Cómo la Trinidad responde a la pregunta “¿Quién es Dios?”
Cómo nuestra creencia en la Trinidad nos ayuda a orar y adorar de una manera más profunda.
Cómo se revela la Trinidad en el evangelio.
Pasajes clave de la Biblia para la doctrina de la Trinidad.
La importancia de las palabras específicas que usamos para hablar de la Trinidad y cuáles deben usarse.
Cómo la Trinidad explica los propósitos de Dios en la creación, la redención y la iglesia.
Una declaración de creencias cristianas sobre la Trinidad.
(2) El estudiante será capaz de reconocer enseñanzas falsas que representan a Dios como dividido en partes o que no distinguen entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Imagina que conoces a alguien por primera vez.[1] Cuando te pregunta: “¿Quién eres?”, ¿responderías: “Soy fuerte, sabio y bueno”? o “Soy un ser humano: tengo cuerpo y alma”? ¡Por supuesto que no! Estas respuestas nos dicen qué eres (un ser humano fuerte, bueno y sabio), pero no nos dicen quién eres. Cuando alguien nos pregunta quiénes somos, damos nuestro nombre personal, por ejemplo: “Soy Juan” o “Soy María”.
Ahora, considera la pregunta: “¿Quién es Dios?” Muchas personas dirían: “Dios es todopoderoso, perfectamente bueno y perfectamente sabio” o “Dios es un ser divino; es espíritu”. Todas estas afirmaciones son verdaderas y muy importantes. Sin embargo, estas respuestas nos dicen qué es Dios (un espíritu todopoderoso, bueno y sabio). La mejor manera de responder a la pregunta es decir: “Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Esto es quién es Dios, y comprenderlo nos permite relacionarnos mejor con Él. Hay algo trino en la identidad de Dios. La palabra latina trinitas (Trinidad) significa “tres”. La Trinidad es la respuesta a la pregunta “¿Quién es Dios?”.
Es bueno decir: “Creo en Dios” o orar: “Dios, ayúdame”. Pero incluso un judío o un musulmán pueden hablar y orar de esa manera. Solo un cristiano puede decir: “Creo en el Padre, y en el Hijo, y en el Espíritu Santo”. Solo un cristiano puede orar: “Padre, provéeme. Jesús, perdóname. Espíritu Santo, guíame”. Solo un cristiano sabe quién es realmente Dios. Por eso Gregorio el Teólogo escribió: “Cuando digo ‘Dios’, me refiero al ‘Padre, al Hijo y al Espíritu Santo’”.[2]
[1] El material de esta lección ha sido aportado por Jonathan Arnold, en colaboración con el Dr. Tom McCall y el Dr. David Fry, junto con el autor principal, Dr. Stephen Gibson.
[2]Oration 38. Gregorio el Teólogo, también conocido como Gregorio de Nacianzo, fue un gran pensador cristiano originario de lo que hoy es Turquía.
Oración de apertura
Si la Trinidad es la respuesta a la pregunta “¿Quién es Dios?”, entonces nuestro estudio de esta doctrina debería ayudarnos a conocer y glorificar a Dios. La doctrina de la Trinidad profundiza nuestra vida de oración porque nos permite adorar a Dios por quien Él es. A continuación, se muestra un ejemplo del tipo de oración que nos ayuda a crecer en una relación personal con la Trinidad.
► Lean la oración juntos como clase.[1] Si estás estudiando esta lección por la tarde o por la noche, puedes decir: “Buenas tardes, Padre Celestial” o “Buenas noches, Padre Celestial”.
Buenos días, Padre Celestial.
Buenos días, Señor Jesús.
Buenos días, Espíritu Santo.
Padre Celestial, te adoro como el Creador y sustentador del universo.
Señor Jesús, te adoro como el Salvador y Señor del mundo.
Espíritu Santo, te adoro como el santificador del pueblo de Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Padre Celestial, oro para que en este día pueda vivir en tu presencia y agradarte más y más.
Señor Jesús, oro para que en este día tome mi cruz y te siga.
Espíritu Santo, oro para que en este día tú me llenes de ti mismo y hagas que tu fruto madure en mi vida: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio.
Santísima, bendita y gloriosa Trinidad, tres personas en un solo Dios, ten misericordia de mí. Amén.
[1] Esta es una oración de John Stott, la cual él oraba cada mañana al despertar. Stott fue un teólogo de Inglaterra que vivió desde 1921 hasta 2011
Un solo y único Dios
En el Antiguo Testamento, Dios enseñó a su pueblo a confesar que solo hay un Dios. “Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es” (Deuteronomio 6:4). Esta creencia distinguió a Israel de otras naciones que creían en muchos dioses. Jesús y los apóstoles continuaron enseñando que hay un solo Dios (Marcos 12:29, 1 Timoteo 2:5). No hay tres dioses ni 10 dioses. Solo hay un espíritu invisible y todopoderoso al que llamamos “Dios”.
