Los últimos doce libros del Antiguo Testamento se conocen como los Profetas Menores. En la Biblia hebrea, estos libros se encuentran en un solo rollo llamado “El Libro de los Doce.”
Dado que los Profetas Menores son libros más cortos que los Profetas Mayores, algunos lectores asumen que estos libros no son importantes. Sin embargo, estos profetas no son “menores” en términos de su mensaje o influencia. El término “menores” ser refiere a la extensión de los libros, no a la importancia de su mensaje. El mensaje de estos profetas tuvo una gran influencia en el mundo del antiguo Israel y Judá, y continúa hablando a la iglesia hoy.
Fechas Aproximadas de los Profetas Menores
Oseas: El Dolor del Corazón de Dios
Un Vistazo a Oseas
Audiencia
El Reino del Norte
Fecha
Segunda mitad del siglo VIII A.C.
Tema
El dolor del corazón de Dios
Propósito
Confrontar a Israel con su adulterio espiritual
El Evangelio en Oseas
La respuesta al adulterio espiritual de Israel es un retorno a Dios y a un rey del linaje de David (Oseas 3:5). Esto sucederá en el tiempo del Mesías. Jesús, como el rey eterno, reunirá a todos los fieles bajo su gobierno.
Contexto Histórico de Oseas
Oseas y Amós fueron profetas al Reino del Norte en el siglo VIII A.C.[1] Fueron contemporáneos de Isaías en Judá.
A inicios del siglo VIII A.C., Jeroboam II era rey en el Reino del Norte. Este fue un tiempo de prosperidad en Israel. El poder de Asiria había disminuido temporalmente debido a conflictos internos. Israel había expandido sus fronteras y se beneficiaba del comercio con sus vecinos. En conjunto, Israel y Judá controlaban tanto territorio como Israel en los días del Rey David.
Desafortunadamente, aunque Israel había prosperado en el ámbito económico, no había prosperado espiritualmente. En lo espiritual, Israel vivía en apostasía; la gente del Reino del Norte adoraba al mismo tiempo a Jehová y a Baal.[2]
Probablemente Oseas inició su ministerio cerca del final del reinado de Jeroboam II. Asiria estaba recuperando su poder y pronto sería el imperio dominante, bajo Tiglat-Pileser III. Dentro de pocos años, Asiria conquistaría Samaria y destruiría el Reino del Norte.
Propósito de Oseas
Oseas predicó contra el adulterio espiritual de Israel. Advirtió que su adoración de Baal traería el juicio de Dios. Mostró el dolor que la infidelidad de Israel le causó a Dios.
►Con frecuencia en la Biblia se usa la metáfora del matrimonio para describir la relación entre Dios y su pueblo. Si el matrimonio humano es modelado en la relación de Dios con su pueblo, ¿qué nos enseña eso sobre el matrimonio?
Temas de Oseas
(1) Adulterio Espiritual
A lo largo de las Escrituras, el matrimonio es una imagen de la relación de Dios con su pueblo. El matrimonio es un compromiso de por vida entre un hombre y una mujer. Del mismo modo, Dios estableció un pacto eterno con Israel. El matrimonio y el pacto con Dios son relaciones exclusivas. Así como el esposo y la esposa no deben ser infieles el uno al otro, el pueblo de Dios no debe ser infiel a Dios. En Oseas, Dios mostró que Israel era culpable de adulterio espiritual con otros dioses, en el mismo sentido en que una esposa que va tras otros amantes es culpable de adulterio.
El lenguaje gráfico de Oseas es apropiado para describir la naturaleza de la idolatría de Israel. Baal era el dios del clima en Siria y Palestina. Se le atribuía control sobre la lluvia, la agricultura y la fertilidad. En los templos paganos, la gente “adoraba” a Baal con prostitución ritual. Creían que su conducta sexual hacía que Baal respondiera con semilla fértil y lluvia para la tierra. Las imágenes de Oseas muestran que el pecado de Israel con las prostitutas del culto a Baal era un reflejo de su prostitución espiritual.
