Lea Proverbios, Eclesiastés, y Cantar de los Cantares
Memorice Proverbios 1:7; Eclesiastés 12:13-14
Leyendo la Sabiduría Hebrea
Job, Proverbios, Eclesiastés y parte de los Salmos se conocen como Libros Poéticos y también como Literatura de Sabiduría. La literatura de sabiduría enseña al lector cómo obtener la verdadera sabiduría bíblica. Proverbios enseña que el temor de Jehová es principio de la sabiduría; Salmos enseña que obtenemos un corazón sabio al “contar nuestros días,” haciendo un buen uso de nuestro tiempo.[1] Ganar sabiduría es un objetivo importante para toda persona. La verdadera sabiduría se obtiene a través de la instrucción, la observación y la experiencia.[2]
Juan Calvino, teólogo del siglo XVI, escribió que la verdadera sabiduría consiste en dos cosas: el conocimiento de Dios y el conocimiento de nosotros mismos.[4] Los libros de sabiduría reflejan ambos aspectos de la sabiduría. Job alcanzó un nuevo conocimiento de Dios. Proverbios enseña a los jóvenes a conocerse a sí mismos y a temer a Dios. Eclesiastés concluye con el mensaje, “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”[3]
Estos libros enseñan que la sabiduría es tanto vertical (“el temor de Jehová es el principio de la sabiduría”) como horizontal (Proverbios trata con el matrimonio, los hijos, y la relación con la comunidad). Al estudiar estos libros podemos obtener un conocimiento más profundo de Dios y de nosotros mismos.
[4]"Nuestra sabiduría, en la medida en que puede ser considerada verdadera y sólida sabiduría, consiste casi enteramente de dos partes: el conocimiento de Dios y de nosotros mismos."
- Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana
Cómo Interpretar un Proverbio
Un proverbio comunica de modo diferente a un mandato. Donde la ley dice, “No hagas…,” el proverbio comunica un principio general para la vida. Un proverbio es una afirmación breve y memorable de una verdad. Entender la naturaleza de los proverbios nos ayuda a interpretar el libro de Proverbios. Las características de un proverbio son:
Un proverbio afirma un principio general que se aplica en muchas situaciones diferentes.
Un proverbio está basado en experiencias de vida. A menudo los proverbios resumen una verdad probada a lo largo del tiempo, derivada de las experiencias de la vida.
Un proverbio no es una promesa; es una observación general sobre la vida. Aunque algunos lectores han tomado versículos como Proverbios 22:6 como promesas absolutas, el resto de Proverbios muestra que un hijo criado de manera correcta puede escoger la senda del necio.
Un proverbio no es un mandato. El libro de Proverbios no es un conjunto de reglas para obedecer; es una colección de principios que guían a las personas a la verdadera sabiduría.
Al establecer el canon, los rabinos debatieron acerca de una aparente contradicción en Proverbios 26:4-5. “Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión.” El versículo 4 le dice al lector que no le responda al necio de acuerdo con su necedad; el versículo 5 dice que hay que responderle al necio.
Los rabinos consideraban que una persona sabia debía conocer la naturaleza del necio. Un “simple” necio puede ser enseñado y se le debe responder de una forma que le impida considerarse “sabio en su propia opinión.” Sin embargo, al necio que se burla de la corrección es mejor evitarlo, pues se rehúsa a aprender; quien intenta responderle a esta clase de persona es arrastrado a su mismo nivel. Los rabinos comprendieron que ninguno de estos dos versículos es un mandato absoluto; más bien, enseñan principios que deben guiar a la persona sabia al tratar con aquellos que no son sabios.
Proverbios 25:11 es un versículo clave del libro de Proverbios: “Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene.” La palabra correcta dicha en las circunstancias correctas es tan hermosa como un adorno de oro con decoraciones de plata. La sabiduría consiste en saber la palabra apropiada para cada situación.
►Comente acerca de algún problema que le esté planteando un desafío en el ministerio; luego busque verdades en el libro de Proverbios que se relacionen con el problema expuesto. Comente los principios que se aplican a su situación.
El Mensaje de Proverbios
El libro de Proverbios incluye cinco colecciones principales. Cada colección se enfoca en un aspecto diferente de la sabiduría.