Al mismo tiempo, hay indicios en el Antiguo Testamento de que hay algo triple o plural en el único Dios. Cuando Dios crea a Adán y Eva, Él dice, “Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza…” (Génesis 1:26). ¿A quién le está hablando Dios? ¿Por qué dice “Nuestra imagen” (plural)? Cuando Isaías tiene su visión de Dios en el templo, escucha a los ángeles gritar “Santo, Santo, Santo…” (Isaías 6:3), y el Señor dice: “…quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8). En el Salmo 110:1, Yahvé habla a otro que es identificado como el Señor de David. ¿Cómo puede el SEÑOR hablar al Señor?
La mejor respuesta a estas preguntas se encuentra en el Nuevo Testamento. La Biblia es una gran historia única. Hay verdades que el autor eligió no revelar hasta el final de la historia, cuando estaríamos mejor preparados para recibirlas. Dios reveló la verdad más profunda acerca de quién es cuando Dios el Padre envió a su Hijo para que se encarnara y cuando después envió al Espíritu Santo en Pentecostés. El evangelio nos muestra que realmente hay algo triple en el único Dios. La Trinidad es la mayor revelación que Dios ha dado de sí mismo a la humanidad. Está en el centro de la fe cristiana.
La encarnación: El Hijo de Dios revelado
Dios reveló más acerca de sí mismo cuando, en la plenitud del tiempo, “…Dios envió a Su Hijo…” (Gálatas 4:4).[1] “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito…” (Juan 3:16). Si Dios envió a su Hijo, entonces el único Dios debe ser un Padre que tiene un Hijo. Si el Hijo fue enviado al mundo, entonces él fue el Hijo de Dios antes de ser enviado.
Jesús afirmó ser el Hijo de Dios de una manera única que lo hizo igual a Dios el Padre. Juan 5:18 dice, “Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matar a Jesús, porque no solo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios Su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. Cuando Jesús dijo, “…antes que Abraham naciera, Yo soy” (Juan 8:58), estaba afirmando ser Yahvé (Éxodo 3:14). En 1 Corintios 8:6, Pablo afirma Deuteronomio 6:4 (“…el Señor uno es”), pero incluye al Señor Jesucristo dentro de la identidad del único Dios Creador.
En Juan 14:28, Jesús dice, “…el Padre es mayor que Yo”. Este versículo no puede significar que el Hijo sea menos que plenamente Dios, ya que todo el evangelio de Juan afirma la plena igualdad del Hijo y el Padre.[1] Juan 14:28 debe leerse en contexto. Jesús les dijo a sus discípulos, “…Si me amaran, se regocijarían, porque voy al Padre, ya que el Padre es mayor que Yo”. Jesús se está contrastando a sí mismo como un ser humano en la tierra (con todo su sufrimiento) con su Padre en el cielo (con toda su gloria). Les está diciendo a sus discípulos que, si lo aman, desearán que Jesús sea glorificado en la presencia misma del Padre con la gloria que tuvo con el Padre antes de que el mundo existiera. (Véase Juan 17:5.) Recuerda: Jesús es verdaderamente Dios y verdaderamente humano al mismo tiempo. Como Dios (según su naturaleza divina), el Hijo es igual al Padre. Como humano (según su naturaleza humana), el Hijo encarnado es inferior y está sujeto al Padre. Agustín explica: "Debemos reconocer las dos naturalezas de Cristo: la divina, en la cual es igual al Padre, y la humana, con respecto a la cual el Padre es mayor".
[1] Juan 1:1, 18; Juan 5:18; Juan 8:58; Juan 10:30; Juan 14:9; Juan 17:5; Juan 20:28
La encarnación: El Hijo de Dios revelado (Continuación)
Como Hijo de Dios Padre, Jesús no es el Padre. Un hijo no es la misma persona que su padre. En Juan 1, Jesús es llamado “Dios” (1:1) y “el unigénito Dios” (1:18), sin embargo, se dice que está “con Dios [el Padre]” (1:1) y que es “[el] unigénito del Padre” (1:14El Hijo fue enviado por el Padre (Juan 5:23), oró al Padre (Mateo 26:39), y pidió al Padre que lo glorificara para que él pudiera glorificar al Padre (Juan 17:1). Si el Hijo fuera el Padre, entonces el Hijo se habría enviado a sí mismo, habría hablado consigo mismo, y se habría pedido a sí mismo que se glorificara a sí mismo para poder glorificarse a sí mismo. ¡Eso no tendría ningún sentido!
