios santo, no puede ignorar el pecado. Los últimos veintisiete capítulos (que corresponden a los veintisiete libros del Nuevo Testamento) consuelan a Judá con la promesa del Mesías que habría de venir.
Un libro que abarca sesenta años, cuatro reyes y dos grandes imperios (Asiria y Babilonia) y que profetiza eventos que tendrían lugar cientos de años en el futuro es difícil de resumir en unos pocos párrafos. El siguiente bosquejo le servirá de guía al leer Isaías. El resumen de los temas indica las ideas importantes que hay que considerar.
Bosquejo de Isaías
Profecías del Juicio (Isaías 1–35)
Énfasis en el juicio.
Dirigido principalmente al pueblo rebelde del tiempo de Isaías.
Advierte que Asiria derrotará a Israel, el Reino del Norte.
Mensajes de juicio sobre muchas naciones, incluyendo Israel, Asiria, Babilonia, Filistea, Moab, Damasco, Cus, Egipto, Edom, Judá y Tiro.
Salvación para los fieles (Isaías 35).
Interludio Histórico (Isaías 36–39)
La amenaza de Senaquerib y la liberación de Dios (Isaías 36–37).
Con la historia de Senaquerib finaliza el énfasis en Asiria que se observa en los capítulos 1-35. Esta historia tiene lugar en el año 701 A.C. y muestra que la fe en Dios trae la bendición de Dios.
La enfermedad de Ezequías y su milagrosa recuperación (Isaías 38).
La visita de Merodac-baladán de Babilonia a Ezequías (Isaías 39).
La historia de la visita de Merodac-baladán en el año 711 A.C. da inicio al énfasis en Babilonia, en los capítulos 40-66. El pecado de Judá lo llevará al exilio en Babilonia.[1]
Profecías Mesiánicas de Consuelo (Isaías 40–66)
Énfasis en la restauración y la promesa.
Dirigido al pueblo fiel de todas las generaciones.
Consuelo y liberación para Judá (Isaías 40-48).
Un Siervo vendrá a traer redención (Isaías 49-55).
Dios restaurará a todos los que son fieles al pacto (Isaías 56-66).
Temas Importantes en Isaías
El Remanente
Dios preservará un remanente que es fiel al pacto a pesar de la apostasía de la nación.[2] Isaías nombró a uno de sus hijos “Sear-jasub,” como un mensaje profético de que Dios traería el remanente fiel de vuelta a Jerusalén después del exilio.[3]
Dios, el Santo de Israel
Al inicio de su ministerio profético, Isaías vio “al Señor sentado sobre un trono alto y sublime.” Dios estaba rodeado de serafines que clamaban, “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.”[4] Esta visión transformó la vida y el ministerio de Isaías. En veintinueve ocasiones Isaías usa la expresión “el Santo de Israel,” nombre que muestra la santidad de Dios.[5] Un aspecto importante del mensaje de Isaías es que Israel enfrentó juicio porque ignoró la santidad del Dios al cual decía adorar.
La soberanía del Santo de Israel se observa en su juicio sobre los enemigos de Israel. Dios ordenó a Isaías nombrar a uno de sus hijos “Maher-salal-hasbaz,” nombre que representaba el rápido juicio contra los enemigos de Judá.[6] Para sorpresa de Judá, la soberanía de Dios también se observa en su juicio sobre Judá, a causa de su apostasía.
Finalmente, el Santo de Israel restaurará a su pueblo. Isaías profetizó sobre el día en que Judá ya no sería llamada “Desamparada,” sino que sería llamada “Mi Deleite en Ella.” Profetizó sobre el día cuando su tierra ya no sería llamada “Desolada,” sino que sería llamada “Desposada.”[7] En lugar de ser una nación apóstata, Judá sería llamado “Pueblo Santo”; en lugar del exilio, serían los “Redimidos de Jehová”; en vez de rechazados, serían “deseados”; Jerusalén sería llamada “Ciudad Deseada,” no desamparada.[8]
La Venida del Mesías
Debido a su énfasis en la venida del Mesías, Isaías ha sido llamado el “Quinto Evangelio.” Isaías profetizó que el Mesías redimiría a Judá y a todos aquellos que se volvieran a él en fe. En su primer sermón en Nazaret, Jesús leyó del libro de Isaías y proclamó que él había venido para cumplir las promesas hechas por el profeta.[9]
En la última sección de Isaías, el profeta predijo la venida del Mesías, el Ungido de Dios. Nacería de una virgen[10]; serviría a los necesitados[11]; sufriría para redimir a la humanidad[12]; un día reinará en gloria.[13] Debido al Mesías, el futuro del pueblo de Dios es brillante – a pesar de sus circunstancias presentes.
[1] Isaías 38:6 muestra que los eventos de Isaías 38-39 tuvieron lugar antes de Isaías 36-37. El orden del libro probablemente tenía la intención de enfatizar la estructura temática de Isaías. Isaías 36-37 concluye el énfasis en Asiria; Isaías 38-39 inicia el énfasis en Babilonia. La estructura no cronológica es común en los libros proféticos.
Algunos críticos de la Biblia argumentan que este libro no fue escrito únicamente por Isaías. Afirman que los capítulos 1-39 fueron escritos por Isaías, mientras que los capítulos 40-46 fueron escritos por un segundo autor que vivió más de cien años después de Isaías. Llaman a estos autores “Isaías de Jerusalén” y “Segundo Isaías.” Estos críticos ponen en duda el testimonio del Nuevo Testamento, que señala a Isaías como el autor. Los evangélicos creemos que Dios inspiró la totalidad del libro de Isaías a su profeta. El siguiente cuadro resume el argumento de los críticos y la respuesta evangélica.