Colección 1: Discursos sobre la Sabiduría (1–9)
Después de una introducción que resume el propósito de los Proverbios,[1] la primera colección muestra la diferencia entre la sabiduría y la insensatez. Gran parte de esta colección se presenta en la forma de “proverbios discursivos,” párrafos extensos sobre la naturaleza de la sabiduría.
Proverbios 1:7 contrasta dos caminos: la sabiduría y la insensatez. El resto de la colección aconseja al joven a seguir el camino de la sabiduría y evitar el camino de la insensatez. La primera colección introduce el tema de estos dos caminos.
Colección 2: Los Proverbios de Salomón (10:1 – 22:16)
Proverbios 10:1 presenta esta colección con el título, “Los proverbios de Salomón.” Esta colección consiste principalmente en proverbios de dos líneas que aconsejan al lector acerca de aspectos prácticos de la sabiduría.[2] La mayoría de estos proverbios son paralelos antitéticos; contrastan el camino del sabio con el camino del necio.
Los temas que se tratan en esta colección incluyen muchos aspectos prácticos de la vida: el dinero, el uso de la palabra, la disciplina y el trabajo. La estructura aparentemente casual de esta sección refleja la manera en la que enfrentamos los problemas de la vida real. La sabiduría prepara a las personas para enfrentar las situaciones en el momento en que se presentan.
Colección 3: “Palabras del Sabio” (22:17 – 24:34)
Esta colección inicia con una afirmación introductoria: “¿No te he escrito tres veces en consejos y en ciencia, para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad…?”[3] Esta afirmación muestra la relación entre esta colección y una colección de sabiduría egipcia llamada Instrucciones de Amenemope. Esta relación muestra un principio importante de Proverbios: se puede obtener sabiduría de muchas fuentes. Cuando una persona judía encontraba sabiduría en fuentes egipcias, la filtraba a través del lente de la verdad divina y la aplicaba a la vida diaria. Se entendía que “toda verdad es la verdad de Dios.”
La sabiduría egipcia contiene algunos elementos similares a la sabiduría de Proverbios. Sin embargo, la sabiduría bíblica difiere de toda la sabiduría terrenal en un aspecto crucial; la sabiduría bíblica está basada en el temor de Dios. Una comparación permite ilustrar esta diferencia.
“No remuevas la roca de los linderos de los campos cultivados ni derribes el lindero de la viuda, no sea que una cosa terrible te lleve a la tumba” (Instrucciones de Amenemope).[4]
“No traspases el lindero antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos; porque el defensor de ellos es el Fuerte, el cual juzgará la causa de ellos contra ti” (Proverbios 23:10-11).
Ambos textos advierten acerca de robar propiedad. La diferencia radica en la motivación para la obediencia. En Proverbios, este principio no está basado en el temor de que alguna “cosa terrible” suceda, sino en la naturaleza de Dios. El defensor de los pobres es “el Fuerte”; Él juzgará la causa de los débiles. Esto se asemeja a la enseñanza de Levítico 19. El pueblo de Dios debe vivir de una manera que refleje la naturaleza de Dios: “Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.”[5]
Colección 4: Más Proverbios de Salomón (25–29)
Esta colección contiene “proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá.”[6] Esta sección provee principios de liderazgo basados en la experiencia práctica.
Colección 5: Dichos de Agur (30) y Lemuel (31)
Los capítulos finales de proverbios incluyen una serie de “dichos numéricos,” proverbios que parten de lo conocido y avanzan hacia lo desconocido. Esto refleja la naturaleza de la verdadera sabiduría; nos permite enfrentar lo desconocido usando la sabiduría ganada a través de la experiencia.
►Lea Proverbios 30:24-28. Busque un principio que unifique los cuatro ejemplos dados por Agur. Comente cómo este principio debería guiar nuestro uso de la sabiduría.
De manera apropiada para un libro diseñado para enseñar a los jóvenes, Proverbios finaliza con un poema acróstico sobre las bendiciones de una buena esposa. A lo largo del libro de Proverbios, el autor advierte acerca de las relaciones con mujeres insensatas. El libro termina mostrando cuán bendecido es el joven que encuentra una esposa virtuosa.
