Lesson 7: El pecador convicto

Muchos de los mandamientos del Antiguo Testamento parecen no poder aplicarse a la gente de hoy. He aquí algunos ejemplos:

• No permitas que viva una bruja (Éxodo 22:18).

• Perdona todas las deudas el séptimo año (Deuteronomio 15:1-2).

• Celebra la Pascua durante siete días en Jerusalén (Deuteronomio 16:1-6).

Algunos estudiosos dividen las leyes del Antiguo Testamento en tres categorías: leyes ceremoniales, leyes civiles y leyes morales.

Las leyes ceremoniales se referían a los sacrificios, el diseño del lugar de culto y las prácticas de adoración. Los cristianos de hoy no siguen las leyes ceremoniales porque ese sistema quedó obsoleto por la obra de Cristo (Colosenses 2:17, Hebreos 10:1).

Las leyes civiles eran para Israel como nación. Proveían regulaciones para los negocios, protegían los derechos humanos, daban políticas para el cumplimiento de la ley y protegían la identidad religiosa de Israel. No es posible para los cristianos de hoy seguir las leyes civiles porque esas leyes no son las leyes de su nación. Por ejemplo, en los tiempos del Antiguo Testamento, cuando alguien debía ser asesinado por adoración de ídolos, eso no se hacía por decisión individual de alguien. Un juez oía el caso, y luego el juicio era apoyado por el pueblo (Deuteronomio 17:6-12).

► ¿Por qué no es posible para un cristiano guardar las leyes civiles del antiguo Israel en la forma original?

Las leyes morales identificaban ciertas acciones como correctas o incorrectas para siempre. Por ejemplo, los Diez Mandamientos prohíben la idolatría, la blasfemia, el adulterio y el robo (Éxodo 20:5, 7, 14, 15).

Los cristianos no hacen las acciones originales y específicas ordenadas por las leyes ceremoniales y las leyes civiles. Sin embargo, esas leyes siguen siendo importantes porque revelan la naturaleza de Dios, que no cambia. Aunque no matamos a los idólatras y adúlteros, esas leyes nos muestran que esos pecados son abominaciones para Dios. Aunque no dejamos grano en el campo para los pobres, sabemos que debemos preocuparnos por los pobres de forma práctica. Aunque no llevamos animales al lugar de culto antes de matarlos, sabemos que todo pertenece a Dios, y debemos dar ofrendas de lo que tenemos. Así que, aunque no hagamos las acciones originales, debemos encontrar nuevas acciones que cumplan los principios.

Otra razón por la que las leyes civiles y ceremoniales son importantes, es que proporcionan principios de moralidad para ser aplicados de maneras específicas. Rechazar esos principios sería lo mismo que rechazar las leyes morales. Por ejemplo, no necesitamos una barandilla alrededor del tejado de nuestra casa si nuestra casa no está diseñada para que haya gente en el tejado (Deuteronomio 22:8). Pero esta antigua ley nos dice que debemos hacer que nuestras casas y terrenos sean seguros para las personas.

► ¿Cuál es un ejemplo de una práctica moderna que deberíamos hacer para cumplir el principio de Deuteronomio 22:8?

Entonces, ¿qué es la ley de Dios de la que habla Pablo en el libro de Romanos? Es la voluntad de Dios para el hombre, expresada en sus mandamientos (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento). Aunque algunos mandamientos no deben cumplirse de la manera original, la voluntad de Dios para el hombre es esencialmente la misma. La violación de la ley de Dios es pecado (1 Juan 3:4).

En esta lección continuamos con la Parte 4 del libro de Romanos. En la última lección estudiamos Romanos 6, acerca de la victoria sobre el pecado.

En esta lección estudiaremos Romanos 7, sobre el pecador convicto. Romanos 6 y 8 describen la vida victoriosa del creyente. Romanos 7 hace un gran contraste, mostrando la vida del pecador que sabe que es culpable pero no puede cambiar.

Punto principal del capítulo 7

Una persona que conoce la ley de Dios, pero no ha sido transformada por la gracia, es incapaz de escapar del poder del pecado y de la condenación de la ley.

Resumen del capítulo 7

Este capítulo describe la condición de una persona que está bajo la ley. Estar bajo la ley significa estar ante Dios esperando ser juzgado en base a la obediencia a la ley. Puesto que todos han pecado, estar bajo la ley significa estar bajo condenación. La persona que está bajo la ley aún no ha recibido la justificación.