Hay una distinción real entre el Padre y el Hijo, pero están perfectamente unidos como un solo Dios. En Juan 14:11, Jesús dijo, “Créanme que Yo estoy en el Padre y el Padre en Mí…” El Padre y el Hijo habitan completamente el uno en el otro porque son un solo espíritu eterno e invisible. No son dos espíritus separados ni dos dioses separados.
La doctrina de la Trinidad es el resultado de una seria reflexión sobre estas enseñanzas de Jesús, así como sobre su enseñanza acerca del Espíritu Santo.
Pentecostés: El Espíritu Santo Revelado
Jesús hablaba constantemente de su Padre, pero también hablaba de otro: el Espíritu Santo. Jesús prometió pedir al Padre que enviara al Espíritu (Juan 14:16–17). También prometió enviar al Espíritu que procede del Padre (Juan 15:26). Jesús aseguró a los discípulos que el Padre enviaría al Espíritu en su nombre (Juan 14:26). Después de su resurrección y ascensión, Jesús recibió del Padre la promesa del Espíritu Santo, y derramó el Espíritu sobre sus discípulos en Pentecostés (Hechos 2:33).
Como Espíritu de Dios, el Espíritu Santo es igual al Padre y al Hijo. Cuando un hombre mintió, Pedro le preguntó, “Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo …? No has mentido a los hombres sino a Dios” (Hechos 5:3–4). El Espíritu Santo es Dios. Él es eterno (Hebreos 9:14) y omnisciente (1 Corintios 2:10–11).
Al mismo tiempo, el Espíritu Santo no es el Padre ni el Hijo. El Espíritu Santo es otra persona, así como el Hijo es otra (no el Padre). El Espíritu es enviado por el Padre y el Hijo, habla solo lo que oye del Padre y del Hijo (Juan 16:13), y viene a glorificar al Hijo (Juan 16:14). Si el Espíritu fuera el Padre y el Hijo, entonces el Espíritu se habría enviado a sí mismo, hablaría lo que oye de sí mismo y buscaría glorificarse a sí mismo. ¡Eso no tendría ningún sentido!
Pasajes Clave de las Escrituras
Mateo 3:13–17 es significativo para la doctrina de la Trinidad porque muestra la interacción del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús es bautizado, el Padre habla desde el cielo (“Este es Mi Hijo amado en quien me he complacido”), y el Espíritu Santo revela su presencia invisible al aparecer como una paloma y posarse sobre Jesús. No tendría sentido decir que el Padre es el Hijo o que el Espíritu Santo es el Hijo. Si ese fuera el caso, entonces el Hijo estaría lanzando su voz hacia el cielo para decir cuánto se complace en sí mismo, ¡mientras desciende sobre sí mismo para posarse sobre sí mismo! Hay tres en el bautismo de Jesús.
La fórmula bautismal en Mateo 28:19 es central para la enseñanza cristiana sobre la Trinidad: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. En el Antiguo Testamento, Dios puso su nombre (Yahveh) sobre su pueblo, y los llamó a llevar su nombre a las naciones (Números 6:27, Deuteronomio 28:10). En el Nuevo Testamento, Dios pone el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sobre su pueblo, y los envía al mundo en misión. Esto indica que el Padre, el Hijo y el Espíritu son cada uno Dios, pero cada uno de ellos es distinto de los otros. La doctrina de la Trinidad ayuda a los discípulos a entender qué significa ser bautizados en el nombre de la Trinidad. De hecho, toda la teología cristiana se desarrolla a partir de este punto central.
► El diagrama en esta página se llama “El Escudo de la Trinidad”. Resume algunas de las verdades importantes que hemos aprendido hasta ahora. Dibuja una copia de este diagrama; esto te ayudará a recordarlo.
Las Palabras Importan: Términos Clave en la Historia de la Iglesia
El Evangelio revela que hay algo trino en el Dios único. Sin embargo, Dios no es tres y uno en el mismo sentido. No hay tres dioses y un dios. ¡Eso sería una contradicción (y un rechazo de la enseñanza bíblica clara)! Necesitamos palabras para explicar en qué sentido Dios es tres, y en qué sentido “…el Señor uno es” (Deuteronomio 6:4).