Debido a que el libro de Proverbios está escrito en un estilo diferente al de los otros libros del Antiguo Testamento, es necesario estudiarlo de un modo diferente al Pentateuco o los Profetas. Algunas preguntas para considerar al leer un proverbio son:[1]
“¿Este proverbio se refiere a la sabiduría o a la insensatez?” El libro de Proverbios contrasta estos dos caminos.
“¿Qué añade la segunda mitad del proverbio a la primera mitad?”
“¿Cuál es la fuente de sabiduría en este proverbio?” ¿Se trata de una verdad derivada de la revelación bíblica, la experiencia personal, la tradición antigua, la observación del mundo, o una combinación de los anteriores?
“¿Cómo se aplica este proverbio a mi situación?” Un proverbio no es una promesa que se aplica en cualquier circunstancia.
“¿Hay otros versículos en Proverbios que se relacionan con el tema que estoy estudiando?” Busque varios proverbios que se apliquen a su situación.
“¿Otros libros de la Biblia se refieren al tema que estoy estudiando?”
“¿Hay algún personaje bíblico que ilustra el proverbio que estoy estudiando?”
Interpretando los Proverbios: Un Ejemplo
“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría” (Prov. 11:2).
Proverbios 11:2 apunta en dos direcciones: la soberbia que lleva a la deshonra; y la humildad que conduce a la sabiduría.
La primera mitad del proverbio muestra el fruto de la soberbia: la deshonra. La segunda mitad muestra el fruto de la humildad: la sabiduría.
Esta verdad se encuentra en la enseñanza bíblica y en la tradición antigua, y se nota al observar la vida de los soberbios. Es doloroso aprender esta lección por experiencia.
Puede ser que su deshonra no venga inmediatamente, pero este proverbio se ha de cumplir en la vida de los soberbios.
La soberbia es un tema que aparece en todo el libro de Proverbios. Otros proverbios que hablan de la soberbia son: 13:10; 16:5, 18; 18:12; y 29:23.
Muchos otros versículos hablan acerca de la soberbia, incluyendo Salmos 10:4 y 138:6; Isaías 2:11; 1 Corintios 13:4; y Santiago 4:6.
La caída del Rey Saúl nos da una trágica ilustración de la verdad de Proverbios 11:2. La bendición de Dios sobre el Rey David ilustra la última parte de este versículo.
[1]Adaptado del libro de Tremper Longman III, How to Read Proverbs (Cómo Leer Proverbios). InterVarsity Press, 2002.
El Libro de Proverbios Nos Habla Hoy
¿Es posible que un cristiano viva una vida recta si no tiene sabiduría? La Biblia sugiere que sí es posible. Lot era justo; pero no era sabio.[1] Aunque Lot puede haber llegado al cielo, su insensatez le costó la vida de su familia, destruyó su influencia en otros, y le ocasionó una vida de tristeza.
En muchas ocasiones, el testimonio de los cristianos se ha visto afectado porque muchos de ellos no han actuado sabiamente. Iglesias se han dividido, matrimonios han sido destruidos, y jóvenes han abandonado su fe debido a las acciones insensatas de algunos líderes de la iglesia. A nivel personal, los problemas familiares, las dificultades financieras y los conflictos interpersonales se agravan por la falta de sabiduría.
El libro de Proverbios puede guiar a los cristianos a una vida sabia. Proverbios muestra la relación entre la devoción interna y el mundo que nos rodea.[2] Proverbios nos ayuda a vivir de tal manera que el mundo sea bendecido a través de nuestra vida como creyentes.
Una Mirada Más de Cerca al Necio
En Proverbios, la palabra “necio” se refiere a cuatro términos hebreos distintos. Cada término describe un tipo diferente de insensatez. Por esta razón, nuestra respuesta a cada tipo de “necio” debe ser diferente.
Los Simples
En Proverbios, a los jóvenes a menudo se les llama “simples.”[3] Los simples son inmaduros e ingenuos. Por su inmadurez, hacen cosas insensatas y son irresponsables. No son capaces de medir los riesgos de sus decisiones,[4] por lo que fácilmente se extravían y se apartan del buen camino.[5]
Le diferencia entre el simple y el necio se resume en una palabra: educabilidad. Los necios “desprecian la sabiduría y la enseñanza,”[6] pero los simples escuchan. Un objetivo de Proverbios es guiar a los simples a la sabiduría.