Dios le ordenó a Oseas que se casara con Gomer, una “mujer fornicaria.”[3] Algunos comentaristas creen que Gomer era una ramera aún antes del matrimonio. Debido a lo difícil que resulta aceptar que Dios ordenara hacer algo así, otros creen que Dios le ordenó a Oseas casarse con una mujer que luego se volvería infiel. Finalmente, algunos creen que Gomer era una adoradora de ídolos que representaba el adulterio espiritual de la nación. Independientemente de la interpretación específica de la frase, la infidelidad de Gomer a Oseas es una imagen de la infidelidad de Israel a Jehová.
Los nombres de los hijos de Oseas eran proféticos. Jezreel fue nombrado igual que el valle donde pronto Asiria obtendría una importante victoria sobre Israel. Lo-ruhama significaba “No Compadecida,” porque Dios no se compadecería más de la nación rebelde. Lo-ammi significaba “No pueblo mío,” porque Dios había rechazado a la nación que se volvió tras otros dioses.
La Familia de Oseas
Gomer
muestra el adulterio espiritual de Israel
Jezreel
el valle donde Asiria derrotaría a Israel
Lo-ruhama
No Compadecida
Lo-ammi
No Pueblo Mío
Después de que la infidelidad de Gomer la hizo caer en desgracia al ser vendida como esclava, Dios le dijo a Oseas que la comprara y la trajera de vuelta. Del mismo modo, después de que Israel fuera abandonado por sus dioses falsos, Dios lo traería de vuelta a casa.
(2) Las Acusaciones de Dios Contra Israel
En la Lección 10 vimos el juicio profético, con el cual Dios presentó acusaciones contra Israel por su infidelidad al pacto. El mismo lenguaje se usa en Oseas 4-5, cuando Dios presenta cargos contra Israel.
Oseas afirma que Israel ya no conoce a Dios. En hebreo, la palabra “conocimiento” es más que una conciencia intelectual; es un término de relación. Conocer a alguien significa tener una relación vivencial con esa persona. Israel ya no conocía a Dios; habían rechazado la ley de Dios y sus profetas; el pueblo de Israel fue “destruido, porque le faltó conocimiento.”[4] Cambiaron su conocimiento de Dios por el conocimiento de Baal.
(3) La Esperanza de Restauración
Al igual que otros profetas, Oseas termina con la promesa de restauración si Israel deja su adulterio espiritual y regresa a Jehová. Dios amaba a Israel, y lo había sacado de Egipto. Ahora Dios quería restaurar a Israel.
Oseas 14 incluye un llamado al arrepentimiento y la promesa de sanidad. Israel esperaba que Asiria se convirtiera en su aliado, pero se convirtió más bien en su enemigo. No obstante, Dios prometió que si Israel se arrepentía, “Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia.”[5] Dios debía juzgar a Israel por su pecado, pero también extendió la esperanza de restauración.
Oseas en el Nuevo Testamento
Oseas es citado repetidamente en el Nuevo Testamento. Mateo mostró que el retorno de Jesús de Egipto fue el cumplimiento de una profecía de Oseas.[6] Citando las palabras de Oseas, Jesús les recordó a sus enemigos que la misericordia es más importante que los sacrificios.[7] Pablo se refirió a Oseas al enseñar que Dios está formando un pueblo que incluye tanto a judíos como a gentiles.[8] El conocimiento de Dios (conocimiento que Israel ha abandonado) vendría pronto a los gentiles.
[1] Oseas se refiere al Reino del Norte como “Efraín” en treinta y cinco ocasiones.
[2] El término que describe la combinación de la adoración de Jehová con la adoración de otros dioses es “sincretismo.” Este fue un problema recurrente en Israel, incluyendo la adoración del becerro de oro en Éxodo 32 y también cuando Salomón empezó a adorar los dioses de sus esposas extranjeras.
[3] Oseas 1:2. A lo largo del resto del Antiguo Testamento, esta frase señala la infidelidad presente o pasada; nunca se refiere a una infidelidad futura. Esto provee cierto respaldo para la primera interpretación de la orden de Dios.
Joel ministró poco después de una terrible plaga de langostas. Joel usó este desastre natural como metáfora de un día de juicio futuro, el “día del Señor.”
Poco se sabe acerca del profeta Joel además de su nombre (que significa “Jehová es Dios”) y el nombre de su padre (era el hijo de Petuel).
Incluso la fecha del libro es incierta; no hay eventos que permitan confirmar una fecha. Dado que Joel no menciona ningún rey del Reino del Norte ni de Judá, es probable que Joel haya predicado después del retorno del exilio. Sin embargo, hay mucho desacuerdo acerca de esto entre los eruditos bíblicos.
