Al finalizar esta lección, el estudiante debe poder hacer lo siguiente:
(1) Descubrir y valorar la relación que Dios quiere tener con nosotros.
(2) Comprender y valorar la imagen de Dios en cada persona.
(3) Darse cuenta de que somos responsables ante Dios por las decisiones que tomamos en nuestras relaciones.
(4) Saber que la Biblia es nuestro manual para tener relaciones piadosas y que debemos imitar a Dios en ellas.
La relación con Dios
En las Escrituras, aprendemos que Dios es un Dios personal, que entabla relaciones y se comunica con otros (Hebreos 1:1-2). Las Escrituras nos muestran que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo han estado unidos durante toda la eternidad.[1]
Dios creó los cielos, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos (Éxodo 20:11). Salmos 8:3-8 nos muestra que la humanidad fue su mejor creación y la más importante. Dios creó a las personas como seres relacionales, tal como él lo es. A lo largo de la Biblia, él las invita a tener una relación vivificante con él.[2]
¡Qué maravilloso es descubrir que Dios, el Creador del universo, desea tener una relación contigo y conmigo!
► Pide a un estudiante que lea Génesis 3:8-9 al grupo.
Haz una breve pausa; cierra los ojos e imagina la escena que acabas de leer. Usa tu imaginación para que estos versículos cobren vida. Estás de pie en el jardín más hermoso, en el momento más fresco del día y sientes una agradable brisa en el rostro. Escuchas el sonido de las pisadas de Dios y oyes la respuesta silenciosa de sus dos criaturas amadas; luego, Dios pregunta: «¿Dónde estás?».
¿Puedes imaginar lo que fue ese momento, cuando Dios llamó al hombre y a la mujer para tener comunión con ellos? Haz una pausa nuevamente para considerar el corazón de Dios. ¡Él desea (y busca) tener comunión con Adán y Eva, contigo y conmigo!
A pesar de que nos hemos separado de Dios por nuestra desobediencia (Isaías 59:2), él desea tener una relación con cada persona viviente. Lucas 19:10 nos muestra que él está buscando a cada pecador; él sigue preguntando: «¿Dónde estás?». Debido a que Jesús murió por nosotros, podemos volver a tener una relación correcta con él (Efesios 2:13, 19). Tu y yo hemos sido creados para tener una relación con Dios.
[1]Por ejemplo, estas citas bíblicas muestran la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: Juan 17:22-24; Juan 14:16, 26; y Juan 15:26. Si bien dichos versículos no indican de qué manera el Espíritu Santo es eterno, a partir de otros versículos, como Hebreos 9:14, sabemos que también lo es.
[2]Por ejemplo, consulta Isaías 55:3, Juan 1:12-13, Juan 3:36, Juan 17:3, 2 Corintios 6:16-18, 1 Juan 1:3, Apocalipsis 3:20.
El diseño de nuestro Creador
Aquellas personas que no creen en la creación amorosa y con propósito de Dios tienen dificultades para crear su propia identidad y propósito. Es imposible entender correctamente a la humanidad por fuera de la relación con Dios. Una persona que vive según el consejo de la sabiduría terrenal, la búsqueda de la felicidad centrada en el ser humano, no puede realmente entender la vida.
Para de verdad comprender nuestra identidad (quiénes somos), nuestro propósito (por qué existimos) y cómo estamos diseñados, debemos conocer el propósito de nuestro Creador, el cual se encuentra en la Santa Biblia. Dios ya estableció nuestra identidad; no es algo que inventamos. Nos ha creado con un propósito y nos ha diseñado de manera intencional. Únicamente cuando entendemos su plan para nuestras vidas y nuestras relaciones podemos ser quien debemos ser y cumplir su propósito para nuestra existencia.
Ser creados conforme a la imagen de Dios significa que fuimos hechos de forma única para relacionarnos. De la misma manera en que Dios es relacional, él hizo a las personas seres relacionales. Diseñó el alma, el espíritu y el cuerpo de cada individuo para que estos tengan una relación con Dios y con los demás.