Los Necios o Insensatos
Hay dos palabras hebreas que se traducen como “necio.” La primera palabra se refiere a una persona obstinada e impaciente, que no quiere buscar la sabiduría. Esta persona aborrece el conocimiento[7] y persiste en su necedad.[8] Puesto que no valora la sabiduría, el necio nunca se esfuerza por ganar sabiduría.[9]
La segunda palabra es aún más fuerte. Este necio es moralmente corrupto; ha rechazado el temor de Jehová.[10] Se “mofa del pecado.”[11]
La raíz de la insensatez es moral, no intelectual. En el lenguaje popular, necio es aquel que no es inteligente. En la Biblia, necio es aquel que rechaza el temor del Señor.
El Escarnecedor
El peor tipo de necio en Proverbios es el escarnecedor. Este término se usa diecisiete veces en Proverbios. El escarnecedor no sólo rechaza la sabiduría, sino que también se deleita en arrastrar a otros a la insensatez. Aborrece a los que lo corrigen[12] y causa contienda dondequiera que va.[13] El juicio sobre el escarnecedor es severo; puesto que ha rechazado la sabiduría, la sabiduría rechaza al escarnecedor.[14]
La Cura de la Insensatez
Para encontrar la cura de la insensatez, debemos entender la causa de la insensatez: el insensato ha elegido desconfiar de Dios y confiar en su propia sabiduría.[15] En un pasaje clave, dos alternativas son puestas lado a lado. Podemos confiar en Dios con todo nuestro corazón o podemos apoyarnos en nuestro propio entendimiento; no podemos elegir ambas.[16] Confiar en el Señor conduce a la sabiduría; confiar en nosotros mismos conduce a la insensatez.
Por lo tanto, la cura de la insensatez es el temor del Señor. La causa de la insensatez es espiritual; la cura también es espiritual. El problema del necio es que su corazón se ha vuelto contra Dios. Para ayudar al insensato, un padre, maestro o pastor debe tratar con el corazón. No podemos corregir al insensato; en realidad, su corazón debe ser transformado por Dios.
Aunque Eclesiastés no identifica directamente a Salomón como autor, la frase inicial hace referencia a Salomón: “Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.” La descripción de las riquezas y los logros del autor corresponden con lo que sabemos de Salomón. Eclesiastés puede haber sido escrito cerca del final de la vida de Salomón, quizás durante un retorno de su apostasía. Esto ubica el libro cerca del año 935 A.C.
Enseñanza de la Sabiduría
Antes de intentar descubrir el tema de Eclesiastés, es importante entender la naturaleza de la enseñanza de la sabiduría hebrea. Hoy en día esperamos que los maestros impartan lecciones que den respuestas claras a las preguntas de los estudiantes. Los antiguos maestros hebreos usaban un estilo de enseñanza diferente. Hacían preguntas y describían situaciones que requerían que el estudiante encontrara respuestas. En los dichos numéricos de Proverbios 30 hay una serie de descripciones que requieren que el estudiante encuentre un principio común. La responsabilidad del maestro no es dar las respuestas, sino guiar al estudiante a encontrar respuestas.[1]
La respuesta de Dios a Job usa este tipo de enseñanza. Dios no le dice a Job, “Aquí hay un esquema de tres puntos acerca de mi naturaleza.” Más bien, Dios hace una serie de preguntas que revelan su naturaleza a Job. Las preguntas son indicadores que guían a Job a la vedad.
Eclesiastés usa este mismo estilo de enseñanza. Revela las tensiones de la vida que deben ser enfrentadas por una persona sabia. En lugar de dar respuestas, Eclesiastés hace preguntas y plantea problemas. Luego desafía al lector a encontrar respuestas para las dificultades de la vida. Al igual que las preguntas de Dios para Job, las dificultades en Eclesiastés tienen la intención de guiar al lector a la sabiduría.
[1] Para estudiar este tema, lea el libro de Curtis, Edward M. y John J. Brugaletta, Discovering the Way of Wisdom (Descubriendo el Camino a la Sabiduría). MI: Kregel Academic, 2004.