La mayoría en la iglesia primitiva hablaba griego o latín, y pasaron siglos discutiendo qué palabras usar. No debería sorprendernos que a veces sea difícil encontrar el lenguaje adecuado para hablar de Dios. El lenguaje humano no puede describir perfectamente a Dios. Sin embargo, nada es más importante que lo que creemos acerca de Dios, por lo que debemos elegir nuestras palabras con mucho cuidado para no confundir ni engañar a otros.
Las palabras ousia (griego) y substantia (latín) fueron reconocidas como las mejores palabras para señalar lo que es uno acerca de Dios—lo que es común al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. El Señor es una sola ousia o substantia. Estas palabras señalan qué es algo (recuerda la ilustración del comienzo de esta lección). Dios es un solo espíritu invisible, eterno, perfecto en poder, sabiduría y bondad. En español, la palabra sustancia (de la palabra latina substantia) se usa para lo que es uno acerca de Dios. También se usan las palabras naturaleza, ser o esencia. Solo hay una sustancia o ser divino.
Las palabras hypostasis (griego) y persona (latín) se usaron para señalar lo que es tres en Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres hypostases o personae reales y distintas. Estas palabras señalan quién es alguien. De nuevo: La Trinidad es la respuesta a la pregunta “¿Quién es Dios?”. En español, la palabra personas (de la palabra latina personae) se usa para lo que es tres en Dios. No usamos las palabras gente o individuos, ya que eso implica seres o sustancias separadas.
Incluso estos términos tienen sus debilidades y limitaciones, y deben ser cuidadosamente explicados para evitar malentendidos. En cada idioma, los teólogos deben pensar con cuidado qué palabras usar. A veces, un idioma no tiene buenas palabras para emplear. Pero encontrar palabras ampliamente reconocidas y entendidas es de gran ayuda. Por ejemplo, estas palabras nos ayudan a explicar claramente lo que Juan 10:30 sí y no significa. Cuando Jesús dijo, “Yo y el Padre somos uno,” quiso decir: “Yo y el Padre somos un solo ser o sustancia”; no quiso decir: “Yo y el Padre somos la misma persona”. Cuando Juan escribió, “…el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1), quiso decir: “El Hijo estaba con la persona de Dios el Padre, y el Hijo era el mismo ser divino (o de la misma sustancia) que el Padre”.
Por Qué Nos Cuesta Entender
Aunque estas distinciones son útiles, la Trinidad sigue siendo difícil de entender para nosotros. En parte, esto se debe a que nuestras mentes humanas finitas nunca pueden comprender completamente al Dios infinito. Pero también es porque no existen otros seres en toda la creación que sean tres personas de una sola sustancia. Generalmente aprendemos comparando cosas nuevas con lo que ya conocemos, pero no hay nada comparable: no hay otro ser mismo que sea tres personas.
Considera a un ser humano. En cada cuerpo y alma humana que existe, hay una sola persona—“Juan” o “María”. Si un mismo ser humano afirmara ser más de una persona, no tendría sentido, porque sabemos que los seres humanos no existen así. ¡Sin embargo, Dios no es humano! Dios es un tipo de ser completamente diferente a cualquier otro ser que podamos observar. Dios nos ha revelado que en el único ser divino, realmente hay tres personas. Simplemente recibimos y creemos por fe lo que Dios ha revelado. Nuestras mentes no pueden comprender completamente a Dios, pero nos regocijamos en lo que Dios ha revelado y esperamos conocer y disfrutar mejor a Dios cuando estemos en el cielo.
Errores a evitar: Enseñanzas Falsas sobre la Trinidad
Algunas personas intentan ajustar la Trinidad a su propio entendimiento, basándose en lo que pueden observar en la creación. Los creyentes trinitarios tienen cuidado de no: (1) dividir la única sustancia de Dios, (2) confundir las tres personas en Dios, o (3) tratar a alguna persona divina como inferior o desigual a otra en sustancia.
1. No dividas la sustancia. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres partes que conforman un todo. Dios no tiene partes. Dios no es como un huevo con tres partes (la cáscara, la yema y la clara). Dios no es como una flor con tres pétalos. Estas ilustraciones reflejan una herejía llamada partialism.
2. No confundas (ni dejes de distinguir) a las personas. Algunas personas afirman que el Hijo es solo el Padre usando una máscara diferente, o que el Espíritu es simplemente el Hijo manifestándose en otra forma. Sin embargo, como ya hemos visto, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se relacionan entre sí como personas distintas. El Padre no es el Hijo; el Hijo no es el Espíritu Santo. Dios no es como una sola molécula de agua que puede existir en tres modos (como sólido congelado, líquido o gas). Dios no es como un hombre que se pone tres sombreros o máscaras diferentes. Dios no es como un hombre que tiene tres roles (padre, esposo y empleado). Estas ilustraciones reflejan una herejía llamada modalism, que niega que el Hijo y el Espíritu sean personas distintas. El modalismo también se llama Sabellianism (nombrado así por un falso maestro del siglo III llamado Sabellius).
