Cuando hayan sido completamente capacitados, los estudiantes serán como su maestro.
Introducción
► Esta lección no incluye una asignación al final. En su lugar, se incluyen pequeñas asignaciones a lo largo de la lección. Algunas de ellas van a requerir que usted escriba o realice actividades prácticas. Otras son sólo asignaciones de reflexión o discusión. Realice cada asignación a medida que estudia el material de la lección.
Una de las declaraciones más profundas sobre el poder de la enseñanza vino de Jesús. “El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.”[1] Jesús sabía que sus discípulos, después de haber sido capacitados, reflejarían su carácter. Por esa razón invirtió mucha energía en instruir a los Doce.
En algunas iglesias, el papel del maestro es profundamente ignorado. Se nombran maestros de Escuela Dominical sin experiencia y se les da poca o ninguna capacitación. Sus esfuerzos para instruir a los nuevos convertidos y a los niños son pocos o inexistentes.
Como líderes en nuestras iglesias, debemos darle a la enseñanza la misma prioridad que Jesús le dio. Si los estudiantes van a llegar a ser “como su maestro,” la tarea de enseñar reviste una gran importancia. Debemos capacitar a los maestros para que sigan el ejemplo de Jesús, el Maestro por Excelencia.
► Piense en lo que usted ya conoce acerca del estilo de enseñanza de Jesús. Anote tres o cuatro características que hicieron de él un gran maestro. Ahora piense en el mejor maestro que usted haya tenido. Anote tres o cuatro características que hicieron de esa persona un gran maestro. ¿Cuántas de las características de esas dos listas coinciden?
El contenido de la enseñanza de Jesús estaba basado en el carácter del Maestro. El corazón de Jesús era el fundamento de su enseñanza. ¿Cómo es el corazón de un gran maestro?
Jesús, el Maestro por Excelencia, Entendía las Necesidades de Sus Estudiantes
► Lea Lucas 4:16-21
Los maestros de escuela preparan un “plan de lección” para cada día de clases. Este plan describe lo que el maestro debe lograr en cada clase. Un plan de lección incluye lo siguiente:
Objetivo: Los estudiantes aprenderán a sumar fracciones.
Actividad: Los estudiantes van a resolver los problemas 1-20 en la página 89 del libro de prácticas.
Cuando empecé a preparar este curso para Shepherd’s Global Classroom, hice un plan de lección que resumía lo que esperaba lograr en cada lección. Jesús tenía un “plan de lección” para su ministerio, pero su plan no incluía páginas de un libro. Más bien, el plan de lección de Jesús estaba enfocado en las necesidades de sus estudiantes. Jesús les dijo a sus oyentes lo que él había sido enviado a cumplir:
Los objetivos de Jesús atendían las necesidades de sus estudiantes. Los estudiantes de Jesús no eran saduceos adinerados que controlaban el templo en Jerusalén y tenían el poder político en el Sanedrín. Sus estudiantes eran personas judías ordinarias que eran oprimidas por Roma. Algunos de ellos eran ciegos o cojos. Muchos eran gente pobre que sufría por los altos impuestos.
El plan de lección de Jesús era sencillo; su objetivo era atender las necesidades de sus estudiantes. Iba a poner en libertad a los cautivos. Iba a dar vista a los ciegos. En el calendario judío, el “Año de Jubileo” era un tiempo de celebración. Las deudas eran canceladas; la tierra regresaba a su familia original; los esclavos eran liberados. Jesús anunció que él había venido para traer un Año de Jubileo a aquellos que vivían bajo opresión.
A lo largo de su ministerio terrenal, Jesús atendió las necesidades de sus estudiantes. Jesús no siempre les dio a las personas lo que querían, pero siempre les dio lo que necesitaban. La mujer samaritana quería agua; ella necesitaba redención.[2] Pedro quería atrapar peces; él necesitaba una misión.[3] En ambos casos, Jesús atendió las profundas necesidades de sus estudiantes.
Hace poco tuve que comprar un carro. Muchos vendedores empiezan diciendo. “Este es un gran auto. Estas son las razones por las que usted debería comprarlo.” Conocí a un vendedor que era muy diferente. Él empezó haciendo algunas preguntas. “¿Cuánto conduce usted cada día?” “¿De cuánto dinero dispone para pagar por un auto?” “¿Qué es más importante para usted – un vehículo confortable o un auto económico que recorra muchas millas por tanque de combustible?” Cuando terminé de contestar sus preguntas, el vendedor dijo, “Este es el mejor auto para sus necesidades.” Al escucharlo pensé, “Eso es lo que hacía Jesús cuando enseñaba. Empezaba escuchando las necesidades de sus estudiantes.”
► Lea Marcos 10:17-22
En esta historia acerca de un joven rico que vino a ver a Jesús, el narrador dice, “Entonces Jesús, mirándole, le amó.” La palabra “mirándole” en este versículo es más que una simple observación. Significa “mirar de cerca y discernir claramente.” Jesús vio el corazón de este joven. Otros podrían haber visto simplemente a un joven adinerado; Jesús vio un corazón sediento.
► Lea Marcos 16:1-8
Imagine la vergüenza que sintió Pedro después de negar a Jesús. Incluso el gozo de la resurrección se veía atenuado por su vergüenza cada vez que recordaba el canto del gallo. En esta situación, el ángel le dijo a María, “Id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.” Jesús sabía que, de todos los discípulos, el que más necesitaba ser reafirmado era Pedro. Otros vieron a un cobarde negar a su maestro; Jesús vio a un discípulo caído que necesitaba restauración.