Nuestro manual para las relaciones humanas
El hecho de que Dios diseñó a las personas para relacionarse implica que él tiene principios y pautas para nuestras relaciones. El fabricante de un producto escribe un manual en el que explica el diseño del producto y cómo utilizarlo. De la misma manera, Dios nos ha dado su Palabra, la Biblia, que explica cuál es nuestro diseño y cómo nuestras vidas y relaciones pueden funcionar adecuadamente.
La Biblia describe claramente los roles que Dios ha ordenado para las relaciones humanas. Esta aborda los roles y las relaciones entre esposos y esposas; padres, madres e hijos; hermanos y hermanas; abuelos; amigos; enemigos; vecinos; gobiernos y ciudadanos; y empleadores y empleados. Los principios de la Palabra de Dios nos enseñan cuál es su diseño para nosotros, sin importar nuestras circunstancias o nuestro entorno. La Biblia nos enseña cuál es la voluntad de Dios para nosotros en cada etapa de la vida.
Aunque lo hacen de manera imperfecta, las sociedades y culturas humanas reflejan el diseño de Dios. Las culturas describen cuál es la conducta humana normal para todas las relaciones y situaciones. Si bien presentan una gran diversidad en cuanto a las tradiciones, los entornos, la genética y los acontecimientos clave, todas comparten una moralidad básica. Por ejemplo, cada cultura tiene su propia manera de criar a los hijos y de mantener una relación de matrimonio. Sin embargo, toda conducta se debe evaluar según los principios bíblicos, no según las normas culturales. La Biblia, y no la cultura, es nuestra autoridad (Romanos 12:2).
Los detalles culturales no son necesariamente neutrales, y no debemos esperar que lo sean (Efesios 2:2). A las culturas las desarrollan personas caídas, que viven según deseos incorrectos y el egocentrismo. Es posible que una sociedad tenga cierto nivel de conocimiento de la verdad bíblica; aun así, ninguna se amolda de forma sistemática al estándar de Dios sobre qué es correcto e incorrecto. Nada debería justificarse simplemente por ser cultural. Solo la Biblia nos muestra a la perfección el estándar de Dios (Salmos
19:7-11).
Si visitas Libia y observas que los libios no se preocupan por la seguridad al conducir, podrías pensar: «Es su cultura; su estilo de manejo les funciona». Es cierto que han desarrollado su propio estilo de conducción en su cultura. No obstante, Libia tiene la mayor tasa de muertes por accidentes de tráfico en el mundo. Su tasa es dos veces más alta que la del país que tiene la segunda tasa más alta de muertes por accidentes de tráfico en el mundo. Es evidente que su cultura no ha desarrollado un buen estilo de manejo.
Dios sabe cómo debe funcionar la vida y ha establecido normas. No nos corresponde simplemente experimentar y explorar. No debemos tan solo hacer lo que parece darnos lo que queremos. No debemos limitarnos a intentar lograr lo que imaginamos que será una vida feliz. Debemos obedecer el diseño que Dios estableció para las relaciones.
Es hermoso saber que obedecer las instrucciones de Dios es bueno para nosotros. Él nos ha dado mandamientos porque nos ama (Deuteronomio 6:24). Si los guardamos, disfrutamos de buenos resultados y recibimos protección contra diversas consecuencias negativas. Nuestro Creador sabe qué es lo mejor para nosotros y, cuando seguimos su plan, somos bendecidos.
Responsabilidad ante Dios en las relaciones
► ¿De qué manera nuestra conducta hacia otras personas afecta nuestra relación con Dios?
► Pide a los estudiantes que lean cada uno de los siguientes pasajes al grupo. Debatan brevemente qué exige Dios en estas relaciones humanas y cómo influye la obediencia en nuestra relación con él. ¿De qué manera desobedecer la instrucción de Dios afecta nuestra relación con él?
Nuestras relaciones con los demás y nuestra relación con Dios
Cita bíblica
Persona/ rol
Qué exige Dios en la relación humana
Cómo influye en la relación con Dios
1 Pedro 3:7
Esposo
Ser comprensivo con la esposa y honrarla.