3.No trates a ninguna persona como inferior o desigual en sustancia. Otra enseñanza destructiva es que el Hijo es inferior al Padre. Algunas personas afirman que el Hijo fue el primer y más grande ser creado por el Padre. Pueden exaltar a Jesús y llamarlo “divino”, pero no enseñan que es igual al Padre ni que ha existido desde siempre. Esta herejía se llama Arianism (nombrada así por un falso maestro del siglo IV llamado Arius). Los partidarios de esta herejía enseñan que el Hijo es simplemente de una naturaleza similar a la del Padre, y que es inferior. Sin embargo, la Biblia enseña que el Hijo es “de la misma naturaleza del Padre” (como se afirma en el Credo Niceno). El Hijo y el Espíritu son iguales al Padre en poder, gloria y eternidad. Son dignos de adoración y capaces de salvarnos por su poder todopoderoso.
► ¿Has escuchado otras ilustraciones para la Trinidad? ¿Por qué podrían ser engañosas o problemáticas?
La Razón de Cada Nombre
Para entender verdaderamente la doctrina de la Trinidad, necesitamos examinar más de cerca a las tres personas. ¿Por qué las primera y segunda personas se llaman “el Padre” y “el Hijo”? ¿Por qué la tercera persona se llama “el Espíritu Santo”? Los nombres no carecen de significado. Los nombres nos dicen algo verdadero y eterno acerca de Dios. Incluso antes de la creación del mundo, Dios ya era el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
“El Padre” y “el Hijo”
Aunque Dios es nuestro Padre celestial (Mateo 6:9), la primera persona de la Trinidad no se llama “el Padre” por esta razón. La primera persona se llama “el Padre” porque es el Padre eterno de un Hijo. Del mismo modo, la segunda persona se llama “el Hijo” porque es el Hijo eterno del Padre. Los nombres Padre e Hijo indican su relación eterna entre sí. El Padre y el Hijo tienen en sí mismos la vida eterna e increada que pertenece solo a Dios, pero esta vida le es otorgada al Hijo por el Padre (Juan 5:26).
Dado que el Padre y el Hijo son ambos eternos, el Padre no “dio” vida al Hijo en un momento del tiempo. El Padre no creó al Hijo. El Padre “engendra” eternamente al Hijo o lo trae a existencia de una manera que solo Dios conoce. Esta es una enseñanza central del Credo Niceno: “Creemos en un solo Señor Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, no creado”.
Este es un gran misterio. ¡Apenas podemos comprender el nacimiento humano! ¿Cuánto menos podemos entender lo que significa que Dios el Padre engendre eternamente al Hijo? Los padres de la iglesia a menudo señalaban Hebreos 1:3, que dice que el Hijo es “…el resplandor de Su [de Dios] gloria y la expresión exacta de Su naturaleza...”. Una luz siempre tiene su resplandor.[1] Mientras una vela esté encendida, irradia luz. Puesto que el Padre es una Luz eterna, siempre irradia a su Hijo. El Padre nunca comenzó a irradiar al Hijo. Nunca dejará de irradiar al Hijo. El Padre y el Hijo existen en una relación eterna que podría llamarse de “irradiar” y “ser irradiado”. Jesús es “Dios de Dios [el Padre], Luz de Luz [el Padre]” (Credo Niceno).
“El Espíritu”
El nombre Espíritu también señala algo que es eternamente verdadero acerca de la tercera persona de la Trinidad. La frase Espíritu de Dios no es como la frase espíritu de Moisés o alma de Abraham, en las que “espíritu” o “alma” se refiere a la parte espiritual o inmaterial de un ser humano. Dios es solo espíritu y no tiene partes. En cambio, la frase “Espíritu de Dios” indica que el Espíritu procede del Padre, así como el Hijo procede del Padre. La palabra bíblica para Espíritu también puede traducirse como “Aliento”. Así como una persona exhala su aliento, el Espíritu “procede” del Padre (Juan 15:26). Muchos cristianos creen que el Espíritu también procede eternamente del Hijo.[2]
Dado que el Espíritu es eterno, el Espíritu no es traído a existencia en un momento del tiempo. El Espíritu no es creado por el Padre. El Padre sopla eternamente al Espíritu. No sabemos exactamente qué significa que el Espíritu “proceda” eternamente del Padre, pero sí sabemos que no es lo mismo que ser “engendrado”. ¡De lo contrario, el Padre tendría un segundo Hijo!