7:1-6 explica cómo el creyente está muerto a la ley. El resto del capítulo muestra por qué esto es necesario (véase el "mientras" en 7:5 y el "pero ahora" en 7:6). 7:7-13 muestra cómo la ley es buena pero empeora el pecado. 7:14-25 muestra la impotencia del pecador convicto y no regenerado.

► Un alumno debe leer Romanos 7 al grupo.

Notas Versículo por versículo

(7:1-3) Estos tres versículos son una ilustración que prepara el argumento expuesto en los tres versículos siguientes. El matrimonio ilustra la esclavitud original a la ley. A una mujer no se le permitía abandonar a su marido y casarse con otro, pero si el marido moría, ella quedaba libre de su autoridad . Esta obligación a la ley no se aplica sólo a los judíos bajo la ley de Moisés, sino a toda persona, porque todos seríamos juzgados por la ley de Dios si no fuéramos salvos por la gracia.

El punto principal de la ilustración de Pablo sobre el matrimonio es que la muerte cambia la relación. Morimos a nuestra vieja vida cuando nos unimos a Cristo. La Ley no es anulada o abolida. Sin embargo, los reclamos de la Ley sobre nosotros como transgresores de la ley son ahora pagados en su totalidad por la expiación sustitutiva de Jesús. Ahora estamos "casados" con Cristo. Esto no nos hace sin ley. No tenemos el derecho de romper la ley ahora que somos cristianos. Por el contrario, tenemos el poder, a través del Espíritu Santo, de vivir en el espíritu de la Ley.[1]

(7:4) La violación de la ley tiene pena de muerte. Cristo ha muerto en nuestro lugar. Nos identificamos con él, de modo que puede decirse que hemos muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo. Puesto que el requisito de la ley se ha cumplido, somos libres de su esclavitud. No tenemos que cumplir la ley por miedo al castigo. Estar muerto a la ley significa que no necesitamos cumplirla como medio de justificación, porque somos justificados por la gracia.

(7:5) El pecado es causado por la ley en el sentido de que la ley escribe el registro del pecado y en el sentido de que una vez que una persona conoce la ley y se rebela contra ella, se convierte en un pecador peor.

► Busca muchas de las referencias de esta sección, para que puedas entender los conceptos.

La Escritura se refiere a varias personas como estando "en la carne". Estar en la carne puede tener al menos dos significados diferentes, dependiendo del contexto.

Un significado básico es simplemente estar en forma humana, mortal. En este sentido, Jesús estaba en la carne (1 Timoteo 3:16, 1 Pedro 3:18). Incluso una persona que vive una vida santa puede decirse que está en la carne en este sentido (2 Corintios 10:3; Gálatas 2:20; Filipenses 1:22, 24). La carne se considera moralmente neutral cuando el término se usa de esta manera, como cuando Pablo dijo a los gálatas que no podían perfeccionar por la carne (esfuerzos humanos) lo que la gracia había comenzado.

Un segundo sentido en el que una persona puede estar en la carne es estar controlada por una naturaleza caída y pecaminosa. Esta condición es típica de la persona no regenerada (Efesios 2:3). Las obras naturales de la naturaleza caída se enumeran en Gálatas 5:19-21. En Romanos 8:1-13, estar en la carne se contrasta con ser salvo. La carne es muerte (8:6) y enemistad contra Dios (8:7). La persona en la carne no puede agradar a Dios (8:8) y morirá (8:13). La descripción de la carne aquí es la misma condición descrita en Romanos 7 (ver 7:5, 14, 18, 25). La persona en la carne en este sentido está haciendo obras de pecado por las cuales recibirá la pena de muerte espiritual y eterna (Romanos 7:5). Todavía no es salvo.

Una persona puede estar influenciada por la naturaleza caída incluso después de la conversión, aunque no controlada por ella. Los corintios fueron llamados carnales después de su regeneración (1 Corintios 3:1). Pablo dio a entender en 3:1 que la carnalidad es usual para los bebés en Cristo, pero no es una condición en la que un creyente deba permanecer. Criticó a los corintios por seguir siendo bebés.

Notas Versículo a Versículo - continuación

(7:6) Puesto que hemos muerto a la ley en Cristo, la ley está como muerta para nosotros. La libertad no significa que ya no sirvamos; pero ahora servimos con nuestro espíritu, en lugar de tratar de cumplir los requisitos sin cumplir su intención.