Las oraciones de un esposo no son estorbadas.
Efesios 5:22, 24, 33; 1 Pedro 3:1-6
Esposa
Someterse a su esposo.
Así es como una esposa se somete a Dios.
Dios valora esta actitud y conducta en ella.
Colosenses 3:20
Hijo
Obedecer a sus padres en todo.
Esta conducta agrada al Señor.
Mateo 6:12-15
Todos
Perdonar a quienes pecan contra nosotros.
Dios puede perdonarnos.
Romanos 13:1-5
Todos
Someterse a las autoridades terrenales.
Así es como obedecemos a Dios.
1 Pedro 3:18-20
Siervo
Soportar con paciencia el trato injusto.
El siervo recibe el favor de Dios.
Somos criaturas morales, lo que significa que entendemos que algunas acciones son incorrectas y que algunas son correctas, y que somos responsables ante Dios por nuestras decisiones. Esto nos otorga un gran potencial y una gran responsabilidad. Nuestras decisiones influyen en nuestra relación con Dios. Obedecer las instrucciones de Dios sobre las relaciones no se trata simplemente de un asunto práctico de cómo podemos ser felices y aprovechar nuestra vida al máximo. Somos responsables ante Dios por nuestras decisiones y nuestra conducta en las relaciones (Romanos 14:10, 12).
Dios nos llama a tratar a los demás de forma justa y a actuar con amor y misericordia (Miqueas 6:8). El problema es que, debido al pecado de Adán, todos sus descendientes nacen con una naturaleza pecaminosa (Romanos 5:12, 19). Por esta razón, no podemos actuar constantemente de manera amorosa, misericordiosa y justa (Romanos 7:15-24). Sin embargo, la gracia de Dios nos cambia cuando nacemos de nuevo. El Espíritu Santo nos permite cumplir con los requisitos de Dios (Romanos 8:3-4).
El valor de cada persona
► Pide a los estudiantes que lean Isaías 44:24, Salmos 139:13-16, Génesis 9:6 y Santiago 3:9 al grupo. ¿Qué nos dicen estas citas bíblicas sobre el valor de cada vida? ¿Qué le otorga valor a una persona?
Para tener relaciones sanas con las personas, debemos valorarlas como Dios lo hace. Cada persona está hecha a imagen de Dios y es valiosa tan solo por eso. Cada individuo es una creación única de Dios, sea hombre o mujer; esté sano o enfermo; esté entero, mutilado o lisiado; sea joven o anciano; sea rico o pobre (Proverbios 14:31); haya nacido o aún esté en el vientre de su madre; cualquiera sea el color de su piel; y sin importar sus capacidades o limitaciones mentales o físicas (Éxodo 4:11).
Existen culturas en las que los ancianos son olvidados, en las que se trata a las mujeres como menos valiosas que los hombres o en las que los niños se consideran una molestia. En algunas culturas, a los mutilados se los considera malditos y se los oculta o aleja de la sociedad. El racismo es común en todo el mundo: una tribu o un grupo étnico se considera superior a otro y lo trata de forma vergonzosa. Cada una de estas acciones desvaloriza a las personas, que son lo más precioso de toda la creación de Dios. A fin de tener relaciones sanas que honran a Dios, primero debemos considerar a todas las personas como lo que son: portadoras de la imagen de Dios.
Creados para Dios, creados para los demás
Según Apocalipsis 4:11, Dios creó todas las cosas para sí mismo. Y esto, sin duda, incluye a la humanidad. Somos creados por Dios y para Dios. Todo lo que hacemos debemos hacerlo para su gloria (1 Corintios 10:31, 1 Pedro 2:12). También fuimos creados para beneficio de otras personas.
Fuimos creados para trabajar con otras personas a fin de cumplir los propósitos de Dios. El matrimonio es un ejemplo del diseño divino para que las personas trabajen juntas. Poco después de que Dios creó al primer hombre, dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada» (Génesis 2:18). La mujer se asemeja al hombre en aspectos importantes, pero se diferencia en otros aspectos importantes. Juntos pueden cumplir los propósitos de Dios para su existencia. Él les asignó a ambos el trabajo que debían hacer juntos (Génesis 1:26-28).