[1] “¿Cuándo ha visto alguien la luz sin el resplandor de su brillo, para que se diga del Hijo: ‘Hubo un tiempo en que no existía’ o ‘Antes de su generación, no era’?”. (Atanasio, Discurso contra los arrianos 14.12).
[2] En el siglo VI, la iglesia occidental añadió la frase “y del Hijo” (filioque en latín) al Credo Niceno: “el Espíritu Santo… procede del Padre [y del Hijo]”. Algunos argumentos comunes a favor del filioque son que “el Espíritu de Dios” también es llamado “el Espíritu de Cristo” en Romanos 8:9, y que el envío (Juan 15:26) y el soplo (Juan 20:22) del Espíritu por parte del Hijo en el tiempo reflejan una relación eterna con el Espíritu, así como el envío del Hijo por parte del Padre refleja su relación eterna con el Hijo.
Resumen de puntos clave
Las verdades clave que deben ser conocidas por todos los creyentes están resumidas en el Credo de Atanasio:
1. El Padre no procede de nadie. No es creado ni engendrado. (Es inengendrado).
2. El Hijo procede solo del Padre. No es hecho ni creado. Es eternamente engendrado.
3. El Espíritu Santo procede del Padre [y del Hijo]. No es hecho, creado ni engendrado. Procede eternamente.
4. Por lo tanto, hay un solo Padre, no tres Padres. Hay un solo Hijo, no tres Hijos. Hay un solo Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
Poder para explicar
Esta enseñanza explica por qué normalmente hablamos del Padre, el Hijo y el Espíritu (en ese orden), en lugar de Espíritu, Hijo y Padre (o algún otro orden). Las tres personas son iguales en poder y autoridad porque son un solo Dios; sin embargo, el Padre es la fuente eterna del Hijo, y el Padre [y el Hijo] son la fuente eterna del Espíritu. Por lo tanto, es apropiado referirse a ellos en el orden de Padre, Hijo y Espíritu.
Esta enseñanza también explica por qué la Biblia dice “Hijo de Dios” y “Espíritu de Dios” en lugar de “Dios el Hijo” o “Dios el Espíritu Santo”. Dado que el Hijo y el Espíritu son ambos Dios, podemos referirnos a ellos de esta manera. Sin embargo, es apropiado referirse al Hijo y al Espíritu en relación con el Padre. La frase “Dios el Hijo” enfatiza que Jesús es Dios; la frase “Hijo de Dios” indica que Jesús es “Dios de Dios” (Credo Niceno).
Finalmente, esta enseñanza nos ayuda a entender mejor el evangelio. Cualquier persona de la Trinidad podría haberse hecho humana para salvarnos. Sin embargo, es apropiado que el Hijo, que es eternamente engendrado por el Padre, sea enviado por el Padre. Es apropiado que el Hijo, que es eternamente engendrado por el Padre sin madre, nazca de una madre en el tiempo sin padre. Es apropiado que el Espíritu, que procede eternamente del Padre [y del Hijo], sea enviado por el Padre y el Hijo para darnos vida. ¡El evangelio refleja algo eternamente verdadero acerca de Dios!
Compartiendo en el amor de la Trinidad
Cuando estudiamos la doctrina de la Trinidad, comenzamos a entender mejor quién es Dios, y esto nos ayuda a comprender por qué Dios hace lo que hace. Para concluir, considera tres puntos clave.
1. La Trinidad explica qué significa decir “Dios es amor”. Imagina que un hombre viviera solo en una cabaña en medio del desierto y nunca hablara con nadie. Entonces, después de 20 años, saliera de su cabaña y te dijera: “Yo soy amoroso”. ¿Le creerías? ¡Probablemente no! Una persona amorosa vive en relación con otros. No se aísla de todos. La Biblia dice, “…Dios es amor” (1 Juan 4:8). Si Dios fuera solo una persona, ¿a quién amaba Dios antes de crear el mundo? Pero si Dios es tres personas, entonces tiene sentido decir que Dios es amor. Jesús oró al Padre y dijo, “…me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24). Si pudieras regresar a la eternidad antes de Génesis 1:1, solo quedaría una cosa: el amor de Dios. El Padre amando al Hijo y al Espíritu; el Hijo amando al Padre y al Espíritu; y el Espíritu amando al Padre y al Hijo. ¡Qué hermosa imagen! En el mismo ser del único Dios hay una comunión de personas amorosas. ¡Dios es amor!