Jesús sabía que no podemos enseñar a nuestros estudiantes si no los entendemos. Los pescadores dicen, “Si quieres atrapar un pez, debes pensar como un pez.” Si queremos ganar el corazón de un estudiante, debemos pensar como el estudiante. Debemos entender el corazón de aquellos a los que enseñamos. Como maestro, usted debe estudiar el tema, pero más aún, debe estudiar a sus alumnos. Debe entender las necesidades de sus estudiantes.
Ponga en práctica la lección...
► Piense en aquellos a los que usted enseña (ya sea formal o informalmente). Concéntrese en un estudiante que tenga dificultades. Haga una lista de cosas prácticas que usted puede hacer para servir a ese estudiante.
Jesús, el Maestro por Excelencia, Era Paciente
Jesús fue paciente con aquellos que se volvieron en su contra.
► Lea Juan 6:41-71
Esta historia tiene lugar en uno de los puntos de transición importantes en el ministerio de Jesús. Durante el año anterior, Jesús había gozado de gran popularidad. La gente se había asombrado por sus milagros y habían disfrutado el pan y el pescado. Entonces Jesús proclamó, “Yo soy el pan de vida.” Él dijo cosas que perturbaron a sus oyentes. “De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.”
Jesús enseñó a miles de personas, sabiendo que muchas no aceptarían su enseñanza. Él enseñó a los Doce, sabiendo que “uno de vosotros es diablo.” Él fue un maestro paciente.
Jesús fue paciente con aquellos que no lo entendían.
► Lea Marcos 8:27-33
Jesús fue paciente con los estudiantes que eran lentos para aprender. Observe cuántas veces Jesús menciona las dudas y la ceguera de los discípulos. Incluso cuando Pedro reconoce que “Tú eres el Cristo,” no entiende realmente lo que eso significa. Tan sólo unos versículos después, Jesús reprende a Pedro por sus ideas equivocadas.
► Lea Juan 3:1-21
Jesús fue paciente con un fariseo que no comprendía su enseñanza. Cuando Nicodemo se mostró confundido, Jesús le preguntó con asombro, “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?” Nicodemo debía haber sabido que Ezequiel profetizó sobre un día cuando Israel nacería de agua y del Espíritu. Jesús le enseñó pacientemente la lección a un estudiante que tenía dificultad para entender.[4]
Esta es una prueba de mi paciencia como maestro: “¿Cuántas veces estoy dispuesto a enseñar la misma lección antes de rendirme?” Pacientemente Jesús enseñó y volvió a enseñar a sus estudiantes. Él nunca dijo, “Ya les enseñé esa lección. Si no entendieron, ya es demasiado tarde.” Mientras los estudiantes estuvieran abiertos a su enseñanza, Jesús continuaba enseñando. Jesús, el Maestro por Excelencia, fue paciente.
Ponga en práctica la lección…
► ¿Se siente usted tentado a darse por vencido con los estudiantes que son lentos para aprender? ¿Se frustra cuando no responden a su enseñanza? ¿Cómo puede usted mostrar la paciencia del Maestro por Excelencia a las personas a las que usted enseña?
Jesús, el Maestro por Excelencia, Amaba a Sus Estudiantes
► Lea Marcos 6:30-34
Jesús llevó a sus discípulos al otro lado del Mar de Galilea, hasta una zona desierta donde pudieran descansar de la constante presión de las multitudes y el ministerio. Miles de personas vieron hacia dónde iban y corrieron a lo largo de la orilla para encontrar a Jesús. Entonces Jesús fue hasta la orilla para atender a una multitud de cinco mil hombres, además de mujeres y niños. Cuando vio a la multitud, “tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.”[5] Jesús, el Maestro por Excelencia, enseñaba porque amaba a sus estudiantes.
Anteriormente en esta lección, leímos la historia del joven rico que “se fue triste” porque no estaba dispuesto a pagar el precio de seguir a Jesús.[6] “Jesús, mirándole, le amó.”[7] El Maestro por Excelencia amaba a sus estudiantes, incluso a este estudiante que se marchó.
Jesús miró con compasión a las multitudes, a los individuos, e incluso a aquellos que lo rechazaron. Un predicador preparó un sermón y le puso por título “Judas, el Discípulo al que Jesús Amó.” Este predicador reconoció que Jesús le mostró amor a Judas. Aun sabiendo que Judas lo iba a traicionar, Jesús amó a su estudiante hasta el fin.
Es fácil amar al estudiante que viene a clases puntualmente, que cumple con cada asignación, y que muestra disposición para aprender. Es difícil amar al Judas que nos traiciona, al joven rico que se aleja, y al Pedro que constantemente no entiende. Jesús, el Maestro por Excelencia, demuestra que debemos amar incluso a los estudiantes que son difíciles.
Ponga en práctica la lección…
► Piense en un estudiante al que le sea difícil amar. Quizás es un miembro de su equipo ministerial que se opone a su liderazgo. Quizás es un miembro de la iglesia que constantemente lo critica. Empiece a orar, “Señor, me cuesta amar a esta persona, pero sé que tú la amas. Ayúdame a ver a esta persona a través de tus ojos. Ayúdame a amarla como Jesús amaba a sus estudiantes.”