Propósito de Joel
Joel llamó a Judá a volverse a Dios. La plaga de langostas sirvió como símbolo del juicio que vendría sobre los desobedientes. Joel también profetizó que vendría un día de restauración para los fieles.
Temas de Joel
La Plaga de Langostas y el Día del Señor (Joel 1:1–2:17)
Joel 1:2–2:17 es un lamento por una plaga de langostas. Esta plaga fue peor de lo que cualquiera había visto; fue como un ejército que destruyó la tierra.
La plaga de langostas era una señal de que peores cosas vendrían. En vez de un tiempo de restauración, el día del Señor sería un tiempo de juicio sobre el pueblo de Dios si no se arrepentía. No era suficiente con “rasgar las vestiduras” en señal externa; el verdadero arrepentimiento debía venir del corazón. Dios exigió de Judá, “rasgad vuestro corazón.” Si el pueblo se volvía a Dios, verían que Él “misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.”[1]
Un Mensaje Profético para el Futuro (Joel 2:18–3:21)
Junto con el juicio, Dios prometió restauración. Primero, Dios restauraría la tierra. Dios prometió, “restituiré los años que comió la langosta.”[2] Luego, Dios prometió restauración espiritual.
Así como la plaga física de langostas era un símbolo de desastre espiritual, la restauración de la tierra era un símbolo del avivamiento espiritual que vendría. Dios derramaría su Espíritu sobre personas de todos los niveles de la sociedad.
Durante ese tiempo, toda la tierra conocería la soberanía de Dios. Los enemigos del pueblo de Dios serían castigados, y Judá disfrutaría de la bendición especial de Dios.
Joel en el Nuevo Testamento
Joel prometió que Dios derramaría su Espíritu sobre toda carne. Esto iba más allá de los avivamientos que habían ocurrido periódicamente en la historia de Israel. Estos avivamientos retrasaron el continuo desvío del plan de Dios, pero fueron cambios temporales, no permanentes. Además, estaban limitados a Israel.
Joel predijo un tiempo cuando el Espíritu de Dios sería derramado sobre “toda carne.” En Pentecostés, Pedro declaró que la profecía de Joel estaba siendo cumplida.[3] Después del derramamiento del Espíritu Santo en el aposento alto, los apóstoles llevaron el evangelio a Jerusalén, Judea, Samaria, y a lo último de la tierra.
Esto no fue un avivamiento temporal. Por el contrario, la promesa del día del Señor se sigue cumpliendo a través del ministerio de la iglesia. Cuando evangelizamos y hacemos discípulos, lo hacemos con la certeza de que el Espíritu de Dios está trabajando a través de nosotros para cumplir el propósito de Dios para la humanidad. Su Espíritu se sigue derramando sobre toda carne a través del trabajo de la iglesia.
Profetizar el juicio de Dios sobre Israel por su conducta injusta – tanto hacia Dios como hacia sus semejantes.
El Evangelio en Amós
Al igual que Amós, Jesús mostró que el amar a Dios (el primer gran mandamiento) se debe demostrar en amor hacia nuestros semejantes (el segundo gran mandamiento). La Epístola de Santiago tiene muchos temas en común con Amós.
Contexto Histórico de Amós
Amós era un pastor de Tecoa, un pequeño pueblo al sur de Jerusalén. En el verano, los pastores movían sus rebaños a menores alturas. Durante esos meses, Amós cuidaba árboles de sicómoro que daban higos.
Dios comisionó a Amós para viajar al Reino del Norte. Siendo un pastor, Amós no tenía las credenciales de un profeta. Peor aún, como profeta de Judá, Amós no tenía la confianza de la gente del Reino del Norte.[1]
Además de la oposición a su mensaje, Amós predicó un mensaje de juicio durante un tiempo cuando el Reino del Norte estaba gozando de un éxito político y económico sin precedentes. Muchos israelitas asumieron que tal prosperidad era señal de la bendición de Dios. A sus ojos, el mensaje de juicio de Amós era invalidado por la evidente prosperidad de Israel. Sin embargo, Amós fue fiel al llamado de Dios y llevó su mensaje de juicio.