2. La Trinidad explica por qué Dios creó y redimió el mundo. Dios no creó el mundo porque estuviera solo. Dios no necesitaba a alguien a quien amar. Pero es la naturaleza del amor compartirse a sí mismo y traer nueva vida. Dios creó el mundo por puro amor y bondad. Creó a los seres humanos para compartir su amor. Adán y Eva caminaban con Dios al fresco del día en el jardín del Edén (Génesis 3:8). Los seres humanos fueron creados para conocer, amar y disfrutar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. ¡Fuimos creados para la Trinidad! Cuando los seres humanos eligieron desobedecer a Dios y cayeron en pecado, Dios no nos abandonó. El Padre envió al Hijo y al Espíritu para salvarnos, para que pudiéramos recuperar el propósito para el cual fuimos creados. ¡El propósito de la salvación es llevarnos de regreso a la Trinidad!
3. La Trinidad explica el propósito de la iglesia y el destino final de la iglesia. Dios creó a los seres humanos a su imagen y semejanza (Génesis 1:26), y dijo que no es bueno que el hombre esté solo (Génesis 2:18). Reflejamos el amor de la Trinidad cuando vivimos en relaciones amorosas unos con otros. Algunas personas se sienten orgullosas de estar solas. Dicen: “¡No necesito a nadie más!” Esto es un triste resultado de la Caída. Quizás han sido lastimados por otras personas y quieren protegerse. Dios no quiso que viviéramos así. Porque Dios es la Trinidad, debemos asumir el riesgo de vivir en comunidad amorosa con otros. En la iglesia, Dios está reuniendo a la humanidad, que ha sido dividida por el pecado. En Juan 17:22, Jesús oró para que la iglesia fuera uno así como Él y el Padre son uno. Obviamente, los muchos miembros de la iglesia no se convierten en un solo ser humano. Pero cuando vivimos en unidad y armonía, reflejamos la unidad perfecta de la Trinidad. En el cielo, la iglesia vivirá en perfecta comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Qué día tan maravilloso será ese!
Conclusión
Concluyamos esta lección con alabanza y adoración. La adoración cristiana es trinitaria de principio a fin, ¡porque la Trinidad es a quien adoramos!
► Digan la siguiente oración de alabanza juntos. Esta antigua oración de alabanza a la Trinidad todavía es usada por muchos creyentes en la oración diaria y en cada servicio de la iglesia.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
► Digan 2 Corintios 13:14 juntos. Esta bendición también es utilizada por muchos seguidores de Cristo en la oración diaria y en sus servicios de iglesia.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos [nosotros].
► Lean juntos la declaración de creencias al menos dos veces.
Declaración de creencias
En el único Dios verdadero y viviente, hay tres personas que deben ser distinguidas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Ellos son de una sola sustancia, poder y eternidad, que no deben ser divididos. El Hijo es eternamente engendrado por el Padre, y el Espíritu procede eternamente del Padre [y del Hijo].
El Credo de Atanasio
Nota para el líder de la clase: No es necesario leer esto durante la clase.
El Credo de Atanasio lleva su nombre en honor a Athanasius de Alejandría, quien defendió la fe cristiana en el siglo IV cuando estaba bajo ataque del falso maestro Arius. Comienza con una advertencia para aquellos que no “guardan” la fe—es decir, para aquellos que han recibido la verdadera fe pero luego eligen rechazarla. Muchas iglesias leen este credo en la adoración pública el Domingo de la Trinidad, el domingo después de Pentecostés.[1]
Todo el que quiere ser salvo, antes que todo es necesario que tenga la verdadera fe cristiana.
Y si alguno no la guardare íntegra e inviolada, es indudable que perecerá eternamente.
Y la verdadera fe cristiana es ésta:
Que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad;
no confundiendo las personas,
ni dividiendo la substancia.
Una es la persona del Padre,
otra la del Hijo,
otra la del Espíritu Santo.
Pero una sola es la divinidad del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; igual es la gloria, y coeterna la majestad.
Cual el Padre, tal el Hijo, tal el Espíritu Santo.
Increado el Padre,
increado el Hijo,
increado el Espíritu Santo.
El Padre es inmenso,
el Hijo es inmenso,
el Espíritu Santo es inmenso.
El Padre es eterno,
el Hijo es eterno,
el Espíritu Santo es eterno.
Sin embargo, no son tres eternos, sino un eterno.
Como tampoco son tres increados, ni tres inmensos, sino un increado y un inmenso.
Igualmente, el Padre es todopoderoso,
el Hijo es todopoderoso,
el Espíritu Santo es todopoderoso.
Sin embargo, no son tres todopoderosos, sino un todopoderoso.