[4] Juan 3:5 alude a la promesa de Ezequiel 36:25-27. Ezequiel vio un día cuando el pueblo de Dios sería lavado con agua (esto limpia de la impureza y de los ídolos) y recibiría un Espíritu nuevo (esto produce el deseo de obedecer la ley de Dios).
En la sección “El Corazón del Maestro por Excelencia,” estudiamos el carácter de Jesús. Todo lo que Jesús enseñó estaba basado en su carácter. En “Las Manos del Maestro por Excelencia” vamos a ver los métodos que Jesús usó. Si queremos enseñar como Jesús, debemos seguir sus métodos.
Jesús, el Maestro por Excelencia, Comunicaba Sus Objetivos
► Lea Lucas 5:1-11
Cuando Jesús estaba enseñando a la orilla del Mar de Galilea, la multitud se agolpó contra él, obligándolo a subir en una barca de pesca que le pertenecía a Simón Pedro. Cuando terminó de enseñar, Jesús le dijo a Simón, “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.”
Simón era un experimentado pescador que había pasado toda la noche pescando sin éxito. Sabía que era inútil tratar de pescar algo, pero hizo lo que Jesús le ordenó. Para asombro de Pedro, él y sus compañeros lograron una pesca extraordinaria. Jesús le dijo a Simón, “Desde ahora serás pescador de hombres.”
Jesús, como todo buen maestro, comunicaba claramente sus objetivos para sus estudiantes. El día de Pentecostés, Pedro demostró que estaba listo para cumplir el objetivo que Jesús había establecido para él.
Los maestros efectivos comunican sus objetivos. Les dicen a sus estudiantes, “Esto es lo que van a aprender hoy.” Al final de la lección les preguntan, “¿Qué aprendieron hoy?” Se aseguran de que los estudiantes vean que el objetivo de la lección se cumplió.
Ponga en práctica la lección…
► La próxima ocasión en la que usted vaya a enseñar, escriba en la pizarra su objetivo para la lección, para que los estudiantes puedan verlo. Asegúrese de que el objetivo sea claro y fácil de entender. Exponga el objetivo al inicio de la lección. Al final, pregunte a los estudiantes, “¿Logramos nuestro objetivo?”
Jesús, el Maestro por Excelencia, Dio Oportunidades para la Práctica Guiada
La enseñanza efectiva es más que dar una clase magistral. La verdadera enseñanza requiere práctica.
► Lea Lucas 10:1-24
En esta historia, los discípulos no habían concluido su capacitación, pero Jesús les dio la oportunidad de practicar las lecciones que les estaba enseñando. Cuando los discípulos regresaron de su viaje de ministerio, le dieron un informe a Jesús. Él vio que aún no habían entendido las lecciones, así que les dio más instrucción. También les dio palabras de ánimo, “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis.” Jesús guió su práctica.
No basta con darles a los estudiantes la oportunidad de practicar; la práctica debe ser evaluada y seguida de más capacitación. Un proverbio muy conocido dice, “La práctica hace al maestro.” Esto no es enteramente cierto. Una práctica incorrecta no resulta en un mejor desempeño. Es mejor decir, “La práctica guiada hace al maestro.” Un maestro efectivo les da a sus estudiantes la oportunidad de practicar, revisa la práctica con los estudiantes, y luego los anima y los orienta.
En una ocasión traté de aprender a jugar golf. Practiqué muchas horas y golpeé muchas pelotas de golf, pero no logré mejorar. ¿Por qué? Porque estaba solo en el campo de prácticas; no tenía a nadie que me guiara. Cuando la pelota iba en la dirección equivocada, nadie me decía, “Esto es lo que estás haciendo mal.” Cuando la pelota rodaba sólo unos pocos centímetros frente a mí, nadie me decía, “Tienes que sostener el palo de este modo…” Practiqué mucho, pero mi práctica fue infructuosa.
Pablo entendía el valor de la práctica guiada. Él capacitó a Timoteo y a Tito, y luego los puso en lugares de ministerio. En las Epístolas Pastorales, Pablo les escribió a Timoteo y a Tito para darles más instrucción. El guió a sus estudiantes mientras ellos practicaban los principios que les había enseñado.
En una ocasión visité una escuela cristiana en Suráfrica. Los estudiantes habían estado memorizando 1 Corintios 13 y cada uno de ellos debía recitar el pasaje frente a la clase. Un estudiante había luchado con esta asignación durante varias semanas. No había logrado memorizar bien el pasaje y actuó con timidez al estar frente a sus compañeros. El día que yo visité la escuela, el joven finalmente pudo recitar el capítulo completo frente al grupo.
Cuando terminó, los otros estudiantes se pusieron de pie y aplaudieron a su compañero. ¿Por qué? Este capítulo habla del amor, y su maestro les había enseñado que el amor anima a los demás. ¡Al vitorear a su compañero, estos estudiantes estaban poniendo en práctica la lección de 1 Corintios 13! Los maestros efectivos animan a sus estudiantes a practicar los principios que están aprendiendo.
Ponga en práctica la lección…
► Deles a sus estudiantes una oportunidad para practicar lo que están aprendiendo. Si usted está capacitando pastores jóvenes, deles la oportunidad de predicar, de visitar a una persona enferma, o de compartir el evangelio con una persona inconversa. Cuando hayan terminado, evalúe su ministerio, deles sugerencias para mejorar, y motívelos reconociendo las áreas en las que tuvieron éxito.