Asunto
Lo que los Críticos Liberales Creen
Lo que los Evangélicos Creen
Isaías ministró entre los años 740 a 680 A.C. Él habla del retorno del exilio, que inició en el año 538 A.C. Menciona a Ciro por nombre en 44:28 y 45:1.
Puesto que Ciro vivió 100 años después de la muerte de Isaías, el profeta no habría podido predecir un rey futuro.
Dios le reveló el futuro a Isaías – incluyendo el nombre de Ciro, el futuro gobernante de Persia.
Isaías 1–39 trata principalmente acerca de Asiria y el juicio. Isaías 40–66 trata principalmente acerca de Babilonia y la salvación.
Un mismo autor no tendría un contraste tan drástico en su escritura. Isaías 40–66 debe haber sido escrito por un autor diferente.
Isaías habló tanto a su audiencia inmediata (juicio por el pecado) como a sus lectores futuros (restauración para los fieles). Esta es la razón del gran contraste.
Cierto lenguaje utilizado en Isaías 40–66 (especialmente el lenguaje de “consuelo”) no se usa en Isaías 1–39.
La diferencia del lenguaje utilizado sugiere un autor distinto.
Los distintos temas de los capítulos 1–39 y 40–66 requieren de un lenguaje diferente. Sin embargo, términos como “el Santo de Israel” se usan en ambas secciones del libro.
Razones para aceptar a Isaías como el autor del libro en su totalidad:
Isaías 1:1 nombra a Isaías, hijo de Amoz, como el autor.
Las primeras copias hebreas de Isaías muestran el libro como uno solo. No hay evidencia de que Isaías 1–39 y 40–66 fueran tratados como dos libros separados.
Hay veinte referencias a Isaías en el Nuevo Testamento. Estas referencias corresponden a ambas secciones de Isaías y tratan a Isaías como el autor del libro completo.
Isaías Nos Habla Hoy
El mensaje de Isaías fue relevante en su tiempo y lo es también para nosotros hoy. A una nación que enfrentó la decisión de seguir a Israel en la apostasía o permanecer fiel a Dios, Isaías habló del juicio que viene sobre aquellos que no son fieles a Dios. Advirtió a Judá y a otras naciones que el Santo de Israel no puede ignorar el pecado. En la cultura permisiva actual, debemos recordar que Dios juzga el pecado.
A una nación que pronto enfrentaría el exilio en Babilonia, Isaías habló de la bendición de Dios sobre el remanente que permaneció fiel a Dios. Ante las amenazas actuales para los cristianos, debemos recordar que Dios honra a los que permanecen fieles. Dios promete escuchar y restaurar a aquellos que se arrepienten. Isaías habla poderosamente a las necesidades del siglo XXI.
Conclusión: Isaías en el Nuevo Testamento
Isaías es uno de los libros del Antiguo Testamento que se citan con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento. Las referencias a Isaías en el Nuevo Testamento incluyen:
Juan el Bautista como la voz que clama en el desierto (Isaías 40:3; Mateo 3:3).
El nacimiento virginal de Jesús (Isaías 7:14; Mateo 1:23).
El uso de parábolas por parte de Jesús (Isaías 6:9-10; Mateo 13:13-15).
El ministerio de Jesús a los gentiles (Isaías 9:1-2 y 61:1-3; Mateo 4:13-16 y Lucas 4:14-21).
La conversión de las naciones (Isaías 11:10 y 65:1; Romanos 15:12 y 10:20).
A lo largo del ministerio de Jesús, los autores de los evangelios vieron a Jesús como el cumplimiento de las profecías de Isaías. Las promesas de Dios de restaurar y redimir a su pueblo se cumplieron parcialmente en el retorno de Babilonia; las promesas se cumplieron más plenamente en la obra redentora de Jesús de Nazaret. El cumplimiento final y absoluto será cuando la familia de Dios se reúna en adoración alrededor del trono de Dios.
Asignaciones
Demuestre su comprensión de esta lección con las siguientes asignaciones:
(1) Elija una de las siguientes asignaciones:
Opción 1: Trabajo Grupal
Noten la descripción de Jesús en Isaías 53. Expliquen cómo estas profecías se cumplen en Jesús. Escriban un breve resumen de la discusión de grupo.
Opción 2: Trabajo Individual.
Al leer el libro de Isaías, haga una lista de las profecías acerca del Mesías que habría de venir. Anote los pasajes de Isaías que contienen una profecía mesiánica y luego anote los pasajes del Nuevo Testamento que muestran el cumplimiento de estas profecías.
(2) Haga el examen correspondiente a esta lección. En el examen se incluyen los versículos asignados para memorizar.
Preguntas de Examen – Lección 9
(1) La frase ________________________ muestra que los profetas comunicaban la Palabra de Dios, no su propio mensaje.
(2) El uso del nombre ________ para describir a los profetas muestra que Dios reveló verdades futuras a sus profetas.
(3) Mencione tres temas que aparecen a lo largo de los libros proféticos.
(4) El Día del Señor incluye tres aspectos ¿Cuáles son?
(5) ¿Durante el reinado de cuáles reyes de Judá ministró Isaías?
(6) Mencione dos propósitos del libro de Isaías.
(7) ¿Quiénes componen el remanente en Isaías?
(8) ¿Cuál nombre de Dios se usa en Isaías para mostrar la santidad y la soberanía de Dios?
(9) Anote tres razones para aceptar a Isaías como el autor del libro de Isaías en su totalidad.
(10) Mencione dos imágenes de Isaías que se usan en el Nuevo Testamento.
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