La iglesia es otro ejemplo del diseño divino para que las personas trabajen juntas. El apóstol Pablo empleó la ilustración de las partes del cuerpo (1 Corintios 12:12-26). Una persona no debe pensar que puede cumplir el propósito de Dios por sí misma o que no necesita a otras personas. El matrimonio y la iglesia son tan solo dos de muchos ejemplos del diseño que Dios estableció para que las personas trabajen juntas.
Somos creados para servir a otras personas (Gálatas 5:13-14). Somos creados para entablar relaciones de amor con los demás, en las que damos de nosotros para beneficiar a otros.
► Pide a los estudiantes que lean Proverbios 17:17, Gálatas 6:2 y Filipenses 2:4 al grupo.
Fuimos creados para Dios y para otras personas. Cada requerimiento que Dios nos hace en su Palabra tiene que ver con nuestra relación con él, con nuestra relación con los demás o con ambos tipos de relaciones. De hecho, Jesús afirmó que todo lo que Dios nos pide se puede resumir en los mandamientos de amar a Dios con todo lo que somos y de amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos.
► Pide a un estudiante que lea Mateo 22:36-39 al grupo.
Somos creados para Dios y somos creados para los demás; estas verdades están íntimamente relacionadas. Una de las principales áreas en las que glorificamos a Dios y reflejamos su imagen es en las interacciones que tenemos con otras personas. El carácter y las acciones del Padre nos obligan a ser como él (1 Pedro 1:16, Mateo 5:48). Todas las personas están hechas a imagen de Dios, pero reflejamos su naturaleza y carácter cuando actuamos como él lo hace.
Cuando alguien muestra misericordia a los necesitados, su compasión es una copia de la compasión del Señor y su acto de misericordia es una imitación de la obra de Dios. Esto es cierto sin importar si la persona que extiende misericordia es creyente o no lo es. No obstante, imitamos mejor al Creador cuando hemos sido reconciliados con él y tenemos su Espíritu obrando en nuestro interior.
► Pide a un estudiante que lea 2 Pedro 1:2-11 al grupo.
Este pasaje explica el asombroso plan que Dios tiene para cada seguidor de Cristo. A partir de este pasaje, aprendemos lo siguiente:
Por su gloria y su bondad, Jesús nos ha llamado y nos ha dado sus maravillosas promesas (versículos 3-4).
Mediante estas promesas, quienes conocemos a Cristo podemos tener la naturaleza divina en nuestro interior (versículo 4).
A través de la relación con Dios Padre y con Jesús, tenemos todo lo que necesitamos para la vida y la piedad (versículo 3).
Gracias a todo esto, podemos vivir como Jesús lo hizo y como Dios nos ha llamado a vivir (versículos 5-8).
► ¿Cómo es posible que podamos reflejar el carácter y la naturaleza de Dios en nuestras relaciones?
► Pide a un estudiante que lea 2 Corintios 4:4 al grupo. ¿Quién es la imagen perfecta de Dios?
► Pide a un estudiante que lea 2 Corintios 3:18 al grupo.
El Espíritu Santo cambia a los creyentes para que reflejen cada vez más la gloria de Dios. Cuando miramos a Jesús, nuestras actitudes y nuestra conducta se asemejan más y más a las suyas. Esto es lo hermoso del evangelio. A través del poder de Dios Padre, de Jesús y del Espíritu Santo, podemos reflejar e imitar el carácter de Dios.
En nuestras relaciones con los demás, Dios nos llama a imitarlo (Efesios 5:1). De la misma manera en que un hijo observa e imita a su padre o a su hermano mayor, debemos mirar el ejemplo de Jesús y copiar sus actitudes, su perspectiva y sus acciones cuando interactuamos con otros (Filipenses 2:5-7, Efesios 5:2).