(7:7) Pablo dijo anteriormente que la ley multiplica el pecado (5:20). En este pasaje ha dicho que el pecado obraba por la ley para producir la muerte (7:5). Por lo tanto, es natural que surja la pregunta: "¿Es pecado la ley?". Él demuestra que la ley no es pecado mostrando que la ley es lo que condena el pecado.

(7:8) La ley de Dios muestra al pecador que sus acciones están condenadas. En cierto sentido, la ley empeora el pecado. Cuando el pecador se sabe culpable, su pecado continuado (desobediencia a la ley de Dios) se convierte en rebelión consciente.

(7:9) Antes de ver lo que exigía la ley, no sabía que estaba condenado a muerte. Pero el pecado sí lleva a la muerte, incluso para aquellos que pecan sin conocer los detalles de la ley de Dios (ver 2:12 y 5:14).

En Romanos 7:7-25 Pablo relata su experiencia como fariseo no salvo y explica cómo llegó finalmente a ver su necesidad de Cristo. En Romanos 7 nos dice que antes de que el Espíritu Santo le abriera los ojos a la codicia que tenía en su corazón, pensaba que guardaba perfectamente la ley. Vea su testimonio en Filipenses 3:6 cuando dice, "en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible". Como dijo en Filipenses 3:9, como fariseo pensaba que tenía una justicia que se derivaba de la ley. Después de que el Espíritu Santo le abrió los ojos a la codicia de su corazón, dijo que sentía que había muerto espiritualmente (Romanos 7:9). Esto es obviamente una declaración comparativa: una vez pensó que estaba espiritualmente vivo por guardar la ley; cuando vio que era culpable de codicia y no guardaba la ley, se dio cuenta de que en realidad estaba muerto. Pablo continúa relatando su propia historia en Romanos 7:14-25. Intentó dejar de ser codicioso, pero no pudo. Todo su testimonio es de derrota total y esclavitud al pecado. Él nos dice en Romanos 7:25 que la liberación viene sólo a través de Jesucristo.[1]

(7:10) La ley tenía por objeto mostrar el camino de la vida. La ley nunca fue un medio de salvación, sino que debía ser la dirección para vivir para aquellos que conocían a Dios. Pero debido a que el hombre caído y natural no puede seguirla, se convierte en un medio de muerte en lugar de una dirección para la vida.

(7:11) El pecado engaña aparentando ser beneficioso, placentero e inofensivo. Cuando una persona cede a la tentación de pecar, es condenada, aunque logre limitar los resultados de su pecado; porque el juicio de Dios es según la ley, no según los resultados del pecado.[2]

(7:12) La ley revela la naturaleza de Dios: la ley es santa, justa y buena, tal como Él es.

(7:13) La ley no es mala, pero los malos resultados llegaron cuando el pecado reaccionó contra la ley. El pecado utilizó la ley para someter a cada persona a la pena de muerte. Mediante la ley se demuestra que el pecado es verdaderamente malo.

Mucha gente piensa que Romanos 7:14-25 describe a un creyente normal, pero considere la descripción.

Está vendido al pecado, como un esclavo, lo que significa que no está redimido (7:14). Sabe lo que es correcto, pero no puede hacerlo (7:18). Es un prisionero no liberado (7:23). Es desdichado y clama por liberación (7:24).

En 7:5-24, comenzando con la frase "mientras estábamos en la carne" (7:5) y terminando con la pregunta "¿Quién me libertará?" (7:24), no hay ninguna referencia a Cristo, el Espíritu Santo, la gracia, la vida o la victoria; pero hay 52 referencias a la primera persona (yo, mi, me), 16 referencias a la ley y 15 al pecado.

Esta no puede ser una persona que tiene la liberación descrita en Romanos 6. Ese capítulo dice repetidamente que el creyente ya no es esclavo del pecado. La persona que Pablo describe en Romanos 7 está bajo la ley, como se introduce al principio de este capítulo (7:1, 5-6). 7:14 es la conexión que muestra que el resto del capítulo está describiendo la misma condición que se describe en 7:1, 5-6.

Romanos 8:1 dice que la persona que no es condenada es la persona que está en Cristo Jesús. 8:4-5 dice que esta persona no sigue la carne. La persona que sigue la carne (como en 7:25 y 7:5) esta condenada. Una persona condenada no es un verdadero creyente. La persona en Romanos 7 esta indefensa y controlada por la carne.