Jesús, el Maestro por Excelencia, Era Flexible
Piense en los distintos lugares y situaciones en los que Jesús enseñó. El enseñó:
A la orilla del mar (Lucas 5)
Durante una tormenta (Lucas 8:22-25)
Permitiendo que un estudiante enfrentara una dificultad (Mateo 14:25-33)
Cuando su lección fue interrumpida por visitantes (Mateo 12:46-50)
Durante una visita al templo (Mateo 24)
Cuando alguien rompió el techo de su salón de clase (Lucas 5:18-26)
Imagine a los “estudiantes” que regresaron a sus casas después del milagro en Lucas 5:18-26. Jamás olvidarían la lección que aprendieron sobre el poder de Jesús. Lucas escribe que “todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.”[1]
Jesús era lo bastante flexible para saber que un gran maestro encuentra ocasiones para enseñar cuando los estudiantes están listos para aprender. Lucas da un ejemplo de este principio. “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar.”[2] Jesús aprovechó ese momento para enseñar sobre la oración.
Sabrina, una niña de ocho años, entró a su lección de piano y empezó a llorar, “¡Mi gato se murió esta mañana!” Sabrina no tenía interés en tocar escalas o aprender técnicas de piano. Sin embargo, cuando le entregué la partitura de una pieza de música llamada “Mi Gatito Favorito,” Sabrina decidió, “¡Quiero aprender esto en memoria de mi gato!
Como maestros, debemos escuchar a nuestros estudiantes y responder a su situación. Como Jesús, el Maestro por Excelencia, debemos ser flexibles en nuestra enseñanza. Debemos estar dispuestos a adaptar nuestra lección a las necesidades de nuestros estudiantes.
Ponga en práctica la lección…
► ¿Es usted flexible en su enseñanza? Planifique al menos dos formas diferentes de enseñar una lección. Si usted acostumbra dar una clase magistral, planifique una lección con otro formato. Si acostumbra usar PowerPoint u otra tecnología, planifique una lección en la que no se requiera el uso de la electricidad. Si usted enseña en un salón de clase, planifique una lección fuera del aula e incorpore la naturaleza en su lección.
Jesús, el Maestro por Excelencia, se Comunicaba Creativamente
Jesús nunca se sentó y dijo, “Hoy vamos a leer la página 212 del libro de texto. Pedro, lea el primer párrafo en voz alta.” Más bien, Jesús encontró nuevas maneras de comunicarse creativamente.
► Lea cada uno de estos ejemplos de la enseñanza creativa de Jesús.
Lucas 6:39-42. Piense en la ironía de un hombre ciego guiando a otro ciego. Imagine a un hombre con una viga en su ojo tratando de sacar una paja del ojo de otro hombre.
Lucas 18:18-30. ¿Es posible usar las riquezas terrenales para obtener acceso al reino de Dios? ¡Imagine cómo sería tratar de pasar un camello a través del ojo de una aguja!
Lucas 9:46-48. Jesús usó a un niño como ejemplo concreto de una lección sobre la humildad.
Lucas 15:1-7. ¿Cómo responde Dios a un alma perdida que vuelve a casa? Jesús relacionó esta enseñanza con el valor que tenía una oveja para sus oyentes.
Lucas 15:11-32. Al enseñar en una sociedad patriarcal en la que la máxima autoridad descansaba en la figura del padre, Jesús contó una parábola en la cual el padre sorprende a los oyentes al correr a recibir a un hijo rebelde.
Jesús pocas veces respondió una pregunta directamente. Más bien, él respondía con una historia o con otra pregunta. En Lucas 10, un intérprete de la ley le preguntó a Jesús, “Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?” Jesús le respondió con la historia del Buen Samaritano.[3]
Jesús sabía cómo hacer grandes preguntas. Pocas veces hizo preguntas que se pudieran contestar con un simple “Sí” o “No.” Más bien, Jesús hacía preguntas que obligaban al oyente a abrir sus ojos a nuevas posibilidades.
► Lea estos ejemplos:
Lucas 7:36-50. A un fariseo que lo criticó, Jesús le preguntó, “¿Quién ama más, alguien a quien se le ha perdonado mucho o alguien a quien se le ha perdonado poco?”
Marcos 8:36. Enseñando sobre el discipulado, Jesús preguntó, “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”
Lucas 6:46. A quienes no querían obedecer, Jesús les dijo, “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”
Ninguna de estas preguntas permite una respuesta fácil. Cada una de ellas nos lleva a pensar profundamente en la enseñanza de Jesús.
Hay dos formas en que los maestros fallamos al usar las preguntas:
Hacemos preguntas muy simples. Nos conformamos con preguntas que se contestan con “Sí” o “No.” Si queremos que nuestros estudiantes profundicen en su pensamiento y sus respuestas, debemos hacer preguntas que van más allá de una respuesta de libro de texto.
No esperamos lo suficiente por una respuesta. Hay estudios que revelan que la mayoría de los maestros esperan menos de un segundo antes de hacer la misma pregunta a otro estudiante. Toma aproximadamente tres segundos para que un estudiante comprenda la pregunta y empiece a formular una respuesta. Para mejorar su uso de las preguntas, cuente siempre hasta siete antes de preguntar a otro estudiante.