Propósito de Amós
A una nación que estaba experimentando prosperidad, Amós profetizó juicio. En lugar de un nuevo día de abundancia, Israel enfrentaría un día de juicio. El juicio de Dios había sido causado porque Israel se negó a actuar con justicia hacia los grupos más bajos de la sociedad. Amós predicó que la justicia era más que observar los rituales del templo; la justicia requiere un trato correcto hacia nuestros semejantes.
Temas de Amós
Juicio (Amós 1:1–9:10)
La mayor parte del libro de Amós es un mensaje de juicio. Amós responde tres preguntas:
(1) ¿Quién está enviando juicio?
Asiria no se menciona en el libro; Amós muestra que el juicio viene de Dios. En repetidas ocasiones, él proclama este mensaje: “Jehová rugirá… Así ha dicho Jehová… No revocaré su castigo… Prenderé fuego… Y quebraré los cerrojos de Damasco.”[2]
(2) ¿Cómo vendrá el juicio?
Hambruna, sequía, plaga y pestilencia serían instrumentos del juicio de Dios.[3] Asiria invadiría la tierra y la destruiría como un león destruye una oveja, dejando sólo una pierna o la punta de una oreja.[4] Los líderes de la nación serían llevados cautivos[5] y la tierra sería ocupada.[6]
(3) ¿Por qué Dios está enviando juicio?
El juicio de Dios es el resultado del pecado de Israel. De todas las naciones, sólo Israel y Judá eran conocidas por Dios. Israel disfrutaba los privilegios del pacto, pero había olvidado las responsabilidades del pacto. Por ser conocida por Dios, Israel enfrenta el castigo de Dios.[7] El pacto conlleva privilegios y responsabilidades.
La proclamación de juicio se da por medio de una serie de mensajes proféticos. Cada sección de Amós comunica este mensaje de un modo distinto. El mensaje de Amós incluye:
Juicios Contra las Naciones (Amós 1–2)
Amós inicia con proclamaciones de juicio contra otras naciones: Damasco, Filistea y Tiro. Luego se dirige a las naciones que tenían parentesco de sangre con Israel: Edom, Amón y Moab. Estas naciones habían cometido crímenes brutales contra Israel. Amós luego habla de los pecados espirituales de Judá – abandonar la ley e ir tras dioses falsos.
Después de hablar a las naciones que rodeaban a Israel, Amós se refiere a los pecados del Reino del Norte. Hasta este punto, los oyentes de Amós estaban de acuerdo con su mensaje. Sin embargo, en un giro inesperado, Amós dice que el Día del Señor será un día de juicio sobre Israel también. Israel sería juzgado por sus pecados: oprimir a los débiles (“vendieron… al pobre por un par de zapatos” [8]), pecados sexuales, y celebraciones paganas.
Profecías Contra Israel (Amós 3–6)
Amós plantea una serie de preguntas para mostrar la justicia del juicio de Dios sobre Israel.[9] Comparó el pecado de Israel con el de Filistea y Egipto.[10] Habló de los pecados de grupos específicos de israelitas: las mujeres indulgentes de Samaria, que ofrecían sacrificios mientras vivían en pecado, y los líderes arrogantes que confiaban en sus riquezas y su aparente seguridad.[11]
Amós cantó un lamento fúnebre sobre Israel, un canto de duelo por los muertos.[12] Ignorando las advertencias, Israel se negó a arrepentirse. Esperaban que Dios juzgara a otras naciones, pero no se daban cuenta de que Dios también juzgaría a Israel por su pecado.
Visiones de Juicio (Amós 7:1 – 9:10)
Dios le dio a Amós una serie de cinco visiones que describían el juicio venidero. Amós vio:
Una plaga de langostas que amenazaba con destruir la tierra. Esto mostraba el juicio de Dios sobre Israel. Amós intercedió por Israel y Dios desistió.
Un fuego tan ardiente que consumió el Mar Mediterráneo. Una vez más, Amós intercedió por Israel y Dios cedió.
Una plomada de albañil para probar la rectitud de un muro. Al ser confrontado con el estándar de rectitud de Dios, se evidencia que Israel está torcido. Por esta razón, Dios derribaría el muro.
Una canasta de fruta madura. Esta canasta ilustraba la condición de Israel; la nación estaba madura para el juicio inmediato. La gente observaba el Sabbath, pero en cuanto el Sabbath terminaba, trataban a los demás en forma deshonesta. La verdadera justicia incluye un comportamiento correcto; no basta con los rituales religiosos.