8:3 dice que la condición de debilidad bajo la ley ha terminado; por lo tanto, la condición de impotencia descrita en Romanos 7 no debe ser el estado de un creyente.

8:6-7 dice que ser de mente carnal es muerte, y que la mente carnal es enemiga de Dios. Pero 7:14 comienza describiendo a la persona carnal. La persona carnal, como se entiende en este contexto, no es un genuino seguidor de Jesús.[1]

Entonces, ¿por qué Pablo se pone a sí mismo en esta descripción? A partir de 7:7, describe a un pecador que cae bajo la convicción de la ley. El resto del capítulo describe su experiencia pasada, su lucha genuina por agradar a Dios siguiendo la ley. No le dio la vida eterna y no le dio ningún tipo de satisfacción. En Romanos 8 comienza a describir la vida de victoria. Es imposible que la persona descrita en 8:1-4 pueda estar todavía en la condición de Romanos 7.

Por lo tanto, es evidente que Romanos 7 describe a un hombre no regenerado que sabe que está condenado por la ley de Dios pero es incapaz de vivir en obediencia a ella.

► Resume con tus propias palabras lo explicado en esta sección. No es necesario debatir a fondo la cuestión en este momento porque en esta lección se darán más pruebas.

Notas Versículo a Versículo - continuación

(7:15) La mayoría de la gente desearía estar mejor. Ese deseo no significa que sean cristianos. El deseo sin la realidad muestra que todavía no han sido liberados del poder del pecado.

(7:16) Su deseo de hacerlo mejor demuestra que saben que la ley es buena, aunque no la obedezcan.

(7:17-23) Se habla del pecado como si fuera algo que anula la voluntad del hombre. El hombre caído no tiene por naturaleza el libre albedrío que Dios creó originalmente en el hombre. La voluntad del hombre está tan debilitada que un pecador no puede elegir a Dios a menos que Dios, por su gracia, restaure su voluntad.

La gracia preveniente es la acción de Dios de llegar a aquellos que aún no han respondido a Él. La gracia que se extiende a cada persona incluye la restauración del libre albedrío y el deseo de Dios, de modo que cada persona puede elegir realmente si quiere salvarse o no.

Dios comienza la obra de la salvación para cada persona (Juan 6:44; Efesios 2:4-5, 12-13, 17; Tito 2:11, Tito 3:3-5), pero una persona no se salva a menos que responda a Dios.

(7:24) Este es un grito de desesperación y frustración que viene después de que una persona ve su total incapacidad para salvarse a sí misma. No es el grito de una persona salva.

(7:25) Aquí se intercala una declaración de alabanza como luz en la oscuridad de la vida del pecador desesperado.

Luego viene una frase que resume el pasaje. El inconverso acepta mentalmente que la ley es correcta, y pretende ser mejor de lo que es; pero sus deseos pecaminosos lo mantienen en el pecado. La persona es condenada por servir al pecado con su mente y su cuerpo (7:5, 8:3).

En este pasaje Pablo habla del poder de la depravación heredada (la ley del pecado) en la vida del incrédulo. Pablo, cuando era un pecador convicto, tenía conflictos en su interior.[1]

La ley del pecado en los miembros de Pablo produce los siguientes resultados:

• Hace lo que odia (7:15).

• Hace lo que no quiere hacer (7:16).

• Hay deseo de hacer lo correcto, pero no hay poder para hacerlo (7:18).

• La ley del pecado se resiste a la ley de su mente (7:23).

• Está cautivo de la ley del pecado (7:23).

• Es una persona dividida: su mente sirve a Dios, pero su carne sirve a la ley del pecado (7:25).

Una persona no puede servir a dos amos. Un hombre no puede ser libre del pecado y esclavo del pecado. Un hombre no puede ser esclavo de Dios y esclavo del pecado. El lenguaje de Romanos 7:14-25 es directamente opuesto a las declaraciones de Romanos 6 sobre la liberación del creyente de la esclavitud al pecado. Por lo tanto, 7:14-25 es una continuación de la descripción de la relación de un incrédulo con el pecado y la ley, iniciada en 7:1-13. El lenguaje de Romanos 7:14-25 es directamente opuesto a las declaraciones de Romanos 6 sobre la liberación del creyente de la esclavitud al pecado.

Romanos 6 explica la relación del creyente con el pecado como resultado de su crucifixión y resurrección con Cristo. Romanos 7 sirve como una descripción de:

• La relación del pecador con la ley.