Ponga en práctica la lección…
► ¿Es usted creativo en su forma de enseñar? Prepare una lección sobre Gálatas 6:7-8. Prepare preguntas que ayuden a sus estudiantes a pensar a profundidad sobre el principio de la siembra y la cosecha. Cuando haya preparado sus preguntas, lea la nota al pie de página para encontrar preguntas adicionales que puede usar.[4]
[4] Preguntas sobre el principio de la siembra y la cosecha en Gálatas 6:7-8.
¿Cuáles son algunos ejemplos de la naturaleza o la sociedad que ilustran el principio de la siembra y la cosecha?
¿Cuáles son algunos personajes de la Biblia que ilustran este principio?
¿Conoce usted ejemplos personales de este principio?
En su vida personal, ¿está usted sembrando semillas que no va a querer cosechar?
Mirada Más de Cerca: Interpretando las Parábolas
Las parábolas eran una de las herramientas de enseñanza favoritas de Jesús. Alguien definió la parábola como “una historia terrenal con una lección celestial.” Las parábolas de Jesús usaban escenas rurales (agricultores, pastores, ovejas), personas conocidas (samaritanos, sacerdotes, publicanos y fariseos), y situaciones conocidas (una oveja perdida, una moneda perdida y un hijo rebelde que se marcha de su hogar) para establecer una relación con los intereses de sus estudiantes.
El curso de Shepherds Global Classroom, Principios de Interpretación Bíblica, incluye una sección sobre cómo interpretar las parábolas. El siguiente es un resumen de los principios que se enseñan en ese curso. Al estudiar una parábola, debemos hacer las siguientes preguntas:
(1) ¿Cuál pregunta o situación inspiró esta parábola?
La parábola del Buen Samaritano respondía a la pregunta de un intérprete de la ley, “¿Quién es mi prójimo?” La historia de Jesús respondió, “Cualquier persona necesitada que encuentre en mi camino es mi prójimo y mi responsabilidad.”[1]
Jesús contó la parábola del Hijo Pródigo a los líderes religiosos que lo criticaron por relacionarse con pecadores. “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola.”[2]
Un pastor perdió una oveja. ¡Se alegró cuando la encontró!
Una mujer perdió una moneda. ¡Se alegró cuando la encontró!
Un padre perdió a su hijo. ¡Se alegró cuando el hijo regresó!
Jesús implica, “No debería sorprenderles que yo coma con pecadores. ¡Hay gozo en el cielo cuando un pecador se arrepiente!”
Si nuestra interpretación no responde a la pregunta o la situación que inspiró la historia de Jesús, hemos perdido el punto de la parábola.
(2) ¿Cuál es el punto principal (o puntos principales) de la parábola?
Una parábola por lo general tiene un punto principal por cada personaje principal en la historia. La lección principal de la parábola se relaciona directamente con la pregunta o la situación que inspiró la parábola. Otras lecciones se derivan de los personajes de la historia.
En la historia del Hijo Pródigo aparecen tres personajes. Ya hemos visto que la lección principal de la historia es el gozo en cielo por un pecador que se arrepiente. Esta lección responde a la situación que inspiró la historia de Jesús. Cada personaje en la parábola puede enseñar otras lecciones relacionadas con el mensaje principal de la historia. El padre enseña el maravilloso amor de nuestro Padre Celestial. El hijo pródigo enseña las consecuencias del pecado y la posibilidad de arrepentimiento. El hermano mayor nos advierte que podemos perder los privilegios del amor del padre, aunque parezcamos ser “hijos buenos.”
(3) ¿Cuáles detalles culturales son importantes en la parábola?
Las parábolas de Jesús a menudo iban en contra de las normas de su cultura. Eso es lo que las hacía memorables: un padre que corre a recibir a un hijo rebelde; un samaritano que es un héroe; una viuda indefensa que derrota a un juez poderoso. Mientras mejor entendamos el contexto cultural de la parábola, mejor podremos comprender el mensaje de Jesús.
El Dr. Howard Hendricks[1] enseñó en el Seminario Teológico de Dallas durante más de sesenta años. Durante su carrera, enseñó a más de 10,000 estudiantes. Uno de sus libros más influyentes es un pequeño libro que resume su filosofía en siete “leyes del maestro.” Estas leyes están basadas en el estilo de enseñanza de Jesús. Si usted aplica estos principios, se convertirá en un maestro más efectivo.
La Ley del Maestro:
La Ley del Maestro: Si usted deja de crecer hoy, dejará de enseñar mañana.
El Dr. Hendricks pregunta, “¿Preferiría usted tomar agua estancada de un pozo o agua fresca de un arroyo?” El agua fresca de un arroyo es mejor que el agua que está estancada en un pozo.
Algunos maestros pasan años sin leer un libro nuevo sobre la asignatura que enseñan, y sin refrescar sus conocimientos. Su enseñanza se vuelve como el pozo de la fotografía a la izquierda, estancada y rancia. Como maestros, debemos continuar creciendo en nuestro campo, así como los pastores deben estudiar continuamente para ampliar su conocimiento de la Palabra de Dios.
Ponga en práctica la lección…
► Imagine que uno de sus estudiantes le pregunta, “Profesor, ¿qué ha aprendido de la Biblia recientemente?” ¿Su respuesta sería de la semana pasada, del mes pasado, del año pasado, o de hace mucho tiempo? ¿Está usted creciendo diariamente en su conocimiento de la Palabra de Dios?