Dios está sobre el altar anunciando la certeza del juicio. No había escapatoria. En una temible paráfrasis de sus promesas anteriores de velar por su pueblo, Dios dice, “Pondré sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien.”[13]
Restauración (Amós 9:11-15)
Amós, al igual Oseas, termina con un mensaje de esperanza. Dios no ha olvidado a su pueblo. El libro termina con un mensaje de restauración futura.
El Gran Giro
Juicio (1:1-9:10)
Restauración (9:11-15)
Caída: Cayó la virgen de Israel, y no podrá levantarse ya más (5:2).
Levantamiento: Yo levantaré el tabernáculo caído de David (9:11).
Muros Derribados: Y saldréis por las brechas (4:3).
Muros Reparados: Cerraré sus portillos (9:11).
Destrucción: Y heriré la casa de invierno con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas (3:15).
Reconstrucción: Levantaré sus ruinas (9:11).
Hambruna: Plantasteis hermosas viñas, más no beberéis el vino de ellas (5:11).
Banquete: Plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos (9:14).
Exilio: Os hare, pues, transportar más allá de Damasco (5:27).
Retorno: Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di (9:15).
Amós en el Nuevo Testamento
En el Sermón del Monte, Jesús predicó un mensaje similar al de Amós: la justicia se debe evidenciar en nuestras acciones hacia nuestros semejantes. Este mismo mensaje se encuentra en el libro de Santiago. No basta con afirmar la fe verbalmente; esa fe debe ser vivida en la práctica cotidiana.
► Ha habido tiempos en los que la iglesia ha ignorado los pecados de la sociedad en sus esfuerzos por evangelizar. Otras veces la iglesia ha ignorado el mensaje del evangelio al predicar contra las injusticias sociales.[14] En su sociedad, ¿cómo puede la iglesia hablar de forma efectiva contra los pecados de la sociedad y mantener a la vez un énfasis bíblico en el evangelismo?
[14] A esto a menudo se le llama “evangelio social.”
Una Mirada Más de Cerca a la “Justicia” en los Profetas
Amós 5:24 es uno de los versículos claves del libro de Amós: “Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.” Este versículo ha sido lema para muchos movimientos de justicia social, algunos de los cuales han olvidado el evangelio en su preocupación por la acción social.
Sin embargo, el mensaje de Amós está lejos de ser un “evangelio social” que reemplaza el mensaje de salvación de Jesucristo con la acción social. Por el contrario, Amós muestra que la verdadera justicia está basada en el carácter de Dios. La verdadera justicia delante de Dios debe resultar en un comportamiento correcto hacia nuestro prójimo. Este mensaje se repite a lo largo de las Escrituras:
Dios dijo, “Santos series, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.” Esta afirmación es seguida por una serie de mandatos relacionados con el trato que Israel debía dar a los pobres, a los sirvientes, a los discapacitados y a sus compatriotas en general.[1]
Job declaró su inocencia delante de Dios. Como parte de su defensa, Job testificó de su trato justo hacia sus semejantes.[2]
Los fariseos criticaron a Jesús por comer con pecadores. En respuesta, Jesús cita Oseas 6:6: “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”[3]
Santiago confrontó a los cristianos que mostraban parcialidad hacia los ricos, y que no se ocupaban de alimentar al hambriento y vestir al desnudo, y que eran culpables de hablar maldad. Santiago resumió el significado de “la religión pura”: “Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.”[4]
La justicia describe el carácter de Dios; tratar a nuestro prójimo con justicia es reflejar el carácter de Dios. Como cristianos en el siglo XXI, debemos demostrar el carácter de Dios a un mundo incrédulo. Una relación correcta con Dios cambiará nuestra relación con nuestros semejantes. Este es el significado de la justicia en Amós; es también el significado de la justicia en nuestro mundo hoy.
Pocos cristianos han modelado de un modo tan efectivo un compromiso con el avance del evangelio y con el principio de justicia cristiana como William Wilberforce, político inglés que vivió de 1759 a 1833.
Wilberforce fue elegido como representante en la Cámara de los Comunes a la edad de 21 años. Cuatro años después entregó su vida a Cristo. La vida de este joven aristócrata fue completamente transformada por su conversión. Esta no fue simplemente una “profesión de fe” en privado. Su perspectiva de su carrera política, su estilo de vida egocéntrico y el uso de su riqueza, fueron todos transformados por su conversión.