• La interacción del pecado en la persona y la ley.

• La lucha de un pecador convicto a las exigencias de la ley de Dios, pero incapaz de hacer por sí mismo lo que la ley exige debido a su esclavitud al pecado que mora en él.

Las interpretaciones de Romanos 7:14-25 varían

Opinión 1: Algunos eruditos escriben que Pablo está describiendo la vida cristiana normal. Señalan que los tiempos son presentes, no pasados; e insisten en que, en opinión de Pablo, la vida cristiana tiene cuestiones sin resolver.

Opinión 2: Muchos otros eruditos creen que Pablo está describiendo la condición de un hombre antes de la conversión porque frases como "vendido al pecado" y "miserable de mí" no están en armonía con la descripción de un creyente en Romanos 6 y Romanos 8. Según Romanos 6, el creyente está muerto al pecado, liberado del pecado y debe reclamar por fe y plena entrega a Dios la libertad disponible en Cristo para la victoria sobre el pecado. Según Romanos 6, el creyente está muerto al pecado, liberado del pecado, y debe reclamar por fe y una entrega total a Dios la libertad disponible en Cristo para la victoria sobre el pecado. Según Romanos 8, la persona que anda en la carne no puede agradar a Dios y no tiene el Espíritu de Cristo morando en ella.

En opinión de los autores de este plan de estudios, el segundo punto de vista se ajusta al argumento de Pablo en Romanos y es el más coherente con su enseñanza general.

Preguntas frecuentes sobre la persona de Romanos 7:14-25

He aquí algunas preguntas que surgen con frecuencia de personas que piensan que Pablo está describiendo su propia vida cristiana en Romanos 7:14-25.

Pregunta 1: ¿Qué hay de las declaraciones de Pablo de que se deleitaba en la ley de Dios en su interior (Romanos 7:22)? ¿Podría un fariseo incrédulo deleitarse en la ley de Dios?

Respuesta: Cualquier fariseo hubiera dicho que se deleitaba en la ley de Dios en su corazón. Dedicaban su vida al estudio de la Ley de Dios y diariamente pasaban horas estudiándola. Pablo se había dedicado a la Ley y deseaba sinceramente obedecerla. Pero cuando el Espíritu Santo le mostró a Pablo la naturaleza codiciosa de su corazón, despertándolo a su verdadera condición espiritual, Pablo descubrió que continuaba haciendo el mal a pesar del deseo de su mente, habilitado por la gracia, de hacer lo correcto. La Ley le mostró a Pablo cómo vivir, pero la Ley no le dio la habilidad de hacerlo.

Pregunta 2: ¿Qué ocurre con los tiempos presentes en Romanos 7:14-25? Pablo escribe: " Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado." (Romanos 7:14).

Respuesta: El cambio del tiempo verbal de pasado en Romanos 7:7-13 a presente en Romanos 7:14-25 no afecta en modo alguno al carácter autobiográfico de su testimonio. Tampoco los tiempos presentes de 7:14-24 deben indicar necesariamente la experiencia presente de Pablo en el momento en que escribe Romanos como apóstol y misionero cristiano maduro. El tiempo presente "histórico" o "dramático" es un uso bien conocido del tiempo presente en griego cuando el escritor desea dejar claro a sus lectores un acontecimiento o experiencia pasados. Por lo tanto, el uso del tiempo presente para dejar claro lo que era cierto en el pasado de Pablo antes de convertirse no exige la interpretación de que Pablo sigue luchando con la esclavitud del pecado en el presente. Pablo ha indicado claramente en Romanos 6 y Romanos 8 que un cristiano no está vendido a la esclavitud del pecado (Romanos 7:14).

Pregunta 3: ¿Qué hay de paralelo entre este pasaje y la lucha que muchos cristianos encuentran en su vida?

Respuesta: La lucha de un creyente es muy diferente de la lucha del hombre desdichado. El desdichado de Romanos 7:14-25 no puede dejar de pecar. Es esclavo del pecado. Este no es el caso de un verdadero creyente. Un cristiano puede tener luchas y fracasos periódicos, pero su vida no es de esclavitud a la ley del pecado y de la muerte. El cristiano está unido a Cristo y es libre del poder del pecado que mora en él (Romanos 6:1-10).