La Ley de la Educación
La Ley de la Educación: La manera en que las personas aprenden determina cómo usted enseña.
Jesús enseñó a pastores contándoles historias sobre ovejas; enseñó a pescadores hablándoles sobre ser “pescadores de hombres”; enseñó a la mujer en el pozo hablándole sobre el agua. Jesús sabía que un maestro eficaz se adapta a las necesidades de cada estudiante.
El Dr. Hendricks compara la enseñanza con el trabajo de un entrenador de fútbol. El entrenador no juega el partido; el entrenador anima y dirige a los jugadores. Del mismo modo, el mejor maestro no hace todo el trabajo durante la lección. El mejor maestro inspira a cada estudiante a aprender de una forma que sea efectiva para el estudiante.
Morris era un estudiante en mi clase de Biblia. Yo tenía la expectativa de que mis estudiantes tomaran notas para prepararse para los exámenes. Morris no quería tomar notas. Más bien, mientras yo daba la clase, él estaba haciendo dibujos en su cuaderno. Como maestro, yo pensaba que Morris no me estaba escuchando. Varias veces le dije, “Morris, por favor deja de hacer dibujos. Mejor toma notas mientras doy la clase.” Morris trató de hacer lo que le pedí, pero se sintió muy frustrado.
Entonces recordé la Ley de la Educación del Dr. Hendricks. Le dije, “Morris, vamos a hacer un experimento. Puedes dibujar, siempre y cuando me demuestres que recuerdas lo que dije en clase.” El experimento fue exitoso. Morris aprendía al convertir las palabras en dibujos. Yo aprendí a cambiar mis expectativas porque “La manera en que las personas aprenden determina cómo usted enseña.”
Ponga en práctica la lección…
► ¿Tiene usted un estudiante que aprende de un modo diferente al resto de la clase? ¿Qué está haciendo usted para ayudarle a ese estudiante a aprender de una forma más efectiva?
La Ley de la Actividad
La Ley de la Actividad: El máximo aprendizaje es siempre el resultado de la máxima participación.
Jesús sabía que sus estudiantes debían practicar las lecciones que les estaba enseñando. Por eso los envió en viajes de ministerio; los hizo repartir pan y pescado a la multitud; los llevó al desierto a orar; les dio oportunidades para aplicar lo que estaban aprendiendo. ¿Cuál fue el resultado? Los apóstoles llegaron a ser conocidos como los hombres “que trastornan el mundo entero.”[2]
Los sicólogos dicen
que recordamos menos del 10% de lo que escuchamos,
recordamos menos del 50% de lo que vemos y escuchamos,
pero recordamos hasta el 90% de lo que vemos, escuchamos y hacemos.
La participación activa incrementa significativamente el aprendizaje.
Ponga en práctica la lección…
► Cuando prepare su próxima lección, prepare una actividad que permita que los estudiantes practiquen el principio que usted va a enseñar.
La Ley de la Comunicación
La Ley de la Comunicación: La comunicación eficaz requiere la construcción de puentes.
Como maestros y pastores, estamos en el negocio de la comunicación. Nuestro trabajo va más allá de transmitir información; nuestro trabajo es comunicar la verdad a nuestros oyentes. El término “comunicación” viene de la palabra latina communis, que significa “común.” La comunicación requiere encontrar un terreno común. La comunicación requiere construir un puente hacia nuestros estudiantes.
Jesús nos dio un modelo para construir puentes hacia nuestros oyentes. Para alcanzar a la mujer samaritana, Jesús cruzó las barreras raciales, religiosas y sociales. Jesús era judío: ella era samaritana. Jesús era un hombre; ella era una mujer. Jesús era un rabino respetado; ella tenía un pasado inmoral. ¿Cómo podía Jesús construir un puente por encima de estas barreras? Encontró un terreno común; ambos tenían sed. Una necesidad física permitió construir un puente hacia un encuentro que transformaría la vida de aquella mujer.[3]
El Dr. Hendricks escribió que la comunicación debe tener tres componentes esenciales:
Conocimiento – algo que conozco. Este es el nivel más básico de la comunicación.
Sentimiento– algo que siento. Este es un nivel de comunicación más profundo.
Acción– algo que hago. Este nivel de comunicación transforma a nuestros estudiantes.
En una ocasión escuché al administrador de un seminario en África presentar su visión a un donante adinerado. ¡Le pidió a este hombre más dinero del que puedo imaginar! Para mi sorpresa, el donante dio generosamente. ¿Por qué? El administrador del seminario se comunicó en los tres niveles:
Conocimiento– Él conocía la necesidad de un seminario para capacitar obreros en África.
Sentimiento – Él tenía pasión por capacitar a los líderes de las iglesias en África.
Acción– Él había pasado su vida en África y había hecho muchos sacrificios para capacitar a líderes de iglesias. El administrador comunicó lo que estaba haciendo en África.
Para enseñar de manera eficaz, debemos tener pasión por lo que enseñamos. Imagine esta conversación en muchas clases de Escuela Dominical:
«Maestro: “Hoy vamos a estudiar la alimentación de los 5,000 en Juan 6.”
Estudiante: “Tengo una pregunta. La Biblia dice que sólo contaron a los hombres ¿Por qué?”