William Wilberforce creía que los cristianos deben preocuparse tanto por evangelizar a los perdidos como por las necesidades físicas de los que sufren. Como resultado, trabajó con numerosas organizaciones para ayudar a los pobres y para extender el evangelio. Patrocinó misioneros a India y África. Trabajó por mejorar los hospitales, los asilos, las escuelas y las prisiones. Apoyó las escuelas dominicales y ayudó a los refugiados, las madres solteras y a los pobres en general. Durante gran parte de su vida, William Wilberforce dio una cuarta parte de sus ingresos anuales a los pobres.
La contribución más duradera de Wilberforce como líder político fue su lucha contra la esclavitud. Convencido de que la esclavitud era incompatible con el amor cristiano hacia nuestros semejantes, Wilberforce dedicó gran parte de su carrera a combatir este mal. Al principio, pocas personas pensaron que tenía oportunidad de derrotar al poderoso grupo que protegía la esclavitud. Cada año los comerciantes ingleses traían cerca de 50,000 esclavos desde África a través del Atlántico. El comercio de esclavos era protegido por los políticos como un “derecho” británico, defendido por los hombres de negocios como una necesidad económica, y aceptado por muchos cristianos como un mal lamentable pero necesario.
Wilberforce no podía aceptar la esclavitud. Dios lo había puesto en una posición de influencia. Él vio esta posición como una oportunidad para servir a Dios. Estaba determinado a hacer correr “el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.” Al enterarse de las atrocidades de la esclavitud, Wilberforce se comprometió con la causa de la abolición de este vergonzoso mal. Escribió, “Sin importar cuáles sean las consecuencias, desde este momento prometo que no descansaré hasta que haya logrado su abolición.”
A partir de 1789, cada año Wilberforce presentó proyectos de ley contra el comercio de esclavos. Doce proyectos antiesclavistas fueron rechazados entre 1789 y 1805. Finalmente, en 1807, el Parlamento abolió el comercio de esclavos en el Imperio Británico.
Entonces Wilberforce inició la batalla para abolir la esclavitud misma (no sólo el comercio de nuevos esclavos) en todo el Imperio. Wilberforce trabajó otros veinticinco años para ver abolida la esclavitud. Tres días antes de su muerte, la Cámara de los Comunes aprobó la ley que liberó a todos los esclavos en el Imperio Británico.
Asignaciones
Demuestre su comprensión de esta lección con las siguientes asignaciones:
(1) Elija una de las siguientes asignaciones:
Opción 1: Trabajo Grupal
Comenten acerca de un tema de injusticia en su sociedad ante el cual la iglesia debería alzar la voz. Usando el modelo de Amós, expliquen cómo la iglesia debería enfrentar esa situación. Escriban un resumen de una página de la discusión de grupo.
Opción 2: Trabajo Individual.
Escriba un bosquejo detallado para un sermón sobre “El Juicio y el Amor de Dios Hacia una Nación Infiel.” Muestre cómo el mensaje de Oseas habla a nuestro mundo hoy.
(2) Haga el examen correspondiente a esta lección. En el examen se incluyen los versículos asignados para memorizar.
Preguntas de Examen – Lección 12
(1) ¿Cómo se les llama a los Profetas Menores en la Biblia hebrea?
(2) ¿Cuál es la diferencia entre Profetas Mayores y Profetas Menores?
(3) Describa las condiciones económicas y espirituales del Reino del Norte durante el siglo VIII A.C.
(4) ¿Cuál es el propósito principal de Oseas?
(5) ¿Qué profetizan a Israel los nombres de los hijos de Oseas?
(6) En el Antiguo Testamento, ¿cuál es el significado de la palabra “conocer”?
(7) ¿Cuál es el tema principal de Joel?
(8) En Joel, ¿cuál desastre natural es una profecía del juicio venidero?
(9) De acuerdo con el Nuevo Testamento, ¿cuándo se cumplió la profecía de Joel de un avivamiento espiritual que había de venir?
(10) ¿Cuál es el propósito del libro de Amós?
(11) Anote las cinco visiones de juicio en Amós y su significado.
(12) Escribe Oseas 10:12; Joel 2:13; Amós 5:24 de memoria.
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