Conclusión: El hombre miserable de Romanos 7:14-25 parece ser un fariseo sincero que lucha por agradar a Dios. Una persona no puede ser libre del pecado mientras siga siendo esclavo del pecado. Una persona no puede ser esclavo de Dios y esclavo del pecado, porque como dijo Jesús, "Nadie puede servir a dos señores" (Mateo 6:24, Lucas 16:13). Romanos 7:14-25 es una continuación de la descripción de la relación de una persona no regenerada con el pecado y con la ley de Moisés que se inició en Romanos 7:7-13.

► Analice la cuestión de la identidad de la persona en Romanos 7, considerando detenidamente los detalles y las explicaciones que se ofrecen.

El apóstol nos dice en Romanos 7:7 que la ley expone el pecado. La ley es útil para la evangelización porque una persona ve su necesidad de salvación cuando se da cuenta de que está condenada por la ley de Dios. A través de la historia de la iglesia, los evangelistas más eficaces han usado la ley de Dios para hacer que los incrédulos deseen la salvación.

Las siguientes citas muestran lo que los evangelistas han dicho sobre el uso de la ley.

► Lee por turnos las citas y explícalas con ayuda de otros miembros del grupo.

De Charles Spurgeon[1]

Al suprimir la ley habéis suprimido el pecado, porque el pecado es la transgresión de la ley; y donde no hay ley, no hay transgresión. Cuando has eliminado el pecado, también puedes haber eliminado al Salvador y la salvación, porque no son en absoluto necesarios. Cuando has reducido el pecado al mínimo, ¿qué necesidad hay de esa grande y gloriosa salvación que Jesucristo ha venido a traer al mundo?

Nunca aceptarán la gracia hasta que tiemblen ante una ley justa y santa; por lo tanto, la ley sirve a un propósito sumamente necesario y bendito. [2]

De Charles Finney[3]

Uno no puede pedir o aceptar inteligentemente y de corazón un perdón hasta que vea y sienta el hecho y la justicia de su condenación.

La espiritualidad de la ley debe ser aplicada sin piedad a la conciencia hasta que la justicia propia del pecador sea aniquilada, y quede mudo y autocondenado ante un Dios santo.

Siempre la ley debe preparar el camino para el evangelio. Pasar por alto esto al instruir a las almas es casi seguro que resultará en falsas esperanzas, la introducción de un falso estándar de experiencia cristiana, y llenar la iglesia de conversos espurios.[4]

De Martín Lutero[5]

Pero Satanás... ha levantado una secta de tales que enseñan que los Diez Mandamientos deben ser quitados de la iglesia, y que los hombres no deben ser aterrorizados con la ley, sino suavemente exhortados por la predicación de la gracia de Cristo.[6]

De John Bunyan[7]

Mientras las personas ignoren la naturaleza de la ley y que están bajo ella -es decir, bajo la maldición y el poder condenatorio de ella, a causa de su pecado contra ella-, serán descuidadas y negligentes en cuanto a la búsqueda del verdadero conocimiento del evangelio.

El hombre que no conoce la ley no sabe de hecho y de verdad que es pecador, no sabe salvíficamente que hay un Salvador.[8]

De Jonathan Edwards[9]

La única manera de saber si estamos pecando es conociendo su ley moral.[10]

De John Wesley[12]

Matar al pecador es, pues, el primer uso de la ley; es decir, destruir la vida y la fuerza en las que confía, y convencerle de que no sólo está bajo sentencia de muerte, sino realmente muerto para Dios, sin vida espiritual, muerto en delitos y pecados (Efesios 2:1). El segundo uso es traerlo a la vida, a Cristo, para que pueda vivir.

Nunca penséis ni habléis a la ligera de este instrumento bendito de la gracia de Dios. Por el contrario, ámalo y valóralo por amor de Aquel de quien procede y de Aquel a quien conduce.[13]

► ¿Qué problema se produciría si los predicadores hablaran sólo del amor y el perdón de Dios a personas que no consideraran grave su pecado?

(1) Mencione dos razones por las que las leyes ceremoniales y civiles del Antiguo Testamento siguen siendo importantes.

(2) ¿Qué significa estar muerto a la ley?

(3) ¿Cuáles son los dos usos del término en la carne?

(4) ¿Cómo empeora la ley el pecado?

(5) ¿Por qué es útil la ley para la evangelización?

Escriba una página dando ejemplos de leyes del Antiguo Testamento aparte de las mencionadas en esta lección. Explique si son ceremoniales, civiles o morales; explique cómo el cristiano debe aplicarlas hoy.