Maestro: “No lo sé. No tiene importancia. Vamos a apegarnos a la lección.”»
De repente, una emocionante historia de la Biblia se torna aburrida. A los niños les encantaría saber cómo Jesús alimentó a 20,000 personas con sólo unos cuantos panes y peces. ¿Cómo podemos hacer eso aburrido? Este maestro no está comunicando conocimiento; no ha estudiado el contexto para comprender por qué los autores judíos sólo contaban a los hombres. Este maestro no siente pasión por esta emocionante historia. Es poco probable que la vida de este maestro haya sido transformada por esta lección de un modo que le permita transformar las vidas de los estudiantes.
Ponga en práctica la lección…
► Al preparar una lección, piense en la distancia entre su mundo y el mundo de sus estudiantes. Tome el tiempo para construir un puente hacia sus estudiantes. Encuentre una forma de relacionar la lección con los intereses de sus estudiantes.
La Ley del Corazón
La Ley del Corazón: La enseñanza que impacta no es de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón.
Cuando Jesús terminó el Sermón del Monte, “la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.”[4] La enseñanza de Jesús venía de su corazón y tocaba el corazón de sus oyentes.
En numerosas ocasiones, los Evangelios ilustran la compasión de Jesús. Las personas eran tocadas por su compasión. Su corazón alcanzaba los corazones. Howard Hendricks explica los elementos de la enseñanza eficaz.
El carácter del maestro inspira confianza en el estudiante.
Si el estudiante confía en el carácter del maestro, tiene confianza en lo que le está enseñando. Como pastores y maestros, jamás debemos destruir esa confianza. Lo más difícil de reconstruir es la confianza. Los líderes cristianos sabios huyen de todo aquello que pueda llevarlos al fracaso ético y moral. Su carácter debe inspirar confianza en sus estudiantes.
La compasión del maestro produce motivación en el estudiante.
Cuando un estudiante siente la compasión de su maestro, se siente motivado a aprender. Los discípulos seguían a Jesús porque sabían que él los amaba. Si usted no ama a sus estudiantes, ellos tendrán poca motivación para aprender de usted.
Dirigiéndose en particular a los maestros de niños pequeños, el Dr. Hendricks dijo: “Juanita llega luciendo sus zapatos nuevos. Si usted no los nota enseguida, ¿sabe cuándo va a oír hablar de ellos? En medio de la historia bíblica.” Cuando usted demuestra interés en sus estudiantes (porque los ama), ellos estarán listos para aprender lo que usted les enseña.
El contenido del maestro brinda entendimiento al estudiante.
Sólo cuando el estudiante tiene motivación para aprender está preparado para que el maestro enseñe el contenido. Cuando usted ha ganado su confianza, puede hablar a sus estudiantes de corazón a corazón.
Ponga en práctica la lección…
► ¿Ama usted a sus estudiantes? Igualmente, importante, ¿saben ellos que usted los ama? ¿Cómo puede comunicar mejor su corazón a los estudiantes que Dios le envía?
La Ley del Estímulo
La Ley del Estímulo: La enseñanza tiende a ser más eficaz cuando el estudiante está debidamente motivado.
Cuando escuchan la palabra “motivación,” muchos maestros piensan en dulces, certificados, calificaciones y otras formas de inspirar a los estudiantes. Estos son motivadores externos o “extrínsecos.” Vienen de fuera del estudiante. Los motivadores extrínsecos incluyen premios (“memorice 100 versículos y le daremos un trofeo”) y culpa (“si usted no memoriza versículos bíblicos, no es un buen cristiano”). Muchos maestros dependen casi enteramente de motivadores extrínsecos.
Los motivadores extrínsecos pueden funcionar por un tiempo, pero su impacto es temporal. Si un estudiante memoriza versículos solamente para obtener un certificado, algún día ese motivador dejará de tener efecto. El certificado ya no será lo bastante importante para inspirar el esfuerzo. Si un estudiante memoriza versículos para no sentir culpa, la culpa eventualmente perderá su poder. El estudiante llegará a la conclusión de que “puedo ser cristiano sin tener que hacer todo este trabajo extra de memorizar.”
Los motivadores internos o “intrínsecos” son mucho más profundos. Vienen de adentro del estudiante. El Dr. Hendricks menciona algunos motivadores internos:
Pertenencia. “Esta es mi iglesia. Para ayudarla a crecer, voy a invitar personas a que la visiten y la conozcan.”
Necesidad. “Necesito la Palabra de Dios para vencer la tentación, así que voy a memorizar versículos de la Biblia.”
Aprobación. “Amo a mi maestro y quiero agradarlo, así que voy a estudiar la lección.”
Estas motivaciones duran más que los dulces o las calificaciones. Al usar estas herramientas motivacionales, inspiramos a nuestros estudiantes a un aprendizaje de largo plazo.
Ponga en práctica la lección…
► Haga una lista de los motivadores que usted usa con sus estudiantes. ¿Cuáles son extrínsecos y cuáles intrínsecos?
La ley de la Preparación
La ley de la Preparación: El proceso de enseñanza-aprendizaje será más eficaz si tanto los estudiantes como el maestro están adecuadamente preparados.
¿Suena esto como una lección de Escuela Dominical normal en su iglesia?
«Maestra: “Hoy vamos a estudiar Efesios 5. Por favor abran sus Biblias.”