► Pide a los estudiantes que lean cada uno de los siguientes pasajes al grupo. Toma nota de (1) el carácter o la obra de Dios y (2) lo que Dios espera de nosotros. (Se han escrito notas para los primeros dos pasajes a modo de ejemplo. Al final de esta lección, la Tarea 2 es una continuación de este estudio).
Cómo reflejan las relaciones humanas la gloria de Dios
Cita bíblica
Lo que Dios hace/ Lo que Cristo ha hecho
Nuestra acción que refleja a Dios
Filipenses 2:3-8
Renunció a sus derechos.
Se convirtió en siervo.
Fue completamente humilde y obediente.
Renunciar a nuestros derechos.
Velar por los intereses de los demás.
Ser humildes.
Juan 13:3-5, 12-15
Sirvió a sus discípulos y cubrió una necesidad práctica.
Servir a otros creyentes.
Efesios 4:32–5:2
Ninguno de nosotros demuestra de forma innata el amor de Dios porque nacemos con una naturaleza egoísta. Dios proporciona gracia para restaurarnos acorde al diseño que él estableció para nosotros. Una humilde oración de entrega puede iniciar este proceso de transformación en una persona.
Conclusión
La Biblia revela que Dios diseñó amorosamente a las personas para que entablaran relaciones: una relación con él y relaciones con los demás.
Como Dios es el Creador de las personas y quien diseña las relaciones, debemos hacer lo siguiente:
Adoptar su perspectiva de nuestras relaciones humanas.
Darnos cuenta de que somos responsables ante él por las decisiones que tomamos en nuestras relaciones.
Aceptar y seguir su plan para nuestras relaciones.
Este plan de estudio te ayudará a hacer todo esto y te equipará para enseñar a los demás cuál es la voluntad de Dios para las relaciones humanas.
Para el debate grupal
► ¿Por qué la cultura no es suficiente como guía para las relaciones humanas?
► ¿Qué concepto en esta lección fue nuevo para ti? ¿Por qué es importante? ¿De qué manera entenderlo te ayudará con tus relaciones? ¿De qué manera entenderlo transformará tu ministerio?
► ¿Cómo esperas crecer tras haber estudiado este curso?
Oración
Padre celestial:
Gracias por crearme a tu imagen con un propósito para mi vida.
Gracias por diseñarme para tener una relación contigo y por hacerlo posible a través de la muerte de Jesús por mis pecados.
Gracias por el tesoro de tu Palabra, que me enseña cómo relacionarme contigo y cómo glorificarte en mis relaciones con otras personas.
A través de tu Palabra y tu Espíritu, enséñame a aceptar la vida que has planeado para mí.
Ayúdame a reflejarte fielmente ante los que me rodean, de modo que ellos puedan llegar a conocerte.
Amén
Tareas de la lección
(1) Explica de qué manera la verdad de haber sido creada a imagen de Dios le concede valor a cada persona y de qué manera negar la creación resta valor humano.
(2) Lee cada uno de los siguientes pasajes bíblicos. Toma nota de (1) el carácter o la obra de Dios y (2) lo que Dios espera de nosotros.
Cómo reflejan las relaciones humanas la gloria de Dios
Cita bíblica
Lo que Dios hace/ Lo que Cristo ha hecho
Nuestra acción que refleja a Dios
Salmos 68:5; Santiago 1:27
2 Pedro 3:9; Tito 3:1-5
Mateo 5:43-48,
1 Tesalonicenses 5:14-15
Juan 13:1, 34;
1 Juan 4:7-8, 11-12
(3) Observa la tabla de la Tarea 2 y la que se incluye al final de la lección y tómate un momento para examinar tu vida:
¿Actualmente estás reflejando la imagen de Dios de una manera que lo honra y lo glorifica?
¿Debes confesar alguna desobediencia para que tu vida se alinee con mayor claridad y poder al propósito que Dios tiene para ti?
¿Qué paso quiere Dios que tú des para ser más como Jesús?
Escribe una oración en forma de párrafo como respuesta a este estudio. (No es obligatorio que compartas lo que escribiste con el líder de tu clase; puedes simplemente informarle que hiciste la tarea.)
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