El Mensaje de Eclesiastés
El mensaje de Eclesiastés se ha debatido por mucho tiempo. Debido al uso recurrente del término “vanidad,” muchos intérpretes ven Eclesiastés como un libro negativo y sin esperanza. Muchos lectores se han preguntado, “¿Por qué hay un libro tan lleno de desesperación en la Biblia?” Entender el estilo de la enseñanza hebrea nos ayuda a ver el libro de Eclesiastés como una búsqueda dirigida de la sabiduría. Hay dos ideas que son parte de esta búsqueda de la sabiduría.
Idea 1: La Vanidad
Un tema recurrente en Eclesiastés es la vanidad de la vida. El libro empieza con la frase desesperada, “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.”[1] El término vanidad se repite a lo largo del libro.
La palabra vanidad sugiere algo temporal. El Salmo 144:4 describe la brevedad de la vida, “El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como la sombra que pasa.” En Eclesiastés, el placer, las riquezas, e incluso la vida misma son temporales.
La vanidad en ocasiones se refiere a la irracionalidad o la injusticia. “Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.”[2]
La vanidad a veces implica carencia de significado. El escritor de Eclesiastés buscó significado en el placer y descubrió que era vanidad; no tiene un significado duradero.[3]
En la literatura hebrea, la forma “x de x” se refiere al grado superlativo. “Cantar de los Cantares” es la mejor de todas las canciones. “Vanidad de vanidades” se refiere a las cosas más vacías y más carentes de significado que existen. Y, ¿qué es esto tan vacío? “Todo es vanidad.” La vida misma es vanidad. Esto refleja la total desesperación de este tema.
Idea 2: El Gozo
La “vanidad” no es el único mensaje de Eclesiastés. Aun cuando los logros del hombre son vanidad, Eclesiastés también contiene imágenes positivas de la vida. Esto se observa en un segundo tema que aparece a lo largo de Eclesiastés, el tema del “gozo.”
Después de describir la vanidad en los capítulos 1 y 2, el autor concluye: “No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.”[4] El mensaje de que la vida es un don de Dios es recurrente en el libro. El mensaje de gozo es esencial en Eclesiastés.[5]
El Tema de Eclesiastés: La Búsqueda del Significado de la Vida
Las dos ideas anteriores, la vanidad y el gozo, parecen ser contradictorias. No obstante, hay otro par de frases que se repiten en el libro. En veintinueve ocasiones Eclesiastés se refiere a la vida “debajo de sol.” La vida debajo del sol es vista desde una perspectiva puramente terrenal. En repetidas ocasiones, la vida debajo del sol es equiparada con la vanidad.
En cinco ocasiones Eclesiastés se refiere al “don de Dios” o a la vida que viene “de la mano de Dios.” Esto a menudo se equipara con el “gozo” o con “disfrutar.”
En conjunto estas frases señalan un tema que unifica el libro. Al igual que Proverbios, Eclesiastés presenta dos caminos. En Proverbios, las alternativas son la sabiduría y la insensatez. En Eclesiastés, los caminos son la vanidad (la vida debajo del sol) y el gozo (la vida como don de Dios). La vida vista desde una perspectiva puramente terrenal es vacía y carente de significado. La vida que se vive en el temor de Dios es gozo.
La sabiduría de Eclesiastés es esta: Dios “ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.”[6] Dios le ha dado al hombre conciencia de la eternidad y del verdadero gozo. Sin embargo, nunca encontraremos este gozo con nuestro propio esfuerzo. El verdadero gozo se encuentra únicamente en una relación con Dios, en el temor de Dios.
El tema de los dos caminos se resume en la introducción (“Vanidad de vanidades”) y la conclusión (“Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”). Eclesiastés no es un libro de desesperación; es un libro de sabiduría que apunta al verdadero gozo.
[5] El mensaje de gozo no es una excepción al tema de la vanidad que se hace una sola vez. Encontramos exhortaciones a regocijarnos en Eclesiastés 2:24-26; 3:12, 22; 5:18; 8:15; 9:7-9; y 11:9-10.