Los estudiantes piensan: “¿Por qué tenemos que estudiar Efesios 5?”»
La maestra pasa una hora enseñando sobre Efesios 5. Es una buena maestra. Al final de la lección, los estudiantes han sido inspirados por el mensaje de Pablo. La lección termina y los estudiantes regresan a sus casas. Una semana después, escuchamos lo siguiente:
«Maestra: “Hoy vamos a estudiar Efesios 6. Por favor abran sus Biblias.”
Los estudiantes piensan: “¿Por qué tenemos que estudiar Efesios 6?”»
¿No sería mucho mejor que los alumnos estudiaran Efesios 6 antes de la clase? ¿No se aprovecharía más la lección si los estudiantes vinieran a la clase con una lista de preguntas? ¡Por supuesto que sí! ¿Cómo podemos lograr esto? El Profesor Hendricks recomienda asignar tareas que preparen a los estudiantes para la lección. Por ejemplo:
Asigne tareas que lleven al estudiante a pensar en la lección que se va a estudiar la semana siguiente. “Antes del próximo domingo, lean Hechos 19 para aprender cómo Pablo empezó la iglesia en Éfeso.”
Asigne tareas que provean un contexto para la lección. “Antes del próximo domingo, lean en un diccionario bíblico acerca del templo de Artemisa en Éfeso. Esto ayudará a explicar el énfasis de Pablo en la guerra espiritual en Efesios 6:10-20.”
Asigne tareas que desarrollen la capacidad de los alumnos para estudiar independientemente. “Lean Efesios 6 una vez cada día de esta semana. Mientras leen, escriban una pregunta que tengan acerca de este capítulo. El próximo domingo vamos a comentar sus preguntas.”
Ponga en práctica la lección…
► En la próxima clase que enseñe, asigne a los estudiantes una tarea que los prepare para la siguiente lección. Asegúrese de que la tarea los prepare para comprender mejor la lección que van a estudiar.
[1] Este material fue adaptado de Howard Hendricks, Enseñando para Cambiar Vidas (Editorial Unilit, 2000).
[5]“La prueba definitiva de la enseñanza no es lo que usted hace o lo bien que lo hace, sino qué y cómo lo hace el estudiante.”
- Dr. Howard Hendricks
[6]Lo que escucho… lo olvido. Lo que veo… lo recuerdo. Lo que hago… lo aprendo.
- Proverbio chino
Conclusión: La Importancia del Carácter del Maestro
Jesús sabía que “todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.”[1] Sus discípulos demostraron este principio. Por haber sido capacitado por el modelo de amor perfecto, Juan el “Hijo del Trueno” se convirtió en Juan el “Apóstol del Amor.” Por haber sido capacitado por el modelo de fe, “Tomás el Incrédulo” se convirtió en Tomás, el “Apóstol a India.” Después de haber sido capacitados por Jesús, los discípulos llegaron a ser como su maestro.
El primer paso que un maestro debe dar es ser lo que quiere que sus alumnos lleguen a ser. Jesús no habría podido transformar al inestable Pedro en “la Roca” si él mismo no hubiera sido un modelo de estabilidad. Debemos ser lo que queremos que nuestros estudiantes lleguen a ser.
Pablo entendió bien este principio. Él les dijo a los corintios, “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.”[2] ¡Qué afirmación tan audaz! Pablo implica, “Si quieren vivir una vida correcta, imítenme.” Puesto que Pablo estaba siguiendo a Cristo, era seguro para los corintios seguir a Pablo.
Si mis estudiantes van a llegar a ser como yo, debo meditar en esto: “¿Estoy demostrando rasgos de carácter que me avergonzaría que mis estudiantes copiaran?” Si les respondo con enojo e impaciencia, no debería sorprenderme el que mis estudiantes, cuando hayan sido “perfeccionados,” actúen con enojo e impaciencia hacia los demás.
El carácter es esencial para el maestro. Usted no puede inculcar en sus estudiantes cualidades que usted no modela en su vida. Es mucho más importante que un maestro demuestre un carácter devoto a que exhiba una gran educación. Debemos ser lo que queremos que nuestros estudiantes lleguen a ser.
Ponga en práctica la lección…
► Al concluir esta lección sobre el tema “Enseñando como Jesús”, pídale a Dios que le muestre si usted tiene rasgos de carácter que no desea que sus estudiantes copien. Pídale a Dios que le dé la gracia para hacer los cambios necesarios, de modo que cuando sus estudiantes hayan sido “perfeccionados,” usted vea el carácter de Dios reflejado en sus vidas.
Las asignaciones para esta lección se efectuaron durante el transcurso de la misma. Si usted realizó cada una de las actividades descritas en la sección “Ponga en práctica la lección,” no debe realizar ninguna asignación adicional para la Lección 4.
SGC exists to equip rising Christian leaders around the world by providing free, high-quality theological resources. We gladly grant permission for you to print and distribute our courses under these simple guidelines:
No Changes – Course content must not be altered in any way.
No Profit Sales – Printed copies may not be sold for profit.
Free Use for Ministry – Churches, schools, and other training ministries may freely print and distribute copies—even if they charge tuition.
No Unauthorized Translations – Please contact us before translating any course into another language.
All materials remain the copyrighted property of Shepherds Global Classroom. We simply ask that you honor the integrity of the content and mission.