Así que el Padre es Dios,
el Hijo es Dios,
el Espíritu Santo es Dios.
Sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Dios.
Asimismo, el Padre es Señor,
el Hijo es Señor,
el Espíritu Santo es Señor.
Sin embargo, no son tres señores, sino un solo Señor.
Porque, así como somo compelidos por la verdad cristiana a confesar a cada una de las tres personas, por sí misma, Dios y Señor:
Así nos prohíbe la religión cristiana decir que son tres dioses y tres señores.
El Padre no fue hecho por nadie, ni creado, ni engendrado.
El Hijo es del Padre solamente; ni hecho, ni creado, sino engendrado.
El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo; ni hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente.
Así que es un Padre, no tres padres;
un Hijo, no tres hijos;
un Espíritu Santo, no tres espíritus santos.
Y en esta Trinidad ninguno es primero o postrero;
ninguno mayor o menor;
sino que todas las tres personas
son coeternas juntamente y coiguales;
Así que, en todas las cosas, como queda dicho,
debe ser venerada la Trinidad en la unidad,
y la unidad en la Trinidad.
Quien, pues, quiere ser salvo,
debe pensar así de la Trinidad.
Además, es necesario para la salvación que se crea también fielmente la encarnación de nuestro Señor Jesucristo.
Esta es, pues, la fe verdadera:
Que creamos y confesemos
que nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios,
es Dios y hombre;
Dios de la substancia del Padre,
engendrado antes de los siglos;
y hombre de la substancia de su madre,
nacido en el tiempo;
Perfecto Dios y perfecto hombre,
subsistiendo de alma racional y de carne humana;
Igual al Padre según la divinidad,
menor que el Padre según la humanidad;
Quien, aunque es Dios y hombre,
sin embargo, no son dos, sino un solo Cristo;
Uno, empero,
no por la conversión de la divinidad en carne,
sino por la asunción de la humanidad de Dios;
Absolutamente uno,
no por la confusión de substancia,
sino por la unidad de la persona.
Porque como el alma racional y la carne es un hombre,
así Dios y el hombre es un Cristo;
Quien padeció por nuestra salvación;
descendió al infierno,
al tercer día resucitó de los muertos;
Subió al cielo;
está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso;
De donde ha de venir para juzgar a los vivos y a los muertos;
En cuya venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos;
y han de dar cuenta de sus propias obras.
Los que hicieron bien, irán a la vida eterna;
pero los que hicieron mal, al fuego eterno.
Esta es la verdadera fe cristiana;
que, si alguno no la creyere firme y fielmente, no podrá ser salvo.
(1) Asignación de pasaje: A cada alumno se le asignará uno de los pasajes que figuran a continuación. Antes de la próxima sesión de clase, deberán leer el pasaje y escribir un párrafo sobre lo que dice acerca del tema de esta lección.
Juan 17:1–5
Efesios 1:3–14
Efesios 1:15–23
Colosenses 1:9–19
Hebreos 1
(2) Prueba: La próxima clase comenzará con una prueba sobre la Lección 3. Estudie las preguntas de la prueba detenidamente en preparación.
(3) Tarea Docente: Recuerde programar e informar sus horarios de enseñanza fuera de clase.
(4) Lea atentamente el Credo de Atanasio anterior.
Prueba de la lección 3
(1) ¿Cuál es la mejor respuesta a la pregunta “¿Quién es Dios?”?
(2) ¿Cómo profundiza la doctrina de la Trinidad nuestra vida de oración?
(3) ¿A través de cuáles dos eventos principales del Nuevo Testamento se reveló Dios como Trinidad? ¿Qué persona de la Trinidad fue revelada en cada uno?
(4) ¿Es Dios como un huevo? ¿Por qué sí o por qué no?
(5) ¿Es Dios como un hombre con tres máscaras? ¿Por qué sí o por qué no?
(6) ¿Por qué se llaman “el Padre” y “el Hijo” las primeras dos personas de la Trinidad?
(7) ¿Con qué propósito fueron creados los seres humanos?
SGC exists to equip rising Christian leaders around the world by providing free, high-quality theological resources. We gladly grant permission for you to print and distribute our courses under these simple guidelines:
No Changes – Course content must not be altered in any way.
No Profit Sales – Printed copies may not be sold for profit.
Free Use for Ministry – Churches, schools, and other training ministries may freely print and distribute copies—even if they charge tuition.
No Unauthorized Translations – Please contact us before translating any course into another language.
All materials remain the copyrighted property of Shepherds Global Classroom. We simply ask that you honor the integrity of the content and mission.