El mensaje de Eclesiastés se repite en el Nuevo Testamento. La falta de sentido de una vida aparte de Dios se observa en las advertencias de Jesús acerca de la búsqueda de las riquezas.[1] Al mismo tiempo, Jesús promete que todas las cosas necesarias para la vida serán provistas para aquellos que buscan primero su reino.[2] La vida que se vive para las cosas terrenales es vanidad; la vida que se vive como don de Dios trae verdadero gozo.
Este libro se conoce como el Cantar de los Cantares, y también como el Cantar de Salomón: “Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.”[1] El título “Cantar de los Cantares” significa que es la mejor de todas las canciones. El título “Cantar de Salomón” relaciona el libro con el Rey Salomón.
Interpretando el Cantar de los Cantares
La principal pregunta en relación con Cantares es, “¿Cómo interpretamos este libro?” Hay dos enfoques principales para la lectura de este libro: el alegórico y el poético.
Interpretación Alegórica
Los lectores con frecuencia se preguntan por qué un libro dedicado al amor romántico es parte de las Sagradas Escrituras. Por esta razón, hay una larga tradición de interpretar el Cantar de los Cantares alegóricamente. Comentaristas desde Orígenes, en el siglo III, hasta Hudson Taylor, en el siglo XX, han escrito comentarios alegóricos sobre Cantar de los Cantares.
El enfoque alegórico ve el poema como una imagen del amor de Dios por su pueblo. Los lectores judíos ven el libro como una imagen del amor de Dios hacia Israel; los intérpretes cristianos lo ven como una imagen del amor de Dios por su iglesia.
Quienes rechazan el enfoque alegórico plantean dos argumentos. Primero, Cantar de los Cantares no se presta para una interpretación alegórica. Segundo, el enfoque alegórico a menudo carece de un significado claro. Al leer los comentarios sobre Cantares, queda claro que cada comentarista interpreta estas imágenes poéticas de manera distinta. La interpretación alegórica puede llevar a que cada lector sea su propia autoridad en cuanto a la Palabra de Dios.
Interpretación Poética
El enfoque poético de Cantares ve este libro como una imagen del amor humano.[2] Ya sea que se vea como un drama que culmina en matrimonio, o como una colección de poemas sin una estructura narrativa, este enfoque ve el libro como una colección de poemas de amor.
Durante buena parte de la historia de la iglesia, la interpretación alegórica fue más popular que el enfoque poético. En el siglo XX la interpretación literal se hizo más común.[3]
En este enfoque, Cantares es visto como una imagen poética del amor romántico. Usando imágenes propias de un contexto rural, Cantares refleja el amor entre un hombre y su amada; es una imagen del amor entre un hombre y su esposa. Algunos escritores han visto el Cantar de los Cantares como paralelo a Proverbios 31. Proverbios 31 muestra el lado práctico del matrimonio; Cantares muestra el romance del matrimonio.
Dado que no hay indicación en el texto mismo de que el libro sea una alegoría, quienes respaldan la interpretación poética argumentan que el libro debe ser interpretado literalmente. Quienes se oponen a la interpretación poética cuestionan la presencia de poesía romántica en la Biblia. Argumentan que el libro es más apropiado como una alegoría del amor de Dios por su pueblo.
[2] A esto se le puede llamar también interpretación “literal.” No obstante, incluso el enfoque literal reconoce que la poesía usa metáforas que no se pueden interpretar literalmente. Por esta razón, el término enfoque “poético” es más apropiado.
[3] Hay algunos comentaristas de la antigüedad que sugirieron una lectura poética de Cantar de los Cantares, entre ellos Josefo en el siglo I y Teodoro de Mopsuestia en el siglo IV. Tanto Adam Clarke como Juan Calvino apoyaron las interpretaciones poéticas, aunque ambos veían algunos aspectos alegóricos en el texto.
El Mensaje de Cantar de los Cantares
Muchos lectores se han preguntado, “¿Por qué está este libro en la Biblia?” Parte de la razón podría ser para mostrar el valor de la humanidad. Eclesiastés muestra que las bendiciones de la vida son regalos de Dios, dados para el disfrute de aquellos que le temen; del mismo modo, Cantares muestra que el amor humano es un don de Dios que debe ser valorado.
Dios está interesado en las personas de manera integral. Algunos filósofos griegos de la antigüedad, como Platón, pensaban que el espíritu era bueno y la carne era mala. En ocasiones los cristianos han adoptado un punto de vista similar. Según esta perspectiva, el cuerpo es malo y el espíritu es bueno. Sin embargo, Génesis enseña que después de crear al hombre, “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.”[1] Aunque la caída dañó la creación, Dios aún valora el mundo que hizo. A aquellos en la iglesia primitiva que prohibían el matrimonio, Pablo respondió, “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias.”[2] Cantar de los Cantares es un testimonio bíblico del valor del amor humano. Dentro de los límites del matrimonio, el amor físico debe disfrutarse como un don de Dios.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Dietrich Bonhoeffer, pastor alemán que dirigió la oposición de los cristianos a Adolfo Hitler, se comprometió para casarse con María von Wedemeyer. Algunos colegas pastores cuestionaron su decisión de casarse en un momento de tanta agitación en el país. Decían que Bonhoeffer debía permanecer enfocado en las “preocupaciones espirituales.” Sin embargo, Bonhoeffer insistió en que el matrimonio era bueno, especialmente en tiempos de conflicto. Él creía, con Génesis, Eclesiastés y Cantar de los Cantares, que la creación de Dios debía ser celebrada. Bonhoeffer no iba a desechar las alegrías dadas por Dios como cosas “no espirituales.” Bonhoeffer decía que nuestro “sí a Dios” era un “sí” a las cosas buenas del mundo que Dios creó.[1]
Hoy en día, el matrimonio está bajo ataque desde muchos flancos. En el mundo secular, el matrimonio es visto como una institución obsoleta. El divorcio generalizado, el matrimonio homosexual y la cohabitación de parejas no casadas socavan la santidad del matrimonio. En muchos hogares cristianos el matrimonio sobrevive – pero no es un matrimonio gozoso y lleno de romance. Cantar de los Cantares muestra que el amor romántico es un don de Dios para el disfrute de los hijos de Dios. Los matrimonios cristianos deberían ser ejemplo de este gozo para el mundo. Si bien es cierto que ningún matrimonio está exento de desafíos, los cristianos deberían mostrar que un matrimonio que se vive según los principios bíblicos puede ser una fuente de gozo perdurable para ambos cónyuges. Un matrimonio cristiano amoroso es un poderoso testimonio para nuestro mundo. Esto es parte del legado de Cantar de los Cantares.
Demuestre su comprensión de esta lección con las siguientes asignaciones:
(1) Elija una de las siguientes asignaciones:
Opción 1: Trabajo Grupal
Asigne un tema a cada miembro de su grupo (el dinero, el uso de la palabra, el matrimonio, etc.). Al leer el libro de Proverbios, cada uno deberá anotar todos los versículos relacionados con el tema asignado. Al final deberán hacer una breve presentación al grupo sobre “La Enseñanza de Proverbios Acerca de…”
Opción 2: Trabajo Individual
Escoja un tema como el dinero, el uso de la palabra, el matrimonio, etc. Al leer el libro de Proverbios, anote todos los versículos relacionados con el tema elegido. Escriba un ensayo de una página titulado “La Enseñanza de Proverbios Acerca de…”
(2) Haga el examen correspondiente a esta lección. En el examen se incluyen los versículos asignados para memorizar.
Preguntas de Examen – Lección 8
(1) De acuerdo con Juan Calvino, ¿cuáles son las dos cosas que constituyen la verdadera sabiduría?
(2) Mencione dos de las cuatro características de un proverbio expuestas en esta lección.
(3) ¿Cuál es el tipo de proverbio más común en la Colección 1 (Proverbios 1–9)?
(4) Mencione cuatro de las siete preguntas que se sugieren en esta lección para interpretar el libro de Proverbios.
(5) ¿Cuál es la principal diferencia entre los “simples” y los “necios” en Proverbios?
(6) ¿Cuál es el tema principal de Eclesiastés?
(7) ¿Cuáles son las dos ideas que se desarrollan a lo largo de Eclesiastés?
(8) ¿Cuáles son las dos formas de interpretar el Cantar de los Cantares?
(9) Escribe Proverbios 1:7; Eclesiastés 12:13-14 de memoria.
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